miércoles, marzo 26, 2008
Blogs / "Hoy los artistas necesitan ser más claros respecto a sus posiciones" Entrevista a Liam Gillick
Hola, bueno primero señalar que el debate sobre 'El blog como espacio crítico' continúa siendo actualizado y está abierto a todo comentario. En el recuadro de la derecha podrán encontrar el estado de los comments.
Quería compartir con ustedes algunos blogs que he ido encontrando por ahí. Primero el blog del CDAPC que permanentemente viene actualizando sobre exposiciones y eventos en Lima, lamento que no se haya actualizado mucho sobre eso últimamente pero cada vez estamos tratando de ser menos tablón de anuncios y más espacio de puesta en discusión de cosas. Somos de momento un mix, pero no quisiera que nadie se ofenda si alguna vez faltó tal flyer o anuncio. En el blog mencionado hay mucha información que les será de interés si quieren visitar exposiciones recientes.
Otro blog muy bueno que he encontrado recientemente es El Aguila ediciones. Sección documental. Es un blog español, creo, con un énfasis de reflexión sobre el lenguaje, la escritura, el discurso, y desde allí trazan también vinculados con arte contemporáneo, pero especialmente al arte conceptual. Tienen además una sección titulada 'Teoría de la literatura por venir' (en alusión blanchotiana) donde hay textos desde 'El libro por venir' de Derrida; 'Sentences or Conceptual Writing' de Keneth Goldmisth; 'El texto com Ready-made asistido' de Belén Gache, entre otros.
Otros blog interesante es el de mi compañero de estudios, Aimar Arriola, curador de Bilbao recientemente desplazado a Barcelona. Y de este túltimo blog aprovecho para copiar una entrevista reciente de Aimar con Liam Gillick, tomada de su blog.
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“Hoy los artistas necesitan ser más claros respecto a sus posiciones” **
Entrevista a Liam Gillick
Aimar Arriola
"Writing has always been central to my artwork as is evidenced by the extended role that the written scenario has taken in the work since the commencement of “McNamara” in 1992, through to the current project "Construcción de Uno" (2004 onwards), but it was the pressure to write to deadlines that enabled me to make the written word a crucial component of my art. (....) I am not an academic nor am I schooled in theory. The writing reflects my interests and involvements and is replete with errors of analysis and misapplied theory." (Liam Gillick, preface “Proxemics. Selected writings (1988-2006)”)
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- Tu trabajo se dio a conocer internacionalmente a principios de los 90, un momento que te sitúa en Francia en sintonía con una más amplia corriente de resonancias minimalista y conceptuales. Recientemente te has referido a ese periodo como el “contexto adecuado” en el que uno podía “ser artista al margen de hacer obra”. ¿Cuales son los condicionantes de producción que han cambiado desde entonces?
Liam Gillcik: Ese fue un tiempo en el que nuestro trabajo ya venía desarrollándose bajo lo que claramente podríamos denominar “condiciones postmodernas”; un tiempo en el que la idea de proyectarse hacia un hipotético futuro, decidir cómo podría ser ese futuro, o saber cómo se podría desarrollar el trabajo de uno en el futuro no era clara. La idea de operar en el contexto del arte careciendo de producción estaba conectada a esta idea, al hecho de que uno podía funcionar en el presente en diferentes tiempos.
Esto fue importante a principios de mi carrera, porque significaba no tener que actuar de la misma manera ante situaciones diferentes. Hay un aspecto que no se ha considerado lo suficiente con relación al contexto francés de esa época, y es esa espacie de estado de “trabajo suspendido” en el que operábamos, un sentimiento que nos llevó a crear un entorno de posibilidades, sin pensar demasiado en términos de arte y producción. Las cosas han cambiado bastante, el mercado condiciona en exceso, y a menudo hoy los artistas necesitan ser más claros respecto a sus posiciones.
- Otro de los aspectos por los que ese momento de principios de los 90 fue tan decisivo fue la emergencia de una nueva línea de comisarios de su misma generación. ¿Cuál es tu consideración actual hacia la práctica del comisariado?
