martes, diciembre 04, 2007

Los diplomáticos del sur: arte, universidad y propaganda

Cuelgo con bastante retraso -y disculpas de por medio- un muy pertinente texto de Lucas Ospina en relación a la reciente censura que el embajador de Colombia en Inglaterra ha operado contra la obra Los rebeldes del sur del artista Wilson Díaz presentada en la exposición Displaced, curada por María Clara Bernal en la Glynn Vivian Art Gallery.
.......................


IV. Los diplomáticos del sur: arte, universidad y propaganda

A. ¿La Universidad del Estado?

La discusión en torno al caso de secuestro y censura de la obra “Los rebeldes del sur” del artista Wilson Díaz por orden del Embajador colombiano en Londres Carlos Medellín ha estado “atomizada”: se ha discutido sobre el contenido de la obra (un video de unos guerrilleros armados bailando sobre una tarima), el contexto en que fue hecha la filmación (la zona de distensión del Caguán), la trayectoria de la obra (había sido expuesta 19 veces), pero poco énfasis se ha hecho en lo que originó que la obra censurada fuera a parar a la Glynn Vivian Art Gallery en la ciudad de Swansea en el Reino Unido.

“Los rebeldes del sur” era una de las 42 obras de arte que articulaban “Displaced” una exposición e investigación de la curadora e investigadora María Clara Bernal, profesora asistente del Departamento de Arte de la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad de los Andes; Bernal, además, hizo estudios de maestría y doctorado en Historia y Teoría del Arte Moderno en la Universidad de Essex en el Reino Unido. La exposición “Displaced” fue apoyada en la Universidad de los Andes por el Comité de Investigación y Creación de la Facultad de Artes y Humanidades y por el Consejo de profesores de planta del Departamento de Arte, que aprobaron el proyecto por ser coherente con las líneas de investigación de la profesora Bernal dentro del Área de Historia y Teoría; el apoyo se demostró dándole al proyecto una partida económica para la impresión del catálogo de la exposición, asistencia editorial, pasaje y viáticos para dos viajes al Reino Unido para coordinar, montar y hacer la difusión de la muestra.

Centrar la discusión en el contenido de una sola obra ha sido un error o ha sido, por parte de algunos, un “hábil error” y como lo demuestra el embajador Carlos Medellín, en sus declaraciones a los medios, el funcionario con astucia tergiversa y omite información para evitar mencionar un hecho evidente: la obra censurada estaba enmarcada firmemente dentro de una exposición e investigación que surge de un contexto académico —no sólo se censuro una obra: se censuró una exposición, se censuró una investigación académica, se censuró a la universidad.

A continuación comentaré la entrevista titulada “El embajador Carlos Medellín explica por qué ordeno retiro de obra de arte alusiva a guerrilla” hecha por Caracol Radio y que se puede oír en el siguiente enlace
http://www.radiocaracol.com/nota.asp?id=508666 o puede ser “leída” o copiada y pegada —como lo hago en este texto— de la fiel transcripción hecha por Pablo Batelli dentro del proyecto “Teatro Crítico” http://teatrocritico.blogspot.com/2007/11/el-estado-promueve-el-arte-que-le.html

1.
“[…]
Gustavo: ¿está llo...? no, llovió fue en el tema del arte, cayó un aguacero tremendo. ¿Qué fue lo que pasó? ¿quiénes son estos señores que montaron “rebeldes del sur” y por qué la Embajada se puso molesta con esta muestra que ellos dicen que es de arte y que involucra según parece a la guerrilla?

Carlos Medellín: bueno Gustavo mire, en realidad eso hace parte de una (pausa) plan de promoción de, de, del arte y de la cultura de la Cancillería Colombiana, eso fue organizado por la Cancillería Colombiana eh y se envió ésta y otras obras a una galería en un pueblo, no es en Londres, un pueblo en, eh, en Gales, unas dos horas, tres horas de Londres, eh y nosotros pues eh recibimos eso que nos enviaron de Bogotá, enviado por la Cancillería, y se, y se envió a la Galería [eso] repito es una cosa organizada por el, por la Cancillería, por el gobierno. Desfortunadamente dentro de las obras venía una, un video de un, un grupo de las FARC, que eh, un grupo musical de las FARC que aparecen por supuesto todos armados de fusiles, y cantando, haciendo alusión a sus actividades eh ilícitas, a sus actividades eh terroristas y criminales, y nosotros los funcionarios públicos pues que usted entenderá tenemos unas limitaciones de carácter eh legales y jurídicas....”

