miércoles, junio 27, 2007

Si por aquí llueve por allá no escampa. Censuran muestra "Lo Impuro y lo Contaminado" en la Bienal de Valencia

Todavía indignados y en estado de choque por el asunto Quijano-Williams llegan noticias de Valencia, España en el mismo sentido. Aduciendo razones técnicas -goteras- la organización de la Bienal de Valencia ha clausurado la exposición comisariada por Gustavo Buntinx "Lo impuro y lo contaminado" procedente del Micromuseo de Lima que tenía lugar en la sala La Gallera. En ese caso presiones de la jerarquía eclesiástica local contra la pintura "Los Funerales de Atahualpa" (2005) del artista Marcel Velaochaga (Lima, 1969) habrían sido las razones de este nuevo acto de censura. Como dato a tener en cuenta decir que la Comunidad Valenciana está gobernada por el ultraderechista Partido Popular caracterizado por su discurso reaccionario y en contra de las libertades.

Reproducimos un artículo aparecido el sábado 23 de junio en el rotativo valenciano LEVANTE y un comentario de un blog español del miércoles 20 de junio.

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"Los Funerales de Atahualpa" (2005), Marcel Velaochaga.

Cultura-Sociedad
La Bienal de Valencia: ¿retorno de la censura?

MANUEL GARCÍA
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La noticia, desvelada por este diario (20-06-2007) de que la organización de la Bienal de Valencia había clausurado la exposición del espacio de La Gallera y la muestra Lo impuro y lo contaminado procedente del Micromuseo de Lima por culpa del cuadro Los Funerales de Atahualpa (2005) del pintor peruano Marcel Velaochaga (Lima, 1969), ha dejado completamente perpleja a la escena artística valenciana. ¿Ha regresado Torquemada travestido de doña Concha Gomez . La secretaria autonómica de cultura luce, de nuevo, la torpeza que ha caracterizado sus decsiones en materia de cultura en la última legislatura del señor Camps .
Se equivocó al ningunear la exposición antológica del centenario de Genaro Lahuerta, que no se llevó a cabo cuando correspondía, es decir en el 2005. Se equivocó al promover una Bienal de Sao Paulo-Valencia 2007 sin proyecto, dirección y argumento original propio de una bienal internacional. Se equivocó cuando, hace unas semanas, clausuró, a escondidas y con alevosía, un espacio público como La Gallera, con una excelente exposicion de artistas peruanos, comisariada por el prestigioso crítico de arte Gustavo Buntinx, a causa de un cuadro que era, precisamente, la única obra de esta Bienal relacionada con el discurso artístico renovador valenciano, es decir con el Equipo Crónica.
Antes de obedecer las voces de la oscuridad que representan, debió asesorarse de sus técnicos de la Conselleria de Cultura, Educación y Deporte, acerca de la personalidad del artista Marcel Velaochaga, del referente histórico del cuadro - basado en una interpretación libre, como hacía, en su tiempo el Equipo Crónica - de la obra Los funerales de Atahualpa del pintor decimonónico peruano Luis Montero - y del discurso del comisario de la muestra y del significado del lema del proyecto.
Pero ¿le estoy planteando muchas exigencias intelectuales a una secretaria de cultura que se ha distinguido por la miopía de su gestión artística contemporánea . Gran parte de lo que ha hecho el PP salvo lo que queda del IVAM suena a alcanfor y todo ello gracias a las directrices generales culturales de ese partido en el gobierno: los votos están en el regionalismo decimonónico, por ejemplo el proyecto Sorolla que van a traer del Hispanic Society de New York y la imagen está en la America's Cup, los bólidos corriendo en el futuro junto a los puentes de Santiago Calatrava y la Ciudad de las Artes y las Ciencias.
Con estos planteamientos populistas, turísticos y lúdicos, Valencia luce por una parte como una gran ciudad de ocio y luce por otra parte como una capital de provincias en el medio artístico contemporáneo.
Si a esto le añadimos su línea de censura de exposiciones internacionales en el pasado - Tinieblas. Poéticas artísticas de la violencia, Eacc, 2004 -, de retirar libros del mercado - la última obra de Josep Sorribes sobre Valencia - y de censurar obras de arte de la contemporaneidad - el cuadro Los funerales de Atahualpa(Cover) de Marcel Velaochaga, podríamos llegar a la conclusión que el futuro de nuestra cultura artística democrática, puede estar en peligro.
El peligro, sencillamente, es que la ideología del nacional-catolicismo-conservador se imponga como modelo social en la próxima legislatura y si eso fuera así, las libertades democraticas podrían estar en peligro. ¿Volvemos a las ideologías de la posguerra española ¿Los políticos surgidos en las urnas son liberales europeos o neo-conservadores franquistas ¿Volvemos a la censura de libros, de obras de arte, de películas en las comunidades regidas por los peperos
Una señora como Concha Gómez que ha impedido un homenaje a Genaro Lahuerta, que ha fracasado con la Bienal de Valencia-Encuentro entre dos mares - buenas exposiciones sin visitantes, sin críticas favorables y sin catálogo al día de la clausura, lo que no deja de ser una estafa por parte de los organizadores y una falta de respeto para el pueblo valenciano- y censurando pinturas - el magnifico cuadro de Marcel Velaochaga - no puede aspirar a ser una consellera de cultura en una democracia europea. A no ser, claro está, que se trate en nombre del populismo, de la telebasura, del folklore que un sector de la sociedad renuncie a las conquistas democráticas y culturales desde la transición a nuestros días y que vayamos a un sistema degradado de la cultura oficial donde se reducen los presupuestos de cultura, se gastan 120.000 Euros en pintamonas de quinta categoría como Antonio de Felipe, se ponga de actualidad la censura ideológica, se congelen proyectos arquitectónicos premiados en la Bienal de Venecia, se persigan y expulsen a técnicos por no coincidir con los intereses del conseller de turno, se premien a artistas locales sin el nivel correspondiente a artistas internacionales y tantas arbitrariedades que hemos padecido en los últimos años.
Si la nueva legislatura o los gestores de este período que se inicia van a trabajar al unísono de una ideología nacional-católica-conservadora, de los viejos parámetros de la inquisición y de las restricciones a la libertad creadora, el terreno está abonado para los conversos o para el exilio.

