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viernes, febrero 08, 2013

Presentación del libro "Virginia Pérez-Ratton: Travesía por un estrecho dudoso"

TEOR/éTica anuncia la presentación del libro Virginia Pérez-Ratton. Travesía por un estrecho dudoso, la próxima semana en la feria ARCO de Madrid. Reproduzco la información del libro.
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Virginia Pérez-Ratton. Travesía por un estrecho dudoso.

Esta publicación bilingüe español-inglés forma parte del proyecto editorial de TEOR/éTica (Colección de investigación) y ha sido financiada por The Getty Foundation. Este libro recoge 17 textos -ensayos y memorias- de colegas e intelectuales en torno al trabajo curatorial, y de gestión, de Virginia Pérez-Ratton, fundadora de TEOR/éTica; así como varios textos de su autoría y una sección dedicada a su trabajo como artista plástica.

"En octubre de 2010 falleció en San José de Costa Rica Virginia Pérez-Ratton y este libro rinde homenaje a su excepcional trayectoria. El libro es ya producto de una historia porque recoge, con modificaciones y ampliaciones, un dossier titulado Virginia Pérez-Ratton y Centroamérica: arte, pensamiento y propuesta, publicado en Istmo. Revista virtual de estudios literarios y culturales centroamericanos (Número 22, enero-junio 2011). Quienes preparamos ese dossier, convertido hoy en el presente libro, tomamos la decisión, pocos meses después de la partida de Virginia, de hacerle un homenaje que dejara constancia de los alcances de su trabajo y pensamiento." (Selección de la introducción por Victor Hugo Acuña Ortega y Alexandra Ortiz Wallner)

Autores: Víctor Hugo Acuña Ortega, Carlos Capelán, Rolando Castellón, Rosina Cazali, Luis Chaves, Tamara Díaz, Rocío Fernández de Ulibarri, Paulo Herkenhoff, Pablo Hernández Hernández, Priscilla Monge, Gerardo Mosquera, Santiago Olmo, Alexandra Ortiz Wallner, Raúl Quintanilla, Luis Fernando Quirós Valverde, Dominique Ratton Pérez, Rodrigo Rey Rosa, Joaquin R del Paso, Jurgen Ureña y Emilia Villegas.
Editores: Victor Hugo Acuña Ortega, Alexandra Ortiz Wallner y Dominique Ratton Pérez,
Diseño gráfico: José Alberto Hernández
Portada: Christine Mackey, Provisional (2005). Intervención efímera en TEOR/éTica.

La publicación tiene un costo de ¢20.000 ($40) y está disponible en TEOR/éTica, en KIOSCO SJO, en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC) y pronto en la Librería de la UCR.
 En Panamá está disponible en Diablo Rosso.

miércoles, octubre 06, 2010

Virginia Pérez-Ratton (1950-2010)


Comunico aquí la desagradable y terrible noticia del fallecimiento de la crítica de arte y curadora Virginia Pérez Ratton (1950-2010), hace pocas horas en San José, Costa Rica. Su trabajo y producción cultural, asociada en los últimos años al valiosísimo espacio TEOR/éTica que dirigió, pero además de las numerosas exposiciones y proyectos realizados en torno al arte centroamericano y el Caribe, dicen claramente de su enérgico entusiasmo y voluntad para reconfigurar un nuevo espacio de discusión en una región entonces fragmentada, y que en años recientes ha empezado a abrir canales más estables de intercambio con el resto de América y el mundo. Virginia había sido recientemente galardonada con el Premio Magón, el más importante de su país de origen. Su partida es una terrible pérdida para el arte contemporáneo y la producción cultural de Centro América, pero más aún para todos aquellos ubicados por fuera de esas fronteras geográficas.

Reproduzco el discurso de Virginia leído en la recepción de aquel premio (tomado del blog de Pablo León de la Barra):


Discurso pronunciado por Virgina Pérez-Ratton el pasado 19 de abril de 2010 al recibir el Premio Nacional de Cultura Magón.

