sábado, febrero 25, 2006

Cuánto cuesta ser artista

Desde el fondo de su depa San Felipano, y pegado cual lapa a su computadora, Iván Esquivel da nuevas señales de vida en el mundo del arte. Esquivel ya nos tiene acostumbrados a sus curiosos ingenios que habitualmente toman el soporte que más le conviene para dispersarse cual virus. Hace algunos años ya, lo veríamos crear una saga mitológica -inspirada en Star Wars- del mundo del arte, hiriendo más de una susceptibilidad. Sólo baste recordar una fotografía de Luis Lama convertido ominosamente en la emperatriz -imagen que el propio crítico publicaría en su momento en su columna de Caretas-. O del curador Jorge Villacorta transformado súbitamente en el héroe de la jornada. Para nuestro ¿artista? este email-acción sería parte de su proyecto artístico mayor: divertirse. "Para mi es diversión antes que nada" bien dice, y le creemos.

En esta nueva oportunidad Esquivel nos ofrece vía mail su última creación en formato audio, titulada Cuánto cuesta ser artista. Las palabras sobran así que simplemente les paso el link que él mismo ha empezado a difundir desde hoy. Ya luego comentaré algo más largo sobre la peculiar obra de este sujeto, y les adelanto que una entrevista suya aparecerá en el tercer número de la revista de arte contemporáneo Prótesis, la cual será presentada a mediados de marzo.

Cuánto cuesta ser artista (2006)

http://www.ivanesquivel.com/data/temp/cuanto_cuesta_ser_artista.mp3

http://www.ivanesquivel.com/cgi/logs/logs.cgi

jueves, febrero 23, 2006

Retazos en Estereofónica

La artista y diseñadora Ana Teresa Barboza -más conocida como Anita- está presentando por dos únicos días (22 y 23 de febrero) un proyecto bastante simpático en la tienda de ropa y diseño Estereofónica de Miraflores. Esta primera presentación titulada Retazos, parece ser el feliz inicio de una serie de invitaciones que la tienda hará a diversos diseñadores y jóvenes artistas que vienen desarrollando una propuesta visual a la par de proyectos de diseño de ropa y objetos.

Me parece importante señalar como punto inicial y a muy grosso modo la significativa proximidad que los artistas de esta nueva generación mantienen con el diseño, como una extensión de sus posibilidades personales de comunicación. Y aunque si bien el desplazamiento de sentido a través de la ropa y la indumentaria ha sido siempre parte de nuestra sociedad occidentalizada, me interesa señalar lo que parece ser una manifestación en mayor escala en los más jóvenes y que parece demandar el reconocimiento del diseño como una forma competente de diálogo artístico. Creo que la situación no puede ser simplificada de manera genérica así que dejaré estas reflexiones para algún otro momento, sólo valga el señalamiento.

La exposición Retazos es, tal como lo indica la invitación, "una pequeña muestra de arte e indumentaria". Anita ha sabido conjugar muy bien la estética nostálgica de la tienda con su propuesta personal que mezcla la pintura con el bordado, proponiendo un espacio de juego que nos permite no sólo adentrarnos en sus diseños sino que complejiza su trabajo visual. La artista, egresada recientemente como pintora de la Universidad Católica, ha venido incorporando en los últimos años el tejido a su trabajo pictórico de manera significativa. Las primeras piezas que recuerdo haber visto de ella tenían un claro eje autoreferencial introduciendo sus recuerdos a través de autorretratos o de fotografías familiares que ella reproducía o incorporaba al lienzo. E incluso a través de la propia escritura. En esta pieza por ejemplo -de la cual no recuerdo el título pero creo que se llamaba Diario- transcribía con el tejido extractos de su diario personal. Luego tomaría conceptualmente la idea del hilván. El hilván es aquella unión de puntos largos que se realizan como preparación para la costura definitiva. Lo que me parecía más interesante del uso del hilván era que la construcción final que la artista hacía de sus nuevas piezas aludía a una conjunción de fragmentos, pero que parecían nunca estar fijados del todo. Como si estuvieran a la espera de su estabilidad final. Levantamientos parciales de la arquitectura personal de nuestros recuerdos y en donde cada habitación parece tener siempre nombre propio.

