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viernes, junio 26, 2009
"La historia está hecha de micro-acontecimientos" Entrevista a Carles Guerra, por Aimar Arriola
En el último número del suplemento Mugalari, el curador vasco Aimar Arriola publica una entrevista con el artista y curador Carles Guerra - recientemente nombrado director de La Virreina Centro de la Imagen de Barcelona - a propósito de su actual exposición en la Sala Rekalde titulada "Un monumento a instantes radicales".
Reproduzco el artículo en su integridad.
......
CARLES GUERRA, comisario, crítico y artista
En su práctica, Carles Guerra investiga los aspectos dialógicos de la cultura visual a través de proyectos de comisariado, producciones textuales o ensayos con imágenes. El pasado día 18 inauguró en la sala Rekalde de Bilbo la instalación “Un monumento a instantes radicales”.
“La historia está hecha de micro-acontecimientos”
Profesor de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona y miembro del Greenroom
Project dedicado al análisis de las prácticas documentales en el Bard College
de Nueva York, a partir del próximo noviembre, Carles Guerra (Amposta,
1965) será, además, director de La Virreina Centre de la Imatge (Barcelona).
“Un monumento a instantes radicales”, su última instalación como artista,
está centrada en el análisis del contexto cultural, social y político del año 1979. La muestra permanecerá abierta hasta el 6 de setiembre.
Aimar Arriola. En el breve texto de comunicación de la exposición se remarca la significancia de 1979 a partir de cierto cambio de paradigma en el modelo económico mundial, pero ¿en torno a qué otros hitos se articula tu interés por ese año? Entiendo que Antonio Negri y Joaquim Jordà son dos piezas fundamentales...
Carles Guerra. Efectivamente... Para el año 2000 había hecho ya mi entrevista a Toni Negri (“N de Negri”) y conocía a Joaquim Jordà. El primero había entrado en prisión precisamente en el 79 y Jordà realizaba su film “Numax presenta” también ese año. De repente, esa coincidencia desata otras y vas buscando cosas que se arraciman en torno a una fecha, cosas que no siempre mantienen entre sí una coherencia muy evidente... sino que son como, por utilizar un símil, como esos dibujos de niños hechos de puntos con números, en los que sabes que hay una forma que no ves a primera vista pero que cuando comienzas pacientemente a conectar puntos la 'gestalt' va tomando cuerpo...
AM. Sí, alguna vez te has referido al 79 como el año en el que “todo se hizo evidente”...
CG. Bueno, en realidad habría que decir que es el año en el que muchos cambios acontecen, pero de una manera sorda. La hipótesis es que hemos tardado 25 años en darnos cuenta de verdaderamente cuales han sido las implicaciones de aquellos cambios. Por ejemplo, haciendo un primer inventario, los hechos que a mí me han resultado emblemáticos para interesarme por ese año, fueron la revolución Sandinista en Nicaragua, la revolución en Irán, la invasión soviética de Afganistan... esto a nivel de macro-política, pero a otro nivel, por ejemplo, el 79 es el primer año en el que hay ayuntamientos democráticos en España, y ahí surgen los primeros diagnósticos urbanos, y en el caso de, por ejemplo, mi ciudad, Barcelona, es el año en que se analiza la situación de zonas como la que se denominada el Barrio Chino, como zona en creciente degradación, y la solución que se propone es precisamente la cultura, y se empezará a planificar equipamientos culturales que corregirán la vida... Por eso, hay que hablar del 79 como el año en el que el paradigma biopolítico toma cuerpo. Por ejemplo, sumando más ingredientes, el 79 es también el año en el que Foucault está dictando su curso “Nacimiento de la biopolítica”, Michel De Certeau termina la redacción de su “La invención de lo cotidiano”, Bourdieu publica “La distinción”, Dick Hebdige “Subculture”...
AM. Y todos estos ingredientes, ¿cómo se articulan a nivel visual, espacial, en la instalación de Rekalde? Y, ¿de donde surge el título de la instalación?
CL. Una de las opciones que barajé inicialmente fue la de producir un inventario o una línea de tiempo. Al final, he optado por la fórmula del “monumento”, pero no como algo compacto y sólido, sino como un cuerpo evanescente; se trata de un conjunto de diapositivas de imágenes relacionadas con acontecimientos del 79 (sacadas de internet, de libros, generadas por mí, etc.) proyectadas directamente en la pared. El “monumento” es una especie de lugar, de punto de confluencia de la mirada, pero también es un lugar desde el que mirar; esa acumulación de imágenes, proyectadas con diapositivas, responden a un deseo de crear un “monumento” inestable, ligero, incluso un monumento que costará mucho descifrar a qué alude, porque reúne cosas muy diversas, empezando precisamente por una imagen de un dibujo de “unir por puntos” de niños a imágenes de Susan Meiselas de Nicaragua –bajo un registro fotoperiodístico–, fotos de la revolución de Irán, fotos de un autor como Peter Weiss, que es muy importante para mí en esta reflexión sobre el 79, porque es cuando se publica el segundo volumen de su novela “La estética de la resistencia”, en la que, como metodología, el autor relata lo acontecimientos como si uno estuviera inmerso en ellos, pero sin ofrecer conclusiones...
