Así lo definen los curadores: "Los espacios anfitriones, son espacios alternativos autogestionados, liderados por artistas jóvenes y con trayectoria que promueven formas, diferentes a las tradicionales, de producción y circulación de arte, funcionando como Centros Culturales, Puntos de Encuentro, Cafés, Bares, Talleres y Galerías. Se conforman como espacios para el fomento de la cultura y las artes, por medio de la producción de proyectos artísticos colectivos e individuales; la discusión; el intercambio de ideas y la práctica de conceptos que interesan a la plástica contemporánea, con actividades como charlas, conferencias, seminarios y exposiciones de artistas invitados jóvenes y con trayectoria, nacionales y extranjeros (en calidad de residentes o expositores); que se socializan en el propio espacio y en otros ámbitos de la ciudad y el país."
Se ha invitado a un grupo de ocho espacios independientes: cuatro de Colombia (Casa Tomada, Cali; El Bodegón, Bogotá; Ganga International Gallery, Bogotá; Helena Producciones, Cali) y cuatro internacionales (Capacete Entretenimentos, Rio de Janeiro; El Basilisco, Buenos Aires; La Culpable, Lima; Oficina #1Centro de Arte Los Galpones, Caracas). Los cuales será acogidos por cuatro espacios en Medellín (Casa Tres Patios; Fundación Universitaria Bellas Artes; Taller 7; Jíkara Galería Café).
.................
Una intervención sin frutas
por Angela Patricia Escobar
El colectivo El Bodegón de la ciudad de Bogotá invitado al Encuentro Internacional Medellín 2007 estuvo en La Jíkara Galería Café, uno de los Espacios Anfitriones del MDE07 ubicado en el barrio Castilla, allí hicieron una exposición de trabajos artísticos curada por el grupo. También se movieron por la ciudad y realizaron una intervención en las cercanías del centro comercial Oviedo en la que, camuflados de campaña publicitaria sobre McDonall´s, distribuyeron volantes que invitaban a cantar en el mostrador del establecimiento a cambio de un cono, proceso que generó una gran congestión y caos cuando el público se encontró con la negativa de la firma a acceder a la petición y el colectivo, dedicado a hacer registro del acontecimiento, finalmente terminó en la estación de policía de El Poblado, cuando McDonall´s llamó a la policía y amenazó con demandarlos, fue necesaria la intervención de las directivas del Museo de Antioquia para su liberación.Finalmente, para despedirse hicieron la fiesta-concierto de cierre «Paisas go home» con Los Claudios de Colombia en la Galería 10-36, otro de los Espacios Anfitriones del Encuentro, una propuesta que mezcla música, apropiación e intervención artística. En una entrevista con Juan Sebastián Peláez, integrante de El Bodegón, es posible entender la trayectoria del Colectivo y su trabajo poco ortodoxo que se mueve entre la apropiación, intervención, happening.
¿Cómo surge El Bodegón?
Por iniciativa de muchas partes, por un lado un grupo de dos o tres personas quería hacer un bar, otro grupo quería hacer simplemente unos talleres para tener dónde trabajar, otros querían hacer un espacio de exhibición. Se juntaron todas esas ideas y surge El Bodegón, principalmente eran estudiantes de artes y algunos profesores.
¿Qué es El Bodegón?
No sé, creo que ninguno de nosotros tenemos claro qué es. No es una galería, no es un bar, no es un rumbiadero, no es un auditorio, pero es todos a la vez, un lugar donde pueden suceder muchas cosas.
¿Hacen una especie de anti-arte?
Creo que no. Un interés de El Bodegón es mostrar cierto tipo de trabajos que no tienen espacio en otros lugares, y por eso surge El Bodegón también, para mostrar cierto tipo de acciones, cierto tipo de manifestaciones que no tienen cabida dentro de una galería comercial por ejemplo, y si eso se quiere llamar anti-arte, pues tal vez, pero no creo que sea anti-arte, ¿así como lo que hacía los Dadaístas? no creo.
