Mostrando las entradas con la etiqueta nancy garín. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta nancy garín. Mostrar todas las entradas

lunes, mayo 17, 2010

'Reciprocidad' Entrevista a Loreto Garín y Federico Zukerfeld - Nancy Garín

Reproduzco la entrevista que la artista Nancy Garín (ver aquí su entrevista anterior al colectivo croata WHW), integrante del grupo Etcétera, realiza a Federico Zukerfeld y Lotero Garín sobre su trabajo como curadores de la exposición 'Recriprocidad' recientemente presentada en el Centro Cultural de España de Buenos Aires. El proyecto involucró colaboraciones de Zanny Begg (Australia), Democracia (España), Alejandra Fenochio, León Ferrari, Claire Fontaine (Francia), Diego Haboba, Iconoclasistas, Oliver Ressler (Austria), Sub Coop, Leo Ramos, y con textos de Stephen Wright, además de actividades con Marcelo Expósito y la editorial )elasunto(.

Quizá este no sea el contexto para desarrollarlo pero cabe mencionar que el grupo Etcétera --al cual pertenecen tanto Nancy y Loreto Garín como Federico Zukerfeld-- es uno de los proyectos de participación pública y experimentación política más significativos de la última década en Argentina, y cuya incidencia activa en distintos conflictos sociales y en los 'escraches' (señalamientos públicos a personas involucradas con delitos impunes, en su mayoría en temas de derechos humanos y desapariciones de la última dictadura) junto a otros grupos y colectivos como H.I.J.O.S. (Hijos
por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio). Su proyecto, luego devenido INTERNACIONAL ERRORISTA, ha sido y sigue uno de los laboratorios de imaginación política más incisivos en el continente. Y lo menciono porque la exposición 'Reciprocidad' es de alguna manera como una extensión experimental de su trabajo que interroga permanente conceptos como democracia, movilización, acción política, y la dimensión poética como espacio potencial de resistencia y de reinvención de lo social.

Reproduzco la entrevista inédita. Agradezco a Nancy por el envío.
..........

'Reciprocidad' Entrevista a Loreto Garín y Federico Zukerfeld -
por Nancy Garín


Entre el mes de noviembre de 2009 y Enero de 2010, se realizo la exposición “Reciprocidad” en el Centro Cultural de España en la ciudad de Buenos Aires (CCEBA), fue coordinada por Federico Zukerfeld y Loreto Garin Guzmán.

Esta exhibición colectiva buscaba romper las fronteras generacionales, locales e internacionales, el adentro y afuera del circuito de arte contemporáneo, intentando ubicarse en una o varias constelaciones posibles, que permitan visualizar nuevas cosmovisiones y estrategias, en un mundo que ha degradado sus estructuras.

“Reciprocidad” fue integrada por obras y proyectos de: Zanny Begg ( Australia), Oliver Ressler (Austria), Claire Fontaine (Paris), Democracia ( España), y los argentinos León Ferrari, Iconoclasistas, la cooperativa Sub, Leo Ramos, Alejandra Fenochio y Diego Haboba.

Fue publicado un catalogo que contó con un texto del teórico y curador canadiense Stephen Wright propone una visión crítica a tono con el carácter de esta exposición y abre la puerta para un merecido debate sobre las condiciones especificas del sistema de arte actual.
"Hacia una reciprocidad extraterritorial: más allá del mundo del arte y de la cultura vernacular"
"Toward an extraterritorial reciprocity: beyond world-art and vernacular culture"

Como actividades asociadas se realizaron charlas y proyecciones en las que se invitó a Marcelo Expósito (España) y la editorial independiente )elasunto(.

1.- Como nace la idea de Reciprocidad. ¿Desde dónde, por qué?.
A comienzos 2009 fuimos invitados a realizar una exposición en el Centro Cultural de España en Buenos Aires por Laura Spivak, artista y curadora que se desempeñaba como programadora de los espacios de arte de esta institución. En vez de exhibir nuestras obras personales optamos por presentar la propuesta de una exposición que reúna imágenes, ideas y obras de otros con quienes encontramos vínculos de reciprocidad afectiva, política, estética.

Nuestra anterior experiencia en la coordinación artística de una exposición colectiva, fue La Normalidad [1] (última parte del proyecto “Ex Argentina”) realizada en el Palais de Glase en Buenos Aires en Febrero del año 2006. En aquella oportunidad conformamos un equipo junto con el artista Eduardo Molinari y redactamos un texto [2] para el catálogo donde nos preguntábamos sobre el estado de situación del sistema social y sus repercusiones en el campo del arte. En aquel contexto, La Normalidad hablaba justamente acerca de un supuesto retorno a la normalidad pos-2001, con la superación de la crisis de representación, el retorno al orden social y la economía formal.

Fue nuestra intención darle continuidad a las ideas que enunciamos entonces cuando utilizamos el concepto de Inclusión Permanente. “La inclusión simbólica como ilusión: idea de volver a pertenecer a un proyecto algo…” para describir como operaba la reinserción en los sistemas sociales y económicos.

La “recuperación” de aquellos sectores que habían sido expulsados o marginados creó nuevos mercados o revitalizó los ya existentes. En la cultura, por un lado se hizo evidente la creciente tendencia hacia la ONG-ización de cuanto proyecto autónomo existiese, insertándose ahora en el área de “servicios” o corriendo desesperados a la caza de subsidios y recursos del gobierno de turno o fundaciones extranjeras.