LG: En efecto, gran parte del debate de la época giraba en torno a la cuestión del comisariado, sus límites y posibilidades. Desde entonces no es suficiente hablar de la división del trabajo o el reparto de responsabilidades en términos de oposición, y en la situación presente no podemos pretender que la responsabilidad de la mediación quede relegada a ciertas formas de práctica curatorial. Hay que ser muy cuidadosos con las generalizaciones, porque ya no existe un modelo de comisariado válido para todas las situaciones. Sigo trabajando con comisarios, incluso de generaciones posteriores, pero en muchos casos mi participación es requerida más allá de la producción o cesión de obra; se trata de situaciones en las que mi función es la de crear una estructura (intelectual). A menudo, esta colaboración con comisarios más jóvenes se materializa bajo la forma de una conferencia, o en la propuesta de una visión general, y no necesariamente en ser parte del contenido de sus proyectos. Este modelo de colaboración, que ha sido el caso en Rekalde, me sigue interesando mucho. Hoy gran parte de los comisarios de mi generación se han embarcado en una especie de viaje en constante búsqueda de lo nuevo, por lo que siento que ya no compartimos la misma información, y cada vez nos separa una mayor distancia.
- Una parte significativa de tu trabajo se desarrolla a través de la escritura. ¿Qué papel juega esta práctica dentro de tu obra en un sentido más amplio? ¿Ha variado tu relación hacia la forma textual a lo largo de los años?
LG: Te confieso que he estado trabajando en un nuevo libro los últimos tres años y he decidido suspenderlo de forma casi permanente. Estoy en un momento en el que cada vez escribo menos, en el sentido clásico de sentarse y enfrentarse a una página en blanco, y aunque sigo publicando textos, en la mayoría provienen de la forma oral. De pronto me di cuenta que había empezando a generar un cierto estilo con el que no me identificaba, por lo que comencé a utilizar más mi propia voz, literalmente, a transcribirla y editarla posteriormente convirtiéndolo en una nueva forma de escritura. Como forma de experimentación, también he tratado de escribir en francés, y aunque mi limitado vocabulario en esa lengua le dio cierta claridad a mi escritura, tampoco funcionó del todo. El problema es que si pretendes mantener un papel crítico a través de la escritura, tienes que encontrar un espacio propio, ser constante y trabajar de forma continuada. Y digamos que en la actualidad estoy disfrutando más con esta otra vía de escritura, que proviene directamente de mi voz.
- Tu práctica artística de los últimos diez años ha corrido paralela a tu labor como docente. Además, este año has participado en alguna experiencia como United_Nations_Plaza (UNP) --surgida en Berlín a partir de la suspensión de la Manifesta 6-- que planteaban una alternativa a estructuras académicas más tradicionales. ¿Cómo valoras la experiencia?
LG: UNP surge de la idea de involucrarse en algo colectivamente, de intentar construir “algo” entre todos (una comunidad, una nueva estructura social, etc.). A veces es positivo parar para simplemente discutir y hacer efectivas diferentes posturas. Veo ejercicios como este como momentos de “suspensión”, como un encuentro político o una reunión estratégica donde un grupo de personas plantean una postura sobre un tema, para que otra gente la desmonte. Por otro lado, este tipo de iniciativas responden a una situación de la que somos testigos desde hace ya quince años: que en realidad seguimos operando bajo postulados herederos del 68, de las semi-revoluciones de finales de los 60, en los que las preguntas siempre van dirigidas al estudiante, y creo que ya es hora de darle a esto la vuelta. Estamos en un momento en el que son los maestros (el poder) quienes deberían de ser claros a cerca de sus posturas y asumir responsabilidades, y esto es algo que se intentó ensayar en UNP. Pero también estructuras académicas más tradicionales puede ofrecer oportunidades; recientemente he desarrollado un proyecto con estudiantes universitarios en Nueva York en el que hemos tratado de definir, entre todos, las condiciones necesarias para lograr una “escuela perfecta”, un entorno “ideal” para el estudio, el pensamiento y el trabajo. Una especie de predicción sobre el futuro que no sabemos si se cumplirá.
(**) Mi entrevista con Liam Gillick tuvo lugar el 29 de noviembre de 2007 en Bilbao, horas antes de la conferencia que ofreció en la Sala Rekalde en el marco de la exposición colectiva "Arqueologías del futuro" (comisariada por Peio_Aguirre y ya clausurada). Su participación, a modo de “evento paralelo”, aportó una visión complementaria a la muestra y permitió aproximarse a algunas de las claves de su trabajo. Originariamente publicada en Mugalari.
