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domingo, diciembre 06, 2009

Reconocimiento de la AACA a la publicación El Siluetazo

La semana pasada se anunciaron algunos reconocimientos --Premios a la crítica 2007/2008-- otorgados por la Asociación Argentina de Críticos de Arte (AACA), y entre los cuales figura el premio a la mejor publicación del 2008 (investigación) al volumen compilatorio El Siluetazo, editado por Ana Longoni y Gustavo Bruzzone. Más allá de señalar el mérito ante el notable trabajo editorial y la investigación realizada, o de la mera celebración ante el premio, es significativo advertir el particular desplazamiento que allí parece operar en tanto no se trata propiamente de una publicación de arte sino una reunión de documentos, textos y entrevistas con sociólogos, historiadores, periodistas, docentes, activistas, las propias madres de Plaza de Mayo y claro también artistas involucrados, entre varios otros actores y protagonistas durante los últimos 25 años. Es interesante recordar que las acciones recordadas bajo el nombre del Siluetazo a inicios de los 80 (el trazado de la forma vacía de un cuerpo a escala natural sobre papeles para luego ser pegadas en los muros de la ciudad como forma de representar “la presencia de una ausencia") se originan principalmente como una manifestación que otorga potente visualidad --quizá la mayor a inicios de los 80-- al movimiento de derechos humanos en Argentina, y que se multiplica y reproduce hasta el presente a través de la producción incesante de siluetas de una multitud anónima en las distintas marchas de protesta. Es también significativo pensar que aquella experiencia se haya mantenido relativamente al margen tanto de los recuentos de la propia historia del arte como de la propia historia política. En esas coordenadas tal vez el reconocimiento sobre el libro (y sobre el Siluetazo mismo) podría ser leído como algo más que la mera artistificación de lo político, y en cambio podría permitirnos volver sobre la capacidad de la práctica estética de poner en duda y redefinir permanentemente sus contornos, sus modos de hacer y sus formas de intervenir en lo común.

Recupero una frase de Longoni sobre la experiencia: "Los primeros Siluetazos (septiembre de 1983 a marzo de 1984) señalan uno de esos momentos excepcionales de la historia en que una iniciativa artística coincide con una demanda de los movimientos sociales, y toma cuerpo por el impulso de una multitud. Implicó la participación, en un improvisado e inmenso taller al aire libre que duró hasta la medianoche, de cientos de manifestantes que pintaron, pusieron el cuerpo para bosquejar las siluetas, y luego las pegaron sobre paredes, monumentos y árboles, a pesar del dispositivo policial imperante. En medio de una ciudad hostil y represiva, se liberó un espacio (temporal) de creación colectiva que se puede pensar tanto como redefinición de la práctica artística como de la práctica política."

Hace algunos meses atrás se publicó también en el diario La Vanguardia un dossier a propósito de la salida del libro, y cuyos textos pueden leerse aquí (Xavier Antich), aquí (Marcelo Expósito) y aquí (Miguel López).

Aquí también una pequeña nota que anuncia el premio sobre el Siluetazo en Página 12, y aquí la lista entera de los premios. Me gustaría destacar además el premio a la publicación del 2007 al libro "Noescritos" de Luis Felipe Noé por la editorial Adriana Hidalgo; el premio al texto curatorial del 2008 de Roberto Amigo por "Las armas de la pintura. La Nación en construcción"; y el premio a la investigación en artes visuales del 2007 por la exposición "Arte Nuevo en La Plata 1960-1976" por Fernando Davis, María Cristina Rossi, María de los Ángeles de Rueda y María Florencia Sánchez Guerrini.

martes, enero 20, 2009

Fotos, siluetazos, escraches. Políticas visuales y performáticas del movimiento de derechos humanos en la Argentina, por Ana Longoni

Me llega desde Bogotá una información oportuna sobre una próxima presentación de la historiadora argentina Ana Longoni este viernes viernes 23 de enero en el Claustro San Agustín. De Longoni no he podido comentar aún la -esparadísima- reedición de su libro Del Di Tella a Tucumán Arde. Vanguardia artística y vanguardia política en el '68 argentino (Eudeba, 2008) que empezó a circular en octubre pasado en Buenos Aires, luego de estar ya bastantes años agotado en librerías (tengo una entrevista pendiente con Ana sobre este tema precisamente que espero realizar pronto). Y cabe destacar además la notable edición que hizo del libro El Siluetazo (Adriana Hidalgo, 2008), en torno a una de las experiencias artístico-política más significativas de las últimas dos décadas. Es una gran noticia que Ana pueda ir a Bogotá!

