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lunes, junio 08, 2009

Contra la manipulación fascista de la opinión en los medios de prensa

No es nada difícil ver como la gran mayoría de la prensa local, esa mafia asquerosa y servil de los intereses del Estado, ha empezado a hacer eco del discurso fascista del presidente García, el Primer Ministro Yehude Simon, la Ministra del Interior Mercedes Cabanillas, quienes utilizan la muerte de los policias para manipular la opinión pública en contra de los reclamos de las comunidades indígenas. Como en los años más perversos de nuestra historia la prensa es, una vez más, cómplice de esta matanza que se quiere presentar como una defensa de los valores democráticos. Que democracia puede existir en un país completamente sordo a aquellas voces que se oponen al canturreo neoliberal del presidente, que quieren hacer aparecer a los indígenas como unos bárbaros agresores opuestos al desarrollo nacional, que criminaliza la protesta y que persigue a sus opositores. Rechazo absoluto a cómo vienen informando El Comercio, Perú 21, RPP, Correo, Expreso, Andina, cómplices de la masacre.

Cuelgo también otro post de Juan Sheput sobre el tema, publicado ayer en su blog.
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Masacre en Bagua: Gobierno de Alan García oculta la verdad

por Juan Sheput

El gobierno de Alan García ha edificado un cerco informativo alrededor de lo que sucede en Bagua y en otras zonas del Amazonas. Como dice Jacqueline Fowks es muy lamentable que para los medios de comunicación no exista la voz de los nativos. Mas grave es lo que menciona Rodrigo Nuñez Carvallo en su blog del cual hemos extraído lo siguiente:

Ayer en el campamento de de Imaza de Petro-Perú, han disparado a mansalva contra 300 nativos que retenían a 38 policías. La brutalidad e inoperancia de la Cabanillas ha sido tal que sus tropas han acribillado a sus propios efectivos. El premier Yehude ha hecho leña de la herencia del padre Lansiers, quien lo hizo virar del terrorismo al pensamiento humanista. ¿Tendrá cara para mirarse en el espejo? ¿Podrá comulgar este domingo don Dionisio Romero? No, señores del gobierno, esta masacre solo tiene un nombre: genocidio, asesinato étnico, y Alan García y su recua de brutos terminales terminará acompañando a Fujimori en la Diroes. Ése su sitio.

Nos preguntamos ¿Cuál es la verdad?. Lamentablemente el gobierno del doctor García no tiene ni merece credibilidad. La forma miserable con que el gobierno viene utilizando las muertes de nuestros compatriotas de las fuerzas policiales para indisponer a la población contra los nativos es una actitud fascista. Estoy seguro que la verdad se abrirá paso y se descubrirá, como vienen informando corresponsales que en su mayoría son silenciados, que la realidad de Bagua es muy distinta a la que pretende vender el gobierno.

Y el premier Yehude Simon debería, si tuviera algo de dignidad, presentar su renuncia. Podrá tener los votos que lo libren de una censura en el Congreso lo cual le servirá para su yo interno pues para la mayoría del pueblo peruano ya no despierta respetabilidad, autoridad ni credibilidad.

Y en medio de todo esto el doctor García denuncia una vez más la "presencia extranjera" detrás de las protestas. La vieja fórmula que le permitió ganar las elecciones. Y para ello se refugia en un reporte de la emisora de Baruch Ivcher, Frecuencia Latina, que le debe dinero a la SUNAT pero no es intervenida. Esta emisora le hace el favor a García presentando un reporte en que un supuesto agente dice que hay venezolanos, ecuatorianos, colombianos, bolivianos entre la gente. Nada más grotesco y burdo.

El temor del gobierno es a que se descubra una posible masacre de nativos y se les denuncie como corresponde por violación de derechos humanos.

domingo, junio 07, 2009

No a la criminalización de la protesta! / En defensa de Alberto Pizango

Los últimos dos días de violencia y el saldo terrible de muertos, heridos y detenidos producto de los recientes enfrentamientos entre la policía y las comunidades indígenas en Bagua exigen ser leídos desde un lugar más allá del inmediatismo oficialista que se desgasta en determinar responsabilidades fuera de su cancha. Es evidente que el gesto más facilista -capaz de develar todo su autoritarismo- es precisamente la criminalización y la persecución de los dirigentes indígenas que están resistiendo frente a la privatización inconsulta de sus tierras. El problema es más hondo y excede a estos dos días de conflicto, a los casi dos meses de paro en las carreteras, al Andahuaylazo y a cualquier otra situación que sirva de excusa para reducir el conflicto a una foto instantánea.

En un país donde las minorías son permanentemente pisoteadas, y donde una falaz concepción de democracia parece solo servir para seguir arrinconando a comunidades que no quieren articularse a la estructura neoliberal impuesta sistemáticamente, es necesario recordar que lo que está en juego no es la vergonzosa reducción de ‘salvajes’ y ‘civilizados’ que quisiera ensayar la ministra del interior Mercedes Cabanillas, o de oposición al desarrollo e influencia de intereses extranjeros como podría intentar decir el burdo fantoche que tenemos de presidente, sino de concepciones mucho más complejas de construcción política, social y económica que el Estado jamás ha tenido a bien considerar.

