miércoles, febrero 17, 2010
Entrevista Francesco Mariotti. Metáforas de un artista híbrido
Escuela de Marte cuelga una reciente entrevista con Francisco Mariotti, quien hace poco estuvo por Lima. La entrevista fue hecha por Alberto Reboredo para El Comercio y aqui la reproduzco.
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ENTREVISTA. FRANCESCO MARIOTTI
Metáforas de un artista híbrido
PRINCIPAL REFERENTE DE LA HISTORIA DEL ARTE ELECTRÓNICO DEL PERÚ EN LOS AÑOS SETENTA, EL TRABAJO DE MARIOTTI EN LA ACTUALIDAD ESTÁ MUY LEJOS DE UNA SIMPLE PROPUESTA ESTÉTICA
Por: Alberto Revoredo
Domingo 14 de Febrero del 2010
Es ante todo un futurista. Un visionario cuya actividad creativa no se limita al clásico concepto de artista. Sus visiones y análisis encierran un amplio conocimiento de las nuevas tecnologías, una perspicaz y particular filosofía de la forma de hacer arte y un profundo respeto por la naturaleza. Francesco Mariotti, el talentoso creador peruano suizo, fundador del desaparecido colectivo E.P.S. Huayco, y uno de los primeros artistas electrónicos del Perú, estuvo en el Centro Cultural de España para hablar, entre otras cosas, sobre uno de sus últimos proyectos: “Tomatl. El retorno del inmigrante”.
En tu más reciente trabajo, “Tomatl. El retorno del inmigrante”, recurres nuevamente al reciclaje como recurso. ¿Qué reflexiones puedes hacer al respecto?
Primero que el reciclaje, en el arte, no es simplemente un problema de la basura. Reutilizar desechos de la sociedad es un aspecto; pero el “objet trouvé”, el “ready-made”, que a inicios del siglo pasado presenta Marcel Duchamp, es una dimensión totalmente diferente del reciclaje de algo ya existente. En el arte, el material que utilizas, bien o mal, toma un significado incluso desde el momento en que decides qué material escoger. No recoges en función de la utilización práctica que le vas a dar, sino de un concepto. Reciclaje aquí no es solo el hecho de utilizar el desecho. Cambiando de utilización y entrando en el mundo del arte, el material adquiere un valor totalmente diferente. El otro punto tiene que ver con un reciclaje de conceptos, de conocimientos, de informaciones, que también en el arte juegan un concepto importante. En algunos trabajos yo utilizo imágenes de computer games, películas, sonidos existentes e incluso documentos que bajo de la web, que son parte de la obra. Un documento, igual que el material, si lo sacas de su contexto y lo pones en otro, adquiere un significado totalmente diferente. Para el proyecto “Tomatl”, bajé de la web un formulario para inmigrantes en Europa que se acogen a un programa para irse voluntariamente. Si el documento lo amplías, enmarcas y lo pones en una pared sin mayor comentario, se vuelve una superficie visual sujeta a cientos de posibles metáforas. Yo aquí he hecho el juego con el tomate que se fue de América hace más de 500 años, y que cambia su identidad en una nueva cultura, se vuelve ketchup. Cuando el tomate regresa ya no es el mismo. Cuando el inmigrante regresa es foráneo en su propia cultura, que no es algo nuevo, las migraciones son un fenómeno muy antiguo. Lo que es nuevo es la migración de informaciones.
Y esos tomates tienen como hábitat del pensamiento el jardín híbrido que propones…
Exactamente, ese es justo mi tema, lo híbrido. Estas situaciones donde se juntan cosas nuevas que no estaban pensadas y generan nuevas constelaciones, nuevas formas de energía, que en algunos casos son fascinantes y extremadamente creativas y en otras son aberrantes. Lo mismo sucede en esta red de informaciones e imágenes que ahora está circulando a una velocidad fabulosa en la web y crea también una especie de información híbrida. Pasa que algo que para ti significa una cosa, en otra cultura significa otra, porque le han dado otra lectura. Hay todo este fenómeno de traducción de un concepto, imagen, palabra o sonido, que la gente percibe e interpreta a su manera. Es como la historia de la Torre de Babel, porque se van generando lenguajes nuevos y es muy difícil de entenderse. Ciertos grupos sociales no pueden entender a otros. A veces uno piensa que en la política o los mercados financieros hay cosas que no son posibles. ¿Cómo es posible que esta gente que maneja las sociedades no nos entienda? Creo que no entienden porque hablan y están programados con lenguajes diferentes. Dicen que una vez a la reina de Inglaterra le dijeron que no había pan para el pueblo, y ella dijo: “Bueno, que coman torta”.
