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Geografía del doble
por: José Luis Estévez
¿Todos tenemos un doble? Una exposición en Vigo plantea a ocho artistas su interpretación plástica del Doppelgänger, concepto alemán del doble fantasmagórico. Sólo que estos creadores llevan esa idea al terreno de los actos, los mitos, la ficción o el tiempo.
La figura del doble es un tema clásico del arte y la literatura, pero en esta ocasión la comisaria mexicana Montserrat Albores realiza un planteamiento muy original que va más allá de la habitual sucesión de tópicos sobre la existencia o inexistencia del otro yo. Ocho creadores se inspiran en las múltiples aristas del concepto del doble para presentar otras tantas piezas que plantean un auténtico debate filosófico sobre cuestiones tan etéreas como la verdadera naturaleza del tiempo o la identificación entre pensamiento y realidad.
El título de la exposición, Doppelgänger, es la palabra que se usa en alemán para designar al doble fantasmagórico de una persona viva. Los artistas que participan en la misma presentan distintas alternativas para reproducir eventos preexistentes. La tesis de fondo que subyace en el punto de partida de la muestra es que cualquier acto humano ya ha sido realizado con anterioridad, de forma que la vida no sería más que la repetición sin interrupciones de gestos ya realizados por otros. De ahí que las piezas exhibidas aludan a la conexión, más o menos sutiles, entre acontecimientos separados por periodos de tiempo cortos o largos.
Así, el joven artista peruano José Carlos Martinat plantea la supervivencia de los mitos del pasado con una reproducción a gran escala de la cabeza de un dios inca decapitado (Inkarri) por los conquistadores españoles, que parece resucitar y obsequiar a quien lo contempla con pequeños pedazos de papel que escupen tres impresoras en los que aparecen escritos textos recogidos de internet sobre esta figura mítica. Es el propio espectador con su presencia física el que activa el mecanismo que ponen en marcha las impresoras que coronan la gran figura del inca.
También se ocupa de los mitos el artista venezolano Javier Téllez que en su vídeo Oedipus Marshal desplaza la obra de Sófocles a un pueblo fantasma ubicado en las afueras de Aspen (Estados Unidos) y rueda con actores procedentes de un centro de salud mental. La confusión entre realidad y ficción así como entre actores y espectadores son algunas de las cuestiones que interesan al artista.
La pieza con un contenido más poético es la realizada por la mexicana Ady Carrión, que ahonda en los cambios que produce en la naturaleza el paso del tiempo con una instalación en la que dos vídeos registran el aspecto de un nogal en dos periodos distintos del año. Las proyecciones acaban encontrándose en un muro donde coinciden en el mismo plano y suman sus registros. Por su parte, Francis Alÿs, artista de origen belga que trabaja en México, investiga sobre las relaciones entre realidad y ficción al repetir la grabación de un vídeo en el que una persona sale a recorrer las calles de Ciudad de México con una pistola simulada en la mano. En este caso el hecho real y su repetición son prácticamente idénticos, ambos se convierten en inseparables ya que uno se refiere al otro y viceversa.
[foto: José Carlos Martinat]
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