Para esta ocasión la artista, tomando las licencias que el espacio le permitía, ha montado en las habitaciones pequeños ambientes que fusionan objetos personales y piezas artísticas, mezclados incluso con los propios elementos de la tienda con los cuales se desplegaba un diálogo amable. Uno de los cuartos intervenidos por la artista incluía por ejemplo una máquina de coser, una serie de juguetes, revistas, un pequeño pianito, agujas y alfileteros, telas de colores, un pequeño baúl. Una serie de vestigios que señalan una narrativa personal pero que ocultan al mismo tiempo el sentido singular y afectivo que los vincula con su particular existencia. El ambiente todo parecía entonces estar plagado de claves, de frágiles signos que complementaban las propias señales que la obra de la artista sugería.

La artista ha diseñado también pequeños objetos-mini-álbum donde recupera fotografías antiguas, habitualmente de familiares cercanos, y en donde coloca sus vestidos sobre figuras femeninas. Este juego que parece asociado inicialmente a la promoción de ropa, remarca un elemento fundamental que la artista ha desplazado a lo largo de su trabajo: la memoria. Incluso una de sus piezas-objeto ubicadas en una mesita central se titulaba justamente Álbum, y en ella se mezclaban recuerdos con reliquias personales, aquellas evocaciones asociadas a nuestro culto más cotidiano o ritual privado de atesorar determinados objetos.

Me parece además interesante pensar que en esta ocasión la artista se permite escapar un poco más de la representación, buscando un señalamiento a través de los propios elementos. Una posibilidad cada vez más presente en nuestros jóvenes artistas que retoman sus objetos no por sus cualidades externas o puramente estéticas, sino por ser ellos huellas e indicios de una vida determinada -y de una vida vivida de una determinada manera-, desplazando en su sola materialidad una fuerza expansiva que escapa a la mera condición icónica de lo representado.

Retazos se presenta como una alternativa sugerente ante la invitación de intervenir Estereofónica, presentando de modo inteligente vínculos interesantes entre propuesta visual y diseño de ropa. Espero que puedan visitarla.

miércoles, febrero 22, 2006

Sleepings de cartón



Vía mail nos llegan noticias del nuevo blog del artista visual Christians Luna, al parecer también recientemente estrenado. (http://blogs.ya.com/christiansluna/) En este su primer post Luna nos anuncia un proyecto bastante peculiar y audaz que llevó a cabo algunos meses atrás con el apoyo del colectivo El Colectivo. Luna se dispondría a reciclar durante varias noches un conjunto mayor de cartones que luego convertiría en frágiles sleepings que repartiría buenamente a algunos indigentes por las calles de Lima. Una acción que a simple vista aparece nimia, pero que, sin embargo, desplaza toda una forma de modular nuestras relaciones con las dinámicas de la ciudad y sus habitantes.

Luna es un artista que a mí siempre me ha parecido extravagante, en el buen sentido claro. Sus acciones/intervenciones siempre parecen estar conjurando una poética de lo precario, y de las cuales muchas veces él aparece como la materia prima más importante. Difícil intentar catalogar su trabajo bajo las habituales etiquetas estílistas, e incluso bajo aquellos rótulos característicos del arte contemporáneo. Nuestro horizonte visual de referentes bien podría remitirnos al land-art o a alguna variante postminimalista, pero Luna se presenta siempre desajustado ante tales categorías, siempre presto a trastocar con la energía de lo vivo y del azar toda presentación.

Las propuestas de Luna parecen nacer y fundirse en la vida misma a través del propio reciclaje: desde una figura humana hecha con panes sobre el suelo para que algún transeunte los tomara libremente, un triángulo de gelatinas rojas que despertaran las ansias de los paseantes, hasta esta última acción de entrega de sleepings de cartón a algunos mendigos, pasando por acciones inesperadas o simplemente señalamientos sutiles de determinadas estéticas. El arte es entonces para Luna como una extensión del discurrir cotidiano, no representación fetichista sino una amplificación fugaz de las intensidades de lo vivido.

Saludamos la apertura de un espacio nuevo para la discusión de futuras propuestas de intervención urbana. Espero que más adelante este blog consigne mayor información e imágenes sobre este proyecto permitiendo además contextuar mejor el sentido de su propuesta toda.

martes, febrero 21, 2006

Testimonio de parte

En relación al post anterior coloco una primera colaboración de Janet Fortón, una las participantes en la intervención site-specific en el Centro Cultural de Bellas Artes.

