jueves, agosto 06, 2009
Sobre Jota Castro, exposición en Madrid
En el último número de la revista Art Nexus #73 (Agosto 2009) se publica una nota sobre la pasada exposición de Jota Castro en la Galería Oliva Arauna. Reproduzco el comentario tomado de la web.
.....
Jota Castro
La obra de Jota Castro (Perú, 1965) desarrolla de manera interesante una flexión entre su propuesta abiertamente política y un certero posicionamiento dentro del circuito de las bienales y museos. Sus estrategias de inserción retoman aquellas propias de la crítica institucional de los años 60 y 70, aunque combinadas con el discurso teórico y las prácticas artísticas de los años 90. Desde su identidad mestiza franco-peruana asumida y una sólida formación en ciencias jurídicas internacional, (trabajó hasta fines de los 90 en la ONU), el artista funciona en el límite o border de varios campos: la ¿acción¿ política y el arte.
J. Castro ha desarrollado con agudeza un cuerpo teórico que sustenta en la crítica a la cultura falocéntrica y las relaciones de poder económico-político. A partir de esas inquietudes construye esculturas, realiza acciones de investigación de conductas con el público y fotografías. Sin constituirse en una unidad formal, las obras se estructuran conceptualmente desde la renuncia al acto poético de la acción o la forma, en beneficio de la contundencia del mensaje reconocible. Los temas recurrentes aluden a su experiencia como sujeto entre dos culturas y economías, a la inmigración y el desequilibrio que produce la globalización entre los países ricos y pobres, y las consecuencias de las estrategias colonialistas en el mundo actual.
La atención suscitada por su obra de carácter público, se ha debido a la polémica y al seguimiento mediático. En Madrid Abierto (2008) No More no Less, una serie de fotos controversiales de traseros penetrados por símbolos culturales occidentales, se distribuyeron como carteles de publicidad en la calle. También la Huacha de los Incas, desaparecida luego de ser instalada en el céntrico Paseo de la Castellana madrileño, fue motivo de discusión política entre el artista y las autoridades locales. Otras acciones públicas como La palabra de los mudos, realizadas en mayo del 2008 en Lima Perú, convocaba a la gente (entre ellos un grupo de sordos) a reunirse en la playa para un acto poético-político, en el contexto de la V Cumbre de Jefes de Estado de América Latina, el Caribe y Europa. Más discreta fue la colaboración con Tania Bruguera en El acuerdo de Marsella donde ambos artistas se comprometían a donar su cuerpo uno al otro cuando mueran.
¿Low Cost¿ es la segunda exposición individual en Madrid del artista, donde continua la misma línea social y política crítica. La diferencia está en la sencillez y la coherencia entre las obras que se muestran. J. Castro se apropia y resemantiza objetos con un valor de uso y de cambio que incorpora al significado añadido de la obra. Como su nombre lo indica, las palabras en inglés, entretejen un complejo campo de relaciones materiales entre las piezas en su conjunto y los significados económicos y políticos de los mensajes. ¿Low cost¿ habla de la economía y el mercado global actual, sustentado en la mano de obra barata y el bajo costo de producción, pero con un alto precio humano pagado. Es en piezas como Tricky, con pelotas hechas en China y recubiertas de alambre de espino donde el comentario es obvio, casi tautológico. Lo mismo en Uncomfortable handcufss, unas esposas que significan la trampa de este mundo que juega con las aparentes ilusiones convertidas en papel que se deshace. Por otra parte, están aquellas esculturas que utilizan los símbolos representativos de países con poder como Estados Unidos y aluden claramente a los principios que les rigen: el dólar en Private Dance, un eje vertical claramente alusivo al falo, realizado con dólares o Cheers Black Light el vaso cuyo contenido es petróleo con su removedor, la Estatua de la Libertad.
En otras obras, específicamente Go kids go el significado se amplifica y crea otros juegos visuales. Nueve globos con formas de animales, flotan en el espacio de la galería. Su movimiento es detenido por el delicado equilibrio que sustenta una bala a la que se sujeta el hilo. El contraste entre la dureza de las municiones con el colorido y la fragilidad del material alusivo a la niñez, también podría plantearse como un juego en el que J. Castro, devuelve al mercado ¿low cost¿ los objetos producidos por ellos, como objetos de denuncia y altamente valorizados como artísticos. Estrategia de inversión que en Morpheus produce otro efecto: la máscara de Malí, representativa de la llegada a la edad viril, al ser dada vuelta se transforma en un ¿cayuco¿ (embarcación utilizada por los africanos para atravesar el mar e intentar llegar a costas europeas).
Low Cost abre una nueva dirección en el trabajo de J. Castro, a la vez que podría interpretarse como una revisión de la obra anterior al considerar formatos menos provocadores, pero más sugestivos. Es una muestra que sorprende por su capacidad de dar nuevos significados a objetos industriales baratos de consumo masivo. Desde esa materialidad precaria, el artista acciona mecanismos de reconocimiento hacia el espectador con preguntas y reacciones a sucesos de conocimiento público. ¿Activismo político, arte de denuncia o utilización del cada vez más ambiguo y poco delimitado espacio de lo artístico? Estamos, desde luego, funcionando con otros criterios artísticos y estrategias que involucran activamente la opinión del público. La obra ha dejado de ser la totalidad de una subjetividad materializada por el artista para ser el campo abierto del debate de ideas e involucrar criterios de actualidad política, sexual, racial, así como otros estereotipos que entretejen las complejas relaciones económicas de dependencia entre los países que sustentan el poder económico y político, y aquellos que lo sufren.
Dermis Pérez
[imagen: Jota Castro. Vamos chicos vamos, 2008. Instalación con 9 globos de helio y 9 balas]
.....