Quería compartir con ustedes algunos blogs que he ido encontrando por ahí. Primero el blog del CDAPC que permanentemente viene actualizando sobre exposiciones y eventos en Lima, lamento que no se haya actualizado mucho sobre eso últimamente pero cada vez estamos tratando de ser menos tablón de anuncios y más espacio de puesta en discusión de cosas. Somos de momento un mix, pero no quisiera que nadie se ofenda si alguna vez faltó tal flyer o anuncio. En el blog mencionado hay mucha información que les será de interés si quieren visitar exposiciones recientes.
Otro blog muy bueno que he encontrado recientemente es El Aguila ediciones. Sección documental. Es un blog español, creo, con un énfasis de reflexión sobre el lenguaje, la escritura, el discurso, y desde allí trazan también vinculados con arte contemporáneo, pero especialmente al arte conceptual. Tienen además una sección titulada 'Teoría de la literatura por venir' (en alusión blanchotiana) donde hay textos desde 'El libro por venir' de Derrida; 'Sentences or Conceptual Writing' de Keneth Goldmisth; 'El texto com Ready-made asistido' de Belén Gache, entre otros.
Otros blog interesante es el de mi compañero de estudios, Aimar Arriola, curador de Bilbao recientemente desplazado a Barcelona. Y de este túltimo blog aprovecho para copiar una entrevista reciente de Aimar con Liam Gillick, tomada de su blog.
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“Hoy los artistas necesitan ser más claros respecto a sus posiciones” **
Entrevista a Liam Gillick
Aimar Arriola
"Writing has always been central to my artwork as is evidenced by the extended role that the written scenario has taken in the work since the commencement of “McNamara” in 1992, through to the current project "Construcción de Uno" (2004 onwards), but it was the pressure to write to deadlines that enabled me to make the written word a crucial component of my art. (....) I am not an academic nor am I schooled in theory. The writing reflects my interests and involvements and is replete with errors of analysis and misapplied theory." (Liam Gillick, preface “Proxemics. Selected writings (1988-2006)”)
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- Tu trabajo se dio a conocer internacionalmente a principios de los 90, un momento que te sitúa en Francia en sintonía con una más amplia corriente de resonancias minimalista y conceptuales. Recientemente te has referido a ese periodo como el “contexto adecuado” en el que uno podía “ser artista al margen de hacer obra”. ¿Cuales son los condicionantes de producción que han cambiado desde entonces?
Liam Gillcik: Ese fue un tiempo en el que nuestro trabajo ya venía desarrollándose bajo lo que claramente podríamos denominar “condiciones postmodernas”; un tiempo en el que la idea de proyectarse hacia un hipotético futuro, decidir cómo podría ser ese futuro, o saber cómo se podría desarrollar el trabajo de uno en el futuro no era clara. La idea de operar en el contexto del arte careciendo de producción estaba conectada a esta idea, al hecho de que uno podía funcionar en el presente en diferentes tiempos.
Esto fue importante a principios de mi carrera, porque significaba no tener que actuar de la misma manera ante situaciones diferentes. Hay un aspecto que no se ha considerado lo suficiente con relación al contexto francés de esa época, y es esa espacie de estado de “trabajo suspendido” en el que operábamos, un sentimiento que nos llevó a crear un entorno de posibilidades, sin pensar demasiado en términos de arte y producción. Las cosas han cambiado bastante, el mercado condiciona en exceso, y a menudo hoy los artistas necesitan ser más claros respecto a sus posiciones.
- Otro de los aspectos por los que ese momento de principios de los 90 fue tan decisivo fue la emergencia de una nueva línea de comisarios de su misma generación. ¿Cuál es tu consideración actual hacia la práctica del comisariado?
