martes, febrero 21, 2006

Testimonio de parte

En relación al post anterior coloco una primera colaboración de Janet Fortón, una las participantes en la intervención site-specific en el Centro Cultural de Bellas Artes.

(El presente texto ha sido previamente publicado en www.interculturalidad.org)


EL 69 / desde mis forros: testimonio de parte.
Janet Fortón

El Colectivo 69, lo conformamos Alicia, Christians, Jennifer y la que escribe, e inició sus actividades en agosto de 2005. Nuestro grupo surgió ante la necesidad de contar con un espacio para discutir las relaciones entre libertad (personal, familiar y ciudadana) y sexualidad, abordada desde las artes; y cómo la práctica artística puede constituir un frente deconstructivo de nuestro sistema patriarcal, sostenido irracionalmente por columnas falocráticas.

En esta, nuestra primera acción que perpetramos, tuvimos el apoyo de varios amigos, sumando inquietudes y conciencia, entre ellos Beto y Miguel quienes constituyeron un apoyo técnico-moral invaluable. También se nos unió Esmeralda, comerciante que conocimos en nuestras investigaciones por el damero limeño. En lineas generales consistió en la intervención de la galería del Centro Cultural de Bellas Artes -dentro de las actividades por el 87º Aniversario de la ENSABAP-, instalando un puesto de venta de ropa íntima (calzones) con diseños y precios bien centrolimeños. El acceso a la 'tienda' era por una puerta lateral (habitualmente cerrada), contigua a la principal y señalo esto porque estuvo en nosotros la idea de abrir, literalmente, una 'nueva puerta': el acceso a un espacio que fuese un interestare entre la calle y la galería. Una dimensión desconocida donde los sentidos de ambas partes se confundan.

Buscamos generar de manera simbólica un diálogo que generalmente es inexistente o nulo por la falta de políticas inclusivas del Centro Cultural de Bellas Artes hacia su entorno-comunidad comercial (comenzando con los chicos de seguridad, que como en muchas otras instituciones fungen de anfitriones). Pero también el señalar que hay una aparente falta de interés de nuestra colectividad centro limeña hacia las Artes Bellas, que es reforzada por un estilo de vida de subsistencia elemental y básica, pero donde está presente -como en cualquier construcción sociocultural- la creación y experiencia estética. Así, estas prácticas estéticas populares-urbanas se dan y no son vistas ni miradas, literalmente desligadas de nuestros anti-populares centros culturales.

Por estas razones quisimos que la exhibición de nuestros diseños en ropa interior, se diera en medio de tanta pieza artística (pinturas, esculturas y grabados) que también se exhibían en el Centro Cultural dentro de su muestra por el aniversario de la ENSABAP y con ello se pretendió la renovación de este clásico lugar de enunciación, desde nuestros acercamientos a lo urbano popular, a nuestra reflexión sobre cultura erudita y cultura popular, nuestros planteamientos de género pero también a las lecturas de identidad. Una mirada hacia nosotros, a nuestra sociedad y a su monumento vivo que es la calle, comenzando por aquella pieza básica que cubre nuestra aparente identidad biológica, y a partir de la cual se construyen injustamente identidades culturales que también nos son impuestas como naturales.

El día de la inauguración, de pie en nuestra puerta lateral estábamos el colectivo 69 en pleno, aplaudiendo e invitando a manera de jaladores, como estrategia usual que se sirven para captar al publico de la calle a que paseen en este caso, a ver la exposición.

Contamos con el potente equipo estereofónico y la complicidad del Dj Túpac con su contundente ingrediente musical, para redondear la faena porque música, jaladoras, anfitrionas, volantes y ofertas es todo lo que se sirve un centro comercial popular para despertar la atención del público en consumir sus productos.

Obviamente, la reacción no se hizo esperar: si manejas los códigos de la calle, la calle responde; y comenzaron a hacer su ingreso en mancha peatones casuales, personajes típicos (locos y borrachos), y nuestros vecinos comerciantes, quienes pese a trabajar todos los días en los alrededores nunca habían puesto un pie en la galería. Y lo hicieron ingresando no por la puerta principal -con escaleritas de mármol y escoltadas por vigilantes en terno- sino por nuestra puerta lateral amenizada por nuestros gritos de bienvenida al mejor estilo de las jaladoras más cotizadas del Centro de Lima, Ciudad Capital, en todo su esplendor cotidiano.

Y aunque entre el vino y el arte de salón hubieron algunos vetustos guardianes del color y la forma, que miraron nuestro trabajo con incomprensión y horror, nosotros creemos en el arte como un vehículo de pensamiento crítico. Un arte inclusivo que pueda estar a tu lado sin la distancia que interpone un pedestal o un marco. Un arte que no sea puro placer retiniano, y que pueda ser exigente con su espectador al momento de su decodificación.

El balance entre nuestros objetivos y lo que se dio de manera real en la exposición es el siguiente:

Logramos hincar la sensibilidad de la gente que va a admirar las bellas artes como se miraban hace setenta años. Eso nos parece bueno si luego va acompañado de un proceso reflexivo.

Tuvimos problemas diversos, comenzando porque ésta era nuestra primera muestra en colectivo (el choque entre egos fluctuaba entre la bronca y la reconciliación). Debido al corto tiempo que tuvimos para el montaje genero muchas fallas técnicas que no supimos resolver a tiempo ni a la medida de la situación que dificultaron, en cierto momento, la lectura del trabajo (nuestra famosa puerta lateral estuvo abierta por pocos días por cuestiones de seguridad de la galería). Los diseños y la cantidad de calzones no tuvieron la potencia de nuestros planteamientos de género, confundiéndose de manera lúdica con los calzones que vendía con nosotros Esmeralda. En general, el sentido parecía estar un poco disperso.

Pero, por otro lado, consideramos enriquecedora toda la experiencia, aprendimos mucho analizando las opiniones de nuestros vecinos comerciantes y público en general; y también escuchando a algunos profesores y amigos bellasartinos. Siempre había algo que decir acerca de nuestro trabajo: "es pertinente", "no se entiende", "¿por qué no regresan al modelado y a la talla?", "es muy difícil trabajar con la calle", "¿esto es arte?", "no quiero leer ni investigar, mejor explícamelo tú"…

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