Agradecimiento inicial

Deseo comenzar con una calurosa felicitación a todos los galardonados. Me honra compartir esta noche con todos ustedes.

Con su permiso, robaré unos minutos de mis palabras como Premio Magón 2009, para compartir una reflexión a la luz del cambio de gobierno.

Quienes hemos estado en la función pública sabemos lo desagradecida que puede ser, y que para no sufrir críticas, lo más fácil es no hacer gran cosa. Y el sector cultura es particularmente complejo, porque posiblemente sea el área con más egos por metro cuadrado. Además, debe ser el espacio de la libertad, lo cual a veces entra en conflicto con ciertos aspectos de su gestión, y resulta difícil de manejar.

No hay gestión perfecta, y nadie está exento de errores, pero hay que tener la generosidad de reconocer el trabajo bien hecho. Por esto, quisiera en nombre mío y de una gran parte de la comunidad cultural, agradecer a María Elena Carballo por su dedicación, por su trabajo tesonero en modernizar la administración de la cultura, por aumentar de manera significativa el presupuesto del Ministerio, casi al mítico 1%, y por reconocer el aporte del sector independiente a la producción cultural y apoyarlo con un fondo importante.

Tenemos en nuestro próximo ministro, Manuel Obregón, un extraordinario catalizador y visionario, quien ha logrado consolidar grandes proyectos con músicos centroamericanos, ahora ampliados a América del Sur. Estoy segura de que con esa misma energía y visión asumirá el reto del Ministerio de Cultura, le imprimirá su propio sello, y sabrá además continuar apoyando iniciativas que además de beneficiar a los artistas, se proyectan hacia nuestras comunidades.

Muchas gracias a María Elena y muchos éxitos a Manuel!!

Texto completo del discurso

El 12 de enero de este año, poco después de las nueve de la mañana, sonó el teléfono en mi casa, y una voz me felicitó por un premio que no esperaba. La noticia en verdad me sorprendió, pues no tenía el Magón ni ningún premio en la mente.

Hoy lo recibo con gran alegría por el reconocimiento que significa para el medio de las artes visuales contemporáneas, aún mal conocidas en el ámbito cultural costarricense,
lo recibo con gozo por lo que pueda beneficiar a los artistas que trabajan vinculados al contexto actual, y que mantienen una mirada que interroga el status quo,
lo recibo con esperanza, por lo que pueda colaborar en dar a conocer la labor de difusión e investigación que ha realizado TEORéTica desde hace más de diez años gracias a sus exposiciones, talleres, conferencias, centro de documentación, biblioteca pública, museo de arte y proyecto editorial con más de 40 títulos.

Los premios nunca han sido parte de mis metas personales. Sin embargo, recuerdo como algo constante desde mi juventud el deseo de dejar alguna huella positiva en el mundo que me había tocado vivir. Tal vez esto se origine en las historias que con gran admiración nos contaba mi papá sobre su abuelo, don Pedro Pérez Zeledón. Me impresionaba mucho lo que oía de mi bisabuelo, un señor que había hecho tanto por su país, que había convertido su exilio en oportunidad de desarrollo, y cuya fructífera labor quedó grabada en la memoria de las generaciones siguientes. En ese momento – yo era una “güila” escolar- me parecía una tarea heroica, inalcanzable. Y para mi sorpresa, hoy me encuentro aquí, casi cincuenta años después, recibiendo el premio cultural más preciado que da nuestro país, y que lleva el nombre de un contemporáneo de don Pedro, Magón, una de las figuras más brillantes de su tiempo.

Lejos de considerar el premio como una culminación, lo asumo con la humildad de quien tiene trabajo pendiente, y pensando en la posibilidad de dejar esa huella positiva.

A pesar de la diversidad de cosas que he hecho en mi vida, de mi poca ortodoxia, y de las diferentes maneras de estar viva y activa en una comunidad específica, en el fondo siento que lo que me define es mi ser artista. Sin embargo, asumo la práctica artística desde varias perspectivas para experimentar la vida como un acto creativo, y no como un trámite de existencia. Creo que por eso, mi manera de ejercer la gestión cultural es también otra.

