Hace una semana abrió una muestra del -acaso- más entrañable miembro del legendario Taller Huayco EPS en la galería 80m2 arte&debates. Hasta el pasado miércoles no había estado atento a las obras expuestas ni a la producción del tramo final del video que presenta y que aproveché a ver horas antes del conversatorio sobre la exposición.
Con la presencia del artista así como de dos compañeros de ruta como son Lucy Angulo (miembro del legendario grupo Paréntesis, que en 1979 también incluía a Salazar) y de Armando Williams (miembro junto a Salazar del emblemático Taller Huayco EPS, de 1980 a 1981), el conversatorio tuvo un ritmo uniforme y casi testimonial. La exposición interrumpe así lo que podríamos denominar el 'año de las antologías' que para Salazar ha significado el 2006 y abre quizá un virtual espacio de aceptación irrestricta de su trabajo. Acaso ese espacio sea en adelante la arena para el desarrollo de nuevas desviaciones que otorguen sentidos nuevos a su trabajo, o de proyectos aglutinantes que se generarían bajo el respaldo de su amplia fuerza de convocatoria.
Recuerdo no obstante la presentación, hace varias semanas, de su "Portafolio" en la última de las sesiones de La Culpable. JJS es sin duda un artista conceptual que saca partido a cualquier cosa: la materia narrativa que van tomando los momentos de producción o las situaciones desencadenadas por sus trabajos una vez realizados, en clave anecdótica, han producido en ciertos casos una ‘narratología’ que, oralmente dirigida a un público amplio, articula un discurso inteligente y divertido; aún cuando probablemente inesperado para quienes suponían que Salazar hablaría -¿será ello posible?- exclusivamente de su obra o de los conceptos vertidos en ellas.
Esto difiere con el carácter icónico que el artista supone fuertemente adherido a su trabajo y que, sin duda, varias de sus obras emiten. Aunque estas historias o contextos densifican esa experiencia que, para los que las conocen, parecen llegar después enteras y a un solo golpe de vista junto con las imágenes que Salazar ha producido. Quizás percibo en esta motivación una sensibilidad remotamente taoista -¿será ello posible?- que se parece a esa brillante sentencia de Chuang Tzu: “Las palabras sirven para expresar ideas. Cuando las ideas son adquiridas, las palabras son olvidadas. ¿Dónde puedo encontrar un hombre que haya olvidado palabras? Ese hombre es con quien quiero hablar”.
Tal parece que su finalidad es tejer un puente entre la realidad y la realidad (que permanece más alejada de ella misma de lo que cualquier lectura de esa rara frase pueda suponer) y en ese sentido el artista tiende a crear un estado anímico “capaz de ser cortado con las tijeras en el aire” y “despertar espíritus colectivos”. Y hasta aquí, no vemos asomar un énfasis en los objetos sino en lo que ellos proyectan, incluso de manera casi tangible.
Ayer en el conversatorio Salazar establecía una frase que parece construir una suerte de posición ideológica ante el mundo del arte. Para él, el arte esta en el centro, la cultura a la izquierda y la estética a la derecha, dijo literalmente (o casi). Y quizás no sea difícil imaginar en esas coordenadas una alegoría política: aunque está a menudo ubicado en el centro, Salazar se inclina fuertemente por la izquierda. Por ello la obra de Salazar será materialmente frágil, y acaso tendrá para muchos un generalizable estado de contrahechura (que en algunas notables piezas contraviene, pero solo para remarcar que son la excepción que confirma la regla), y eso es, precisamente, porque no pretende estar hecha con la "materialidad de la estética" sino que pretende estar físicamente constituida de la “materialidad de la vida”.
Hasta aquí la reflexión. Un siguiente post, versará sobre la anécdota.
[Imagen 1: Invitación a la muestra NADAndo. Galería 80m2 arte&debates, marzo 2007. / Imagen 2: Vista de entrevista grabada hace un año, el 28 de marzo de 2006 (versión de la performance “Dos botellas de cerveza”)]
No hay comentarios.:
Publicar un comentario