Por otro lado, la normalización se materializó en un auge del reciclaje de la historia reciente, con una explosión de archivismo crónico y así fueron apareciendo cientos de nuevos-viejos archivos de experiencias sociales, políticas, artísticas.

Finalmente, la inevitable catalogación de las prácticas, movimientos o experiencias que habían surgido como gestos o reacciones de coyunturas de crisis, incorporándolas y promoviéndolas ahora como tendencias, convirtiendo a sus actores/protagonistas en consumidores eventuales de sus propias experiencias.

La intención de organizar esta exposición surge entones de la continuidad de aquella experiencia, cuando tuvimos la posibilidad de poder organizar y coordinar la exposición, catálogo, ciclos de cine y video activismo, charlas y talleres. A su vez pudimos participar ideológicamente de la narración de esa exposición, partiendo de nuestras esperanzas y visualizaciones acerca del proceso social que comenzó durante fines de los años 90 y se acentúo tras la explosión de la crisis económica del 2001 hasta el 2006 en donde se pudo visualizar el fuerte proceso de normalización que vivía la sociedad argentina.

Espejos

Desde aquella experiencia nos quedo claro que había una dificultad muy fuerte para la realización de este tipo de proyectos en el plano local (e internacional), ya sea porque los recursos son entregados a eventos de otras características o por los fuertes prejuicios hacia lo que se ha denominado “arte político”, al cual se piensa con una idea de segregación extrema y se los mantiene lo mas alejado posible de las instituciones y sus recursos.

A su vez porque muchos de los proyectos de estas características que se realizan en nuestros países latinoamericanos son financiados desde Europa occidental o Estados Unidos, y por lo general son dirigidos por curadores o agentes culturales extranjeros, lo que dificulta aún mas la posibilidad coordinar los esfuerzos buscando provocar influencias en el circuito local.

Nos preguntamos entonces por que no intentar invertir el tablero y poner nuevas piezas en este juego dando un jaque a la corona, al producir una imagen-espejo de las propias tensiones y contradicciones. Probar que ocurriría cuando se revierten las jerarquías, tanto territoriales, como económicas y curriculares. A ese proyecto lo llamamos “Espejos”. Pensamos en un espacio-tiempo, en donde al mirarse hacia adentro y hacia fuera, se intentase ver con mayor amplitud de radio a los excluidos y excluyentes. Hacer una operación de reciprocidad entre imágenes y sujetos involucrados, entre la narración, los episodios narrados y los protagonistas, paradoja antropofágica entre consumidores y consumidos.

El título original de “Espejos” surgió como metáfora de aquellos episodios vividos por los pueblos originarios durante los primeros tiempos de la llegada de los colonos a territorios americanos, donde se les intercambiaban fragmentos de espejos ilusorios a cambio del preciado Oro y otros bienes que ellos poseían. Cuando fuimos invitados a exponer al CCEBA pensamos que era el momento justo para generar el primer eslabón de este proyecto más amplio y lo llamamos “Reciprocidad”.


2. Cuál es el concepto fundamental que mueve esta muestra o más bien este proyecto?

Reciprocidad
En antropología cultural, el término reciprocidad denota una manera de intercambio de bienes y trabajo, que se da en sistemas económicos “informales”. Es la forma más común de intercambio en sociedades con economías que prescinden del mercado, esto es, que no venden o compran bienes o servicios. Dado que todos los seres humanos virtualmente viven en algún tipo de sociedad, y que además cada uno tiene al menos algunas posesiones; la reciprocidad se puede encontrar en todas las culturas. La reciprocidad o multirreciprocidad es uno de los pilares de los bancos de tiempo. Allí todos los usuarios participan, se benefician y se generan redes de apoyo social más justas, ya que todos tienen la opción de dar y recibir.
Hacia mediados del año 2008 se produjo la caída mundial de las bolsas de comercio y el llamado crash financiero global, haciendo temblar las estructuras bancarias y desestabilizando las economías locales de todo el planeta. El Neoliberalismo desnudaba su verdadero rostro y su responsabilidad unívoca en el daño irreversible de la salud del planeta y la desigualdad social reinante en los cinco continentes.

El rol de los Estados, desde hace años operando bajo la lógica del libre mercado, cambió rotundamente al absorber las deudas privadas con reservas públicas y tomar medidas proteccionistas respecto a los movimientos bursátiles. Era evidente que el sistema capitalista se devoraba al resto de los sistemas económicos que trataban de funcionar paralelamente.
Esta supuesta crisis internacional interpretada como inédita por expertos economistas e incluso como “la más grande de la historia”, trajo consigo la incertidumbre sobre el devenir, pero al mismo tiempo abrió una brecha para repensar a nivel mundial, si existen otros modelos socio-económicos y culturales posibles. AQUÍ LLEGUE…

En el campo del arte, que no es ajeno a estos movimientos a gran escala, siempre se hace difícil dirigirse con propuestas críticas ante los modelos de representación y distribución económica y los bienes culturales. (Antes y) después de 2001, Argentina fue un laboratorio social, materia prima de experimentos económicos que sirvieron, de alguna manera, de pronosticó o termostato para evaluar las consecuencias que podría traer aparejada una crisis económica mundial.
El término elegido como título para esta exposición es definido como “correspondencia mutua entre personas o cosas”. En economía, reciprocidad consiste en la práctica de entregar al otro (país) concesiones comerciales o migratorias “idénticas” a las que éste concede. En los llamados tratados de bilateralidad, reciprocidad es donde se definen las obligaciones y derechos de dos partes involucradas en un contrato.