¿Le apuestan al arte efímero?
Muchas veces sí. Muchos de los proyectos que se muestran en El Bodegón son no comerciales, no todos obviamente, porque hay pintura convencional también, algunos son efímeros, simplemente otros son muy críticos y por eso son complicados de mostrar en otras partes y El Bodegón muchas veces se presta para eso. En fin, el hecho mismo de que el Bodegón tenga una exhibición de sólo un día es casi efímero también, si tu vas a El Bodegón no hay nada, no hay una bodega, no hay nada, es un espacio en blanco con una oficina arriba. Siempre hay exposiciones efímeras, en ese sentido podría pensarse que sí.
¿Por qué esa idea de que quien no fue a la inauguración de una muestra ya no le tocó?
Por varias cosas. Por un lado porque El Bodegón tiene un lema que es "arte contemporáneo y vida social", es llegar a ridiculizar el evento social que es el arte hoy día, porque todos van a la exposición por el hecho de hacer vida social el día de la inauguración y después de la inauguración muy poca gente va a las exhibiciones, un poco jugando por ese lado y por otro lado porque en El Bodegón tenemos la ventaja de que todos hemos trabajado en producción -detrás de-, es decir, en montaje, asistentes de artistas, asistentes de galeristas, ese tipo de trabajos y uno se da cuenta que a las galerías no va nadie sino el día de la inauguración y a la semana siguiente irán cinco personas y creo que ninguno de los integrantes del colectivo estaba dispuestos a estar metido en El Bodegón durante toda la semana esperando a que llegaran cinco personas por eso decidimos dejar sólo el día de la inauguración y ya.
¿Ustedes toman el arte como fiesta?
En el sentido de que es "arte contemporáneo y vida social", uno podría pensar que sí, que es una reunión social alrededor de arte, pero se podría tomar por otro lado que es ganas de encontrarse con amigos con la excusa de que hay una exposición, o al revés, hay una exposición y allí podré encontrarme con alguien, entonces si pero no.
¿Su arte se enmarca en la serialidad, copia y reproductibilidad?
No necesariamente, el hecho mismo de tener que definir El Bodegón, y que eso sea complicado, es decir que uno no sepa bien qué es porque hacemos de todo un poco: Hay fotografía convencional, video experimental, pintura abstracta, en fin, hay un montón de cosas, creo que no una técnica específica o solamente cierto tipo de obra.
Si Antonio Caro apela a la parodia o reinterpretación ¿por qué surge un conflicto cuando ustedes en su honor apelan a la misma técnica?
Ese caso de Antonio Caro fue bastante chistoso y fue increíble ver que Caro, que es el artista que empezó con el tema de la serialidad y pérdida de autoría en los 70´s, se haya quejado tanto y haya dicho que iba a demandar porque Los Claudios de Colombia hicieron un grupo en su honor. A nosotros nos pareció chévere porque es enseñar eso que no se iba a poder mostrar, a todos nos sorprendió un poco, aunque todos esperamos una respuesta de él, nunca pensamos que fuera así y nos pareció increíble que fuera así porque en realidad tuvo efecto lo que hicieron en ese caso Los Claudios de Colombia.
¿Qué pasó realmente en esa ocasión?
Los Claudios lo que hicieron fue un enorme tributo a Manuel Petro y a Antonio Caro en ese concierto. Carlos Claudio, el vocalista de Los Claudios, tenía un calzoncillo con la cara de Antonio Caro y atrás decía Colombina. Todos los de Los Claudios de Colombia son artistas plásticos y cada uno hizo una obra en homenaje había pintura, serigrafía, intervenciones en la pared, todo en torno a la obra de Antonio Caro y se hizo el concierto, la gente bailó y se emborrachó y durante el proceso Antonio Caro se fue furioso porque dijo que era una falta de respeto y que iba a tomar acciones legales contra Los Claudios porque eso era plagio.
¿Qué hizo El Bodegón para el Encuentro?