LG: En efecto, gran parte del debate de la época giraba en torno a la cuestión del comisariado, sus límites y posibilidades. Desde entonces no es suficiente hablar de la división del trabajo o el reparto de responsabilidades en términos de oposición, y en la situación presente no podemos pretender que la responsabilidad de la mediación quede relegada a ciertas formas de práctica curatorial. Hay que ser muy cuidadosos con las generalizaciones, porque ya no existe un modelo de comisariado válido para todas las situaciones. Sigo trabajando con comisarios, incluso de generaciones posteriores, pero en muchos casos mi participación es requerida más allá de la producción o cesión de obra; se trata de situaciones en las que mi función es la de crear una estructura (intelectual). A menudo, esta colaboración con comisarios más jóvenes se materializa bajo la forma de una conferencia, o en la propuesta de una visión general, y no necesariamente en ser parte del contenido de sus proyectos. Este modelo de colaboración, que ha sido el caso en Rekalde, me sigue interesando mucho. Hoy gran parte de los comisarios de mi generación se han embarcado en una especie de viaje en constante búsqueda de lo nuevo, por lo que siento que ya no compartimos la misma información, y cada vez nos separa una mayor distancia.
- Una parte significativa de tu trabajo se desarrolla a través de la escritura. ¿Qué papel juega esta práctica dentro de tu obra en un sentido más amplio? ¿Ha variado tu relación hacia la forma textual a lo largo de los años?
LG: Te confieso que he estado trabajando en un nuevo libro los últimos tres años y he decidido suspenderlo de forma casi permanente. Estoy en un momento en el que cada vez escribo menos, en el sentido clásico de sentarse y enfrentarse a una página en blanco, y aunque sigo publicando textos, en la mayoría provienen de la forma oral. De pronto me di cuenta que había empezando a generar un cierto estilo con el que no me identificaba, por lo que comencé a utilizar más mi propia voz, literalmente, a transcribirla y editarla posteriormente convirtiéndolo en una nueva forma de escritura. Como forma de experimentación, también he tratado de escribir en francés, y aunque mi limitado vocabulario en esa lengua le dio cierta claridad a mi escritura, tampoco funcionó del todo. El problema es que si pretendes mantener un papel crítico a través de la escritura, tienes que encontrar un espacio propio, ser constante y trabajar de forma continuada. Y digamos que en la actualidad estoy disfrutando más con esta otra vía de escritura, que proviene directamente de mi voz.
- Tu práctica artística de los últimos diez años ha corrido paralela a tu labor como docente. Además, este año has participado en alguna experiencia como United_Nations_Plaza (UNP) --surgida en Berlín a partir de la suspensión de la Manifesta 6-- que planteaban una alternativa a estructuras académicas más tradicionales. ¿Cómo valoras la experiencia?
LG: UNP surge de la idea de involucrarse en algo colectivamente, de intentar construir “algo” entre todos (una comunidad, una nueva estructura social, etc.). A veces es positivo parar para simplemente discutir y hacer efectivas diferentes posturas. Veo ejercicios como este como momentos de “suspensión”, como un encuentro político o una reunión estratégica donde un grupo de personas plantean una postura sobre un tema, para que otra gente la desmonte. Por otro lado, este tipo de iniciativas responden a una situación de la que somos testigos desde hace ya quince años: que en realidad seguimos operando bajo postulados herederos del 68, de las semi-revoluciones de finales de los 60, en los que las preguntas siempre van dirigidas al estudiante, y creo que ya es hora de darle a esto la vuelta. Estamos en un momento en el que son los maestros (el poder) quienes deberían de ser claros a cerca de sus posturas y asumir responsabilidades, y esto es algo que se intentó ensayar en UNP. Pero también estructuras académicas más tradicionales puede ofrecer oportunidades; recientemente he desarrollado un proyecto con estudiantes universitarios en Nueva York en el que hemos tratado de definir, entre todos, las condiciones necesarias para lograr una “escuela perfecta”, un entorno “ideal” para el estudio, el pensamiento y el trabajo. Una especie de predicción sobre el futuro que no sabemos si se cumplirá.
(**) Mi entrevista con Liam Gillick tuvo lugar el 29 de noviembre de 2007 en Bilbao, horas antes de la conferencia que ofreció en la Sala Rekalde en el marco de la exposición colectiva "Arqueologías del futuro" (comisariada por Peio_Aguirre y ya clausurada). Su participación, a modo de “evento paralelo”, aportó una visión complementaria a la muestra y permitió aproximarse a algunas de las claves de su trabajo. Originariamente publicada en Mugalari.
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