(El presente texto ha sido previamente publicado en www.interculturalidad.org)


EL 69 / desde mis forros: testimonio de parte.
Janet Fortón

El Colectivo 69, lo conformamos Alicia, Christians, Jennifer y la que escribe, e inició sus actividades en agosto de 2005. Nuestro grupo surgió ante la necesidad de contar con un espacio para discutir las relaciones entre libertad (personal, familiar y ciudadana) y sexualidad, abordada desde las artes; y cómo la práctica artística puede constituir un frente deconstructivo de nuestro sistema patriarcal, sostenido irracionalmente por columnas falocráticas.

En esta, nuestra primera acción que perpetramos, tuvimos el apoyo de varios amigos, sumando inquietudes y conciencia, entre ellos Beto y Miguel quienes constituyeron un apoyo técnico-moral invaluable. También se nos unió Esmeralda, comerciante que conocimos en nuestras investigaciones por el damero limeño. En lineas generales consistió en la intervención de la galería del Centro Cultural de Bellas Artes -dentro de las actividades por el 87º Aniversario de la ENSABAP-, instalando un puesto de venta de ropa íntima (calzones) con diseños y precios bien centrolimeños. El acceso a la 'tienda' era por una puerta lateral (habitualmente cerrada), contigua a la principal y señalo esto porque estuvo en nosotros la idea de abrir, literalmente, una 'nueva puerta': el acceso a un espacio que fuese un interestare entre la calle y la galería. Una dimensión desconocida donde los sentidos de ambas partes se confundan.

Buscamos generar de manera simbólica un diálogo que generalmente es inexistente o nulo por la falta de políticas inclusivas del Centro Cultural de Bellas Artes hacia su entorno-comunidad comercial (comenzando con los chicos de seguridad, que como en muchas otras instituciones fungen de anfitriones). Pero también el señalar que hay una aparente falta de interés de nuestra colectividad centro limeña hacia las Artes Bellas, que es reforzada por un estilo de vida de subsistencia elemental y básica, pero donde está presente -como en cualquier construcción sociocultural- la creación y experiencia estética. Así, estas prácticas estéticas populares-urbanas se dan y no son vistas ni miradas, literalmente desligadas de nuestros anti-populares centros culturales.

Por estas razones quisimos que la exhibición de nuestros diseños en ropa interior, se diera en medio de tanta pieza artística (pinturas, esculturas y grabados) que también se exhibían en el Centro Cultural dentro de su muestra por el aniversario de la ENSABAP y con ello se pretendió la renovación de este clásico lugar de enunciación, desde nuestros acercamientos a lo urbano popular, a nuestra reflexión sobre cultura erudita y cultura popular, nuestros planteamientos de género pero también a las lecturas de identidad. Una mirada hacia nosotros, a nuestra sociedad y a su monumento vivo que es la calle, comenzando por aquella pieza básica que cubre nuestra aparente identidad biológica, y a partir de la cual se construyen injustamente identidades culturales que también nos son impuestas como naturales.

El día de la inauguración, de pie en nuestra puerta lateral estábamos el colectivo 69 en pleno, aplaudiendo e invitando a manera de jaladores, como estrategia usual que se sirven para captar al publico de la calle a que paseen en este caso, a ver la exposición.

Contamos con el potente equipo estereofónico y la complicidad del Dj Túpac con su contundente ingrediente musical, para redondear la faena porque música, jaladoras, anfitrionas, volantes y ofertas es todo lo que se sirve un centro comercial popular para despertar la atención del público en consumir sus productos.

Obviamente, la reacción no se hizo esperar: si manejas los códigos de la calle, la calle responde; y comenzaron a hacer su ingreso en mancha peatones casuales, personajes típicos (locos y borrachos), y nuestros vecinos comerciantes, quienes pese a trabajar todos los días en los alrededores nunca habían puesto un pie en la galería. Y lo hicieron ingresando no por la puerta principal -con escaleritas de mármol y escoltadas por vigilantes en terno- sino por nuestra puerta lateral amenizada por nuestros gritos de bienvenida al mejor estilo de las jaladoras más cotizadas del Centro de Lima, Ciudad Capital, en todo su esplendor cotidiano.