La participación y apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores en la exposición “Displaced” se limitó al transporte de las obras de la exposición. El Ministerio de Relaciones Exteriores no comisionó la exposición pero si aprovechó la coyuntura del carácter internacional de la muestra para incluirla dentro de la programación de su “plan de promoción del arte y de la cultura”. Cuando el embajador Carlos Medellín se refiere a la organización de la exposición, sus declaraciones son ambiguas pero deliberadas en su opacidad y al decir que la exposición “es una cosa organizada por el, por la Cancillería, por el gobierno.” no se sabe si se está refiriendo sólo al transporte de las obras, que es lo único que hizo el Ministerio de Relaciones Exteriores, o a la organización de la exposición; parece que quisiera evitar a toda costa mencionar a la Universidad de los Andes. Como dato adicional es importante saber que el Ministerio de Relaciones Exteriores ni siquiera hizo bien su labor de “transportador”, pues las obras de la exposición fueron llevadas hasta Londres pero el transporte de las obras hasta la ciudad de Swansea, a tres horas de Londres, debió correr a cargo de la Glynn Vivian Art Gallery.

2.
Gustavo: y más...
Carlos Medellín: ... no podemos hacer sino lo que la ley nos permite.
Gustavo: y más si hubo un respaldo económico también ¿no? pues...
Carlos Medellín: bueno lo que pasa es que la Cancillería envío un grupo de obras, pero la Cancillería en Londres es la Embajada, entonces digamos, eh no es que...
Gustavo: claro!
Carlos Medellín: ...unos artistas montaron una obra en un sitio y que la Embajada fue y, y, y retiró ... así no fue, así no fue...
Gustavo: usted recibió de la Cancillería lo que pensó que venía con el visto bueno de la Cancillería.
Carlos Medellín: pues sí, lo que pasa es que aquí está, la obra, la, la, la eh personas de la Universidad de los Andes...
Gustavo: ¡aha!
Carlos Medellín: pero hay que entender, claro, que una cosa es el criterio de una entidad privada y otra el criterio de una entidad pública.

El embajador Carlos Medellín intenta, en ésta, y en todas las entrevistas, no salirse del libreto impuesto, o acordado, y no hace más que repetir lo mismo durante todas sus declaraciones a los medios: “no podemos hacer sino lo que la ley nos permite”. Y, con las pautas afirmativas que le da en este caso el entrevistador de Caracol, el embajador Carlos Medellín evita referirse al origen académico de la exposición y responde con una frase críptica: “lo que pasa es que aquí está, la obra, la, la, la eh personas de la Universidad de los Andes...” Y, luego del condescendiente “¡aha!” del entrevistador, el embajador Carlos Medellín regresa al libreto y pretende dirimir el problema con un silogismo entre lo público y lo privado.

3.
Gustavo: oiga Embajador, pero mire, el tema como hablábamos hace unos minutos aquí en Colombia, el tema de la violencia y de la guerrilla pues lo ha tocado muchos artistas, incluso Botero, Nadín Ospina, por eso quiero preguntarle: ¿Lo que hay en esta obra es alguna muestra donde se ve algún tipo de uniforme, donde se ve algún guerrillero o es un cosa de apología?
Carlos Medellín: no pues hombre eso sí es la calificación que había que hacerle jurídica o la... yo no, yo no tengo, yo no hice ninguna calificación desde el punto de vista artístico o desde el punto de vista técnico de la obra porque no me correspondía hacerlo.
Gustavo: uhum.
Carlos Medellín: ni soy crítico de arte, ni esa es la función de la Embajada. Lo único es que eh la Embajada y los funcionarios públicos pues no pueden promover ningún tipo de eh información que tenga que ver con un organismo, con un grupo, perdón, eh como las FARC que son considerados como un, eh, eh, una organización terrorista en Europa.
Gustavo: pero, per, ¿esas imágenes de la guerrilla promovían la actividad de la guerrilla? ¿Las que están en la obra?
Carlos Medellín: pues por eso le digo, no quisiera entrar en la calificación ya técnica pero a mi no me cabe la menor duda porque es un grupo, eh están uniformados, eh están con sus fusiles y están haciendo arengas de la actividad que ellos realizan como un grupo guerrillero en Colombia, eh... Eso lo puede hacer usted, puede promoverlo en su galería, puede cualquier persona promover ese tipo de, de, de expresiones, los particulares lo podrían hacer, pero el gobierno de Colombia no lo puede hacer...
Gustavo: claro!
Carlos Medellín: porque nosotros tenemos unas limitaciones jurídicas para hacerlo.
Gustavo: claro