En el arte, donde lo sensible es la base de nuestra producción cotidiana, el trato recíproco se hace indispensable, como una manera posible de romper el manto de aislamiento e individualismo que domina la escena de sus instituciones. Como búsqueda de posibles nuevos modelos de representación y distribución, que pongan en jaque la insaciable maquinaria de la industria cultural y trasformen los vínculos subjetivos entre los artistas, público y demás involucrados.


Nos sumergimos así en una amalgama de particularidades, que en su conjunto constituyen una nueva pieza. Formas de ser, deambular, transgredir e intercambiar. Símbolos, íconos, teorías y acciones se aglutinan en tres espacios conceptuales. Tres imágenes que coexisten y atraviesan la galería: “La guarida del ocio”, “Bancos de Tiempo”, “Estrellas Danzantes”.

3. ¿Que tipo de dificultades se dan al encarar este tipo de exposiciones colectivas en las que se exponen tanto practicas artísticas como practicas interdisciplinarias?

Creemos que siempre hay tensiones en este tipo de proyectos realizados en el campo cultural, es parte de la dialéctica de la propia dinámica de interna del medio, debido a que aquí no se presenta un producto acabado, ni se apela simplemente a lo formal y la belleza. Es mas bien un entramado de posiciones políticas-estéticas que enriquecen el debate y construcción de pensamiento critico, en un ámbito donde se han banalizado las practicas de arte hasta convertirlas en meros productos de la industria cultural.

Proyectos como estos apelan a repensar como queremos disponer de los espacios culturales , sus recursos y actores, mas allá de las disciplinas o tendencias de moda.

Quizás el punto más difícil, se dio en la comunicación del proyecto, es decir, en la mediación para la lectura y la difusión de todo lo que conforma la posición ideológica de la exposición: catálogo, invitaciones, comunicación y prensa, elementos que se lanzan desde las instituciones culturales hacia la audiencia especializada o el público en general.

Esta vez tuvimos una enorme suerte en la relación con el Centro Cultural de España, ya que contamos con el apoyo y financiación para la producción de la exposición y la impresión de los catálogos. Aunque también debemos mencionar la gran dificultad para lograr la atención de la prensa local, desde la negación y falta de dialogo con la critica de arte. Fue una experiencia frustrante y nos ha dejado la idea de que existe un cerco mediático que legitima y excluye las practicas artísticas que no forman parte del listado de las galerías top, en pos de sostener la hegemonía del mercado de arte. En este caso Reciprocidad gozó de un silencio y una opacidad negativa por parte de los críticos de arte o cronistas culturales.

Sin embargo, el publico en general y el conformado por otros colegas recibió la exposición positivamente e incluso con sorpresa y una mirada abierta a propuestas de este tipo, con opiniones y cuestionamientos acerca de las obras exhibidas que no se inscriben como practicas artísticas, como los trabajos de mapas del colectivo Iconoclasistas o las maquinas de “Bricollage para Activistas” del Chaqueño Leo Ramos.

En ese sentido, realizar la exposición fue una experiencia intensa y potencial, pues abrió una posibilidad de re-construir otras reflexiones, despertar a una audiencia cansada de ser consumidora de su propio quehacer y agotada de cerramientos formales o seguir las tendencias por el solo hecho de encontrarlas en las revistas y magazines culturales.

Lógicamente el problema de como romper con la dominación que producen las reglas del mercado de arte están asumidas como un tester de valoración moral, y por otro lado, por el disimulado clasismo con el que opera todo entramado de las instituciones del medio artístico . El desafió es activar capacidad crítica de nuestros colegas para salir de la ilusión del exitismo y la inercia que produce la posición a-crítica de los hacedores.

Quienes estamos desarrollando este tipo de propuestas caminamos por caminos difíciles, pues por un lado algunos de los artistas, críticos o curadores que establecen una opinión critica al sistema actual han optado por armar espacios alternativos o instituciones propias (casi siempre mediante financiamientos fundaciones privadas) creando nuevos espacios de exposición y circulación independientes, pero al mismo tiempo excluyéndose de dar una pelea contra-hegemónica en el propio circuito de arte. Y es allí, justamente en el seno de la industria cultural, donde se define la distribución de la mayor parte de los recursos públicos, como diríamos nosotros “allí donde las papas queman”.

Por otro lado se les exige quienes tienen una voz critica una especie normativa ética: mantenerse fuera del circuito de legitimación, y estipulando que su espacio de acción debería ser solamente las calles, los barrios o los circuitos alternativos.

4.- Dentro de este proceso curatorial; cómo se ha dado la relación entre los artistas y la institución? Cómo la han vivido ustedes?

Reciprocidad, es un experimento. Es como una pipeta cargada de una sustancia de la cual aún no sabíamos que podría producir. En ese tubo de ensayo, espacios y tiempos se contaminaban entre si y eran parte de una misma densidad. Aquella que surge de re-partir y com-partir, y nos permite jugar con las visibilidades y oscuridades que produce la aprensión de este contexto.
Al comenzar a imaginar este proyecto nos dimos cuenta que, al igual que nosotros, estaba vivo. Una propuesta que empezó como una invitación a exponer, luego, proyecto de exposición colectiva y finalmente el inicio de un itinerario aún más extenso hacia una constelación formada por artistas, colectivos, creadores de imágenes e íconos, pensadores y activistas que operan desde lenguajes disímiles.