Además de hacer arte, es decir, de plantearme asuntos formales, conceptuales y estéticos desde lo personal, para construir un discurso en mi obra individual, algo me ha hecho reflexionar siempre sobre el lugar desde donde se desarrolla el arte. O sea, sobre las condiciones para que se pueda inscribir en una trama social, para que pueda tener vigencia tanto en nuestras localidades como en el amplio mundo que vivimos y para dar a conocer fuera de nuestras fronteras una realidad que muchas veces se oblitera internamente.

Mi carrera como artista, iniciada formalmente a inicios de los 80, se configura más claramente hacia 1994, cuando gané el Salón Abierto de la I Bienal de Escultura. Sin embargo, esa necesidad de dar a ver lo que sucedía en Costa Rica, y luego en la región, me convenció de aceptar la dirección del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo que me proponía don Arnoldo Mora, y decidir ponerme el sombrero de la gestión y la curaduría.
Me dejé una discreta boina para conservar un vínculo con mi taller.

Qué hace un curador? Se cree que nada más organiza exposiciones, que ejerce su poder para incluir o excluir artistas de ciertos eventos o que hace y deshace carreras. Hay algunos que ofician de esa forma. Para mí , la misión ha sido otra, pues asumo la curaduría como una construcción de sentido, y trato de ejercer ese poder como una dinámica que permita el beneficio colectivo. Trabajar desde Costa Rica y desde Centroamérica, es una tarea ardua. Ser curador es ser combatiente y activista cultural.

A mediados de los 90 Centroamérica entraba en un período de posguerra. Desde fuera, difícilmente se definía como un espacio de creación, sino más bien uno de conflicto. Por ello, mi trabajo se enfocó, desde dentro, hacia la conformación de un ‘’Lugar’’ donde parecía no haber ninguno, y hacia las posibilidades de insertar una labor curatorial en un tiempo y un espacio particular, para abrir la región centroamericana a reflexionar sobre diversos aspectos de sí misma y a reconstruirse culturalmente.

Había que trabajar de forma conjunta para eliminar el sentimiento de ghetto, y como dice Paulo Herkenhoff, “desmantelar las prácticas heredadas de un sistema redundante basado en la auto conmiseración”; dicho de otro modo, dejar de plantearnos como menesterosos artísticos, y erigirnos como iguales ante los centros de poder y prestigio.

Era preciso darle existencia a ese lugar invisible que era Centroamérica, poniendo en marcha iniciativas artísticas que funcionaran como procesos de conocimiento, como elementos discursivos. Era preciso acabar con las mediocres representaciones de nuestra producción que apaciguaban conciencias con falsos procesos de inclusión, o que cumplían con compromisos políticos.

Era preciso interrogar este lugar, estos lugares centroamericanos, en proceso de formación de una cultura propia, comprender la incidencia de los procesos poscoloniales en las instancias de producción cultural y tratar de paliar la atomización causada por un conflicto de décadas.

Era preciso analizar cómo un lugar inconcluso podía estar presente de manera digna en un mundo globalizado. ¿Qué sentido tenía buscar una inclusión en los ámbitos comerciales y económicos, si no se superaban los antiguos esquemas en la difusión y exportación de nuestro arte? Había que romper las barreras de lo local, de lo nacional, de lo chiquitico y provinciano, y ver hacia el mundo sin perder de vista que estamos en la cintura de América, que no somos más pero tampoco menos que nadie.

Era preciso para ello demostrar capacidad de gestión y de pensamiento crítico, tanto frente a las instancias locales cuanto de cara hacia el mundo global – había que romper el círculo de la desconfianza y el desconocimiento, convertir nuestro supuesto atraso en oportunidad y asumir las limitaciones como retos.

