La acción efímera de Villanes no actuaba únicamente como negación radical del objeto de arte, alegorizaba los cuerpos de los estudiantes desaparecidos que, en uno de los gestos más vergonzosos de toda nuestra historia, serían entregados a sus familiares en el Congreso en esas mismas cajas.
Por si sirve el dato: un temprano texto bastante importante que articuló estas dos propuestas (la de Wiesse y la de Villanes), atravesándolo del horizonte de producción alternativa y de compromiso ético desde el taller E.P.S. Huayco, pasando por la exposición 'Por el derecho a la vida' (1985), las intervenciones de los Bestias, la escena subterránea y el proyecto Arte Vida de Herbert Rodríguez y otros artistas, es el que publicaría Jorge Villacorta en 1996, titulado "De Dadá a la Cantuta" (Quehacer #102, pp. 94-105). En ese ensayo se reproducen además varias fotografías de las acciones de Villanes, incluyendo la marcha al Congreso y las instalaciones efímeras con cajas de leche y polaroids, además de imágenes del montaje de Por el derecho a la vida, y ensamblajes y murales de fines de los 80s.
Esta exposición de Micromuseo se presenta como un segundo momento de Partes de guerra, un significativo esfuerzo por presentar sensibles fragmentos de nuestra difícil y compleja memoria reciente. La exposición anterior, de Anamaría McCarthy, se titulaba precisamente 'Memoria del olvido'.
Reproduzco en el siguient post un texto, de 1995, de Carlos León Xjiménez publicado en La República, titulado "Gente Evaporada". Y copio a continuación el artículo y la foto publicadas en Caretas tomado del blog Zona de Noticias.
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Con la cruz a cuestas
Por Maribel de Paz*
"Lo reprimido nunca desaparece, siempre vuelve de manera perversa", afirma Gustavo Buntinx, director de Micromuseo, que con motivo de la celebración del V aniversario de la entrega del Informe Final de la CVR prepara la exposición "Cantuta" (desde el 29 en el Paradero Habana de Miraflores).
La muestra, curada por él y Víctor Vich, rescatará del olvido lo que Vich denomina la "acción taumatúrgica" de Ricardo Wiesse, quien en julio de 1995 intervino la quebrada de Cieneguilla y las fosas de las víctimas de La Cantuta pintando una flor por cada desaparecido. Según Buntinx, estas acciones derivan en una "energía sanadora, redentora, justiciera, que perturba el orden represivo".
La exposición se detiene en Ricardo Wiesse, pero Micromuseo trabaja en simultáneo una investigación sobre las intervenciones artísticas que sobre La Cantuta se han dado, desde entonces hasta hoy. "Ahora todo el mundo hace arte político de lo sucedido hace 15 años, no lo critico, pero en esta muestra estamos trabajando con el arte en su momento de máxima peligrosidad", acota Buntinx y señala la importancia de estos gestos reparadores.
Para desarrollar una verdadera cultura crítica, la exposición también incluirá un completo documental sobre el caso, porque no solo Wiesse realizó acciones de protesta aquel julio de 1995, en el contexto de la ominosa ley de amnistía. La ruptura con la autocensura la marcaron también, según Buntinx, "las iniciativas simbólicas de Eduardo Villanes en torno al hecho infame de que los restos de los desaparecidos fueran entregados por los militares a los deudos en cajas de leche Gloria, y la exposición de Susana Torres, titulada La Vandera, sobre la necesidad de limpiar la conciencia patria".
Ya se planea trasladar la muestra a Huamanga y, por lo pronto, Micromuseo ha sido invitado a llevarla a Córdoba, Argentina. "El desaparecido es la figura político-cultural por excelencia en América Latina", señala Buntinx y agrega: "Sigmund Freud llamaba unheimlich a lo que en castellano se suele denominar 'lo siniestro' o 'la inquietante extrañeza'. Es aquello que nos ha sido familiar en algún momento y lo reprimimos, pero que después vuelve con una condición desplazada que frecuentemente le da una imagen monstruosa". Para no olvidar.
* Publicado en Caretas 2041.
En la foto: invitación de la histórica muestra Gloria evaporada (1994) de Eduardo Villanes.
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