Allí poco importaban las dicotomías entre generaciones, estilos o nacionalidades de los participantes. Criterios inútiles y cerrados en categorías anticuadas.
En cambio, se buscaba poner el acento en el intento de salir de aquellas definiciones, territoriales, mediáticas y formales. Sus intensiones e intensidades se basaron en las tensiones internas de cada una de las obras, textos e imágenes que la integraron en relación con las otras. Por lo tanto, no se buscaba ni el “corte”, ni la homogenización de estilos, sino justamente lo opuesto, un caos relacional que refleje el movimiento dialéctico que producen el conjunto de los materiales expuestos.


Al preguntarnos, desde que lugar abordaríamos nuestra intervención en el espacio de exposición, pasamos por muchísimas posibles in-definiciones: ¿como artistas individuales? ¿Cómo colectivo de artistas? ¿Cómo activistas culturales, curadores o alquimistas? Evidentemente esta era una pregunta trampa que solo construye jerarquías y parcela campos. En cambio nos alimentaban los procesos de construcción colectiva, donde el dialogo, el debate y la discusión hacen a la correspondencia recíproca, potenciando las relaciones del intercambio mutuo.

Como coordinadores fuimos un poco de cada cosa y así la programación y los participantes se ensamblan en ese conjunto que se presentará bajo el título de la muestra. Se hizo un trabajo periódico que formó parte del proceso curatorial de la exposición. Tanto los participantes como la institución tenían claro que la operación era compleja, pues estábamos extendiendo una invitación a más de diez artistas y colectivos.

Se contó con un presupuesto general menor a 2000 dólares, que fue utilizado casi con arte de magia. Se destinó una parte para la producción de algunas piezas nuevas realizadas especialmente para la exposición (Diego Haboba, Iconoclasistas, Leo Ramos y Sub Coop), la reproducción de otras (Claire Fontaine , Democracia). Otra parte del presupuesto fue destinado a la traducción o subtitulado de videos (Zanny Begg, Oliver Ressler) y finalmente el resto fue destinado para cubrir los gastos trasporte, montaje y el cuidado de las obras ya realizadas (León Ferrari, Alejandra Fenochio).

A pesar que la intensión original era la de poder invitar a algunos de los participantes extranjeros para que viajaran a Buenos Aires, esto no fue posible y ellos se solidarizaron con el proyecto cediendo las obras para su puesta, aún sabiendo que no existiría un pago por su participación.

Motivados también por exhibir sus obras en Argentina por primera vez, debemos destacar el apoyo incondicional de artistas reconocidos en el medio internacional, como Claire Fontaine, Oliver Ressler, Democracia o Zanny Begg. También contamos para la exposición con dos obras del reconocido artista León Ferrari, ganador del premio León de Oro de la 51 Bienal e Venecia.

5. Como se vincula la muestra contexto social, político y cultural local e internacional? con el devenir…

Creemos que la exposición genera vínculos intrínsicos entre los participantes y las obras escogidas y de esta manera se puede visualizar claramente el tipo de obras exhibidas y su relación al contexto local/global.

Hablemos por ejemplo acerca de cómo el poder simbólico se convierte una poderosa herramienta de dominación cultural. Solo es cuestión de encender la televisión unos segundos y veremos todas las formas en las que se han aplicado las capacidades creativas para potenciar el
consumo gracias a la publicidad y el marketing.

A diario el monstruo mediático gana terreno en la guerra de territorios inmobiliarios para la conversión de espacios públicos en bienes privados. La campaña del terror creada como la sintomatología de la inseguridad en el espacio urbano, profundiza el viejo modelo de limpieza social desde el uso de imágenes y la enunciación de discursos. Día a día en los medios de comunicación los asentamientos comienzan a ser la imagen de la zona de peligro (la pobreza). Ahora plazas y parques enrejados son lugares de batalla contra la delincuencia y el narcotráfico, y así los gobiernos de diversas partes del mundo, se han prestado como testaferros de estos mega-negocios, promoviendo la violencia indiscriminada en pos de la reorganización urbana y la “puesta en valor”.

Un ejemplo claro ejemplo se puede visualizar en la instalación “Sin Estado” , un proyecto nacido de la colaboración entre el colectivo Democracia, “Todos por la Praxis” y Santiago Cirugeda, que consistió en una intervención multidisciplinar desde el arte y la arquitectura en el contexto de los asentamientos ilegales de población de la Cañada Real en Madrid. Territorio sometido en ese momento a un proceso de desalojos y destrucción de las viviendas. Aquella población ha ido creciendo, configurándose de forma cada vez más compleja, allí convive el tráfico de drogas con el emplazamiento de nuevos negocios de construcción en terrenos públicos. Infraviviendas y hoteles ilegales se yuxtaponen con futuros country y casas de campo. La denominación de este proyecto como Sin Estado tiene una doble lectura: por un lado, responde a la utilización de fondos públicos destinados desde el ámbito del arte a intervenciones de carácter social en un espacio en el que la misma administración rehúsa llevar a cabo cualquier servicio público. Por otro, se refiere a un territorio marginal, desregulado, ajeno a las estructuras legales y administrativas.

La historia de este asentamiento en una ciudad europea nos transporta en un viaje sin escalas al permanente conflicto por viviendas dignas en Argentina. Aquí, las villas miserias y casas tomadas son materia de nuevos intereses de grupos inversionistas y las obras de Democracia nos ayudan a describir una situación que no nos es ajena.