¿Esos malos entendidos tienen que ver con la manera casi aleatoria en que encontramos la información, que de alguna forma hace referencia a un viejo trabajo tuyo, “Papagayo 2”?
Sí, pero creo que son más problemas de tipo antropológico, sociológico, que han existido siempre, pero que posiblemente ahora, en esta situación, se hacen más evidentes y cada vez son menos difíciles de entender. Vuelvo aquí a un concepto inicial, del año 68, mío y de Klaus Geldmacher, cuando nosotros anunciábamos ya que el arte, como se estaba presentando, estaba superado. Que esa forma de producir arte no tenía absolutamente ningún sentido, y que el arte debía surgir o debía ser una especie de visualización de estudios justamente antropológicos, sociológicos y de este tipo, y no simple decoración; pero claro, la sociedad no nos hizo mucho caso en ese sentido porque ese concepto, en ese momento, no era tan interesante para el mercado del arte.
Es que ello implicaría redefinir una estética y replantearse el concepto de lo bello…
Claro, y de los valores también, porque el arte de fines del siglo XX e inicios del siglo XXI se caracteriza y está determinado sobre todo por el mercado del arte, y no tanto por el concepto de la obra. Por eso creo que en algún momento, de hecho ya existe, van a haber dos lecturas del arte visual, una en base al mercado del arte, los productos, el “pop art”, las ferias de arte; y la otra, la de un arte más integrado a un proceso de investigación, del artista como individuo, o el de una visión colectiva. Por eso creo también que uno de los éxitos del trabajo de Huayco en esa época fue que como grupo, como colectivo, generamos una estética y un trabajo que individualmente ninguno de nosotros hubiera podido hacer. Para las otras ciencias eso no es ningún problema, para mandar un cohete a la luna o incluso para hacer una película se necesita todo un equipo de gente, es más que todo en el arte visual donde se le ha dado mucha importancia al aspecto individual.
Ningún tipo de pensamiento es posible sin un lenguaje, que en este caso acarrea una serie de complicaciones y malos entendidos…
Sí, es un lenguaje que incluso a los mismos operadores de arte o curadores se les vuelve complicado. Posiblemente es más fácil interpretar a un individuo, que interpretar a todo un movimiento. Con este trabajo (“Tomatl”) representé al Perú en Cuenca el año pasado, y toda la documentación que mandé por correo, fotocopias en físico que el público hubiera podido consultar sobre la inmigración, la retuvieron en aduanas. Decían que eso tenía que pagar un arancel por concepto de documentos, y no entendían que eso era parte de la obra de arte. Ni siquiera la gente de la Bienal, el director o el que tenía la curaduría fueron capaces de explicar a la gente de aduanas que eso era parte de la obra. Pero sí te dejan entrar una pintura enrollada porque eso sí corresponde a la idea de arte.
Se cumple eso de que cuanto más hablamos, menos comprendemos y cuanto más caminamos, menos avanzamos…
Sí claro. Hay un físico cuántico muy conocido, Basarab Nicolescu, que decía que el conocimiento es como un globo que se infla. El conocimiento es el aire contenido en el globo, y el exterior es lo desconocido. Y así cuando analizo lo del reciclaje me doy cuenta de que no tiene dónde terminar.
¿Tecnología y naturaleza no son antagónicos?
Eso también es una especie de constancia en mi trabajo. A mí la tecnología siempre me ha atraído mucho y la he integrado en mi trabajo. Llega un momento en el que piensas que la tecnología esta contra la naturaleza, que hay una contradicción entre lo natural y lo artificial. Y me ha costado, pero siempre he tratado de tematizar eso, de observar hasta qué punto la naturaleza y la tecnología pueden convivir. Pero al mismo tiempo pienso que, y esto me lo dijo un antropólogo boliviano, la tecnología es parte del instinto humano.
La tecnología entonces, como muchos se apresuran en afirmar ahora, no será la debacle del ser humano…
El punto es que yo creo que no nos salvamos de ese instinto tecnológico. La cuestión, como en todo lo otro, es un asunto de cultura, de conciencia, y allí justamente está la función del arte. Tú me has ayudado ahora a llegar a este punto, porque esa es justamente la diferencia con el arte decorativo e incluso con el arte que te matiza cosas; pero el arte como instrumento de progreso para el desarrollo de la sociedad y la ciencia, eso es algo donde yo creo que estoy tratando de poner énfasis. Ahora, como cualquier cosa, la ecología puede volverse un modismo, puede ser simplemente un entretenimiento para el fin de semana, y eso tampoco es. De hecho se ha transformado en un negocio. Lograr una convivencia entre ciencia, tecnología y equilibrio con el medio ambiente, como perspectiva para una sociedad futura, siempre ha sido una visión fabulosa.
