domingo, julio 22, 2007

cultura_RAM. mutaciones de la cultura en la era de su distribución electrónica

Se acaba de presentar, en el Centro Cultural de España de México D.F., el libro cultura_RAM. mutaciones de la cultura en la era de su distribución electrónica del teórico español José Luis Brea. Las reflexiones de Brea tienen un horizonte claro sobre las transformaciones de la cultura digital dentro del pensamiento crítico, y la necesidad de entrar a la prácticas artísticas desde un campo paralelo pero siempre externo que le permita poner en perspectiva los usos políticos de la imagen (los estudios visuales). Su reciente reflexión sobre lo RAM se origina en la diferenciación que advierte sobre los dos tipos de memoria electrónica: una más ligado al trabajo archivistico y de almacenamiento de la información, y otra encargada de dinamizar y circular aquella información. Y desde esa diferencia propone la necesidad de repensar la idea misma de memoria, asociada a sus diversos espacios institucionales de asentamiento e incluso sus canales de comunicación, apuntando a una experiencia más volátil y relacional pero ligada inseparablemente al intercambio discursivo. Sobre la idea de museo_RAM también reflexiona en una entrevista que le hice el año pasado donde, por cierto, hace comentarios muy duros sobre la crítica y la curaduría contemporánea; la entrevista la pueden leer aquí.

Reproduzco el texto de Fabián Giménez Gatto leído en la presentación del libro hace pocos días.
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cultura_RAM o el ritornelo de una memoria en fuga
por Fabián Giménez Gatto

Ciertos temas vuelven una y otra vez en el libro de un modo recurrente. No he querido eliminar redundancias que en parte provienen de su estructura fragmentaria y de su condición de acumulación de una reflexión desarrollada a lo largo del tiempo. Y no he querido hacerlo porque las aproximaciones a los temas tienen siempre un carácter diferencial, constituyendo de ese modo perspectivas complementarias. Pero también porque para mí el libro en su conjunto está concebido con un cierto carácter musical, en el que el ritornello de algunos temas constituye la estrategia compositiva característica, y el modo en que su memoria a veces meramente intensiva se va fijando, gracias a la secuencia de repeticiones diferidas, variadas, como en una fuga.
José Luis Brea


Para Deleuze el ritornelo es, entre otras muchas cosas, una forma de enfrentarse al caos. La sonoridad que resuena a través de las páginas de cultura_RAM conforma una estrategia de agenciamiento, una cartografía de nuestro presente, el libro, como máquina abstracta, traza, susurrando, las coordenadas de nuestra actualidad. Roland Barthes comentaba que el susurro es el sonido de las máquinas que funcionan bien, en este sentido, la escritura de José Luis Brea no deja de modular nuestro presente y, quizás lo que resulta más sugerente, nos enfrenta a lo que “estamos dejando de ser”.

Digámoslo claro, cultura_RAM es una figura que signa el devenir de la cultura, su deriva, el alejamiento de las coordenadas de un enorme dispositivo que gira en torno a Mnemosyne, la memoria como significante despótico. Las micrologías de Brea enfrentarán a esta memoria despótica, archivística y docu-monumental con la memoria de procesamiento, productiva, relacional. Apropiándose un poco de la jerga informática, el autor dibujará, a través de ROM y RAM, a los actantes de esta agonística cultural. El despliegue metafórico tomará figuras tanto de la informática como del psicoanálisis, una memoria de disco duro funcionando como almacén y una memoria de red funcionando como fábrica. Al igual que el inconsciente, nos dirá Brea, nuestras memorias RAM generan un efecto de constelación, más que de consignación. La cultura_RAM es, en definitiva, una cultura en fuga, de la reificación del pasado en lo docu-monumental pasamos a la red, flujos y cortes de flujo operando en tiempo real, redes que entretejen nuestro presente y prefiguran un tiempo por venir, quizás más humano.

Al decir de Brea: “Aquí memoria es reciprocidad y comunicación, la resonancia del otro y su diferencia en cada singularidad articulada. Aquí la memoria es tensión y experiencia de red y organicidad, código de intercambiabilidad –y sincronicidad...” Pareciera que frente a Mnemosyne, violencia simbólica de un pasado que ejerce sobre el presente la tiranía de lo Mismo, emerge un nuevo tipo de memoria, una memoria de lo Otro y de los otros, una memoria de la diferencia, que en su diferir, en sus vagabundeos nómades generará un efecto de actualidad, de potenciación sincrónica y transitiva de un presente como promesa de comunidad. Comunidad inconfesable, nos dirá Blanchot, aquella de los que no tienen nada en común, hermanados, tal vez, por el vértigo de una memoria en fuga.