Una exposición, una conferencia y una fiesta principalmente, sobre la hostilidad y la hospitalidad y se llamó hotipitalidades, y era encontrar que no necesariamente todo es una cosa de hospitalidad, que el hecho de haber hostilidad es una respuesta, que no todo puede ser bonito y pacífico, también hay desencuentro, ciertos desencuentros también son enriquecedores, y creo que esa es una cosa fundamental conceptualmente en El Bodegón y es encontrar que en esas diferencias hay cosas valiosas.
Somos conscientes de que estamos en una posición bastante crítica y conflictiva, y sabemos que a partir del conflicto pueden salir cosas enriquecedoras que de la supuesta paz no se ven, por eso lo que se planteaba era una especie de conflicto.
¿Qué pasó en McDonall´s por ejemplo?
Ese era un proyecto que no se iba a mostrar y que resolvimos igual hacerlo, es una propuesta de un artista bogotano y no presentó su obra a tiempo, entonces el Bodegón decidió hacerlo sin él. El Bodegón hizo el proyecto, consistía en unos volantes que decían que se acercara a McDonall´s de Oviedo y cantara una canción colombiana en la caja y por cantar una canción colombiana se ganaba un cono gratis. Lo que hicimos fue repartir los volantes fuera de Oviedo, otro grupo estaba dentro y filmaba qué sucedía interiormente, cómo se alborotaba la seguridad si alguien llegaba a cantar, en fin, todo lo que sucedía, y lo que pasó fue que acabaron aprehendiendo dos integrantes de El Bodegón y los llevaron a la estación de policía y dijeron que iban a demandar. Porque obviamente había plagio y un montón de cosas ilegales de por medio, pero no pasó a mayores.
A propósito de este proyecto, ustedes apelan a la publicidad, se burlan de ella o la controvierten. ¿Cómo es ese juego entre arte y publicidad?
Una cosa muy interesante de este proyecto de McDonall´s y muchos otros que se mostraron en la exposición en La Jíkara, es jugar a no parecer arte, en ese caso por ejemplo, eso parecía un trabajo de publicidad y punto. De hecho hubo gente que después en la calle nos decían: "oiga usted porqué nos dio eso si era mentira", porque parecía un trabajo de publicidad, la gente que estaba repartiendo vestía de camisa amarilla con botones de McDonall´s, repartía publicidad bien impresa con logo original, con el lema, todo parecía publicidad. Eso es una cosa constante en este tipo de trabajos, de intervenciones, inserciones que intentan no parecer arte y más bien se camuflan bajo otras cosas, en esta caso la publicidad, en otros casos diseño, otras técnicas, otros medios y otras formas de trabajar.
¿Ustedes se definirían como contestatarios?
Más bien críticos.
¿Sobre la sociedad de consumo?
Sobre muchas cosas, no necesariamente, en este caso sí sobre la relación con el consumo, pero también hay trabajos que hablan sobre artistas, por ejemplo Antonio Caro, aunque no es un trabajo nuestro pero es un trabajo que nos gusta y que mostramos felizmente. También hay obras que cuestionan mucho a Transmilenio, otros sobre la originalidad de los productos contra las marcas piratas, cuestionando el mismo hecho de robar, lo legal o no que puede ser un robo y las implicaciones que esto tiene. Es una cosa de cuestión crítica sin necesariamente llegar a ser contestatario.
¿Es su arte reinvención o reinterprestación de iconos?
¿De qué tipo?
De la publicidad por ejemplo.
Sí, sin duda. Creo que irrespeto también de muchas cosas, muchas veces nos la jugamos sabiendo que pueden llegar a tener consecuencias nefastas para El Bodegón, en este caso por ejemplo, una demanda, pero también somos concientes que eso lastimosamente no va a suceder por ahora, a veces salimos un poco decepcionados, como en este caso: Decimos no faltó mil cosas para que la práctica hubiese salido bien, entre otras por ejemplo que hubieran pasado la noche en la estación y no que salieran ilesos gracias al Museo de Antioquia. Pero si, sin duda, no siempre pero si hay muchas veces reinterpretación de pirataje, de plagio de iconos en este caso.