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ENTREVISTA. FRANCESCO MARIOTTI
Metáforas de un artista híbrido
PRINCIPAL REFERENTE DE LA HISTORIA DEL ARTE ELECTRÓNICO DEL PERÚ EN LOS AÑOS SETENTA, EL TRABAJO DE MARIOTTI EN LA ACTUALIDAD ESTÁ MUY LEJOS DE UNA SIMPLE PROPUESTA ESTÉTICA
Por: Alberto Revoredo
Domingo 14 de Febrero del 2010
Es ante todo un futurista. Un visionario cuya actividad creativa no se limita al clásico concepto de artista. Sus visiones y análisis encierran un amplio conocimiento de las nuevas tecnologías, una perspicaz y particular filosofía de la forma de hacer arte y un profundo respeto por la naturaleza. Francesco Mariotti, el talentoso creador peruano suizo, fundador del desaparecido colectivo E.P.S. Huayco, y uno de los primeros artistas electrónicos del Perú, estuvo en el Centro Cultural de España para hablar, entre otras cosas, sobre uno de sus últimos proyectos: “Tomatl. El retorno del inmigrante”.
En tu más reciente trabajo, “Tomatl. El retorno del inmigrante”, recurres nuevamente al reciclaje como recurso. ¿Qué reflexiones puedes hacer al respecto?
Primero que el reciclaje, en el arte, no es simplemente un problema de la basura. Reutilizar desechos de la sociedad es un aspecto; pero el “objet trouvé”, el “ready-made”, que a inicios del siglo pasado presenta Marcel Duchamp, es una dimensión totalmente diferente del reciclaje de algo ya existente. En el arte, el material que utilizas, bien o mal, toma un significado incluso desde el momento en que decides qué material escoger. No recoges en función de la utilización práctica que le vas a dar, sino de un concepto. Reciclaje aquí no es solo el hecho de utilizar el desecho. Cambiando de utilización y entrando en el mundo del arte, el material adquiere un valor totalmente diferente. El otro punto tiene que ver con un reciclaje de conceptos, de conocimientos, de informaciones, que también en el arte juegan un concepto importante. En algunos trabajos yo utilizo imágenes de computer games, películas, sonidos existentes e incluso documentos que bajo de la web, que son parte de la obra. Un documento, igual que el material, si lo sacas de su contexto y lo pones en otro, adquiere un significado totalmente diferente. Para el proyecto “Tomatl”, bajé de la web un formulario para inmigrantes en Europa que se acogen a un programa para irse voluntariamente. Si el documento lo amplías, enmarcas y lo pones en una pared sin mayor comentario, se vuelve una superficie visual sujeta a cientos de posibles metáforas. Yo aquí he hecho el juego con el tomate que se fue de América hace más de 500 años, y que cambia su identidad en una nueva cultura, se vuelve ketchup. Cuando el tomate regresa ya no es el mismo. Cuando el inmigrante regresa es foráneo en su propia cultura, que no es algo nuevo, las migraciones son un fenómeno muy antiguo. Lo que es nuevo es la migración de informaciones.
Y esos tomates tienen como hábitat del pensamiento el jardín híbrido que propones…
Exactamente, ese es justo mi tema, lo híbrido. Estas situaciones donde se juntan cosas nuevas que no estaban pensadas y generan nuevas constelaciones, nuevas formas de energía, que en algunos casos son fascinantes y extremadamente creativas y en otras son aberrantes. Lo mismo sucede en esta red de informaciones e imágenes que ahora está circulando a una velocidad fabulosa en la web y crea también una especie de información híbrida. Pasa que algo que para ti significa una cosa, en otra cultura significa otra, porque le han dado otra lectura. Hay todo este fenómeno de traducción de un concepto, imagen, palabra o sonido, que la gente percibe e interpreta a su manera. Es como la historia de la Torre de Babel, porque se van generando lenguajes nuevos y es muy difícil de entenderse. Ciertos grupos sociales no pueden entender a otros. A veces uno piensa que en la política o los mercados financieros hay cosas que no son posibles. ¿Cómo es posible que esta gente que maneja las sociedades no nos entienda? Creo que no entienden porque hablan y están programados con lenguajes diferentes. Dicen que una vez a la reina de Inglaterra le dijeron que no había pan para el pueblo, y ella dijo: “Bueno, que coman torta”.
¿Esos malos entendidos tienen que ver con la manera casi aleatoria en que encontramos la información, que de alguna forma hace referencia a un viejo trabajo tuyo, “Papagayo 2”?