Reproduzco parte de la invitación enviada por mail, y la sumilla de Ana sobre su ponencia.
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En esta ocasión la Maestría en Museología y Gestión del Patrimonio junto al Taller Crítico de Historia del Arte y el Sistema de Patrimonio y Museos de la Universidad Nacional les invitan al seminario abierto Arte y Memoria en Argentina. La ponencia será presentada por la profesora Ana Longoni (Universidad de Buenos Aires) y se titulará: Fotos, siluetas, escraches: Políticas visuales y performáticas del movimiento de derechos humanos en la Argentina

En esta presentación, la autora se concentrará en analizar los diversos mecanismos estéticos y políticos del movimiento social por los derechos humanos argentino en el contexto de la última dictadura militar. Se presentará la experiencia de la Madres de la Plaza de Mayo, así como el conocido Siluetazo y los mecanismos de escarches como forma de denuncia por parte de la organización HIJOS. (adjunto biografía de la autora)

Esta charla tendrá lugar en el CLAUSTRO SAN AGUSTÍN (El claustro de San Agustín esta ubicado en carrera 8 nº 7-21, al lado occidental de la casa de Nariño) el próximo viernes 23 de enero de 5 a 7pm de la tarde. El seminario no tiene costo de admisión.

Por favor reenviar esta información a quienes considere importante.

Att.

MARTA COMBARIZA

Coordinadora Académica

Maestría en Museología y Gestión del Patrimonio.

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Fotos, siluetazos, escraches.
Políticas visuales y performáticas del movimiento de derechos humanos en la Argentina
Ana Longoni*

En la charla plantearé un recorrido por distintas estrategias creativas desplegadas en el movimiento de derechos humanos desde comienzos de la última dictadura argentina hasta la actualidad, a fin de hacer visible en la sociedad la denuncia de las desapariciones forzadas de treinta mil personas en manos del Terrorismo de Estado. Estos recursos visuales se producen en acciones callejeras, llevados a cabo por numerosos manifestantes que se arriesgan a buscar modos de representar lo irrepresentable del horror.

Muy pronto, ya en sus primeras rondas en 1977, las Madres de Plaza de Mayo esgrimieron en sus manos o portaron sobre sus cuerpos las fotos de sus hijos desaparecidos. Esas imágenes, extraídas del álbum familiar o del documento de identidad, son contundentes en insistir en que cada uno de los desaparecidos (cuya existencia era, como sabemos, negada por el Estado) tuvo una biografía y una identidad, un rostro, un nombre, una familia, una vida previa a la desaparición.
La realización de siluetas es la más recordada de las prácticas artístico-políticas que proporcionaron una potente visualidad en el espacio público de Buenos Aires y muchas otras ciudades del país a las reivindicaciones del movimiento de derechos humanos en los primeros años de la década del ’80. Consiste en el trazado sencillo de la forma vacía de un cuerpo a escala natural sobre papeles, luego pegados en los muros de la ciudad, como forma de representar “la presencia de una ausencia”.
Los primeros Siluetazos (septiembre de 1983 a marzo de 1984) señalan uno de esos momentos excepcionales de la historia en que una iniciativa artística coincide con una demanda de los movimientos sociales, y toma cuerpo por el impulso de una multitud. Implicó la participación, en un improvisado e inmenso taller al aire libre que duró hasta la medianoche, de cientos de manifestantes que pintaron, pusieron el cuerpo para bosquejar las siluetas, y luego las pegaron sobre paredes, monumentos y árboles, a pesar del dispositivo policial imperante. En medio de una ciudad hostil y represiva, se liberó un espacio (temporal) de creación colectiva que se puede pensar tanto como redefinición de la práctica artística como de la práctica política.
Existieron otras formas de representación de la figura del desaparecido que nos permiten pensar en las distintas vías creativas que asumió la política visual encabezada por las Madres como las manos (en la campaña “Dele una mano a los desaparecidos” que reunió un millón y medio de manos en el verano de 1985) y las máscaras blancas cubriendo los rostros de los manifestantes. Como las siluetas, estos recursos –a diferencia de las fotos- insisten en reforzar la asociación entre el cuerpo de los desaparecidos y el de los manifestantes (que ponen el cuerpo para bosquejar la silueta, prestan su mano, o cubren su rostro con una máscara).
Además de considerar las derivas más recientes de estos signos, me detendré en la invención de los escraches, una modalidad de acción directa que los HIJOS generaron desde mediados de los años noventa, como forma de evidenciar públicamente la impunidad de los represores. Algunos colectivos de artistas se involucraron activamente y aportaron lo suyo para lograr una identidad característica a esta práctica, que contribuyó a la revitalización de la lucha por los derechos humanos en el país en los últimos años.