Con las múltiples actividades que tienen en El Bodegón, también pasan a veces de curadores a artistas, ¿esos roles cambian?
Todos tuvimos formación artística y nunca nos enseñaron a ser curadores, hemos ido aprendiendo todo en la marcha, las primeras exposiciones eran terribles. Decir que el colectivo es curador no puedo decir eso, tampoco que sea arte lo que hacemos, no estoy muy seguro de eso, pero igual sí estamos criticando y cuestionando eso mismo, porque muchas veces metemos la mano en...
En la exposición en La Jíkara como eran trabajos que cuestionaban la autoría y ponían en riesgo el autor específicamente, no aparecían fichas técnicas ni decía de quién era cada obra, simplemente, eran trabajos mostrados ahí en el aire y había una lista de agradecimientos a todos los que participaron, al museo y los artistas, pero nunca se identificaba quién era quién. En ese caso también hay una reinterpretación, plagio o lo que se quiera.
En el caso específico de El Bodegón es muy experimental en ese sentido, no tenemos muy claro siempre qué estamos haciendo, si ese tipo de curaduría se pueda llamar curaduría o es simplemente un trabajo de un amigo que nos gustó y punto. Es muy relativo y complicado.
¿Cómo funciona El Bodegón en la cotidianidad?
El Bodegón es una bodega desocupada, no hay nadie, no hay nada. Todos los lunes hacemos una reunión semanal para ver que va a venir, qué pasó y qué está pendiente. Los proyectos nos llegan por correo, llamadas, por recomendación o el artista mismo va y nos muestra su trabajo, después nos reunimos y decidimos si es interesante y qué parte elegimos de la propuesta. Es muy democrático, si por mayoría gusta el trabajo el proyecto pasa.
El Bodegón se sostiene a partir de la cuota de los integrantes, es como un arriendo, no hemos recibido hasta el momento ayuda externa, estamos tratando de gestionar algo.
¿Cómo fue la exposición en La Jíkara?
Tuvo dos partes, una gran parte que venía de Bogotá y eran más que todo videos de intervenciones que sucedían en Bogotá que se venían a mostrar acá. También nos pareció interesante hacer ese tipo de intervenciones en Medellín y fue lo que sucedió con muchos trabajos. Tuvimos la oportunidad de traer a Edwin Sánchez, Andrés Moreno y Nicolás Rojas que hicieron sus reinterpretaciones de Medellín, obviamente teniendo en cuenta un contexto diferente, se transformó el trabajo para que no fuera simplemente traer la muestra a la ciudad.
Otra parte importante eran las publicaciones. Nosotros entendemos El Bodegón como un espacio alternativo, no convencional y en este caso lo que hicimos fue lanzar una publicación que también se podía entender como un espacio alternativo, y que de hecho sucede o mucha gente viene haciendo desde hace rato.
Conseguimos varias revistas y publicaciones que conocíamos en Bogotá e incluimos algunas de acá como Robot, por ejemplo, y otras como El Bodegón que se hizo específicamente para esta muestra, Tropical Goth Magazine que se realizó para México, después volvió a Bogotá y ahora está en Medellín, Zine Magazine, etc.
Ahora la residencia terminó y se está hablando de la posibilidad de que surjan proyectos alrededor del Encuentro, si existe la oportunidad de volver sería bueno.
2 comentarios:
“A life in art is an unimaginable and unpredictable experience.” Sol LeWitt.
Sorry que no tenga nada que ver con tu post, pero se ha muerto el 8 de Abril y me parece apropiado citarlo en homenaje.
Un abrazo.
Gracias Max por el homenaje, lamento no haber posteado nada pero mi tiempo libre en los últimos días es mínimo. voy a colgar algo sobre LeWitt en la semana. un grande, definitivamente.
Publicar un comentario