“La moderación tiene cara de homicida”
Entrevista con Pablo Muro*
por Sofía Ludeña
Estamos en La Grabadora, el sello discográfico nacional que este mes cumple su segundo aniversario al mando del productor musical Pablo Muro, quien anuncia la pronta edición de su primer trabajo: un Long play con las mejores canciones de sus bandas. La Grabadora se ha ido convirtiendo en un referente, en un modelo insular de gestión y realización artística en el asfixiante universo del rock nacional, y ya podemos ver los primeros frutos: bandas muy originales, mordaces, irónicamente dulces como Los Transistores; o radicales y volátiles (y sin embargo precisas) como El Profesor Lactante.
RP. Qué va a significar la edición del primer disco de La Grabadora.
PM. No lo sé. Lo importante, lo único importante, es que ya tengo un concepto de todo. Del sonido, del arte, del orden de las canciones. Ahora solo falta que la gente escuche. Y que no nos amordacen.
RP. Hay quienes dicen que usted es La Grabadora…
PM. La Grabadora no soy yo, La Grabadora son los mecenas, la gente que pone el dinero, que es la que pone la voluntad. Pero como sabemos, el único mecenas verdadero es el silencio. Así que el asunto no tiene importancia.
RP. ¿Qué bandas formarán parte del disco?
PM. Las que merezcan estar. No sé. Los Electric Desmantelados de repente. El Profesor Lactante. Esa es una fija.
RP. No es de las bandas más accesibles. ¿O sí?
PM. Por eso mismo. Qué mejor estética que la del misterio. O que la del desarreglo nervioso.
RP. ¿Diría usted que El Profesor Lactante es la banda con más proyección del sello?
PM. No sé, no me gusta la palabra proyección, suena como a matemática financiera. Creo que es una banda de la que se va a hablar luego del año 2000. Lo que no es cualquier cosa.
RP. ¿A La Grabadora le llamaría usted un proyecto de vanguardia?
PM. Mira, yo creo que así como la necesidad tiene cara de hereje, la moderación tiene cara de homicida. Así que ya ves.
RP. Es casi un cliché decir en las reseñas que el sonido de las bandas de La Grabadora es un poco oscuro, áspero o excesivo. ¿Está de acuerdo?
PM. A ver. Te pongo un ejemplo. Un tipo, llamémosle X, le dice a una amiga, llamémosle Y, lo siguiente: llega un momento en que aún deseas a tu mujer pero también deseas algo de variedad. E Y responde: lo haces sonar tan inocente. Es que es inocente, contesta X. Y continúa (quiero decir, X continúa): la lujuria y la locura y la desesperación pueden llegar a ser, si no sinónimos, por lo menos equivalentes de la inocencia.
RP. (…)
PM. Bueno, eso es lo que sucede con La Grabadora. Y lo que seguirá sucediendo mientras esté ahí la gente que está ahí.
RP. Qué proyectos tiene La Grabadora en mente, luego de la edición del long play antológico.
PM. Lo siguiente es la edición del disco de La Tiene Cuciuffo, y un gran recital de todas las bandas del sello. Luego viene una seguidilla de discos, como una metralleta. Todo va a cambiar: desde el arte de tapas hasta los últimos sonidos de las últimas canciones. La idea es como pararnos de cabeza. O como traer a LaMonte Young y a Morton Feldman para ver qué pasa.
RP. Por qué iniciar la edición de long plays con La Tiene Cuciuffo y no, por ejemplo, con The Padrastros o Soul Service.
PM. Eso es una cosa simbólica. Mira, yo no soy un tipo con eso que llaman mundo interior, ni siquiera tengo un país o un barrio interior. Pero sé qué cosa es lo que está pasando con la música. César Bolaños también lo sabe. El único problema es que nadie sabe que nosotros lo sabemos.
RP. ¿El rocanrol está en crisis?
PM. El rocanrol es basura industrial. Pero no quiero que se me malinterprete. Es decir, está bien que sea así. (Pausa) En última instancia, si te fijas bien, mi labor es solo recoger y transformar los desperdicios que dejan las grandes empresas internacionales. Soy basurero y mago y ejerzo ambos oficios en horario flexible.
RP. Cómo se definiría Pablo Muro.
PM. Ex melómano. Ex adicto a la velocidad. Ex asesino potencial. Un tipo limpio.
*Originalmente publicado en Rabo de Paja, No. 9, abril de 1973
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