Las respuestas del embajador Carlos Medellín sobre lo que se ve en el video son un sofisma de distracción, pues dice que no le puede hacer a la obra de arte ni una calificación jurídica, ni una clasificación artística, ni una clasificación técnica; más adelante dice “ni soy crítico de arte, ni esa es la función de la Embajada”, y retorna a su libreto sobre lo privado y lo público y a sus limitaciones jurídicas como funcionario. Al menos las respuestas del embajador Carlos Medellín son claras en un sentido: cuando el funcionario censuró la obra, la exposición y la investigación académica, el representante del gobierno no tuvo en cuenta ni lo jurídico, ni lo artístico, ni lo técnico; ignoró cualquier argumento de razón y limitó su juicio a un concepto a priori bajo el cual todo acto sospechoso no es ni siquiera juzgado sino declarado culpable de manera inmediata —bajo la amplitud de un término único, este sistema parajudicial le permite al funcionario generar una condena automática sin que medien en ella los centros de pensamiento del cerebro y al momento de calificar el acto sólo basta con emitir una palabra: “terrorismo” (el paralelo con el sistema parajudicial que rige a los presos del centro de detención de Guantánamo en Cuba se hace inevitable). A la vez, es importante señalar que Ewin Ostos, Agregado Cultural de la embajada de Colombia en el Reino Unido, el día que secuestró la obra de Glynn Vivian Art Gallery, llamó, a las 5 de la mañana hora de Bogotá, a la curadora e investigadora María Clara Bernal, profesora asociada del Departamento de Arte, de la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad de los Andes, para “advertirle” que si se incluía la obra “Los Rebeldes del sur” dentro de la exposición “Displaced”, ella y el artista “podrían tener problemas”; esto ocurrió el 25 de septiembre y la llamada fue hecha desde la Glynn Vivian Art Gallery en presencia de funcionarios de esa institución y cuatro días antes de que la profesora, investigadora y curadora viajara al Reino Unido.


4.
Carlos Medellín: porque nosotros tenemos unas limitaciones jurídicas para hacerlo.
Gustavo: claro
Carlos Medellín: las consideraciones fueron legales más que cualquier otra cosa.
Caracol (voz femenina): Embajador, ¿hubo alguien de parte de Bogotá o de la Universidad de los Andes o de quienes estaban impulsando este tipo de video que lo defendieran? Que de pronto pues verbalmente se enfrentaran con Usted, pues entre comillas, diciéndole “oiga no, esto es arte, estamos enviando un mensaje al mundo”?
Carlos Medellín: pues como eso lo envió fue la Cancillería, pues yo me puse en contacto fue con la Cancillería en Bogotá, les expliqué y les, les comenté la situación, porque la galería, la página web de la galería, se anunció la exposición y se anunció con una foto de los guerrilleros de las FARC, eh y pues usted se imaginará, una, una, una propaganda de las FARC promocionada por la Embajada de Colombia en Londres, pues eso sí no tenía ninguna presentación.
Gustavo: no.
Carlos Medellín: sería absurdo... y yo me comuniqué con la Cancillería...
Gustavo: más allá del tema artístico pues por supuesto...
Carlos Medellín: ah es que por eso le digo, si yo fuera una, una, una, un particular, que en mi galería voy a, a, a promover, pues yo puedo promover lo que quiera...
Gustavo: ¡y eso! ¡y eso!
Carlos Medellín: pero el gobierno no.
Gustavo: no, el gobierno no. Embajador, hablando de, de aprobaciones: ¿ya le dieron la aprobación a Usted para su desplazamiento hacia otra embajada en Europa?
Caracol (voz femenina): Se va!


