domingo, enero 21, 2007

Etnografía visual del mito

Reproduzco el texto de Miguel Zegarra escrito para la exposición Emergencia de Harry Chávez en la Galería Vértice (texto que no aparece en el catálogo).
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Etnografía visual del mito
Miguel Zegarra


Para hacer una etnografía del proyecto Emergencia de Harry Chavez, decidí partir del valor del mito como verdad a priori constitutiva de una cosmovisión. Siguiendo esta lógica del pensamiento mítico, Emergencia nos presenta la narración visual de un ciclo de iniciación y renacimiento.


En sus hierofanías (figuras en las que un carácter alegórico sagrado se hace evidente), Chavéz descubre patrones iconográficos y rituales transculturales. Así los diseños prehispánicos o los signos de dualidad y tripartición del mundo andino, se corresponden con las estructuras fractales de los mandalas. Chávez hace uso también de un panteón animista de animales míticos como el felino, la serpiente y el ave. Así el jaguar es el guardián del espacio sagrado y la serpiente bicéfala conecta distintas dimensiones cósmicas como imagen del desdoblamiento. El elefante emerge junto a la serpiente como figura ordenadora del mundo en una alegoría de creación, regeneración y renacimiento.

La técnica empleada por el artista en las obras también nos remite a un imaginario simbólico. La esfera está presente en las superficies ovales de las obras y en las unidades de composición de las imágenes –las cuentas-, haciendo alusión a una concepción cíclica del tiempo. La trama de la piel de estas composiciones nos recuerda a la artesanía de las etnias de la amazonía.

Quizás podemos distinguir tres obras de mayor complejidad dentro del conjunto. El tondo “Mi madre es la tierra, mi padre es el sol”, descubre el instante preciso de la concepción del cosmos, en el que figuras antropomorfas representan el coito generador del mundo. “Yanapuma guerrero” nos muestra un autorretrato del artista en actitud de felino al lado de dos otorongos negros como representación del vínculo chamánico con el espíritu del animal, el viaje iniciático del poseso que llega a ver, la unión del hombre con la naturaleza. “En el vientre” expone claramente la imagen de la gestación del héroe en el contexto del mito. La serpiente representa el misterio oscuro de la naturaleza, pero también el flujo creador, de ahí la relación con el río en las culturas amazónicas.

En el despliegue visual 3D de los recortes de Chávez, reconocemos la herencia del op art y el arte psicodélico de fines de los 60s. El arte psicodélico vinculaba el uso de alucinógenos (ya sea químicos como el LSD o psicotrópicos de origen natural, como los hongos) con la representación de un espacio compuesto de alucinaciones por la alteración psíquica. El uso de áreas cromáticas de colores industriales respondía a la coloración artificial del mundo producida por el filtro de las visiones psicodélicas. En la obra de Chávez encontramos también el uso de áreas saturadas que en contraste producen ilusiones ópticas de profundidad, volumen y emergencia tridimensional.

Varias décadas después, el artista británico de origen nigeriano Chris Ofili (miembro de la generación denominada YBA Young British Artist), desarrollaría una serie de obras que incorporaban referentes iconográficos africanos. Utilizando el collage para la aplicación de diversos materiales sobre el plano, Ofili componía figuras con formas esféricas de ecos ancestrales, representando temas contemporáneos como la discriminación étnica y racial, y los nuevos sincretismos de las formas religiosas de la posmodernidad.


Desde una perspectiva etnográfica, el contexto del chamanismo podría ser útil para situar la obra de Harry Chávez. Las tradiciones chamánicas se originan en sociedades arcaicas y nómades, vinculadas a actividades de sobre vivencia como la caza y la recolección, en las que los animales tienen una presencia fundamental. De ahí las simbologías animistas que reconocen en el animal cualidades espirituales y atributos cosmogónicos. Es el caso de la serpiente como espíritu femenino, que representa el carácter misterioso de la naturaleza y su espacio de gestación. Como la serpiente bicéfala, el chamán es un mediador entre los mundos.

El historiador de las religiones y antropólogo Mircea Eliade desarrolló el primer estudio sistemático dedicado al chamanismo, concebido como técnica arcaica del éxtasis en su obra El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis. Hasta la aparición del tratado de Eliade, el chamanismo había sido visto como una forma de esquizofrenia, o puramente como un rol social de tipo mágico o estudiado simplemente desde una perspectiva de descriptiva. Como en la obra de Chávez, Eliade reconoce un universo tradicional transcultural, abarcando prácticas rituales en todos los continentes. El autor descubre la crisis existencial como principio de la vocación chamánica, y la adquisición de poderes y esclarecimiento como resultado de una serie de rituales iniciáticos, que en su mayoría comprenden la ingestión de sustancias alucinógenas.

Siguiendo las pautas del texto de Eliade, la iniciación chamánica es la revelación de un alma en crisis que se manifiesta a través de la ruptura provisional del equilibrio psíquico del sujeto. El iniciado empieza su nueva, su verdadera vida, por una “separación” guiada por una serie de ritos. Cada acción ritual tiene un correlato de representación ya que es parte de un sistema simbólico. Todos estos rituales persiguen el fin del renacimiento existencial desde un estado de conciencia ulterior.

El “calor místico” como signo de revelación en los ritos chamánicos, es tratado también por Eliade en su obra Naciento y Renacimiento. El calentamiento del cuerpo mediante la inducción mágico religiosa constituye la experiencia arcaica de poder con el dominio del fuego. Esta iluminación es una acceso masculino a la sacralizad que se pone de manifiesto en el prodigioso incremento del calor en el cuerpo. Como el resplandor del amanecer, del sol, del padre, la lucidez de la obra de Harry Chávez nos descubre la reconstrucción minuciosa de la propia identidad y la emergencia de una nueva estructura que fluye como el movimiento de una serpiente en el cauce del río.



[imagen 1: Harry Chávez, En el vientre, 2006, cuentas de madera, ojos de gato y gemas de vidrio sobre acoplac, 165 x 150 cm. / imagen 2: Harry Chávez, Otorongo (detalle), 2004, cuentas de plástico, gemas de vidrio y canicas sobre lienzo, 150 x 150 cm.]

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