viernes, agosto 29, 2008

Lecturas I - Labor Precisa

Saludos a todos, de vuelta por estos pagos después de un prolongado periodo de silencio.
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Arranco con el posteo de un primer texto de una serie de escritos que he recopilado de diversas fuentes y que irán apareciendo en los próximos días. Son textos en su mayoría ya publicados en prensa escrita o en Internet -web, o circulando en forma de correo- cuyo nexo en común es reflexionar sobre la práctica artística y sus ramificaciones. Textos en formato de reseña, crítica, crónica con alguna peculiaridad que me interesa resaltar.
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El artista, docente y colaborador del foro colombiano esfera pública Lucas Ospina viene publicando desde hace unas pocas semanas una columna en el rotativo bogotano El Espectador. Ospina resuelve de manera perspicaz el paso del foro digital dirigido al cenáculo a la prensa escrita con un público más amplio y en su mayoría lego en la materia. Reconforta ver como es capaz de
adaptar su modus operandi habitual en el formato electrónico -el del crítico prolijo y demorado con habilidades y paciencia de relojero- a las estrecheces de la prensa escrita sin perder la agudeza e ironía habituales. Este enlace permite acceder a sus críticas de las exposiciones del bogotano premio Luis Caballero que aparecieron hace un tiempo en esfera pública. Y este es el artículo publicado hoy día viernes...
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Artes Aplicadas

Un estudiante le muestra al profesor de su clase de dibujo un proyecto que hizo en un taller “intermedial”, su “investigación” se llama “Semen-terio”: hojas de periódico, los obituarios, manchadas con trazos que hacen una cruz; “fueron hechos con semen”, añade el estudiante.

El profesor se ahorra la referencia a Duchamp y nota sobre la mesa una libreta de apuntes, pide verla, el estudiante se muestra reticente, el profesor insiste. En la libreta, casi escondido, hay un dibujo a lápiz de una botella, un objeto sencillo pero sugerente: un trazo decidido, un brillo bien puesto y un buen final (en dibujo hay que saber cuando parar) logran un aire extraño, misterioso. Dos o tres dibujos concretan algo similar: decir mucho con poco, con humildad, sin grandilocuencia. El profesor pregunta la razón de no mostrar esos dibujos, el estudiante dice que no los muestra “porque no los sé explicar”. El profesor piensa en lo que acaba de oír: no se muestra lo que no se sabe explicar, lo que no “comunica” en una fácil ecuación: semen, cementerio, obituario, cruz… blanco es, gallina lo pone… cinco aclamado… título de Maestro en Artes Plásticas… vendido…

La Galería Nueveochenta expone ‘Siguiente, por favor’, una muestra colectiva que reúne el trabajo de más de 10 artistas, la mayoría han pasado por la universidad (los autodidactas ya no existen) y lo expuesto es muestra de esta experiencia pedagógica que se afirma en lo explicativo: así como en una clase un profesor inventa un tema (“Cuerpo rizomático”, “Palimsesto posmoderno”, “Vida-Muerte”, “Lugar-no lugar”, “Bricollage”) y premia los trabajos que mejor cumplen con la receta cifrada que él propone, la Galería Nueveochenta expone una serie de obras que parten de la idea del “cadáver exquisito”, ese ejercicio surrealista que los docentes del bachillerato usan para fomentar la lúdica grupal.

Las obras funcionan como un silogismo, proponen un problema y su casi inmediata solución, una respuesta útil ya no para sacar un cinco en la academia sino para generar un texto que empalme bien en la cadena de transmisión artista-galerista-periodista-comprador. Algunos trabajos, gracias al placer de la inteligencia y la inteligencia del placer, lograron ir más allá de la ecuación (Lorena Espitia o Luis Hernández Mellizo), pero sólo en dos trabajos hay algo más cercano a la poesía que al compromiso ideológico (Jaime Tarazona y Jimena Andrade) y que validan el viaje hasta esta galería que por momentos parece una agencia de publicidad donde sus “creativos” hacen un arte “profesional”.

Lucas Ospina
Profesor de la Universidad de Los Andes

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