lunes, junio 18, 2007

Drive In :: Historias (de mujeres) discursivamente posibles

El curador Jorge Sepúlveda ha colgado ayer en su blog Curatoria Forense una reflexión sobre arte femenino chileno y la serie de exposiciones recientes sobre el tema. Artículo que reproduzco en su integridad a continuación:
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DRIVE IN :: historias (de mujeres) discursivamente posibles

Cicciolina, yo te quiero,
yo te amo, yo te adoro
porque eres cochina
Cicciolina, Parkinson


En un país de instancias reparatorias fallidas, paternalista (pero, irónicamente, de padres ausentes) y asistencialista mágico como Chile no es extraño descubrir como la victimalización se convierte en una forma de empoderamiento. En este caso hablaremos de un proceso de simplificación que daría arcadas a las feministas de segunda generación por lo burdo de la construcción de los modelos, por la estereotipación del imaginario y por la baja calidad del sucedáneo de deseo que utilizamos para controlar/contener la (mínima) tensión real del problema.

Parece que al finalizar la dictadura de Pinochet las mujeres perdieron la posibilidad de sublevación discursiva que habían logrado en la lucha codo a codo por la recuperación de la democracia, ya que empezó a primar el modelo de lealtad ciega de la esposa engañada, la que saca sus cuentas y decide, conciente e intencionalmente, obviar lo que sabe a favor de un bien común basado en los modales[1]. Now I know what`s the value of ignorance means [2] dice Sinead O`Connor. Pero cuidado! ni perdón ni olvido: solo ocultamiento. Desaparecimientos convenidos que van construyendo rencor que se expresa en pequeñas venganzas cotidianas.

Como se puede deducir del artículo de Nelly Richard citado, el problema de la mujer ya no es carecer de un discurso propio: es la univocidad de ese discurso lo que la anula por dos flancos simultáneamente. Por un lado inhabilita el reclamo de discriminación como plataforma reivindicativa, ya que ahora es discriminada positivamente, y, por el otro lado, hace insostenible otros modos posibles de imaginarse a si mismas, otros discursos posibles. Nuevamente la derrota está en la incapacidad de hacerse cargo de la victoria.

La seguidilla de exposiciones sobre la mujer que hemos visto pasar en estos últimos meses [2006-2007] [3] no hacen más que corroborar los prejuicios. Nadie ha asumido el riesgo de conceptuar en una exposición la urgencia del deseo, en español chileno nadie se hace cargo de la cochiná. Entiéndase bien, no es el gesto de lujuria impostado de la bailarina mekano, si no la subsistencia del deseante dentro de la estructuración formal de la ley[4]: para jugar se necesitan normas, pero el impulso del juego no nace de las leyes, nace de la pulsión que no acepta ser sublimada, que no acepta ser convertida en otra cosa.

Al ver estas exposiciones uno se pregunta: ¿Es que acaso el lesbianismo, el puterío, la despedida de soltera, el aborto (por nombrar algunos) no son ámbitos donde la mujer tiene mucho que decir de si misma y del tipo de relaciones posibles que les ha impuesto la estructura social? No, sólo ocurre que no hay validación de discurso que les permita ser descrita, por lo mismo sus ejercicios reales no tienen narrador validado.

Acá es donde está la derrota de estas exposiciones: sólo dicen lo que se puede decir. Hay obras, por cierto, que lo hacen magistralmente, pero aún así hay un pedazo de la realidad que se le opone en los hechos que no está considerado en los diagramas ni en las estrategias de producción. La norma está internalizada de tal manera que ya no es requerido agente represor que haga cumplir la ley, la ley se cumple por acuerdo tácito: autoaplicación de la ley. Éxito total para la ley, derrota para la carne.

¿Dónde queda, entonces, el ámbito de investigación del arte? Limitado a las herramientas de síntesis visual. Su trabajo se sitúa en el taller sitiado por sus concepciones políticamente correctas para las negociaciones requeridas para obtener un premio o un lugar en la exposición. Los artistas viajan a través de las temáticas en compartimientos protegidos de las influencias externas, asépticos y profilácticos. En definitiva estériles.

A mi parecer se puede convertir el obstáculo en oportunidad: la rígida moral victoriana hizo posible las perversiones y los fetichismos que ahora son el goce de unos cuantos, unos hartos. Pero esto también requiere deseo y urgencia, pero por sobre todo requiere inteligencia. Inteligencia de subvertir el orden para transformarlo en espacio de jugueteo.

¿Ha muerto el deseo en el arte chileno? NO, sólo se ha trasladado a ámbitos académicos, socialité, y económicos transaccionales. Se ha vuelto aspiracional como lo hizo la clase media, pero en esto paga el costo de no verse jamás expuesto.

Jorge Sepúlveda T.
Curador Independiente
Junio de 2007


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La Problemática del Feminismo en los años de la Transición en Chile . Nelly Richard. PDF (requiere Acrobat Reader).
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Etnica . por Justo Pastor Mellado [30 de octubre 2006]
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Salón de Té :: materiales y preguntas para la construcción de la mujer. Por Jorge Sepúlveda T. [Mayo 2006]
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Salón de Té . por Francisco Papas Fritas [noviembre 2006]

NOTAS-
[1]
La Problemática del Feminismo en los Años de la Transición en Chile, Nelly Richard-
[2] trad: ahora sé lo que el valor de la ignorancia significa.-
[3] Las exposiciones son: Salón de Té [noviembre 2006], Del Otro Lado [diciembre 2006], Handle with Care [marzo 2007] y Sinónimo: Mujer, 12 Historias Posibles [junio 2007].-
[4] Uno podría pensar que su falta de visibilidad es un indicio de su muerte.

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