El título de la pieza también está extraída de Weiss, y precisamente ahora que el libro se ha traducido al inglés, el título que Frederic Jameson le ha dado a su prólogo es este, “Un monumento a instantes radicales”. Es la idea de que la historia está hecha de micro-acontecimientos, no de causalidades globales, que entre ellos parecen no guardar ninguna relación, pero que esa simultaneidad encierra un potencial de cambio, revolucionario, que no necesariamente se hace efectivo en el momento que ocurre, sino con retraso...
AM. Este punto de finales de los 70-inicios de los 80 coincide también con el momento en el que, tomando una expresión tuya, “la juventud se constituye como nueva fuerza de trabajo”...
CL. Sí, precisamente mi anterior exposición como artista se tituló “Una conferencia sobre juventud” (Centre d'art Santa Mónica, 2001), y era un conjunto de ensayos sobre la representación de la juventud, donde experimenté por vez primera con este formato de proyección visual, que ahora vuelvo a utilizar en Rekalde. Allí seguía el mismo método que ahora (recopilación imágenes encontradas, etc.) que se combinaba con una audio, que era una entrevista propia a Dan Graham, en la que yo le preguntaba porqué él se había interesado tanto por el tema de la juventud, a su análisis, y él respondía que sencillamente era porque no la había podido disfrutar, indicando esa especie de dualidad respecto a los fenómenos sociales: hay quien los vive y hay quienes los estudia.
AM. La instalación de rekalde coincide con otro proyecto, “Laboratorios70”, que también aborda el entramado cultural de los últimos años de la década de 1970, ¿qué opinas en general de la proliferación de proyectos que recuperan este particular momento?
CG. Mi comentario a este fenómeno de aproximarse a los 70 como un crisol de actitudes críticas es que se hace de manera muy laxa y en un sentido diacrónico. El ejercicio que yo he pretendido hacer es sincrónico, pero no por ello más legible, más claro, sino que propone una acumulación de imágenes, algunas fragmentarias, y aparentemente quien lo vea puede que no ligue nada... Es jugar un poco al historiador pretencioso, que busca la precisión, pero por otro lado, no satisfacer esa idea de un significado obvio, cerrado, puntual...
Reproduzco el artículo en su integridad.
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CARLES GUERRA, comisario, crítico y artista
En su práctica, Carles Guerra investiga los aspectos dialógicos de la cultura visual a través de proyectos de comisariado, producciones textuales o ensayos con imágenes. El pasado día 18 inauguró en la sala Rekalde de Bilbo la instalación “Un monumento a instantes radicales”.
“La historia está hecha de micro-acontecimientos”
Profesor de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona y miembro del Greenroom
Project dedicado al análisis de las prácticas documentales en el Bard College
de Nueva York, a partir del próximo noviembre, Carles Guerra (Amposta,
1965) será, además, director de La Virreina Centre de la Imatge (Barcelona).
“Un monumento a instantes radicales”, su última instalación como artista,
está centrada en el análisis del contexto cultural, social y político del año 1979. La muestra permanecerá abierta hasta el 6 de setiembre.
Aimar Arriola. En el breve texto de comunicación de la exposición se remarca la significancia de 1979 a partir de cierto cambio de paradigma en el modelo económico mundial, pero ¿en torno a qué otros hitos se articula tu interés por ese año? Entiendo que Antonio Negri y Joaquim Jordà son dos piezas fundamentales...
Carles Guerra. Efectivamente... Para el año 2000 había hecho ya mi entrevista a Toni Negri (“N de Negri”) y conocía a Joaquim Jordà. El primero había entrado en prisión precisamente en el 79 y Jordà realizaba su film “Numax presenta” también ese año. De repente, esa coincidencia desata otras y vas buscando cosas que se arraciman en torno a una fecha, cosas que no siempre mantienen entre sí una coherencia muy evidente... sino que son como, por utilizar un símil, como esos dibujos de niños hechos de puntos con números, en los que sabes que hay una forma que no ves a primera vista pero que cuando comienzas pacientemente a conectar puntos la 'gestalt' va tomando cuerpo...
AM. Sí, alguna vez te has referido al 79 como el año en el que “todo se hizo evidente”...
