Sobre Juanacha

Aprovecho un segundo -y suspendo la continuidad del post anterior- para agradecer de forma personal y colectiva los comentarios y críticas sobre la revista Juanacha recibidos hasta ahora. Se encuentra a la venta (5 soles) en La Culpable, Pulga la tienda, Librerías El Virrey, y no estoy seguro donde más. Cuelgo muy rápidamente la opinión de Abelardo Oquendo publicada recientemente en el diario La República.

En el siguiento post va, ahora sí, la entrevista a Jorge Villacorta tomada de la revista.

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Inquisiciones. Juanacha 1 / Valdelomar 2
Abelardo Oquendo

1. Cuando a fines de julio del año pasado el INC censuró la exposición Dibujos en prensa (1990-2007) de Piero Quijano la muestra se trasladó al Espacio La Culpable, de Barranco, donde fue vista por un público mucho mayor que el que hubiera acudido sin la censura. Esta –como ha dicho P.Q.– solo logró hacer más conocidos los dibujos que pretendió ocultar. A ellos y al hasta entonces discreto espacio barranquino donde, entre otras actividades de interés, hubo durante el 2007 una serie de conversaciones en torno a portafolios de artistas invitados. Esas conversaciones que "han querido ser un pequeño mecanismo de activación de la participación y el diálogo entre nuestro a veces encogido medio artístico; una respuesta práctica, sencilla y fácil a los vacíos y carencias que responden a la pésima formación en nuestras escuelas de arte, al desinterés total por concretar políticas culturales", han sido el punto de partida de una revista que sale en busca de eso mismo que ha venido moviendo a La Culpable y acaba de ser enunciado. De eso y más, como puede advertirse del contenido de su primer número.

El par de citas hechas más arriba proceden de la publicación que edita ahora La Culpable y no menciona director ni consejo editorial permanente. Lo no convencional parece ser la marca distintiva de esta revista de arte que no por acercarse a lo popular desdeña los rigores del trabajo intelectual. Su nombre es Juanacha (¿en memoria del crítico Juan Acha?), su aspecto modesto y su precio simbólico. Trae empuje renovador, cosas frescas que decir y ganas de hacerlo. Que le duren.

2. En el Nº 42 de Hueso húmero José Ignacio López Soria sorprendió a los estudiosos de Abraham Valdelomar con documentos que probaban el paso del escritor por la Escuela de Ingenieros (hoy Universidad Nacional de Ingeniería) entre 1906 y 1909. Salvo Luis Fabio Xamar, nadie había mencionado el hecho hasta entonces y se carecía de documentación y precisiones al respecto. Recientemente ha vuelto sobre el particular en un volumen editado por la UNI en el cual él y sus colaboradores en esta investigación, Martín Uceda y Leticia Quiñones, dan a conocer nuevos datos y, en copia escaneada, el conjunto de los documentos relativos a esta etapa de la vida del joven Valdelomar, muchos de ellos de puño y letra del escritor. El formato elegido para la publicación permite una óptima apreciación del material que reproduce. El tomo se titula Valdelomar en la Escuela de Ingenieros. Inéditos, y es la más reciente de las valiosas publicaciones del Proyecto Historia UNI.