Otra de las obras que mas impacto tuvo el publico es la del artista austriaco Oliver Ressler, con su obra “Fly Democracy” la video instalación creada en el año 2007 en la cual el artista toma como inspiración los discursos utilizados para justificar los ataques durante las invasiones a Irak y Afganistán, que estaban basados fundamentalmente en el slogan de “traer la democracia” a aquellos países (intentando desviar la atención de los intereses geoestratégicos y el control de los yacimientos de petróleo). Al inicio de las campañas militares, los aviones de combate de Estados Unidos no sólo dejaban caer bombas, sino también lluvias de octavillas con mensajes destinados a la población.

En éstos se exhortaba a los soldados enemigos a desertar y se advertía a los civiles a mantenerse a distancia de los objetivos militares. En el video se representa una nueva promulgación de esta lluvia de mensajes pero se transfiere simbólicamente el punto de destino al territorio de los Estados Unidos, realizando una operación de inversión de la escena y sirviéndose del propio sistema de difusión y propaganda. La operación se completa con los textos escritos en los volantes desparramados por el piso, donde se fusionan frases antagónicas referentes a movimientos de resistencia. Esa obra dejaba una sensación extraña en la audiencia local, pues los volantes, en este caso, eran fragmentos de diversas tesis acerca de que es la democracia, como forma de cuestionar nuestras ideas de democracia, y a su vez, una advertencia sobre la existencia otros posibles sistemas de organización socio-política. En estas obras como en otras incluidas en Reciprocidad se apunta al desplazamiento de contextos y a profundizar las contradicciones en los espectadores de la exposición.

Como reflexión final acerca del devenir, podemos subrayar que gracias a años de neoliberalismo y pensamiento posmoderno, el sector privado logrado ganar mayor espacio en todos los campos. El sistema económico capitalista y el circuito artístico internacional se relacionan como una sola parte, dejando de lado la sensibilidad social y pasando a ser una mera mercancía ornamental en el agotamiento del periodo histórico actual.

Es impactante ver como muchas veces el arte funciona como elemento de acomodamiento social de las jerarquías, en la construcción de modelos de representación social que responden mas a los intereses de ricos y poderosos, que a los sectores precarizados e incluso ha llevado a los artistas a olvidar su propio lugar de existencia en la cadena de producción de la industria cultural, generando la ilusión de pertenencia a un estatus al cual muy pocos artistas o trabajadores de la cultura logran pertenecer realmente.

Nosotros vemos claramente la necesidad de coordinar internacionalmente estrategias de acción colectiva para resistir a las políticas de privatización en la cultura local y global.
Por eso nuestro horizonte apunta a continuar con este tipo de proyectos artísticos y de colaboración para recuperación de los espacios públicos y potenciar los vínculos de reciprocidad entre el publico y los hacedores de la cultura.


LORETO GARIN GUZMÁN (Chile) / FEDERICO ZUKERFELD (Argentina)
Hacia fines de 1997 fundan, junto a otros artistas, el grupo Etcétera… En 1998 ocupan la casa-imprenta de artista Surrealista Juan Andralis, quien durante los años 50-60 participó activamente del grupo de Paris, liderado por Bretón. Etcetera… utiliza el espacio como taller y laboratorio de arte, participando con obras, manifiestos y acciones durante los ‘90 alrededor del movimiento por los Derechos Humanos, juntos a la agrupación H.I.J.O.S en los “escraches”. Desde entonces realizan experiencias de arte callejero, intervención urbana y exposiciones dentro y fuera de las instituciones de arte. Desde 2002 con Etcétera… realizan muestras, presentaciones y conferencias internacionales dentro del llamado campo del “Arte-Política”. En 2005 junto a artistas e intelectuales de distintas partes del mundo fundan La Internacional Errorista movimiento que reivindica el error como filosofía de vida. En 2006 forman parte del equipo de coordinación de LaNomalidad (tercera parte del proyecto ExArgentina). En 2008 son invitados por los curadores Vasif Kortun y Man Ray Hsu a la Bienal de Taipei en Taiwán y en 2009 realizan una residencia en Platform Garanti como parte de la investigación y realización de obra para la XI Bienal de Estambul en Turquía, curada por WHW (what,how and for whom). Durante 2010 participan en la organización del “Primer Congreso Internacional de Error y Errorismo” que se llevará a cabo en la ciudad Buenos Aires.


[1] La exposición “La Normalidad” fue realizada en Febrero de 2006 en el Palais de Glase en la Ciudad de Buenos Aires. Organizada por el Goethe Institut de Buenos Aires y con la coordinación artística de Alice Creischer -Andreas Siekmann – Loreto Garin Guzman-Eduardo Molinari y Federico Zukerfeld. Reunió a más de 45 artistas y grupos provenientes de países como Argentina, Rusia, Chile, Brasil, Alemania, Holanda, Francia y Austria. Fue la tercera y última parte de “ExArgentina” un proyecto iniciado en 2002 que incluyó el Congreso “Planes para escapar de las visiones panorámicas” realizado en Berlín en noviembre de 2003 y la muestra “Pasos para huir del trabajo al hacer” llevada a cabo desde marzo a mayo de 2004, en el Museo Ludwig de Colonia, Alemania. Mas información : www.exargentina.org
[2] Del texto “La Papa Caliente” Garín Guzmán / Molinari / Zukerfeld, paginas 5,6,7 en “La Normalidad- ExArgentina” ISBN 987-1180-33-0 , Interzona Editora.

miércoles, abril 07, 2010

Prácticas Curatoriales. Entrevista con el colectivo WHW, por Nancy Garín

Reproduzco una entrevista al colectivo croata What, How and for Whom (WHW) que fue recientemente los curadores de la reciente Bienal de Estambul, en Turqía. La entrevista se publica en LatinArt, y ha sido realizada por Nancy Garín, artista e integrante del colectivo activista argentino Etcétera.
.........

