Hace pocos días Esfera Pública colgó esta entrevista con Miren Eraso de la revista Zehar, en una serie de entregas (entrevistas, artículos, informes) que Jaime Iregui anuncia alrededor del Magazine Project y la participación de Esfera Pública en la DOCUMENTA 12.
La participación pasada de Zehar abordaba el tema ESCUELA ABIERTA, que pueden ver aquí.
Las reflexiones de Miren Eraso alrededor de la desaparición de la crítica son sumamente pertinentes y más aún en un contexto como el nuestro, carente de plataforma alguna de discusión crítica. Pero ¿qué tipo de crítica queremos? ¿Sentimos acaso su carencia? Porque así como Eraso señala las limitaciones y problemas de la crítica o crónica en medios de prensa, creo también importante pensar esta figura tan complicada que ha venido a asumir el curador de arte contemporáneo, el cual muchas veces reduce su acción a la escritura de pequeños textos de presentación para artistas en galerías (o para plotter en pared). Lo cual podría equivaler también -aunque en términos más toscos- a armarle el dossier al artista o trabajar al servicio del mercado del arte.
¿Pero se puede pensar acaso el trabajo curatorial desligado del discurso crítico? ¿No se corre acaso el riesgo de reducir o banalizar la práctica curatorial como una mera labor 'de servicio'? El campo de la curaduría es tal vez uno de los lugares de disputa más delicados que tiene la posibilidad de existencia de la propia crítica de arte en la actualidad.
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Muy pertinente la entrevista a Miren Eraso realizada por Jaime. Y por otra parte, Miguel, frente a la ausencia de crítica -en los medios- la figura del curador es muy importante como mediador pero no es la única.
ResponderBorrarTambién está el rol que asumimos los artistas -artistas/curadores, artistas/críticos, artistas/teóricos, artistas/gestores...artistas/etc como dice el amigo Ricardo Basbaum-con voz propia para tener real incidencia en el arte de nuestros días en diferentes etapas del proceso artístico.
El peligro de la banalización de la práctica curatorial no es menor a la del arte banal.
abrazo!
Escribir un texto de presentación no es sinónimo de curar una muestra, por lo que la banalización en juego es acaso la del concepto mismo de curaduría. Ahora bien, creo que lo dicho por Enrique Aguerre es clave: hay toneladas de arte banal y es un dato que a veces se olvida, precisamente, dado el énfasis puesto en la práctica curatorial (que, insisto, es crítica por derecho propio). Y creo que esa atención puesta sobre la curaduría (que si se banaliza o no), no es sólo producto de la estelarización del curador, sino, en casos como el del Perú, responde a que muchísimas responsabilidades que competerían también al artista, son delegadas—en bloque—al curador (visto así, ¿soprende acaso que la producción de arte se banalice?). De esta manera resulta más fácil pensar que los problemas en el campo artístico se deben a que otro (pero no uno), no está haciendo bien su labor. Y aunque muchas veces haya razón en ello (gente que hace mal su labor sobra), echar culpas tendría que ir de la mano del asumir responsabilidades si es que acaso se quiere cambiar algo.
ResponderBorrarTienen razón ambos, la banalización del arte es tal vez el primer paso para pensar también en la espectacularidad del curador o de la desaparición de la crítica. Es cierto lo que dices Max sobre que escribir un texto de presentación no es sinónimo de curar una exposición, pero ello parece estar inscrito en el imaginario como una analogía indisociable, y es claro que la reflexión sobre la curaduría como tal parece no haber mucho. (de hecho desde tu texto publicado en Arte Marcial #1 creo que no se ha publicado otro ensayo sobre curaduría)
ResponderBorrarCuando escribía el post tenía en mente una figura un tanto complicada e incluso un tanto ridícula, pero es que a veces el curador ve reducida su función a la mera escritura de una presentación. De hecho he oido sobre alguas intenciones personales de ser 'curadores' pero no 'críticos de arte'. Parece una frase sin sentido, pero yo creo que si bien exterioriza ciertas distinciones entre ambas labores -que claramente existen- parece revelar también tal vez una desidia por asumir un posicionamiento crítico frente a una escena en particular. ¿Curaduría sin crítica?
Y sobre lo último que dices Max pues es totalmente cierto, el artista suele restringir su trabajo a la mera producción (y a veces como si de un enviado o mensajero divino se tratase). Entonces asumen que el 'sentido' de aquello producido no se 'contamina' con las condiciones desde las cuales éste es enunciado. Casi ni se piensa en la circulación o en la recepción como un factor a tomar en cuenta. El imperativo es tener una pared blanca para colgar la obra.
Y además de producir mirando solo la configuración interna de la pieza se exije que el 'curador' 'traduzca' en palabras lo que 'el artista' ha querido decir. No reniego de la curaduría, ironizo sobre la chatura de este tipo de mecanismos insulsos ya asumidos en el medio. ¿De eso se trata la curaduría? ¿Eso es acaso ser un artista?
Es cierto que las responsabilidades que debería asumir el artista son delegadas al curador. De que responsabilidad hablamos, el pensamiento? la producción textual? la interpelación discursiva? histórica? Da que pensar.
Las divisiones categóricas ya no funcionan y resulta incluso evidente en el simple diálogo que mantenemos ya que nosotros antes que curadores somos también artistas visuales.