Era preciso evitar el narcisismo y el poder personal, trabajando de manera conjunta, asociativa, regional, hacia un proyecto común que aglutinara a todos los centroamericanos.
Había que luchar contra el borramiento, contra la invisibilización, contra el status quo artístico, que es a la vez social y político.

Había que visibilizar las historias ocultas de sociedades cómplices con abusos de todo tipo, había que evidenciar la figura de la mujer como factor de cambio en una sociedad de interminable posguerra.

Era preciso ejercer la selectividad, para dar a ver la obra artística que investigaba nuevos lenguajes, para cuestionar y leer la realidad con otros ojos, que buscaba su pertinencia en un contexto, en una historia, y no se conformaba con la acostumbrada gloria local y un mercado sobrevaluado.

Había que sobreponerse a los estereotipos que nos rodean, y ver la realidad a la luz de nuestra época. Pero también, era preciso iniciar una relectura de la modernidad regional desde nuevas perspectivas, para valorar el aporte del pasado y reconocer a los ignorados.

Para todo esto, era preciso dejar testimonio: provocar la reflexión, el diálogo, la confrontación y la escritura crítica. Dejar el panegírico y el ditirambo, y entrar en el análisis. Entonces, había que escribir, editar, y publicar, para dejar un archivo documental hacia el futuro.

Había mucho que hacer, pero gracias a los colegas y artistas de toda la región, y más allá, y a los colaboradores cercanos que he tenido en estos casi veinte años, el resultado ha sido una presencia que nunca antes se había tenido en la arena artística. Después de mas de 100 años de indiferencia, ignorancia y silencio en un evento como la Bienal de Venecia, Centroamérica tiene tres premios entre el 2001 y el 2005 y tuve el honor de ser la primera latinoamericana en participar en el Jurado Internacional de dicha Bienal. Esto volvió la mirada de los centros hacia nuestras latitudes, y esta vez no por la guerra sino por el arte.

Centroamérica es hoy una realidad artística innegable.

La presencia reciente de nuestros artistas en eventos, colecciones y museos internacionales de gran prestigio ha abierto una ventana hacia una producción que hace apenas quince años no existía en la mente de nadie. Que a raíz de una publicación de TEOR/éTica sobre tres mujeres centroamericanas del siglo 20, la obra gráfica de Emilia Prieto, producida en los años 30, participe en el 2010 en la Bienal de Pontevedra en España y en una gran exposición en el Palacio de Bellas Artes de México, titulada “América Latina: arte y confrontación, 1910-2010”, es motivo de celebración para todos.

Estoy en deuda con muchas personas que han marcado mi vida desde muy joven y otras que me han apoyado en los años de madurez. Sin embargo quiero mencionar a mis mentores más recientes. Rolando Castellón me enseñó a ver arte en los lugares más inesperados. De Gerardo Mosquera, figura emblemática en la fundación de la Bienal de la Habana, aprendí a ir y ver “más allá de lo fantástico”, a trabajar desde adentro hacia fuera, con una mirada global desde lo local, y a cultivar el humor y la ironía; de Paulo Herkenhoff, curador brasileño, he comprendido el alcance de la antropofagia cultural, he ingerido el factor poético en la crítica y aprendido como provocar el diálogo y la tensión entre las obras en un espacio, pero también comprendí el sentido de la estrategia y de la oportunidad positiva. El suizo Harald Szeemann, artífice de la histórica Documenta de 1972, y que nos dejó demasiado pronto, me marcó con su pasión desbordada y con su certeza del valor de la intuición en las decisiones como curador.

Para concluir, hago mías las palabras de Harald Szeemann escritas a fines de los años 80:

“Soy privilegiado.
No temo transpirar
No le temo a la estética
No le temo a los amigos
No le temo a los enemigos
No le temo a los conceptos
No temo al contacto
No le temo
a la mano helada de los años 70
No le temo
a la ruina de los años 80
No temo envejecer
en los años 90
Porque estoy por el error
Porque estoy por el riesgo
Porque estoy por el otro”

Muchas gracias.

