Este martes 13 de mayo, a partir de las 7:30 de la noche, MICROMUSEO inaugura en su PARADERO HABANA una incisiva exposición de Carmen Reátegui: Ofrenda y vasallaje, una instalación artística que es también una intervención ritual sobre las paradojas de los grandes encuentros diplomáticos a iniciarse en esa misma semana y en ese distrito mismo.
La papa y las altas cumbres es precisamente el juego crítico de palabras con que el subtítulo de la muestra denuncia y repara uno de los síntomas mayores de nuestro subdesarrollo actual: 2008 es para la Organización de las Naciones Unidas, y para el mundo entero, el Año Internacional de la Papa. Salvo para el Perú, de donde paradójicamente la papa es oriunda y donde prácticas milenarias lograron domesticarla, configurando un logro económico, un logro cultural, decisivo para la humanidad.
Con tales argumentos, en 2005 el Estado peruano postuló y obtuvo esa denominación privilegiada. En un desconcertante rapto de desamor propio, sin embargo, hace cinco meses el gobierno reemplazó aquel reconocimiento por el del Año de las Cumbres Mundiales. El despliegue ingenuo de una vocación globalizante que ignora cómo cualquier globalización liberadora y significativa implica, necesariamente, el empoderamiento de lo local.
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