Comisarios dentro de las galerías
por: Elisa Silió
La apuesta por la máxima simplicidad de la nueva directiva de Arco ha supuesto un tijeretazo para las conferencias y mesas de debate paralelas, pero de la quema se ha salvado un recorrido sin transacción económica por el arte en alza internacional (Proyectos), y por las nuevas tecnologías (The Black Box). Y es que para la directora de Arco, Lourdes Fernández, "en una feria plural hay que buscar la riqueza de esa pluralidad, sin olvidar el arte emergente que debe reforzarse".
La española Carolina Grau y Mark Olivier Whaler, director del Palais de Tokyo de París, aceptaron organizar The Black Box a condición de no ser llamados "comisarios" sino "seleccionadores", pues parte de las primeras propuestas eran de galerías escogidas por Arco y otros artistas de su preferencia. Grau reclamó a Lourdes Fernández trabajar junto a un colega para "establecer un diálogo y discutir". Vieron unas 70 obras y se quedaron con 12. "Hace dos años se mostraron en The Black Box propuestas de 20 artistas, un número quizás excesivo. Tanto vídeo puede llegar a cansar".
Por el contrario, en Proyectos, los ocho comisarios han escogido 31 galerías de 13 países, no a los creadores. "Cada una de las galerías recomendadas tiene un nivel suficientemente profesional para seleccionar lo que quiere exponer. Son ellas quienes mejor conocen la propia identidad, mercado y configuración de cada feria", argumenta la costarricense Virginia Pérez-Ratton de Proyectos.
Arco vende una gran presencia española en esta edición de The Black Box -alegando que un tercio de las doce galerías son españolas-, pero lo cierto es que las obras locales se reducen a dos: los vídeos sobre las bases argentinas en la Antártida de la barcelonesa Mireya Masó. "Es una pura coincidencia. ¿Hay que llegar a un porcentaje?", se pregunta Grau. Los alemanes Matthias Müller y Christoff Girardot consiguen intensidad poética con sus fragmentos de películas. Matt Mullican presenta un proyecto de animación por ordenador con la barcelonesa Projectesd, la suiza Mai 36 y la portuguesa Cristina Guerra -"es la primera vez que se unen tres galerías en Arco", se felicita Grau-. El portugués Rui Toscano ha ensamblado nueve radiocasetes que reproducen el sonido de las cerillas al encenderse, mientras los inquietantes graznidos de unos cuervos salen de unos altavoces colocados fuera del recinto por el neoyorquino Jordan Wolfson. "La idea es que otros cuervos acudan al reclamo y se vean desde el stand. A los organizadores les preocupa que se posen demasiados en el techo", cuenta Grau.
Desazonadores son también los vídeos de la británica Grace Ndiritu, que recibe el punto de vista no occidental, y la historia romántica de la polaca Agnieska Kalinowska. En clave de parodia es, en cambio, la cinta de la brasileña Valeska Soares, exhibida sólo en Nueva York, y la videoinstalación del italiano Gianni Motti sobre la secta raeliana.
"Hemos buscado la diversidad de temas y de generaciones, dentro de la calidad. Por ejemplo está el británico Victor Burgin que se dedica al arte conceptual desde los años setenta", resume su apuesta Grau.
Pérez-Ratton, por su parte, se ha centrado en artistas latinoamericanos, DPM desde Guayaquil, Casas Riegner desde Bogotá, Baró Cruz desde São Paulo o Prometeo desde Milán. "Creo que aún falta mucha visibilidad para nuestras regiones", lamenta. Aunque se niega a mitificar: "No veo que sea más heroico dedicarse al arte contemporáneo en América Latina que en África, Oriente Próximo o en los Balcanes, por ejemplo. Todo este tipo de mitificaciones alrededor de América Latina no hacen sino mantenernos en el margen en lugar de considerarnos como a cualquier otra región". La comisaria dirige TEOR/éTica, un proyecto sin ánimo de lucro destinado a la investigación y la difusión del arte de la zona.
El brasileño Ricardo Resende ha traído proyectos "al margen del eje dominante Río-São Paulo" sobre temática ética. Mientras su compatriota Fernando Cocchiarale ha optado por el resurgir de Río, y Moacir Dos Anjos, por quienes buscan la internacionalización del arte brasileño. Pérez-Ratton no ve tanta pujanza en Río: "Todo depende desde dónde se mire... tal vez para los centroamericanos el epicentro sea Costa Rica. Puede ser que, para otros, Río si sea la referencia, pero Miami, como destino del capital latinoamericano, ha tomado mucha presencia, sobre todo desde que Art Basel inició sus operaciones ahí".
La comisaria mexicana Paola Santoscoy ha optado por obras de su país que utilizan lo cotidiano como fundamento de su práctica artística, y el canadiense David Liss, por un arte local con identidad aborigen y migratorio. Asia está representada por apuestas de una China agitada, febril y sofisticada, y Europa, por galerías pequeñas de Noruega, Italia y Alemania, elegidas por Chus Martínez y con artistas desconocidos.
En 2008 Brasil tomará el relevo de Corea del Sur como país invitado y será entonces cuando el desembarco brasileiro sea total.
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