Virginia PEREZ-RATTON
SAN JOSE, 19 DE ABRIL 2010

jueves, abril 22, 2010

Curadora costaricense Virginia Pérez-Ratton recibe premio

Gustavo Buntinx ha colgado recientemente en la bitácora de Micromuseo una nota sobre el reciente premio a la curadora costaricente y directora de TEOR/ética, Virginia Pérez-Ratton, sin duda una de las piezas clave en la articulación regional y crítica del arte centroamericano de las últimas dos décadas. Reproduzco la nota de Buntinx y una entrevista a la curadora reproducida también en la bitácora de Micromuseo.
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Virginia Pérez-Ratton recibe el más importante premio de Costa Rica (acaso de Centroamérica)


(Virginia Pérez-Ratton, diosa pop. Imagen tomada de la revista Perfil)

Artífice, curadora, museóloga, historiadora, mente ágil y pensante de la cultura latinoamericana. Es difícil encasillar a Virginia Pérez-Ratton en cualquier definición profesional o vocacional vinculada al arte visual, porque ella las abarca todas. Y hasta les ha logrado una magnífica y conjunta expresión institucional en TEOR/ética, ese espacio singular en Centroamérica que ella crea en 1999 para nunca dejar de evolucionar. En tributo a tantos atributos, el Estado de Costa Rica acaba de entregarle el Premio Nacional de Cultura Magón, sin duda el reconocimiento mayor que en ese país –y acaso en toda Centroamérica– se le concede a estos menesteres.

Para Micromuseo Virginia es, claro, una amistad preciada desde hace más de una década. Pero además es un referente y un estímulo en la ardua e incierta tarea de construir institucionalidades alternas. Junto con el Museo del Barro (de Asunción), TEOR/ética ha demostrado con el ejemplo –y con grandes sacrificios personales– la posibilidad fáctica de generar espacios autónomos para una criticidad nueva, independiente de los poderes y del Poder. Del Estado y del mercado, de los políticos (de cualquier signo) o del gran capital (de cualquier procedencia). Honor al mérito. E inspiración total.

Reproduzco, a continuación, la breve entrevista que se publicó en la versión web de la revista Su Casa cuando se anunció el galardón.

Gustavo Buntinx

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VICKY PÉREZ-RATTON:
BOCETO DE ARTISTA INDEPENDIENTE


Virginia Pérez-Ratton no quiere que le pregunten, por ejemplo, cuántos pares de zapatos tiene. Sin embargo, hasta esa podría ser una pregunta pertinente para quienes le siguen la pista a la ganadora del premio Magón 2009: los suyos han sido pasos regionales.

No es que Virginia se niegue a responder cuántos pares de zapatos tiene, es que se niega a que se lo pregunten. Apuesto a que nadie le preguntó eso a Felo, el año pasado, cuando le dieron el Magón, dice, medio en serio y medio en broma, a propósito de cierto tipo de acoso periodístico. Con o sin zapatos, ella es una mujer que sabe plantarse, como prueban los hechos. Artista plástica, curadora, primera directora del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC), investigadora, traductora y sobre todo instigadora del arte regional de los últimos tiempos, Virginia Pérez-Ratton conoce prácticamente todos los caminos que, en Costa Rica, conducen a la gestión cultural pública y privada. Desde el pasado 12 de enero, cuando le anunciaron que había ganado el Premio Nacional de Cultura Magón, Virginia Pérez ha estado dispuesta a confirmar que, ciertamente, su nombre y el de su Fundación Teorética son referentes culturales en este lado del mundo: si alguien ha dotado de un discurso a las artes visuales centroamericanas contemporáneas, ha sido ella. O gracias a ella. Ahora el Estado costarricense le devuelve los favores, si es que eso es posible.

-¿Cuándo supo que era considerada para el premio Magón?

-El Ministerio de Cultura me pidió mi currículum en varias ocasiones, para diversas cosas, y la última vez fue como en octubre o noviembre, pero la verdad es que yo no pensé que me estaban considerando para nada en particular; no sé, no tengo costumbre de pensar en premios.

