Cuelgo aquí casi en su integridad la corta entrevista hecha al artista conceptual peruano Alberto Casari a mediados de marzo, y publicado en el Boletín #116 del Centro Cultural de San Marcos, en el marco de su exposición La apertura de los ojos. Casari & PPPP, sólo como mínima referencia introductoria sobre Casari sobre lo ya mencionado en el post anterior.
...................................
ESQUIZOFRENIA Y ARTE CONCEPTUAL
Se trata de uno de los artistas de mayor apuesta por el experimentalismo conceptual –hasta el punto de fracturar su propia identidad personal. Alberto Casari se desdobla en Alfredo Covarrubias para inaugurar, este jueves 16 de marzo, La apertura de los ojos. Casari & PPPP. Featuring: Alfredo Covarrubias, en el Museo de Arte del CCSM. Al respecto, una conversación.
¿De qué trata todo esto?
—Siempre que trabajo utilizo seudónimos como el de Alfredo Covarrubias, Arturo Kobayashi, El Místico o el de Patrick van Hoste. Cada uno tiene sus características y su temperamento. En La apertura de los ojos que presentaré en el CCSM —a cargo de Covarrubias quien de los cuatro es el que más escribe— habrá un asunto de tono reflexivo, con cosas un poco más políticas.
¿Y por qué utilizar seudónimos?
—Porque es parte del juego. Es una diversión, no es nada serio. Además, siempre mantuve una clara tendencia a escribir, aunque ahora un poco menos. Por eso le di vida a este personaje, que en verdad esconde a Casari, quien es el que escribe.
¿Y Alfredo Covarrubias?
—Es mi alter ego para lo relacionado con la poesía visual y el texto escrito. Es, además, un poeta peruano nacido en Lima en 1956, que cursó Letras en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos entre 1977 y 1979. Luego, abandonó los estudios y se embarcó de marinero en un buque mercante griego. Llegó a Europa para establecerse en París a inicios de los ochenta. Actualmente reside en Rotterdam, Holanda, dividiendo sus actividades entre la poesía y la conducción de un restaurante.
Sabemos que esta muestra coincide con otra paralela suya en la galería Fórum ¿Ambas se conectan de alguna forma?
—Son conceptos diferentes pero en el fondo hay un hilo conductor. Aunque a Covarrubias lo pongo siempre solo, porque hace cosas diferentes. En cambio a Kobayashi y a El Místico suelo hacer que expongan juntos, por eso están en la galería Fórum: es la pintura la que los une. En cambio, en el CCSM se podrán ver una serie de instalaciones con frases pintadas sobre la pared, objetos metálicos y algunas piezas de cerámica. Es Covarrubias quien ejecutará todo eso, pero es Casari quien lo piensa.
¿Se podrán ver estas exposiciones de manera independiente?
—No lo había pensado. Pero quien las vea, se encontrará ante dos propuestas diferentes. Ésa era mi idea, un poco resaltar el tema de la esquizofrenia con la cual juego. Y quien vea una, querrá ver la otra.
Se trata de uno de los artistas de mayor apuesta por el experimentalismo conceptual –hasta el punto de fracturar su propia identidad personal. Alberto Casari se desdobla en Alfredo Covarrubias para inaugurar, este jueves 16 de marzo, La apertura de los ojos. Casari & PPPP. Featuring: Alfredo Covarrubias, en el Museo de Arte del CCSM. Al respecto, una conversación.
¿De qué trata todo esto?
—Siempre que trabajo utilizo seudónimos como el de Alfredo Covarrubias, Arturo Kobayashi, El Místico o el de Patrick van Hoste. Cada uno tiene sus características y su temperamento. En La apertura de los ojos que presentaré en el CCSM —a cargo de Covarrubias quien de los cuatro es el que más escribe— habrá un asunto de tono reflexivo, con cosas un poco más políticas.
¿Y por qué utilizar seudónimos?
—Porque es parte del juego. Es una diversión, no es nada serio. Además, siempre mantuve una clara tendencia a escribir, aunque ahora un poco menos. Por eso le di vida a este personaje, que en verdad esconde a Casari, quien es el que escribe.
¿Y Alfredo Covarrubias?
—Es mi alter ego para lo relacionado con la poesía visual y el texto escrito. Es, además, un poeta peruano nacido en Lima en 1956, que cursó Letras en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos entre 1977 y 1979. Luego, abandonó los estudios y se embarcó de marinero en un buque mercante griego. Llegó a Europa para establecerse en París a inicios de los ochenta. Actualmente reside en Rotterdam, Holanda, dividiendo sus actividades entre la poesía y la conducción de un restaurante.
Sabemos que esta muestra coincide con otra paralela suya en la galería Fórum ¿Ambas se conectan de alguna forma?
—Son conceptos diferentes pero en el fondo hay un hilo conductor. Aunque a Covarrubias lo pongo siempre solo, porque hace cosas diferentes. En cambio a Kobayashi y a El Místico suelo hacer que expongan juntos, por eso están en la galería Fórum: es la pintura la que los une. En cambio, en el CCSM se podrán ver una serie de instalaciones con frases pintadas sobre la pared, objetos metálicos y algunas piezas de cerámica. Es Covarrubias quien ejecutará todo eso, pero es Casari quien lo piensa.
¿Se podrán ver estas exposiciones de manera independiente?
—No lo había pensado. Pero quien las vea, se encontrará ante dos propuestas diferentes. Ésa era mi idea, un poco resaltar el tema de la esquizofrenia con la cual juego. Y quien vea una, querrá ver la otra.
(...)
Una última pregunta. ¿A quien hemos entrevistado? ¿A Covarrubias o a Casari?
—(Risas) A Casari, sin ninguna duda.
Una última pregunta. ¿A quien hemos entrevistado? ¿A Covarrubias o a Casari?
—(Risas) A Casari, sin ninguna duda.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario