lunes, febrero 09, 2009

Nelly Richard sobre los derechos de la mujer en Chile

Casi de casualidad me he tropezado con una pequeña entrevista realizada a la crítica chilena Nelly Richard hace dos meses a propósito de un visita suya a Caracas para el Seminario Internacional 'Equidad de género en acción', publicada en el semanario cultural Corneta. En ese número #21 (diciembre 2008) han republicado también la entrevista al Espacio La Culpable, que nos hiciera la curadora ecuatoriana María Fernanda Cartagena a fines de 2007 para la revista latinart.com. Reproduzco ahora la breve entrevista con Nelly Richard.
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Entrevista con Nelly Richard

¿Cuanto, o en que, se ha avanzado en los últimos años con respecto a los derechos de la mujer en Chile?

Durante los años de la dictadura en Chile, las mujeres feministas se organizaron para luchar por la recuperación democrática y, al mismo tiempo, para introducir el tema del género en los debates de la izquierda sobre la renovación socialista y para introducir ese tema -el de la conciencia de género- en las reflexiones sobre la política y lo político.

A partir de 1990, y durante los sucesivos gobiernos de la Transición, se produjo un notorio repliegue del avance feminista. Primero, lo que se llamó "la democracia de los acuerdos" privilegió los pactos y las negociaciones a través de una política del consenso que dejaba fuera de la agenda oficial todos aquellos temas polémicos y disensuales en torno a los cuales que generaron enfrentamientos de puntos de vista: desde los temas de derechos humanos hasta los temas valóricos. La creación del SERNAM (Servicio Nacional de la Mujer) en el primer año del Presidente Aylwin) se prestó a que dicha institución fuera hegemonizada por la Democracia Crisitiana que, en materia valórica, suscribió las posturas conservadoras de la Iglesia que, siguiendo la moral evangélica, se puso a dictar pautas en materia de cuerpos e identidades sexuales. El Ministerio de la Mujer

se concibió básicamente como un Ministerio de la Familia que, si bien elaboró algunas políticas públicas favorables a las mujeres (en contra de la violencia intrafamiliar, por ejemplo), tendió a marginalizar de sus plantemientos el avance de la reflexión feminista -ganado durante la dictadura- sobre mujer, igualdad y diferencia. Esta postura de la Democracia Cristiana apoyada en las enseñanzas del Vaticano y consensuadas por la derecha conservadora en Chile, le quitó todo filo político a la reflexión sobre mujer, política, sociedad, poder, cuerpos e ideologías, que analizan la crítica y la teoría feministas.

El nombramiento de Michelle Bachelet como primera Presidenta de la República mujer, creó ciertas expectativas en torno a la cuestión del "género", sobre todo considerando que ella asumió su gobierno con un gesto audaz: el de aplicar la fórmula de lo "paritario" (simetría numérica de hombres y mujeres en los cargos de decisión pública) en la constitución de su Gabinete y otros organismos públicos. Lamentablemente, ella misma renunció a su propio compromiso con el primer cambio de Gabinete, restaurando una política de acomodos que transaba con la lógica tradicional de los partidos. Ni siquiera se alzanzó a debatir públicamente (aunque fuese para debatirlo) la cuestión de lo paritario, que quedó presa de los reduccionismos, las simplificaciones y los estereotipos con los que fue tratado en el mundo político (también en la Concertación) y en la prensa nacional.

¿Cuanto queda por hacer, cuales serían los movimientos claves para avanzar estos derechos en Chile?

Queda mucho por hacer toma en cuenta que Chile es un país en el que hace poco se dictó un fallo del Tribunal Constitucional en contra de la "píldora del día después", por considerarla abortiva, en circunstancias en que había sido una política del gobierno de Bachelet distribuirla en los consultorios públicos. Ese tipo de decisiones es completamente retrógrado...

Una de las lecciones que podemos sacar de lo ocurrido con Bachelet es la importancia de que la elaboración de las políticas públicas tome en serio la reflexión crítica en torno a género y feminismo, para dotarlas de mayor espesor crítico. La incorporación de más mujeres al aparato público -en cargos de decisión, influencia y poder- plantea, lo sabemos, temas complejos y ambiguos. No basta con "ser mujer" para articular una visión de sociedad desde la conciencia de género; no bastan las políticas públicas en torno a la mujer -sectorializadas- para desmontar la simbólica del poder dominante ya que las ideologías sexuales impregan todo el universo de significaciones y de representaciones que se despliega en torno a nociones como igualdad y diferencia; democracia; ciudadanía; participación y representación, etc. En Chile, la izquierda se ha mostrado relativamente indiferente al tema de la(s)
diferencia(s), de las mujeres y del género, mientras que la derecha le ha sacado provecho a un cierto inmovilismo político de las mujeres (justificado por el "temor a al cambio") que ha significado, históricamente, que su voto favoreciera a las tendencias más conservadoras de la derecha. Me parece indispensable que las fuerzas de izquierda en Chile piensen en lo político como algo que va más allá de lo programático o de lo instrumental de la política como administración. Hay que tomar en serio la simbolicidad de lo cultural para activar desde ahí nuevos imaginarios del cambio. No todo se resuelve en el lenguaje político-administrativo de las "políticas públicas". Lo "simbólico-cultural" condensa todo lo que desborda las lógicas de ordenamiento y regulación de lo social: imágenes, fantasías, discursos, subjetividad, identidad, lenguajes, etc. Y es en ese horizonte de lo cultural donde (también) lo emancipatorio toma forma, ya que no hay cambios políticos radicales sin una interrogación acerca de los modos de expresarse, de representarse y de comunicarse de las identidades a través de los discursos sociales. Es ahí donde se da la batalla entre lo hegemónico y lo contrahegemónico, lo dominante y lo subalterno, lo unánime y lo divergente, lo legitimado y lo excluido, etc.

1 comentario:

Anónimo dijo...

richard no es chilena...es francesa, llega a chile durante la decada de los setenta...pero como francesa radicada en chile