-¿Qué piensa de los premios, en general?

-Creo que los Premios Nacionales se crearon en un momento en el que no había ningún tipo de estímulo para la gente en cultura, y tienen su razón de ser. Sin embargo, me parece que necesitan una refrescadita, y que la ley cambie para actualizarlos. Creo que hay demasiados, sería mejor uno por disciplina y mejor dotado para que la gente pueda hacer algún proyecto luego. En relación con los premios, es decir, cualquier premio, es algo estimulante y que complace al ego definitivamente, pero hay que pensar que cada vez que se da un premio es una decisión subjetiva pues es un jurado, y si fuera otro, pues posiblemente otro sería el premiado. Creo que hay que agradecerlos, aprovecharlos, pero tampoco desvelarse por ellos.

-¿Qué piensa de su premio, en particular?

-Que me ha hecho ver cuánta gente aprecia el trabajo, pero por otro lado también cuánta gente ignora lo que uno hace y le encaja roles que no tiene. Por esto ha habido gente que se ha opuesto, pensando que han premiado a una galerista...

-Como primera directora del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo le dio prioridad al arte regional. ¿Por qué?

-Creo que era el momento de quebrar ese sentimiento nacionalista de que Costa Rica era el ombligo del mundo, y ver para afuera, y recuperar un espacio que existía desde tiempos prehispánicos como área cultural. Además, somos demasiado pequeños y el MADC podía asumir una labor más amplia. Por otro lado, era necesario dar a conocer tanto aquí como fuera del istmo lo que somos, lo que hacemos, lo que producimos y lo que necesitamos.

-¿Reconoce diferencias entre su labor en el MADC y en Teorética?

-Sí, en el MADC estaba amarrada por la burocracia, aunque era mil veces menos complicada que ahora, y uno tiene una responsabilidad como funcionario público y como subordinado de un ministro. En TEOR/éTica las decisiones se toman más ágilmente, se trabaja con menos dinero pero con más eficiencia y se tiene una libertad total.

-¿Se puede actuar en el ámbito público y el privado bajo los mismos principios?

-Si se trata de ética, creo que son los mismos, pero hay cosas legales que no son iguales: por ejemplo, en la función pública solo se puede hacer lo que la ley permite, y en la función privada se hace todo lo que no está prohibido. En la función pública hay que mantener claro que uno tiene una responsabilidad ante la comunidad pues la infraestructura se mantiene con el dinero del pueblo, y en el ámbito privado, uno mismo se arma la comunidad con la que quiere trabajar.

-¿Cuál debería ser el futuro del MADC?

-Creo que el MADC va por buen camino, pues se sigue trabajando a nivel regional, pero hay que cuidar la colección y completarla con obras mayores de los años 90 a 2010, que aún están disponibles, y proceder a una rigurosa catalogación. El futuro del MADC es poder consolidar su trabajo de los primeros 15 años y ampliarlo a más proyección latinoamericana, de intercambio por ejemplo, de generación de exposiciones itinerantes, de investigación. Pero creo que todo esto está en la carpeta de Fiorella...

-¿Es cierto, como afirmaba una revista local, que es usted una de las mujeres más influyentes de Costa Rica?

-Eso no lo puedo ni afirmar ni negar, es una percepción de los otros, y ¡yo no tengo mi propia percepción separada de mí! Sin embargo, es cierto que uno maneja una cierta cuota de poder, y eso puede influir en la gente. Lo que es importante es saber cómo usar el poder para cambiar las cosas...

-¿Qué es lo primordial que toda persona debería saber sobre el arte?

-Que no hay reglas para definirlo.

-¿Cómo se distingue una obra de arte contemporánea de un objeto de bisutería?

-Por la intención.

-¿Cuál es la pregunta existencial más recurrente en su cabeza?

-Cuánto tiempo tengo.

*Adaptación para Revistasucasa.com, el artículo completo se encuentra en la revista impresa.