viernes, mayo 04, 2007

Divagaciones varias (II)

Sigo corriendo. Por suerte mi cuerpo tiene aún una especie de pequeño receptor que hace que el cansancio se oculte en momentos de emergencia: aquellos instantes donde el trabajo está totalmente acumulado (algunos amigos me dicen que es la edad, je, sea lo que sea ojalá me dure mucho). Estoy ya casi con un pie en el aeropuerto y con todavía mil tareas pendientes. Lo único malo de este viaje a España -lo único en verdad porque todo lo demás es fabuloso- es que es inmediato en relación a otro que debo hacer a Colombia tres días después del primero -también fabuloso-. Y eso, debo reconocerlo, me agota por adelantado.

No obstante estoy contento de tener la oportunidad de continuar con las discusiones sobre el tema del conceptualismo. Ya deben ser unos 4 (ó 5?) años desde que comencé a estudiar el tema de manera conciente, es decir de manera puntual, como una fascinación personal, específica. Y ya los últimos dos ya me he dedicado a investigar, como un improvisado historiador, algunas experiencias en el plano local. Recuerdo claramente hace 3 años, antes de mi investigación incluso, que con Augusto del Valle fantaséabamos con la idea de hacer una edición de escritos sobre arte conceptual peruano, llegamos a reunir incluso una serie de documentos en un pequeño folder de manila amarillo junto a algunas ideas para un prólogo que nunca escribimos, y una serie de citas de varios críticos que comentábamos semanalmente en la casa de nuestra amiga Alejandra. Desde ese momento, creo, ya nunca pude renunciar a la idea de que en Lima debería de editarse un libro así. Otro momento decisivo para mí es en definitiva las clases de Max Hernández Calvo cuando apenas había ingresado a la Universidad Católica a estudiar literatura -debo haber tenido entonces 17 años-, su énfasis tan evidente en Duchamp, en los años 60's, y especialmente en la importancia del conceptualismo para la compresión del arte contemporáneo, produjeron en mí un impacto inesperado. Fue tal vez allí donde comprendí que yo también podría hacer arte (yo también puedo escribir, pensé; arte se dice? ja). Debe haber sido amor a primera vista. Al conceptualismo claro, que no a Max. Y eso de a primera vista suena paradójico ya que en muchas de estas primeras experiencias conceptuales no hay nada que 'ver'.


Y la consolidación total debe haber sido tener a Jorge Villacorta de maestro -no de profe, hay sus diferencias- durante 3 años de formación continua en el Centro de la Fotografía. Jorge me permitió desde mi primer ciclo entrar por adelantado a (todas) sus clases de últimos ciclos -él dice que me colé, pero bueno cada uno tiene sus versiones-, y con ese privilegio que nunca me voy a cansar de agradecer pude acceder a una cantidad de información y conocimientos que estuve siempre intentando absorver y que en la Universidad Católica no obtuve. Y ya con ese compartido entusiasmo por el conceptualismo pues tuve las mejores discusiones de mi vida de estudiante, recuerdo sus clases de minimalismo con un placer que casi me lamento no haberlas grabado. Fabuloso en verdad pero siempre extrañé el componente local en todo el asunto, y como Jorge ha sido un poco renuente al momento de acercarse al tema pues eso permitió que tuvieramos nuevas discusiones sobre los años 60's en el Perú. Muchas discusiones y pocas coincidencias en cuanto a ideas pero que hicieron también que reafirmara mi interés por acercarme a ese momento. Algún ánimo rebelde de darle la contra debe haber habido, ja.

Pero bueno digamos que el componente que siempre me fascinó y del cual nunca voy a desprenderme es la esencialidad crítica del arte conceptual, es decir, su raíz esencialmente reflexiva y confrontacional. Y claro, todos los derivados que ello permite, y los más ricos son acaso aquellos ejercicios radicalmente locales que resignifican y desbordan todo posible enmarcamiento formal o categórico, y que funden su práctica en gestos de denuncia social y política, en la práctica ciudadana, en la vida misma.

No se por qué cuento esto, tampoco recuerdo a estas alturas qué pensaba escribir en este post. Pero digamos que así visto en perspectiva mi cariño por el conceptualismo podría también ser visto como mi pequeña historia de afectos personales. Una de tantas.


[imagen 1: Eduardo Villanes, [Kerosene], 1995, autoadhesivo repartido y pegado en distintas calles de la ciudad de Lima como denuncia al comando paramilitar 'Grupo Colina', autores de la matanza de estudiantes de la Universidad Guzmán y Valle (La Cantuta) / imagen 2: Eduardo Villanes, proyecto Gloria Evaporada, 1995, intervención en la Vía Expresa de Lima, recortes de cartón de cajas de leche 'gloria'. Una respuesta frente a la vergonzosa entrega de los restos encontrados de los estudiantes asesinados, a sus familiares, en cajas de leche gloria / Dos instancias importantes, a mediados de los noventa, de un arte crítico-político con compromiso ético. Uno de los mejores ejemplos de arte conceptual local que podemos tener y del tipo de experiencias creativas que más me interesa a nivel personal]

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Oe escribe los textos que tienes pendientes y dejate de divagaciones, aterrizate antes de despegar...

la culpable

Anónimo dijo...

un beso y una flor para un niño que se lo merece todo por constante, listo y dulce.

Un excelente alumno, sin duda alguna

Petons para usted

Max dijo...

Miguel, lovely tu comentario. Se agradece. Y debo decir que discrepo con “la culpable” que te pide que te dediques a lo pendiente (léase la tarea, la obligación, el deber). Parece que las culpas en juego son propias de mi insufrible tocayo Max Weber. No hagas caso y tírate la pera. Pásala súper.

Kisses

Miguel López dijo...

ja, esos culpables!!

sí pues me tiré la pera en todas las últimas reuniones. y creo que ese comentario ha sido en venganza, ja, y encima creo que lo han hecho saboreando un ceviche de conchas negras en chorrillos, donde según oí terminó la sesión (doble venganza).

y para ser honestos me quedé escribiendo mi texto pa bcn, je. pero yo alguna culpa debo estar cargando, porque por esas mismas horas del post de la culpable me quedé unos largos 60 minutos en el insufrible local del banco de crédito de pueblo libre... o abran más ventanillas o cierren el banco, por dios!! por suerte llevé mi libro para terminar de armar el parcial de la tarde y al final todo bien.

y sí, la paso súper Max, un éxito tu comentario. pronto me tiraré la pera no te preocupes, pero ya de verdad. ;)

Miguel López dijo...

gracias mari!
tú también has sido súper excelente profe por cierto. inolvidables los remezones críticos en el aula de ese último ciclo. mis compañeros dan fe que eso les será un permanente recuerdo. y eso es, definitivamente, un éxito.

abrazos y besos.