Volvamos al ritornelo, a lo largo del excelente libro que hoy nos convoca, el devenir_RAM de la cultura encarnará en diferentes dominios, mutación del dispositivo-memoria que reverbera, intensivamente, en la esfera económica, en el funcionamiento de la universidad, en el espacio museístico, en la lógica de la producción artística, en el régimen escópico, en las estrategias de la crítica, en la imagen de la ciudad... Problematizaciones de nuestro presente donde lo RAM en su “secuencia de repeticiones diferidas, variadas, como en una fuga” parece convertirse en lo que Barthes llamaba una palabra-mana: “En el léxico de un autor, ¿no es preciso que haya siempre una palabra-mana, una palabra cuya significación, ardiente, multiforme, inasible y como sagrada, dé la ilusión de que con ella se puede responder a todo? Esta palabra no es excéntrica ni central; es inmóvil y llevada, a la deriva, nunca instalada, siempre atópica (que escapa a todo tópico), a la vez residuo y suplemento, significante que ocupa el lugar de todo significado.”

Quisiera, entonces, compartir con ustedes algunas posibles derivas de este significante -cultura con minúsculas, guión bajo, RAM con mayúsculas-, explorar el plano de inmanencia de esta invención de José Luis Brea quien, como buen filósofo, se dedica a crear conceptos e instaurar planos (Deleuze dixit). En este sentido, esta “presentación” no es más que una modesta y fragmentaria “re-presentación” de la riqueza que el libro cultura_RAM. Mutaciones de la cultura en la era de su distribución electrónica encierra, una especie de programa que parece exigirnos más una experimentación, en el sentido deleuzeano, que simplemente una interpretación. Veamos, entonces, algunas líneas intensivas que atraviesan la escritura de Brea, en una suerte de presentación_RAM, transicional, un nomadeo –la expresión es del autor- por las redes, flujos y nodos que, utilizando una metáfora más textil que electrónica, configuran los hilos que entretejen su texto.

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Una pregunta recorre el texto, ¿cómo producir la esfera pública? Brea ensayará, en diversas oportunidades, una respuesta. La red y la ciudad aparecen entrelazadas en esta nueva comunidad inconfesable que atisbamos entre las páginas del libro, la red y la ciudad como no-lugares, atopías transitivas, sujetas a una tropología como “acondicionamiento de flujo”. Tropologías que prefiguran el mapa cognitivo de una ciudad por venir, de una nueva política, una utopía más allá del capital como significante último de todo intercambio. RAM_city es la ciudad de las mil pantallas, “allí donde los mil no nombran sino más precisamente un innumerable, la condición de una multiplicidad no limitada.” Mil pantallas /mil fantasmas, un nuevo régimen escópico que encuentra, en la inmaterialidad de las imágenes y en el carácter imaginario de la ciudad su lógica propia. Quizás esta nueva visualidad fantasmagórica, conformada por mil miradas urbanas y pantallizadas, constituya una promesa de comunidad.

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Una convicción recorre el texto, “tecnología y aspiración democrática pueden coincidir y favorecerse mutuamente.” El autor nos confiesa estar pensando en Benjamin cuando escribe esto y yo, al leerlo, no dejo de pensar en Foucault y su Introducción a la vida no-fascista, un texto escrito como prefacio a la edición en inglés de El Anti-Edipo, que podría, creo yo, funcionar como presentación de cultura_RAM, entendiendo al libro de José Luis Brea, también, como una guía para la vida cotidiana:

“-Liberad a la acción política de toda forma de paranoia unitaria y totalizadora.

-Haced que la acción, el pensamiento y los deseos crezcan por proliferación, yuxtaposición y disyunción, no por subdivisión o jerarquización piramidal.

-Libráos de las viejas categorías de lo Negativo (la ley, el límite, la castración, la falta, la laguna) que el pensamiento occidental ha sostenido como sagradas durante tan largo tiempo en tanto forma de poder y modo de acceso a la realidad. Preferid lo positivo y lo múltiple, la diferencia a la uniformidad, los flujos a las unidades, los ordenamientos múltiples a los sistemas. Considerad que lo productivo no es sedentario sino nómade.”

La democracia que nos sugiere José Luis Brea se encuentra, me parece, desterritorializada en una nomadología electrónica que traza las potencialidades emancipatorias de la apropiación colectiva del conocimiento y del desarrollo de una intelección colectiva o, para ponerlo en términos foucaultianos, desindividualizada.