Y aunque entre el vino y el arte de salón hubieron algunos vetustos guardianes del color y la forma, que miraron nuestro trabajo con incomprensión y horror, nosotros creemos en el arte como un vehículo de pensamiento crítico. Un arte inclusivo que pueda estar a tu lado sin la distancia que interpone un pedestal o un marco. Un arte que no sea puro placer retiniano, y que pueda ser exigente con su espectador al momento de su decodificación.

El balance entre nuestros objetivos y lo que se dio de manera real en la exposición es el siguiente:

Logramos hincar la sensibilidad de la gente que va a admirar las bellas artes como se miraban hace setenta años. Eso nos parece bueno si luego va acompañado de un proceso reflexivo.

Tuvimos problemas diversos, comenzando porque ésta era nuestra primera muestra en colectivo (el choque entre egos fluctuaba entre la bronca y la reconciliación). Debido al corto tiempo que tuvimos para el montaje genero muchas fallas técnicas que no supimos resolver a tiempo ni a la medida de la situación que dificultaron, en cierto momento, la lectura del trabajo (nuestra famosa puerta lateral estuvo abierta por pocos días por cuestiones de seguridad de la galería). Los diseños y la cantidad de calzones no tuvieron la potencia de nuestros planteamientos de género, confundiéndose de manera lúdica con los calzones que vendía con nosotros Esmeralda. En general, el sentido parecía estar un poco disperso.

Pero, por otro lado, consideramos enriquecedora toda la experiencia, aprendimos mucho analizando las opiniones de nuestros vecinos comerciantes y público en general; y también escuchando a algunos profesores y amigos bellasartinos. Siempre había algo que decir acerca de nuestro trabajo: "es pertinente", "no se entiende", "¿por qué no regresan al modelado y a la talla?", "es muy difícil trabajar con la calle", "¿esto es arte?", "no quiero leer ni investigar, mejor explícamelo tú"…

sábado, febrero 18, 2006

De Centros Culturales y Centros Comerciales

Hace algunos meses fui testigo -y participante (in)directo- de la formación espontánea de un colectivo (Colectivo 69) de tres chicas -Jennifer Castro, Janet Forton, y Alicia Huamalí- de la Facultad de Escultura (ENBA) decididas a proponer una alternativa a la tan habitual y canónica exposición de Aniversario de la Escuela de Bellas Artes. El modo de trabajo fue sencillo pero bastante interesante. La premisa tenía dos frentes, por un lado interrogarse sobre el papel de la institución y sus posibilidades comunicativas y de feedback en el contexto donde se ubicaba, y por otro el juego con los roles, estereotipos y formas culturales de lo femenino a través de la ropa interior.

Una de las cosas más ricas del proceso me pareció la investigación y documentación visual -que no llegó a exponerse- realizada por los alrededores del Centro Cultural, esencialmente puestos comerciales. La pregunta más punzante parecía indagar sobre si conocían qué funcionaba en aquel edificio, si lo habían pisado alguna vez. Estas pequeños video-entrevistas a modo de recorrido por las galerías comerciales aledañas despertaban nuevas inquietudes que el propio documento no buscaba responder sino simplemente señalar.
La propuesta final básicamente consistió en advertir la cualidad eminentemente comercial de los alrededores del C.C., y del público que habitualmente asiste a las calles aledañas para generar una situación donde la propia 'exposición' sea capaz de incorporarse 'naturalmente' con su entorno. Así, con la ayuda del artista visual Christians Luna, se emplazó una suerte de tienda de ropa interior improvisada jugando con las propias esculturas, las cuales perdieron su aura característica para ser maniquíes exhibidores de las prendas. La tienda además fungía como un conducto lateral que exteriormente se mezclaba con sus pares comerciales, pero que comunicaba complícemente la calle con el espacio expositivo.