CG. Bueno, en realidad habría que decir que es el año en el que muchos cambios acontecen, pero de una manera sorda. La hipótesis es que hemos tardado 25 años en darnos cuenta de verdaderamente cuales han sido las implicaciones de aquellos cambios. Por ejemplo, haciendo un primer inventario, los hechos que a mí me han resultado emblemáticos para interesarme por ese año, fueron la revolución Sandinista en Nicaragua, la revolución en Irán, la invasión soviética de Afganistan... esto a nivel de macro-política, pero a otro nivel, por ejemplo, el 79 es el primer año en el que hay ayuntamientos democráticos en España, y ahí surgen los primeros diagnósticos urbanos, y en el caso de, por ejemplo, mi ciudad, Barcelona, es el año en que se analiza la situación de zonas como la que se denominada el Barrio Chino, como zona en creciente degradación, y la solución que se propone es precisamente la cultura, y se empezará a planificar equipamientos culturales que corregirán la vida... Por eso, hay que hablar del 79 como el año en el que el paradigma biopolítico toma cuerpo. Por ejemplo, sumando más ingredientes, el 79 es también el año en el que Foucault está dictando su curso “Nacimiento de la biopolítica”, Michel De Certeau termina la redacción de su “La invención de lo cotidiano”, Bourdieu publica “La distinción”, Dick Hebdige “Subculture”...
AM. Y todos estos ingredientes, ¿cómo se articulan a nivel visual, espacial, en la instalación de Rekalde? Y, ¿de donde surge el título de la instalación?
CL. Una de las opciones que barajé inicialmente fue la de producir un inventario o una línea de tiempo. Al final, he optado por la fórmula del “monumento”, pero no como algo compacto y sólido, sino como un cuerpo evanescente; se trata de un conjunto de diapositivas de imágenes relacionadas con acontecimientos del 79 (sacadas de internet, de libros, generadas por mí, etc.) proyectadas directamente en la pared. El “monumento” es una especie de lugar, de punto de confluencia de la mirada, pero también es un lugar desde el que mirar; esa acumulación de imágenes, proyectadas con diapositivas, responden a un deseo de crear un “monumento” inestable, ligero, incluso un monumento que costará mucho descifrar a qué alude, porque reúne cosas muy diversas, empezando precisamente por una imagen de un dibujo de “unir por puntos” de niños a imágenes de Susan Meiselas de Nicaragua –bajo un registro fotoperiodístico–, fotos de la revolución de Irán, fotos de un autor como Peter Weiss, que es muy importante para mí en esta reflexión sobre el 79, porque es cuando se publica el segundo volumen de su novela “La estética de la resistencia”, en la que, como metodología, el autor relata lo acontecimientos como si uno estuviera inmerso en ellos, pero sin ofrecer conclusiones...
El título de la pieza también está extraída de Weiss, y precisamente ahora que el libro se ha traducido al inglés, el título que Frederic Jameson le ha dado a su prólogo es este, “Un monumento a instantes radicales”. Es la idea de que la historia está hecha de micro-acontecimientos, no de causalidades globales, que entre ellos parecen no guardar ninguna relación, pero que esa simultaneidad encierra un potencial de cambio, revolucionario, que no necesariamente se hace efectivo en el momento que ocurre, sino con retraso...
AM. Este punto de finales de los 70-inicios de los 80 coincide también con el momento en el que, tomando una expresión tuya, “la juventud se constituye como nueva fuerza de trabajo”...
CL. Sí, precisamente mi anterior exposición como artista se tituló “Una conferencia sobre juventud” (Centre d'art Santa Mónica, 2001), y era un conjunto de ensayos sobre la representación de la juventud, donde experimenté por vez primera con este formato de proyección visual, que ahora vuelvo a utilizar en Rekalde. Allí seguía el mismo método que ahora (recopilación imágenes encontradas, etc.) que se combinaba con una audio, que era una entrevista propia a Dan Graham, en la que yo le preguntaba porqué él se había interesado tanto por el tema de la juventud, a su análisis, y él respondía que sencillamente era porque no la había podido disfrutar, indicando esa especie de dualidad respecto a los fenómenos sociales: hay quien los vive y hay quienes los estudia.
AM. La instalación de rekalde coincide con otro proyecto, “Laboratorios70”, que también aborda el entramado cultural de los últimos años de la década de 1970, ¿qué opinas en general de la proliferación de proyectos que recuperan este particular momento?
CG. Mi comentario a este fenómeno de aproximarse a los 70 como un crisol de actitudes críticas es que se hace de manera muy laxa y en un sentido diacrónico. El ejercicio que yo he pretendido hacer es sincrónico, pero no por ello más legible, más claro, sino que propone una acumulación de imágenes, algunas fragmentarias, y aparentemente quien lo vea puede que no ligue nada... Es jugar un poco al historiador pretencioso, que busca la precisión, pero por otro lado, no satisfacer esa idea de un significado obvio, cerrado, puntual...
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