Aquí mi respuesta. El intercambio (numerado) de opiniones puede verse en este link.
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Hola José-Carlos y todos, seré breve.
Está claro que no necesitas ser un Museo para articular un espacio crítico, pero me parece increíble que sostengas que "debemos dejar que otros actores generen estas plataformas críticas". Yo entiendo que conservar y exhibir es ya demandante -y lo conozco desde el interior del MALI porque he trabajado con su colección en más de una oportunidad-, pero no puedo aceptar que dada la actual reconstrucción estructural no se puedan repensar también sus políticas de acción y comunicación.
Comprendo que es necesario conseguir financiación y recursos económicos para que caminen los proyectos -y el MALI lo está haciendo muy bien-, pero no todo puede reducirse a la perspectiva de empresa que planteas. Porque está claro que un Museo lo es, pero no solamente, y ambas dimensiones no están irrenconciliadas. Yo hablo de una activación política, replantear sus formas de acción.
Por momentos tu percepción del asunto me deja frío, yo estoy pensando en empoderar públicos -asumiendo que la institución ya está en un proceso creciente de empoderamiento económico-: poner en circulación herramientas, posibilidades, imaginarios, procesos de subjetivación, fomentando nuevas fricciones, no preocupado únicamente por mantener el estado de orden. Estoy pensando en un Museo que intente asumir una posición más frontal en relación a los procesos que lo envuelven.
No todo puede reducirse a conseguir más plata y seguir resguardando (esa es la función del empresario disfrazado de policía), y comprendo que el financiamiento ya es difícil pero si no te permites pensar lo otro jamás va a ser posible. Pero queda claro que esa posibilidad crítica del museo no es una de tus prioridades, y que nuestra proyección de un museo es radicalmente distinta. Tu mail parece una defensa innecesaria, pero no me queda claro si dices "no le pidas mucho al MALI", o "el museo no tiene por qué ocuparse de ser un espacio de articulación crítica".
De todos modos, con ninguna opción estoy de acuerdo. El MALI sí puede articular un espacio de construcción de disensos y nueva subjetivación política, y también puede ser plena plataforma crítica -de hecho ya lo está intentando con sus proyectos en marcha-. Lo que señalo es la necesidad de volver a pensarlo, desde un extremo más radical, y más aún hoy desde este proceso interno de renovación de infraestructuras.
Miguel López
"El problema que encuentro, para mí, ya está dividido en dos grupos, el del intercambio de ideas y planes que debería tener una institución y su organización, ej. el museo X, de acuerdo a la interacción intelectual con la gente; y el otro grupo de "manos a la obra", y que no quede solo en palabras dentro de un círculo de conocidos y de buscar una renovación de formas para dialogar con la población (que me perdonen Emilio Santisteban y Guillermo Valdizán si los enfrasco con esta simple idea)..."
ResponderBorrarMi opinión completa en:
Acerca de El debate en torno al museo o La pelea por el museo.
Felipe Mayuri Poma
gracias felipe!
ResponderBorrarvoy a colgar todas las opiniones en el blog también.
saludos,
m.