Al abordar el proyecto críticamente tendría que señalar que la pertinencia jugó el papel más importante. Es decir, la necesidad de hacer un señalamiento reflexivo sobre una distancia entre la propia institución y su comunidad en el marco de su Aniversario. Pero, además, también generar una sutil confrontación frente al carácter 'académico-educativo' que la exposición demandaba al ser dividida y señalada a través de 'especialidades'.
Un aspecto negativo para mí fue que el funcionamiento de esta 'tienda' fue temporal lo cual redujo su potencial de ser verdadero conector entre las dinámicas de la calle y las de la institución. E, incluso, que podría haber sido más enfáticos los comentarios inscritos en las prendas de ropa, los cuales muchas veces llegaban a ser más lúdicos que discursivos. No obstante, lo que la acción toda significó y permitió fue la inusual apertura de un espacio evidentemente aletargado, no sólo en tanto espacio expositivo dentro del circuito limeño, sino como lugar de comunicación y diálogo público. La acción -bien podría considerarse así el mismo día de la inauguración- conjugó incluso la participación de un modelo y de algunas de las integrantes que fungieron de 'jaladoras' a la tienda de ropa, y la también importante participación del DJ Túpac, quien amenizó de manera increíble no sólo la tienda sino toda la Sala.
Creo que si la línea reflexiva se contínúa desarrollando esta propuesta podría derivar en posibilidades de mayor comunicación y opinión crítica. Significativo además el hecho de ser site-specific, es decir un proyecto pensando específicamente para el lugar donde sería realizado. La cualidad efímera del site-specific permite construir el sentido del enunciado en directa relación con las estructuras tanto materiales como ideológicas que lo acogen, interrogando su propia edificación discursiva. En Lima son pocas las oportunidades -y escasísimas en el caso de estudiantes- donde se observa un proyecto que escape a la característica 'representación' y que apueste por la interrogación de su propio soporte.

Reproduzco entonces el texto que escribí con ocasión de la inauguración.


De Centros Culturales y Centros Comerciales
Notas a una venta de ropa interior


Es, quizá, habitual oír hablar de nuestra incorporación –en tanto creadores visuales- a un circuito de galerías. O acaso sea también mención común la inscripción de estos espacios al circuito internacional de compra y venta de arte. Pero, ciertamente, la opción de incorporar un espacio de exposición artística al circuito de comercio popular y cotidiano, es la menos frecuente.

Este ‘colectivo’, integrado por Janet Forton, Jennifer Castro y Alicia Huamalí, a través de un trabajo en colaboración con Esperanza Yance, persona dedicada resueltamente a las labores de distribución y venta de ropa, y con el artista visual Christians Luna, generan un evento de difícil categorización dentro de las tradicionales coordenadas del arte (¿escultura social acaso?), y que sin embargo se enmarca sin ningún problema en la experiencia diaria de la compraventa urbana.

A través de la sencilla, pero no menos significativa, operación de abrir una puerta usualmente clausurada, esta galería –o un fragmento de ella- parece advertir súbitamente su contexto. Una imprevista revisión que hurga, con gesto lúdico, en sus referentes sociales inmediatos y asume las bondades de un comercio ávido, capaz de asir y transformar todo su entorno como la materia prima más insólita y sorprendente.
Un pequeño perímetro sirve así de tienda improvisada de ropa interior femenina. Excusa perfecta para que las artistas intervengan diversas prendas en una aparente proclama personal sobre lo femenino, entremezclando comentarios anónimos con diseños sugerentes.

Pero esta negociación del comercio emplazado y la institución que lo acoge si bien se muestra tangiblemente dentro del plano de la estética, es también una de orden conceptual: aquella situada en el tramado de las expectativas colectivas para con el arte. Este colectivo al reconocer una tensión entre la institución centro cultural/galería y sus ambientes vecinos, parece querer ofrecer el lugar –al menos por un mes- a su transeúntes habituales. Ampliando el circuito comercial con una nueva entrada que permitirá conectar además todo el resto de la galería con el flujo de la calle.

Voluntad sagaz que no sólo parece operar para ofrecer el arte a otros públicos, sino que intenta reconocer y señalar todo tránsito como una valiosa huella de intercambio y transformación simbólica en las dinámicas de la ciudad. Diálogo y relaciones nuevas que configuran un comentario sutil, mas no imperceptible, sobre las relaciones de la institución con su propia comunidad, y más significativamente aún, del arte con la vida misma.

M.L.
Setiembre, 2005

Primer Post

Primer post de un espacio que espero pueda servir como soporte alternativo para comentarios sobre artes visuales peruanas. Tanto textos, documentos, entrevistas, e incluso colaboraciones, serán el posible marco para discutir prácticas contemporáneas las cuales parecen aún no tener cabida suficiente en nuestro discurrir diario.

El título escogido de manera rápida y espontánea me remite primero que nada al extinto grupo de vanguardia por aquellos inhóspitos años Sesenta -tan olvidados- del arte peruano. Pero así también señala mi inquietud actual por ver y abordar las propuestas más recientes y generacionalmente renovadas que la escena en Lima pueda presentar.