Sí, pero creo que son más problemas de tipo antropológico, sociológico, que han existido siempre, pero que posiblemente ahora, en esta situación, se hacen más evidentes y cada vez son menos difíciles de entender. Vuelvo aquí a un concepto inicial, del año 68, mío y de Klaus Geldmacher, cuando nosotros anunciábamos ya que el arte, como se estaba presentando, estaba superado. Que esa forma de producir arte no tenía absolutamente ningún sentido, y que el arte debía surgir o debía ser una especie de visualización de estudios justamente antropológicos, sociológicos y de este tipo, y no simple decoración; pero claro, la sociedad no nos hizo mucho caso en ese sentido porque ese concepto, en ese momento, no era tan interesante para el mercado del arte.
Es que ello implicaría redefinir una estética y replantearse el concepto de lo bello…
Claro, y de los valores también, porque el arte de fines del siglo XX e inicios del siglo XXI se caracteriza y está determinado sobre todo por el mercado del arte, y no tanto por el concepto de la obra. Por eso creo que en algún momento, de hecho ya existe, van a haber dos lecturas del arte visual, una en base al mercado del arte, los productos, el “pop art”, las ferias de arte; y la otra, la de un arte más integrado a un proceso de investigación, del artista como individuo, o el de una visión colectiva. Por eso creo también que uno de los éxitos del trabajo de Huayco en esa época fue que como grupo, como colectivo, generamos una estética y un trabajo que individualmente ninguno de nosotros hubiera podido hacer. Para las otras ciencias eso no es ningún problema, para mandar un cohete a la luna o incluso para hacer una película se necesita todo un equipo de gente, es más que todo en el arte visual donde se le ha dado mucha importancia al aspecto individual.
Ningún tipo de pensamiento es posible sin un lenguaje, que en este caso acarrea una serie de complicaciones y malos entendidos…
Sí, es un lenguaje que incluso a los mismos operadores de arte o curadores se les vuelve complicado. Posiblemente es más fácil interpretar a un individuo, que interpretar a todo un movimiento. Con este trabajo (“Tomatl”) representé al Perú en Cuenca el año pasado, y toda la documentación que mandé por correo, fotocopias en físico que el público hubiera podido consultar sobre la inmigración, la retuvieron en aduanas. Decían que eso tenía que pagar un arancel por concepto de documentos, y no entendían que eso era parte de la obra de arte. Ni siquiera la gente de la Bienal, el director o el que tenía la curaduría fueron capaces de explicar a la gente de aduanas que eso era parte de la obra. Pero sí te dejan entrar una pintura enrollada porque eso sí corresponde a la idea de arte.
Se cumple eso de que cuanto más hablamos, menos comprendemos y cuanto más caminamos, menos avanzamos…
Sí claro. Hay un físico cuántico muy conocido, Basarab Nicolescu, que decía que el conocimiento es como un globo que se infla. El conocimiento es el aire contenido en el globo, y el exterior es lo desconocido. Y así cuando analizo lo del reciclaje me doy cuenta de que no tiene dónde terminar.
¿Tecnología y naturaleza no son antagónicos?
Eso también es una especie de constancia en mi trabajo. A mí la tecnología siempre me ha atraído mucho y la he integrado en mi trabajo. Llega un momento en el que piensas que la tecnología esta contra la naturaleza, que hay una contradicción entre lo natural y lo artificial. Y me ha costado, pero siempre he tratado de tematizar eso, de observar hasta qué punto la naturaleza y la tecnología pueden convivir. Pero al mismo tiempo pienso que, y esto me lo dijo un antropólogo boliviano, la tecnología es parte del instinto humano.
La tecnología entonces, como muchos se apresuran en afirmar ahora, no será la debacle del ser humano…
El punto es que yo creo que no nos salvamos de ese instinto tecnológico. La cuestión, como en todo lo otro, es un asunto de cultura, de conciencia, y allí justamente está la función del arte. Tú me has ayudado ahora a llegar a este punto, porque esa es justamente la diferencia con el arte decorativo e incluso con el arte que te matiza cosas; pero el arte como instrumento de progreso para el desarrollo de la sociedad y la ciencia, eso es algo donde yo creo que estoy tratando de poner énfasis. Ahora, como cualquier cosa, la ecología puede volverse un modismo, puede ser simplemente un entretenimiento para el fin de semana, y eso tampoco es. De hecho se ha transformado en un negocio. Lograr una convivencia entre ciencia, tecnología y equilibrio con el medio ambiente, como perspectiva para una sociedad futura, siempre ha sido una visión fabulosa.
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3 comentarios:
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