(*) Crítico de arte y comisario de exposiciones.

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miércoles 20 de junio de 2007


Censura, goteras y olvidos en la Valencia de la Bienal


En otros tiempos, Dios no dudaba en provocar diluvios, destruir ciudades o lanzar las plagas que fueran necesarias para dejar constancia de su divino enfado. Hoy, en la actual Valencia de la Rita apisonadora y el Camps demoledor, a Yahvé le sobra y basta con una simple gotera para evidenciar su ira celestial.
Es lo que ha pasado en la Sala la Gallera, donde una oportuna gotera obligó a cerrar precipitadamente una exposición de la Bienal que había desatado ciertas beatíficas suspicacias en algunos sectores de la iglesia valenciana. Se trata de una parte de la muestra Lo impuro y lo contaminado, una interesante experiencia artística procedente de Lima, que incluía una serie de reflexiones plásticas sobre el hecho religioso y su plasmación artística.
De entre las piezas reunidas en aquel espacio, antaño lugar de pelea de gallos, parece ser que provocó especial malestar en algunas miradas, la relectura que el joven pintor peruano Marcel Velaochaga hizo del cuadro El funeral de Atahualpa, pintado en la segunda mitad del XIX por Luis Montero. El motivo del incomodo no sería otro que la presencia en la tela de la figura del Bendicto XVI, escoltado por un marine norteamericano y sosteniendo con su santa mano la cabeza decapitada de Che Guevara.
Así, el Santo Padre aparece en el lienzo con un gesto muy distinto del proyectado por las cúpulas eclesiástica y del PP valenciano para recordarlo durante su visita a la capital del Turia, en aquel clamor de multitudes, entre flores y fallerescos altares, candoroso en su defensa de la familia, aunque firme como martillo de herejes contra feministas y homosexuales.
Afortunadamente, los responsables de la Conselleria de Cultura no tuvieron que pasar por el maltrago de la censura, porque en eso llegó la cólera divina y en forma de gotera obligó a cerrar la exposición. No para amordazar a la libertad de expresión. No, al contrario, para preservar las obras allí expuestas. Por eso, lo más grotesco no es la clausura apresurada del espacio artístico. Lo más triste es que la sala llevara semanas cerrada y nadie, absolutamente nadie, la echara en falta.
A buen seguro que donde corresponda ya habrán tomado nota de la amnesia. De ahora en adelante, en Valencia no volverá a existir la censura, esa capaz de provocar contraproducentes escándalos que atraen miradas curiosas sobre lo prohibido. A partir de ahora, bastará con cerrar las puertas sin mucho ruido a la menor gotera, porque en poco más de un suspiro nadie recuerda lo que había dentro.
Dentro de unos meses los bólidos de Bernie Ecclestone desgastarán el asfalto de las calles valencianas. Para entonces ya poco importará. Y es que hace ya mucho tiempo que las duras ruedas de los automóviles del espectáculo han reducido a su mínima expresión el frágil firme de nuestra memoria crítica.

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