Las respuestas del embajador Carlos Medellín dejan claro que el “plan de promoción del arte y de la cultura” del Ministerio de Relaciones Exteriores no se trata realmente de promocionar el “arte” ni la “cultura” sino que es un plan de “propaganda” o “publicidad política que consiste en el lanzamiento de una serie de mensajes que buscan influir en el sistema de valores del ciudadano y en su conducta. Se articula a partir de un discurso persuasivo que busca la adhesión del otro a sus intereses. Es de carácter monológico y requiere el recurso del anuncio. Su planteamiento consiste en utilizar una información presentada y difundida masivamente con la intención de apoyar una determinada opinión ideológica o política. Aunque el mensaje contenga información verdadera, es posible que sea incompleta, no contrastada y partidista, de forma que no presente un cuadro equilibrado de la opinión en cuestión, que es contemplada siempre en forma asimétrica, subjetiva y emocional. Su uso primario proviene del contexto político, refiriéndose generalmente a los esfuerzos patrocinados por gobiernos o partidos para convencer a las masas; secundariamente se alude a ella como publicidad de empresas privadas. […] La propaganda, cuando es utilizada de forma no ética, es en realidad un modo de desinformación y censura y usa la metodología de la retórica para convencer a los destinatarios de la misma. En el sentido político del término se desarrolló fundamentalmente en el siglo XX con la Sociología moderna y la consolidación de la sociedad de masas. El ministro de propaganda de Adolf Hitler, Joseph Goebbels, sociólogo, lo primero que hizo para llegar al poder fue apoderarse de los medios de comunicación de masas para adoctrinar al pueblo con propaganda política. La famosa frase de "Una mentira repetida mil veces se transforma en una verdad" refleja ese modo de proceder.” http://es.wikipedia.org/wiki/Propaganda

La afirmación del embajador Carlos Medellín, repetida en la radio, dice “yo me puse en contacto fue con la Cancillería en Bogotá, les expliqué y les, les comenté la situación, porque la galería, la página web de la galería, se anunció la exposición y se anunció con una foto de los guerrilleros de las FARC” pero omite mencionar la comunicación que tuvo su subalterno Ewin Ostos con María Clara Bernal en la madrugada del 25 de septiembre y no hace mención alguna a la “advertencia” que le hizo el funcionario de la embajada a la profesora de la Universidad de los Andes. También es importante señalar que la imagen de la obra “Los rebeldes del sur” no estaba sola ni en la página de internet de la Galería ni en el plegable que circuló, sino que estaba acompañada de otras imágenes (una obra de María Elvira Escallón y otra obra de Juan Fernando Herrán), lo que demostraba que la exposición, como toda exposición curada en torno a un tema y producto de una investigación académica, no se limitaba a un discurso monológico sino que daba cuenta de toda una serie de relaciones y asociaciones en torno a la idea de “arte y desplazamiento” —toda una relación de saberes que corresponden a lo que se hace en una universidad. Esta investigación fue reconocida en su totalidad por el Ministro de Relaciones Exteriores, Fernando Araujo, superior inmediato del embajador Carlos Medellín, y en un texto de presentación oficial, la cabeza del Ministerio de Relaciones Exteriores reconoce, por escrito en el catálogo, que todo el conjunto de la exposición “Displaced” tiene un carácter académico y artístico:

“Deseo resaltar la interesante visión que proponen María Clara Bernal y Karen MacKinnon sobre el desplazamiento físico y mental que se produce con el flujo migratorio interno y externo. María Clara Bernal toma como base de su investigación las reflexiones emanadas de la XVI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno (Uruguay, 2006) cuyo tema central fue el de las migraciones, las ideas sobre “exilio creativo” de Vilem Flusser y la propuesta del poeta martinico Édouard Glissant, para quien la traducción es una interacción dinámica entre dos realidades culturales (la de origen y la de llegada).”