Prácticas Curatoriales. Entrevista con el colectivo WHW
por Nancy Garín

“What, How & for Whom” (WHW) (¿Qué, cómo y para quién?") se creó en 1999 en el contexto de los 150 años del Manifiesto Comunista. Integrado por Ivet Ćurlin, Ana Dević, Nataša Ilić and Sabina Sabolović este colectivo curatorial nace y se desarrolla con la idea de trabajar respecto a tres cuestiones indispensables a la hora de pensar proyectos de arte y organización económica: planificación, concepto y realización de exposiciones, así como también la producción y distribución de obras de arte, y la posición de los artistas dentro del mercado de trabajo. Este año han llevado a cabo el desafío bien logrado de la 11ava Bienal de Estambul, y en este contexto se desarrolla la entrevista.

Nancy Garín: El concepto de la Bienal es la frase de Bertolt Brecht, "What Keeps Mankind Alive". ¿Por qué se han basado en este concepto y cómo está relacionado con Estambul y con Turquía?

WHW: En nuestras exposiciones a menudo hacemos referencias y dedicatorias, pero como en el caso de nuestra primera exposición "¿Qué, cómo y para quién, dedicado al 153 aniversario del Manifiesto Comunista", en torno al cual nos unimos como un colectivo en los tardíos 90s, el Manifiesto no fue el tema de la exposición sino un disparador para iniciar un debate público sobre las cuestiones de la historia reciente. La Bienal, "What Keeps Mankind Alive?" (¿Qué mantiene viva a la humanidad?) basada en la canción de protesta de La Opera de Tres Centavos escrita por Bertolt Brecht en 1928, no tematiza directamente el legado de Brecht. La afirmación de Brecht de que un criminal es un burgués, y burgués es un criminal, de La Ópera de Tres Centavos, es tan cierto como nunca. Son sorprendentes las correspondencias de la rápida evolución de la economía liberal y la desintegración del consenso social en 1928, un año antes de la Gran Depresión, con el contexto de crisis global contemporánea. Así, "qué mantiene viva la humanidad" también nos vincula nuevamente con las preocupaciones económicas. En ese sentido, las tres preguntas básicas de cada organización económica - ¿Qué, cómo y para quién? - que han sido repetidamente y continuamente la configuración de nuestro trabajo, son preocupaciones constantes.

Con el título de la Bienal, "What Keeps Mankind Alive?" evocamos dos temas principales, la política y la economía, inseparables más que nunca, sospechosamente similares, conectados y en red en todo el mundo. En el momento en que la actual crisis financiera confiere un gran golpe al “nuevo orden mundial” en el que todos hemos estado viviendo durante los últimos decenios, y cuando tiemblan las premisas, hasta ayer indiscutibles, en las que el orden neoliberal se basa, hemos tratado de sacar a la exposición de su contexto inmediato en términos artísticos y políticos que es Estambul. O sea, no ingresamos en la especificidad local, especialmente seductora en una ciudad como Estambul, sino que tratamos de abordar cuestiones del mundo contemporáneo en la actual crisis económica, igualmente importante en todas partes.

Lo importante para nosotros era intervenir en el clima intelectual de la ciudad, que en términos de arte contemporáneo se caracteriza por el conflicto entre una posición de izquierda ortodoxa y el arte contemporáneo. Tomamos a Brecht como la posición que podría ayudarnos a salir del callejón sin salida del doble discurso vinculado de la globalización neoliberal y el etno-nacionalismo local. El arte de alguna manera se encuentra "entre la espada y la pared", en un claustrofóbico y problemático lugar en el sentido de que las nuevas aperturas tienen que ser formuladas en la periferia del sistema, en sus estrechas grietas. En el contexto de la Bienal nuestro deseo era tratar de reflexionar sobre la posición misma que la Bienal ocupa dentro de los paisajes ideológicos y económicos, que también determinan el mundo del arte. No tenemos elaboradas las herramientas para salir del punto muerto, pero sentimos que no debemos ignorar su existencia. A nivel general, creemos que la práctica cultural y artística es capaz de articular estos conflictos desde perspectivas específicas y puede ofrecer ideas nos hagan pensar sobre los mismos de una manera diferente. Pero la verdadera pregunta es, ¿es suficiente?, ¿debemos aceptar esto? y ¿cómo resistimos a estas limitaciones?

NG: ¿Cómo han trabajado la teatralidad en la experiencia curatorial? ¿Es posible pensar que el teatro en un caso como la Bienal, genera nuevas vías para la recepción de contenidos políticos?

WHW: Brecht, de alguna manera nos invita a reconsiderar nuestra posición una y otra vez, para ver el mundo como actores aficionados. Nosotras, las cuatro curadoras, tratamos de tomar esta posición durante la primera conferencia de prensa de la Bienal. En lugar de entregar el concepto en el formato convencional de comunicado de prensa, llevamos a cabo nuestro concepto. La actuación tuvo lugar en el Teatro Ses, en Estambul y se hizo en colaboración con el director de teatro croata Oliver Frljić. Tratamos de expresar “la verdad de nuestra situación", como Brecht lo llamaría, haciendo visible la promesa curatorial que nunca falla fallar, performando nuestra decisión y cuestionando la relación entre el curador, el artista y el público, así como la estructura de exhibición de la bienal. La referencia de Verfremdungseffekt en Brecht -efecto de distanciamiento- es, por supuesto, obvio. La aparición de cuatro curadoras recitando preguntas en el escenario, cuestiona la demanda de ''glamour” en un evento de arte y los estereotipos de poder sobre la posición del curador, en este caso un colectivo femenino.

