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Diez años de teatro experimental
Fuego en la frontera.
Por Diego Otero
La otra orilla. Es decir, el lado que vemos a la distancia pero que no solemos habitar: una manera distinta de ver las cosas, o de experimentarlas. También: calzarse los zapatos del otro, buscar entenderlo. Carlos Cueva, director y fundador de LOT, empezó a trabajar con ese nombre y ese concepto cuando se instaló en Alemania, a mediados de los ochenta. Por entonces intentó tender un puente entre sus propias preocupaciones como creador -el Perú y las complejas relaciones entre su historia y su identidad, por ejemplo- y el equipo de jóvenes artistas europeos con el que preparaba proyectos escénicos inusuales, híbridos, que echaban mano de las estrategias de otras disciplinas, como la danza o las artes visuales, y que pretendían acercar el hecho teatral al tipo de experiencia que se vivía en ese momento.
Los años pasaron pero la actitud permaneció. En 1998 Cueva regresó y formó una nueva versión de LOT, integrada por un equipo heterogéneo: actores no profesionales, muy jóvenes; alumnos de escuelas de arte dramático; músicos; artistas visuales. Desde entonces LOT intenta conjugar el trabajo de "laboratorio" de Grotowski con las rutas del teatro oriental, como el No de Japón o el Katakari de la India. "También empezamos a indagar en las ciencias sociales, en la literatura. Ecumene, el primer proyecto que hicimos en Lima, por ejemplo, estuvo basado en el libro Terra Nostra, de Carlos Fuentes, y era una reflexión sobre lo textual en la vida contemporánea". Lo textual, es decir, el exceso de información que invade nuestra cotidianeidad y que puede llegar a distanciarnos de nuestra propia voz.
LA CIUDAD ES EL ESCENARIO
Con el tiempo, la puesta en escena de espectáculos teatrales dejó de cubrir todas las necesidades expresivas de la gente de LOT. El grupo requería nuevas formas de trabajo; más dinámicas, más cercanas al vértigo de la calle, más reales. Así nació el concepto de Zona fronteriza: la ocupación temporal de espacios anulados para convertirlos en "áreas de alta intensidad comunicativa". Una Zona fronteriza es el proceso de transformación de un espacio, que pasa de ser taller, lugar de experimentación o confrontación teórica, a ser territorio de presentación: escenario. Cada proyecto de Zona fronteriza es necesariamente interdisciplinario y arrastra una considerable dosis de improvisación e inestabilidad. El espacio mismo, con sus especificidades arquitectónicas o sociales, genera los temas.
"En el Perú el teatro ha sido en líneas generales muy conservador, muy cerrado. Sobre todo en la época en que yo empecé, a mediados de los setenta. Los campos de la plástica, en cambio, eran efectivamente porosos, interdisciplinarios, arriesgados. Pensemos en E.P.S. Huayco, por ejemplo, que conjugaba herramientas de la instalación, el performance, la pintura. Nosotros hemos seguido esa tradición, y por eso, como grupo, estamos tan cerca de los artistas visuales". Según Lucía de María, una de las actrices fundadoras de LOT, el arte de acción en nuestro medio ha estado "solamente ligado a la identidad del espacio, sin trabajar un concepto; o solamente ligado al tema, sin plantear una relación con el espacio". Las Zonas fronterizas intentan conjugar ambas variables. E intentan cuestionar los límites de lo público y lo privado.
MEMORIA DE ÉPOCA
Pero si el concepto de Zona fronteriza es una metodología flexible, que es herencia legítima de LOT y de su necesidad de dialogar con una ciudad difícil como Lima, de escasa infraestructura, las propuestas abiertamente escénicas son como la base del grupo: el lugar al que siempre regresan. "Somos gente de teatro, finalmente". Así, en el 2001 LOT montó Materia material, una obra basada en los textos del escritor autista Birger Sellin (Berlin, 1973). "Ahí el autismo se hace metáfora de una generación que crece escondida, en medio de una guerra interna". Y el año pasado se estrenó Marketing/Hamlet/Set, el último proyecto de LOT, que buscaba conjugar la simulación -los límites entre verdad y apariencia- de Hamlet y los mecanismos del marketing contemporáneo, usualmente sustentados en la virtualidad.
Así suelen ser los proyectos de LOT, audaces y refrescantes. Y sobre todo pertinentes: en un mundo en el que cada vez hay menos límites, en el que las identidades se estiran hasta la globalidad, proyectos como los de LOT nos ayudan a entender quiénes somos, y lo hacen con nuestra propia voz.
ESPÍRITU DE CELEBRACIÓN
Del 20 al 25 de este mes se llevarán a cabo las actividades de celebración por los 10 años de LOT (www.lotperu.com). El programa de actividades, que se llevará a cabo en un espacio del centro de Lima (La cooperativa PNP Santa Rosa de Lima, Jr. Junín 480), pretende ser un repaso de la memoria de estos diez años de trabajo, pero sin nostalgia ni ánimo revisionista, sino como un ecran sobre el cual proyectar su futuro. Del lunes 20 al miércoles 22 se realizará una Zona fronteriza, con diversas acciones artísticas. El jueves 23 habrá una discusión pública que girará en torno al teatro y las nuevas industrias culturales, y el sábado 25 habrá una fiesta de clausura, con DJ's y bandas en vivo.
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