Y mientras leía aquel post recordé de pronto la conversación que sostuve con el crítico español José Luis Brea la semana pasada, y donde él ponía en duda justamente la necesidad de realizar algún tipo de 'rescate' histórico, y en cambio instaba a participar y reactivar sólo aquellos discursos que puedan aportar de modo relevante a la discusión contemporánea. Esto último así dicho parece resultar evidente, sin embargo, una de las cosas que en aquel momento le dije fue que me parecía difícil calcular el efecto real de una determina dinamización del sentido de una obra 'rescatada', y por otro lado que había una necesidad bien grande de articulación histórica debido a la fragilidad discursiva que muchos de nuestros países latinoamericanos ostentan.
Menciono estas dos cosas porque creo que conviene intentar re-situar el espacio de análisis sobre no sólo la obra de Camnitzer, sino alrededor de los procedimientos de articulación epistemológica que se deberían siempre de poner en juego frente a una recuperación como ésta. Esto quiere decir, advertir el modo en el cual un determinado fenómeno estético o cultural se insertó en un momento particular de la historia, y qué redes teje ahora frente a un panorama completamente disímil. De lo contrario se estaría asumiendo tácitamente una nueva forma de autonomía del arte, y que en el caso del arte conceptual es quizá la más peligrosa ingenuidad.
Yo sigo considerando que la nueva puesta en escena de Masacre de Puerto Montt (1969) instala una seña importante dentro de la historiografía latinoamericana, pero considero también que para que este ejercicio de re-inscripción histórica sea efectivo y pueda reproducirse como una red de sentido eficaz y crítica, es necesario interpelar la mirada inicial bajo la cual fue suscrita en relación incluso a sus formas de recepción.
[imagen 1: Luis Camnitzer. Masacre de Puerto Montt. (detalle) fotografía tomada de incubo / imagen 2: Luis Camnitzer. serie de la Tortura Uruguaya. fotograbados a 4 colores. 70 x 50 cm. 1983-84. © Pat Binder & Gerhard Haupt. © Luis Camnitzer]
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