Un año y medio más tarde, en la inauguración de la Bienal, en la conferencia de prensa nos negamos a cumplir nuestro papel más allá de lo estrictamente necesario en términos de las normas de los "grandes inauguraciones”, en su lugar de manera monótona y sin emoción leímos nuestros textos -que se componían principalmente de estadísticas relativas al presupuesto de la Bienal y artistas. De alguna manera esto recordaba los discursos públicos aburridos y poco convincentes de los políticos de traje gris pertenecientes a la nomenclatura socialista en la década de 1980 en Yugoslavia; discursos que nadie podía tomar en serio, y que realmente fueron teatro y política elitista. Para la gran inauguración, invitamos a cuatro actores turcos para que pronunciaran, en turco, el discurso en lugar nuestro, mientras permanecíamos invisibles.

Tratamos de mostrar lo reemplazables e irrelevantes que éramos, y en qué medida tomábamos parte de la situación que criticábamos. Quisimos acentuar nuestra creencia de que las perspectivas curatoriales no son objetivas, en el sentido de su imparcialidad. Por el contrario, una mirada objetiva es la que enfatiza su posición e involucramiento en la situación.
La teatralidad fue para nosotros especialmente importante en la situación particular de la Bienal, donde la reglamentación de la performatividad del sistema es tan fuerte que impregna cada gesto, artístico o de otro tipo. Tratamos de empujarla al extremo, concibiendo la exhibición como un escenario en que las contradicciones y tensiones entre las reivindicaciones políticas de las obras de arte, la bienal y la aparente improbabilidad de sus efectos en el "marco" del internacionalismo, que ciertamente no está dirigido por la ideología revolucionaria, la transformación social utópica y la búsqueda de la emancipación humana universal, sino por las consecuencias de "espectáculo". Esperamos que esta tensión pueda ser fructífera, no solo por su exposición al público, pero en la provocación y activación de la audiencia para realizar sus propios juicios, no sólo sobre el arte sino sobre nuestra capacidad de acción en el mundo.

NG: Durante el proceso curatorial ¿cómo han llevado la relación con y entre los artistas y la/las institución/es?

WHW: La operación de la Bienal está más lejos de los ideales de la auto-organización que cualquier institución museística que Robert Smithson podría haber tenido en mente en 1972, cuando en su texto “Confinamiento Cultural” describía al museo como una prisión y a los curadores como guardianes. En estas circunstancias, la envergadura del proyecto hace imposible tener el control sobre todas sus operaciones, lo que tuvo la desafortunada consecuencia de que los artistas eran a menudo “manejados” por las instituciones. La bienal como un formato no es sólo acerca de la exhibición, sino sobre una serie de maniobras externas orientadas hacia el turismo cultural a través de las cuales las ciudades intentan utilizar sus benignas y comunicativas especificidades regionales para posicionarse en el mapa del mundo globalizado. La posibilidad de auto-regulación política, cuyo horizonte va más allá del mantra neo-liberal de profesionalización, está totalmente en peligro de extinción dentro del sistema bienal, y este es el elemento que subestimamos cuando asumimos la tarea de la curaduría de la Bienal. Si vamos a evaluar lo que hemos logrado con este proyecto, tenemos que tener en cuenta, probablemente, más fracasos que éxitos. Pero, como Brecht dijo una vez: "En el arte hay un hecho de fracaso, y un hecho de éxito parcial. Las obras de arte pueden fracasar fácilmente, es muy difícil que tengan éxito. Las derrotas se deben de reconocer, pero no se debería concluir que no debe haber más luchas.

NG: ¿Cómo ha sido la relación respecto de quienes trabajan con prácticas públicas y la instalación de dichas prácticas en un espacio de exhibición como una Bienal?

WHW: Para nosotras la cuestión del papel del arte en la sociedad está estrechamente vinculado con el formato de exhibición. Por supuesto, esto no implica que las preguntas fundamentales sobre el arte deban ser exclusivamente formuladas en relación al formato de exhibición, pero sí pensamos que los modos expositivos son espacios específicos en los que el arte esta críticamente presente y el conocimiento producido y difundido. Cómo usamos exhibiciones para repensar, no sólo las cuestiones de la producción, definición y presentación de arte, sino de la acción socializada en el mundo globalizado, está abierto a distintos enfoques. Parece que, a pesar de las dificultades y posibles trampas en las que podemos caer fácilmente mientras investigamos en esa dirección, nuestro deseo por intentar crear una plataforma como esta es muy fuerte. Esto no es, a priori, positivo o negativo, este es el campo que hemos elegido para intentar ser fieles y para utilizarlo hasta sus límites. La cuestión de cómo visualizar la unión, la yuxtaposición y la fermentación de complejas dinámicas transculturales y trans-generacionales a través del medio expositivo, que es en muchos aspectos es un marco inadecuado, no se trata de nostalgia por la función simbólica del museo, que sigue siendo inseparable de la noción de espacio público y cultura democrática, sino de un deseo de proporcionar un espacio temporal que ordena a las políticas de autorepresentación y autorreflexión. Básicamente se reduce a nuestra creencia de que el espacio de representación –la despreciable noción patriarcal, autoritaria, de clase-raza de una exposición- tiene que ser reconsiderada una vez más como espacio público.