¿Por qué estas comunidades indígenas deberían reconocer como su líder a un presidente que no asume que sus formas culturales –la de los indígenas- de relación con la naturaleza y con la tierra es tan válida y respetable como cualquier orden occidental moderno que se quiere implementar en forma de aplanadora? ¿Qué concepción ideológica asume sesgadamente que estas tierras no están siendo ‘útiles’ para el país y que es necesario reintegrarlas en una estructura distinta de progreso? ¿Con qué criterio colonial se piensa aún hoy que tenemos la potestad de decidir la forma en qué las distintas comunidades deben administrar sus territorios, sus cuerpos, sus formas de vida, su comportamiento?

Pero no existe la mínima voluntad del Estado de alterar el orden jerarquizado, miserable y colonialista que está constantemente vejando la representatividad y el respeto que merecen la opinión de los indígenas sobre sus propias tierras. Su prepotencia es a prueba de balas. Y ante esta matanza producto del desalojo criminal mandado por el presidente García resulta flagrante lo fuera de lugar de su gobierno, su primer ministro, la ministra de defensa, y todo el proyecto económico y político que defienden con rifles y pistolas. Dimita señor García! Renuncie señora Cabanillas! No queremos más muertos por tanta negligencia e insensibilidad.

Es necesario hacer frente a la desinformación y el sesgo oficialista de gran parte de los comentarios en prensa, y más aún a la persecución y criminalización cobarde con que el gobierno intenta desacreditar los reclamos de los indígenas. Reproduzco un artículo del ingeniero Juan Sheput (tomado el día de ayer en su blog) sobre la reciente orden de captura sobre el dirigente indígena Alberto Pizango.
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sábado 6 de junio de 2009

En defensa de Alberto Pizango
por Juan Sheput


Alberto Pizango no es ningún terrorista ni delincuente como afirman Alan García, Mercedes Cabanillas o Aurelio Pastor. Alberto Pizango es un defensor de sus espacios vitales, del medio ambiente, de la tierra de sus ancestros, del futuro de la selva para que la puedan gozar los nietos y bisnietos de su comunidad.
El gobierno, encabezado por los personajes mencionados, desea crear una atmósfera de odio y aversión hacia Alberto Pizango, para así trasladar las responsabilidades de los muertos en Bagua hacia alguien que ha dado la cara en defensa de su comunidad.
No hay que caer en ese juego. Todos los muertos tienen como factor común la peruanidad y ello ya constituye un dolor para nuestra Patria. La violencia es condenable, venga de donde venga, pero la violencia no la inició el líder comunero Alberto Pizango. Su comunidad, más bien, es una víctima de ella.
Alan García no se dignó en recibir a los nativos. El presidente tiene tiempo para recibir a lobbistas y empresarios como Fortunato Canáan pero no puede agendar a Pizango. Si los hechos de la Selva se han desatado de manera fatal es por la forma de operar de este gobierno que impone en lugar de convencer, que insulta en lugar de dialogar, que penaliza y no prevee, que reacciona en lugar de anticipar. Un gobierno que, como el de Alan García, tiene un sentido de la democracia precaria, que cree en la mayoría aplastante en lugar de las mayorías logradas por el consenso dialogante. Un gobierno que tiene a ministras como Mercedes Cabanillas que se equivoca cuando cree que insultando genera temor cuando lo que despierta es lástima y que no se da cuenta que con su vulgaridad pierde autoridad y si no creen pregúntenselo a los mismos policías que ya no la respetan.
Lo que nuestro país está sufriendo es un correlato de los desatinos de este gobierno que por lo visto se empeña en reforzarlos. Un desatino, por ejemplo, es el llamado a la detención de Alberto Pizango.
Por eso antes de acusar a Pizango es preciso conocerlo. Y gracias a uno de los mejores espacios de la blogósfera de América Latina, el blog Hojas de Vida del maestro Heduardo, usted podrá tener la oportunidad de tener acceso a un vídeo en el cual habla Alberto Pizango. El mismo es importante porque echa por tierra cualquier posibilidad de acusarlo de sedicioso, terrorista o delincuente. Su lucha por su medio ambiente, por la selva no es de ahora ni es contra García: es contra todos los gobiernos que no entienden la forma de pensar, la cultura de nuestros propios hermanos los nativos de nuestra Selva orgullo de nuestro territorio. Los invito a escuchar el minuto 10, escucharán que lo de toma de carreteras y huelgas es una medida extrema que en el 2005 no habían practicado y tampoco en los primeros años de este gobierno. Si lo han hecho ahora es porque están hartos. Y es absolutamente falso que detrás de nuestros hermanos nativos estén intereses extranjeros. Esa fórmula ya no le funciona a Alan García, que cada vez que tiene problemas culpa a Hugo Chávez, Evo o Michelle Bachelet.
Los invito a darse un tiempo y escuchar las reflexiones de Alberto Pizango. Con ellas se puede estar a favor o en contra, usted ejerza su derecho. Lo que no se puede permitir es que se le acuse de narcotraficante, delincuente, asesino o terrorista. Eso es fascismo y de actitudes fascistas ya antes se le ha acusado al APRA. Allí está la historia del Perú político para demostrarlo.