“deseo destacar el valor de una exposición como esta que reúne a artistas tan importantes como Alberto Baraya, Milena Bonilla, Andrés Burbano, François Bucher, Johanna Calle, Carolina Caycedo, Wilson Díaz, María Elvira Escallón, Juan Fernando Herrán, Humberto Junca, Delcy Morelos, Oscar Muñoz, Nadín Ospina, José Alejandro Restrepo y Miguel Ángel Rojas, iniciativa que recoge la visión de estos creadores colombianos sobre una pregunta que, hoy más que nunca, cobra una vigencia rotunda e inusitada: ¿en dónde debe ser localizado el lugar llamado hogar?”


5.
Carlos Medellín: me, el beneplácito en este caso lo, lo da la reina Beatriz de Holanda
Gustavo: cha...
Carlos Medellín: e ese beneplácito se dio la semana...
Gustavo: bien....
Carlos Medellín: ...pasada. Me especializo en reinas Gustavo
Caracol (voz femenina): ja, ja, ja

Dentro del libreto de la entrevista no se menciona una sola vez la palabra “censura”. Al comienzo de la entrevista los periodistas de Caracol comienzan diciendo que en “el tema del arte, cayó un aguacero tremendo.” Y si se pone en línea la larga serie de interjecciones con que responden los periodistas a las afirmaciones del embajador Carlos Medellín queda claro que los comunicadores de Caracol o sufren de pereza mental y son ineptos para articular palabra o no tenían interés alguno en salirse del libreto establecido para cubrir una noticia que se anunciaba como polémica; algunas de las “respuestas” de los periodistas a las afirmaciones del embajador Carlos Medellín son: “claro!”, “¡aha!”, “uhum”, “claro!”, “claro”, “claro”, “no”, “¡y eso! ¡y eso!”, “Se va!”, “cha...”, “bien....” y, finalmente, pero no al final de la entrevista, “ja, ja, ja” —y pasan del “aguacero tremendo” del arte a hablar de “reinas”:

“Carlos Medellín: me, el beneplácito en este caso lo, lo da la reina Beatriz de Holanda
Gustavo: cha...
Carlos Medellín: e ese beneplácito se dio la semana...
Gustavo: bien....
Carlos Medellín: ...pasada. Me especializo en reinas Gustavo
Caracol (voz femenina): ja, ja, ja
Gustavo: aquí le tengo a Patricia López si quiere para que lo acompañe o le mando a Nini Johana que creo que quedó un poquito desocupada en la Embajada de Ciudad del Cabo (entre risas de los interlocutores) ¿Cuándo se va para allá Embajador?
Carlos Medellín: esa pregunta es para el Canciller y fi... para el Presidente porque una vez que se da esto...”


Para algunos periodistas hay tres tipos de censura: una censura pequeña, como la que le hace un funcionario del gobierno a una obra de arte, a una exposición, a una investigación académica y a una universidad. Luego habría una censura grande, que sólo es grande cuando, por ejemplo, censuran a un periodista “amigo” —basta recordar el escándalo y la serie de protestas que despertó el caso de la denuncia penal a Daniel Samper y a la Revista Soho hecha por un movimiento llamado “Laicos por Colombia” (ver http://www.flip.org.co/veralerta.php?idAlerta=26). Y, finalmente, el último estadio de la censura: la autocensura, que es una censura que practican día a día los periodistas que tratan de mantenerse con vida, pues si hacen su trabajo reciben amenazas a la vida, o también la autocensura de otros periodistas que, para darse una buena vida, deciden no decir lo que deberían decir pues saben que un periodista puede tener más poder, y privilegios, por lo que no dice que por lo que dice. Pero, para un pensamiento racional, que basa su “razón de ser” en que de “todo se puede rendir razón”, la gravedad de la “censura” es una sola y no hay casos pequeños o grandes de censura y, menos aun, de autocensura: ese pensamiento es la razón de ser de la universidad y es por eso que la Universidad de los Andes debe protestar por el acto de censura del embajador de Colombia en Londres, Carlos Medellín.