Como sabemos, el cubo blanco de la galería, el lugar arquetípico del “arte moderno”, no es atemporal, ni un marco neutral, dedicado a la producción “de objetos autónomos de arte”, libre de la carga de significantes externos “invisibles” que denotan el carácter institucional e ideológico de esta concepción. Para nosotros la respuesta a la pregunta de por qué la producción de arte contemporáneo todavía se niega a abandonar los clásicos lugares de exhibición, no sólo reside en la dependencia de los mecanismos de representación del sistema del arte, sino también en el hecho de que, al parecer, la exposición en sí misma puede crear y adquirir diferentes formas de modulación temporal de la estructura social y redefiniciones creativas. Estas redefiniciones están transformando la percepción política y emocional del medio y están ofreciendo incontrolables juicios de nuestra realidad social.

NG: ¿Podrían describir su experiencia de la Bienal en estos tres diferentes ámbitos: artistas, espacios políticos locales e institución?

WHW: La cooptación de los potenciales críticos en el discurso económico dominante de la neo-gestión es uno de los signos más prominentes del agotamiento de las prácticas críticas. El problema que tenemos ahora en el nivel más general es la manera de examinar críticamente las limitaciones sociales, temporales y espaciales de un “evento” cultural representativo en el campo del arte contemporáneo, paradigmáticamente ejemplificado por el fenómeno de las exposiciones bienales. Cómo repensar las preguntas de la producción, definición y presentación de la obra y de la identidad de los artistas en el mundo (artístico) globalizado. Tratamos de pensar en la Bienal como una posibilidad, transitoria y temporal, pero que sigue siendo la posibilidad de establecer una plataforma para artistas y trabajadores culturales en la supuesta disminución de los márgenes geográficos pero corpóreamente aún muy reales. Incluso si hoy en día uno siente que no hay ninguna región excluida del circuito internacional del arte, aún queda la cuestión del control, el juego no resuelto y permanente de inclusión y exclusión. En ese sentido, tomamos la Bienal como una posibilidad de contra-posición a un debilitamiento general de las garantías institucionales que determinan los estándares (culturales) fuera del mercado. Entendimos la “bienal” como un proceso y un sitio activo para explorar las normas de conducta establecidas en el sistema del arte occidental, ¿cómo se regula la circulación y recepción de la información, y cómo podemos (si es que realmente podemos) cuestionarlas. Nos centramos principalmente en las regiones de los Balcanes, ex Europa Oriental, Asia Central, Oriente Medio y Norte de África, donde la relación con los "mentores" occidentales y la validación desde el sistema de arte Occidental todavía define mayoritariamente el contexto del arte contemporáneo. Esto se desarrolló a través de la interconexión de dos trayectorias; una respuesta al modelo occidental hegemónico de la función y la posición del arte contemporáneo y su historia, perpetuado por el sistema globalizado de instituciones de arte y red de mercados que las regulan; y por otro lado, las prácticas artísticas y culturales que evalúan críticamente la comercialización que tiende a dominar la vida en condiciones de capitalismo neo-liberal.

En el trabajo de la Bienal de Estambul, tratamos de utilizar la carga de su visibilidad y su carácter altamente representativo. Hemos creado la exposición con la posición política clara "en el corazón del sistema" que considera la bienal como "importante", y por lo tanto es poco probable ignorar por completo las preguntas y el programa que hemos planteado. Hemos mostrado una parte del presupuesto y la organización, una información que normalmente permanece invisible, hechos que están dando los signos de la situación en la que trabajadores de la cultura están operando hoy en día, incluso en eventos supuestamente de primera como las bienales. Por ejemplo, del presupuesto de la Bienal, que justo antes de la apertura se estimó alrededor de € 2 millones, sólo el 14% son costos relacionados con los artistas, mientras que los costos operacionales y de promoción ascienden a 27%, y 49% a costos relacionados con la exposición, o que los artistas no reciben remuneración, o que el fee del trabajo curatorial es de 1,95% del presupuesto, o que en esta bienal en particular sólo 1% presupuesto es aportado por galerías privadas, o que más de un cuarto del presupuesto fue proporcionado por organismos internacionales de financiación pública, o que en esta bienal hay 30 mujeres y 32 hombres, o que el 28% de los artistas vienen de Occidente, y el 72% de lo que se denomina el “resto”. Estos hechos se refieren a esta “particular” edición de la Bienal de Estambul, y debe entenderse en contra de la mirada homogénea de lo que es una bienal, y de lo que una exposición es y lo que podría ser. Por supuesto fue también un movimiento ligeramente “brechtiano” revelar nuestra propia posición tan abiertamente, que no es de ninguna manera desinteresada o carente de problemas que discutimos más tarde.

En términos de la Bienal, las conclusiones no pueden ser percibidos en este momento. Probablemente -como cualquier otra gran exposición- provocará reacciones encontradas. Creemos que ya ha creado un cierto impulso que trataremos de mantener y desarrollar más. Vemos la Bienal como una continuación de las metodologías previamente desarrolladas, aunque somos conscientes que puede cuestionarlas radicalmente. La pregunta “¿Qué mantiene viva a la humanidad? ", así como las posibles respuestas y modelos que pueden salir de estas interrogantes, son como en todas nuestras exposiciones anteriores regidas por una verdadera pasión de poner las ideas y obras de arte de la mejor manera posible para que puedan hacer una diferencia. Esta diferencia es frágil y transitoria, pero también es la base fundamental de la exposición…