Jota Castro
La obra de Jota Castro (Perú, 1965) desarrolla de manera interesante una flexión entre su propuesta abiertamente política y un certero posicionamiento dentro del circuito de las bienales y museos. Sus estrategias de inserción retoman aquellas propias de la crítica institucional de los años 60 y 70, aunque combinadas con el discurso teórico y las prácticas artísticas de los años 90. Desde su identidad mestiza franco-peruana asumida y una sólida formación en ciencias jurídicas internacional, (trabajó hasta fines de los 90 en la ONU), el artista funciona en el límite o border de varios campos: la ¿acción¿ política y el arte.
J. Castro ha desarrollado con agudeza un cuerpo teórico que sustenta en la crítica a la cultura falocéntrica y las relaciones de poder económico-político. A partir de esas inquietudes construye esculturas, realiza acciones de investigación de conductas con el público y fotografías. Sin constituirse en una unidad formal, las obras se estructuran conceptualmente desde la renuncia al acto poético de la acción o la forma, en beneficio de la contundencia del mensaje reconocible. Los temas recurrentes aluden a su experiencia como sujeto entre dos culturas y economías, a la inmigración y el desequilibrio que produce la globalización entre los países ricos y pobres, y las consecuencias de las estrategias colonialistas en el mundo actual.
La atención suscitada por su obra de carácter público, se ha debido a la polémica y al seguimiento mediático. En Madrid Abierto (2008) No More no Less, una serie de fotos controversiales de traseros penetrados por símbolos culturales occidentales, se distribuyeron como carteles de publicidad en la calle. También la Huacha de los Incas, desaparecida luego de ser instalada en el céntrico Paseo de la Castellana madrileño, fue motivo de discusión política entre el artista y las autoridades locales. Otras acciones públicas como La palabra de los mudos, realizadas en mayo del 2008 en Lima Perú, convocaba a la gente (entre ellos un grupo de sordos) a reunirse en la playa para un acto poético-político, en el contexto de la V Cumbre de Jefes de Estado de América Latina, el Caribe y Europa. Más discreta fue la colaboración con Tania Bruguera en El acuerdo de Marsella donde ambos artistas se comprometían a donar su cuerpo uno al otro cuando mueran.
¿Low Cost¿ es la segunda exposición individual en Madrid del artista, donde continua la misma línea social y política crítica. La diferencia está en la sencillez y la coherencia entre las obras que se muestran. J. Castro se apropia y resemantiza objetos con un valor de uso y de cambio que incorpora al significado añadido de la obra. Como su nombre lo indica, las palabras en inglés, entretejen un complejo campo de relaciones materiales entre las piezas en su conjunto y los significados económicos y políticos de los mensajes. ¿Low cost¿ habla de la economía y el mercado global actual, sustentado en la mano de obra barata y el bajo costo de producción, pero con un alto precio humano pagado. Es en piezas como Tricky, con pelotas hechas en China y recubiertas de alambre de espino donde el comentario es obvio, casi tautológico. Lo mismo en Uncomfortable handcufss, unas esposas que significan la trampa de este mundo que juega con las aparentes ilusiones convertidas en papel que se deshace. Por otra parte, están aquellas esculturas que utilizan los símbolos representativos de países con poder como Estados Unidos y aluden claramente a los principios que les rigen: el dólar en Private Dance, un eje vertical claramente alusivo al falo, realizado con dólares o Cheers Black Light el vaso cuyo contenido es petróleo con su removedor, la Estatua de la Libertad.
En otras obras, específicamente Go kids go el significado se amplifica y crea otros juegos visuales. Nueve globos con formas de animales, flotan en el espacio de la galería. Su movimiento es detenido por el delicado equilibrio que sustenta una bala a la que se sujeta el hilo. El contraste entre la dureza de las municiones con el colorido y la fragilidad del material alusivo a la niñez, también podría plantearse como un juego en el que J. Castro, devuelve al mercado ¿low cost¿ los objetos producidos por ellos, como objetos de denuncia y altamente valorizados como artísticos. Estrategia de inversión que en Morpheus produce otro efecto: la máscara de Malí, representativa de la llegada a la edad viril, al ser dada vuelta se transforma en un ¿cayuco¿ (embarcación utilizada por los africanos para atravesar el mar e intentar llegar a costas europeas).
Low Cost abre una nueva dirección en el trabajo de J. Castro, a la vez que podría interpretarse como una revisión de la obra anterior al considerar formatos menos provocadores, pero más sugestivos. Es una muestra que sorprende por su capacidad de dar nuevos significados a objetos industriales baratos de consumo masivo. Desde esa materialidad precaria, el artista acciona mecanismos de reconocimiento hacia el espectador con preguntas y reacciones a sucesos de conocimiento público. ¿Activismo político, arte de denuncia o utilización del cada vez más ambiguo y poco delimitado espacio de lo artístico? Estamos, desde luego, funcionando con otros criterios artísticos y estrategias que involucran activamente la opinión del público. La obra ha dejado de ser la totalidad de una subjetividad materializada por el artista para ser el campo abierto del debate de ideas e involucrar criterios de actualidad política, sexual, racial, así como otros estereotipos que entretejen las complejas relaciones económicas de dependencia entre los países que sustentan el poder económico y político, y aquellos que lo sufren.
Dermis Pérez
[imagen: Jota Castro. Vamos chicos vamos, 2008. Instalación con 9 globos de helio y 9 balas]
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
3 comentarios:
Yo estuve visitando esta exposición y fue un auténtico placer poder disfrutar una obra original, de un gran artista y digna de visualizarse.
Sus estrategias de inserción retoman aquellas propias de la crítica institucional de los años 60 y 70, aunque combinadas con el discurso teórico y las prácticas artística$ de los años 90$.
Van Gogh
Publicar un comentario