B. El estado de la universidad o la universidad en el exilio

1. El próximo año la Universidad de los Andes cumplirá 60 años; en la Declaración de Principios de los Fundadores de la universidad se declara lo siguiente:

“Quienes sólo hacen por sus semejantes aquello a que la ley los obliga, no están cumpliendo a cabalidad sus deberes, ni son buenos ciudadanos, ni merecen la estimación y el respeto de los demás”.

La cita pone en juego la afirmación del embajador Carlos Medellín que para justificar su acto de censura dice: “no podemos hacer sino lo que la ley nos permite”. Bajo la mirada de esta cita, el embajador no es un buen ciudadano y no merece que se le tenga estima o respeto.

2. En la página de Internet de la Universidad de los Andes se cuenta la historia de la universidad y se dice lo siguiente:

“Fundada el 16 de noviembre de 1948 por un grupo de jóvenes liderado por Mario Laserna Pinzón, la Universidad de los Andes es la primera institución de educación superior privada en Colombia de carácter laico e independiente de los partidos políticos, ajena a defender los intereses de algún grupo social o económico.”

Esta cita señala que la Universidad de los Andes no responde a ideologías religiosas, sociales, políticas o económicas: la universidad sólo responde ante argumentos de razón y esos argumentos son los que el embajador Carlos Medellín le queda debiendo a la universidad por la “sinrazón” de su acto de censura: la sola palabra “ley” o “terrorismo” no le puede bastar a la universidad.

3. En la misma página de la Universidad de los Andes, se da cuenta de la Misión de la universidad y dice lo siguiente:

“La Universidad de los Andes es una institución autónoma e independiente que propicia el pluralismo, la diversidad, el diálogo, el debate, la crítica, la tolerancia y el respeto por las ideas, creencias y valores de sus miembros.”

Esta cita señala una serie de valores que caracterizan a un institución autónoma e independiente y sobre los que se fundamenta el pensamiento académico. El embajador Carlos Medellín, con su acto de censura a una obra de arte, a una exposición y a una investigación académica, ha ignorado todos los valores que dan forma a la universidad. Si el Estado, o un funcionario del estado puede decidir sobre lo que es o lo que no es arte, o sobre lo que es o no es administración, arquitectura, ciencias, ciencias sociales, derecho, economía, ingeniería y medicina, ¿pará qué existen las universidades? —con escuelas de formación técnica bastaría y con unos paradigmas de pensamiento establecidos por el Estado, o con propaganda, sería suficiente.

La mejor manera en que la Universidad de los Andes puede celebrar sus sesenta años de fundación es siendo fiel a su razón de ser: pedirle una explicación oficial al Ministerio de Relaciones Exteriores de Gobierno de Colombia por la acciones de censura del embajador Carlos Medellín, puede ser un comienzo.

Para finalizar, el ensayo “Arte y Desplazamiento” de María Clara Bernal, que aparece en catálogo de “Displaced” y que es la plataforma curatorial de la exposición, hace una referencia que se puede leer como un presagio de toda la situación de “desarraigo” o desplazamiento que propicio el acto de censura del embajador Carlos Medellín; lo importante es señalar que en la universidad el conocimiento no se da no sólo en teoría sino también en la práctica y que las ideas, cuando se ven amenazadas, requieren de una defensa que exige acciones “creativas” por parte de la institución:

“Al respecto, Flusser afirma que “el advenimiento de los expulsados en el exilio conduce al diálogo “externo”. El expulsado es un catalizador para la síntesis de nueva información. Si toma conciencia de su propia situación de desarraigo, entonces comienza un diálogo interno consigo mismo, es decir, un intercambio entre la información que ha traído consigo y todo un océano con olas de información que lo agitan en el exilio. El objetivo consiste en la creación de significado entre la información importada y el caos que lo rodea.” Así, de acuerdo con estas afirmaciones, la articulación de la información del lugar de partida, el lugar de llegada y el tránsito entre uno y otro, exige de parte del migrante una iniciativa creativa.”
—María Clara Bernal



—Lucas Ospina
Profesor asistente
Departamento de Arte
Facultad de Artes y Humanidades
Universidad de los Andes

luospina@uniandes.edu.co
3 39 59 49 extensión 2608

No hay comentarios.:

Publicar un comentario