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La memoria RAM, memoria de proceso y de conectividad, en su volatilidad, en su interconexión de multiplicidades, convertirá lo intelegible en inter-legible. Pareciera que nos hará falta desplegar, cada vez más, una imaginación sintagmática para estar en condiciones de apreciar la magnitud de esta mutación en la episteme electrónica, una condición post-archivística donde la significancia estará ligada al ensamblaje de elementos discontinuos y móviles. Lo intelegible se inscribe en el “entre” de lo legible, inter-legible. Taylor y Saarinen, al igual que José Luis Brea, proponen un neologismo que intenta articular el “entre” en los procesos de significación electrónica, sugieren el pasaje del understanding al interstanding, lo que podríamos traducir como el pasaje del entendimiento al ent(r)endimiento, comprender no sería ya colocarse, aprehender, lo que está debajo sino lo que está en el medio, inter-legible. En palabras de Brea, “conectar y hacer hablar a inscripciones que en su distancia y fragmentación nada por sí mismas dirían.”

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La mutación del dispositivo-memoria generará una transformación en la temporalidad, pasaje de una cultura archivística -donde la relación privilegiada se da entre el pasado y el presente- a una cultura post-archivística donde el vector por excelencia de nuestra experiencia del tiempo será la instantaneidad, una instantaneidad que se proyecta en el futuro, en una actualidad-diferencia siempre renovada. cultura_RAM no es sólo una conceptualización de lo actual y lo cotidiano, signado por el tiempo real de la comunicación electrónica, sino también una prefiguración del futuro. En el capítulo ::futurotopías::, José Luis Brea nos regala una especie de patafísica_RAM, una “ciencia de las explicaciones imaginarias”, donde la ontología de nuestro presente, desarrollada ampliamente en otros capítulos, se proyecta hacia el futuro en una suerte de back to the future, de “imaginario dejà vú invertido”. Las ::futurotopías::, entonces, pueden leerse como las líneas de fuga de nuestra experiencia temporal, micrologías que cartografían las comarcas venideras, desterritorializaciones de la teoría, que realiza, desde la ficción, una paradójica arqueología del futuro.

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RAM_critique situará el estatuto de la crítica en la era del capitalismo cultural, RAM_critique o cómo ser intelectual y no morir en el intento. La crítica será, para el autor, un dispositivo diseminador, una producción intertextual y agonística, una invención no sujeta al imperativo de legibilidad, lo que él llama facilidad en la lectura, sino al de la inter-legibilidad, la interlectura como una variación sutil de lo que Barthes llamaba lo ilegible. Los conceptos nómadas serán el resultado de esta invención que juega con lo ilegible, con lo que también podría entenderse como inconsciente óptico, la teoría como fábrica de conceptos, “cuya única condición de funcionamiento -nos dirá José Luis Brea- es el estar enlazado: la interconexión.” La crítica, entonces, como rizomática, o bien, como rizomética, una ética del rizoma. Es decir, el ejercicio de la crítica entendido como una fuga, en el sentido musical y, principalmente, carcelario de la expresión. Prison Break, una crítica que escape a dos de las prisiones señaladas por Brea, me supongo que habrá otras, la institución del museo y la periodística, ambas expresiones de la lógica del espectáculo y de su mercenarización del discurso crítico. Ahora bien, la estrategia de esta fuga será la escritura ensayística, cito a Brea al respecto, “(l)a escritura es para mí, esto lo he dicho en múltiples ocasiones, el lugar en el que verdaderamente la crítica se hace posible.” En este sentido, la RAM_critique parece exigir una forma particular de escritura, escritura_RAM podríamos decir, lo ensayístico entendido como “estructura de interconexión y generación heurística”. Me gustaría recuperar aquí una distinción formulada por Barthes en torno a la escritura, que bien podría articular las diferencias entre una escritura_ROM y una escritura_RAM, entre una escritura de la inscripción y otra de la de-scripción. Cito a Barthes: “Tal vez dos escrituras: la del punzón (cincel, cálamo o pluma) y la del pincel (bola o fieltro): la mano que fuerza y la mano que acaricia. La primera sería la escritura de la hendidura, de la incisión, de la marca, del contrato, de la memoria (...) Con este gesto de inscripción, hemos de vincular el devenir monumental de las escrituras antiguas: el sentido de la inscripción es, por una parte, que el trazado no se puede corregir, la letra es irreversible y, por otra parte, que la escritura vale eternamente, solitariamente, en sí, fuera de toda lectura. Frente a esto, la escritura con pincel es una escritura de la de-scripción, de la mano acostada, del dibujo descendido, depositado. Dos gestos (dos civilizaciones): penetrar el secreto y racionalizar, o desplegar el significante y hacerlo volver: la eternidad o el retorno, lo singular definitivo o lo plural recurrente.”

Quizás, la lectura y la escritura electrónica, campo de inmanencia de la cultura_RAM, y los sutiles movimientos del mouse que ellas entrañan, posean el mismo efecto acariciante que atribuía Roland Barthes a la escritura con pincel. Tal vez, este sea el efecto que la lectura del sugestivo libro de José Luis Brea provoca, una escritura de la de-scripción y ya no de la inscripción, una escritura de la esbeltez que pinta, acariciándolos, los derroteros de una memoria en fuga.

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