A propósito de la reciente publicación de arte chileno contemporáneo Copiar el Edén, editado por Gerardo Mosquera, se publica una entrevista en la revista Arte y Crítica que ahora reproduzco íntegramente.
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Entrevista a Gerardo Mosquera
escrito por Daniel Reyes León
Hemos realizado una entrevista a Gerardo Mosquera en la que nos detalla algunos aspectos de la edición de "Copiar el Edén", un libro-curatoría que se puede encontrar en todas las embajadas de Chile en el extranjero y que ha establecido un puente entre el arte contemporáneo realizado en Chile y un potencial mercado internacional.
Daniel Reyes León: A mi modo de ver, la internacionalización del arte en Chile se está desarrollando paralelamente en varios frentes de visibilidad y gestión y Copiar el Edén es uno de esos frentes ¿Cuáles son las líneas generales de la estrategia de internacionalización que has ideado para el arte contemporáneo chileno a través de “Copiar el Edén”?
Gerardo Mosquera: Quienes han ideado y llevado adelante una estrategia son Claudia Pertuzé y Tomás Andreus, de Puro Chile. Mi papel ha sido sólo participar en los eventos que se organizan en mi calidad de editor del libro, y dar algún asesoramiento espontáneo.
D.R: La importancia del libro / catálogo en el arte chileno radica en una cultura editorial testimonial para el arte. Sin embargo hasta Copiar el Edén, no se había logrado un consenso respecto a cómo materializar en un libro las últimas manifestaciones plásticas de los noventa y del presente siglo ¿Encontraste alguna similitud entre tu trabajo – y el de tu equipo- y el realizado por otros compiladores que en los años ochenta o en décadas anteriores, realizaron una labor similar?
G.M: Estoy muy reconocido al libro de Ivelic y Galaz, de gran importancia, así como de otras publicaciones anteriores positivas y que me ayudaron mucho en mi trabajo. No obstante, me planteé un libro diferente a lo hecho con anterioridad. Sus rasgos definitorios son:
a. Un libro muy visual, con muchas reproducciones de obras de alta calidad y un buen diseño. Como sabes, las publicaciones sobre arte en Chile se han caracterizado por una preponderancia del texto sobre la imagen, y yo traté de conseguir una donde se pusiese “ver” el arte chileno.
b. Una publicación que agrupase y presentase lo que llamamos arte contemporáneo. Así, la fecha que establece el corte de lo incluido en el libro corresponde no sólo con el cambio traumático en la cultura producido por el golpe militar sino por la irrupción de lo que podría llamarse una “neovanguardia postmoderna” que instala el hoy llamado arte contemporáneo en el país. Existieron precedentes, de algunos de cuyos ejemplos aparecen imágenes reproducidas dentro de los textos del libro.
c. Una selección rigurosa de los artistas a antologar. Esta escogencia estuvo basada en mi juicio curatorial, pero éste ha debido a la vez expandirse hacia artistas y procesos que no son “my cup of tea”, pero que pensé debían estar en el libro por su peso en la escena y por razones históricas. Por supuesto, bajo un criterio de excelencia. No es lo mismo la responsabilidad más amplia de editar un libro como este que hacer una muestra o un volumen más “de autor”, donde uno puede ir más radicalmente por sus propios gustos e ideas. Por cierto, imágenes de piezas de una cantidad importante de artistas no antologados (por razones de época o de lo breve de su obra) aparecen reproducidas dentro de los textos.
d. Los artistas seleccionados figuran en orden alfabético para evitar jerarquizaciones inútiles. El número de reproducciones de cada uno está determinado por la dimensión y variedad de su obra. Así, por ejemplo, un artista con obra variada llevará más reproducciones que otro con una obra menos variada. No se establecieron categorías de asignación de reproducciones, como suele hacerse en libros similares, donde se consignan, por ejemplo, 10 obras para los “maestros”, 6 para los “midcareer”, 3 para los “emergentes”, etc.
e. Un libro donde se discutiesen temas capitales sobre el arte en Chile de un modo articulado. A la vez, un volumen que fuese una plataforma inclusiva donde pudiesen cohabitar y aún chocar distintas ideas y puntos de vista. Basta revisar la nómina de los autores que contribuyeron al libro para percibir la variedad de posiciones que representan. El criterio para su selección fue de nuevo la excelencia, el conocimiento y el rol histórico desempeñado.
f. Una publicación que fijase la información sobre el arte contemporáneo en Chile, que se encontraba muy dispersa. Fue muy arduo el trabajo de búsqueda de imágenes y datos, y a esto Claudia Pertuzé contribuyó de modo capital. Quizás lo que más me satisface del libro son los pies de fotos: dieron mucho trabajo, pero en ellos ha quedado establecida una información muy necesaria de modo riguroso. Los futuros historiadores me lo agradecerán...
g. Una fuente de información visual y textual que complaciese tanto a un público más general como a profesores, curadores, críticos, periodistas, académicos, investigadores... Así, por un lado es un libro que puede hojearse y disfrutarse visualmente y al mismo tiempo ser útil a un investigador, que sin duda agradecerá, por ejemplo, la vasta bibliografía y las citas de publicaciones compiladas por Josefina de la Maza y Catalina Valdés.
D.R: ¿Es palpable para el responsable de un libro como “Copiar el Edén” el gesto validador y / o invalidador que ejerce esta publicación sobre un grupo determinado de artistas mal llamados “artistas jóvenes”? ¿No existe el peligro que el libro se convierta en una especie de biblia o manual de instrucciones?
G.M: Siempre he insistido en que el libro no es un Quram, sino una curaduría que ha intentado ser lo más amplia posible dentro de su rigor, pero que necesariamente implica una visión. Así, fíjate en este caso curioso: Lucía Egaña no fue antologada, sólo aparece con una foto de una obra en la introducción, y, sin embargo, después la he incluido en dos exposiciones que he curado. En toda selección hay siempre fronteras discutibles. Y esto afecta en particular a los jóvenes que todavía tienen una obra escasa. No obstante, puedes comprobar la cantidad de artistas jóvenes que aparecen. Ellos tienen incluso voz en una entrevista que encargué a Catalina Mena.
D.R: Una vez realizado el libro mismo ¿Has seguido las consecuencias de éste en al plano internacional? ¿Que se podría destacar en cuanto al fortalecimiento de la escena chilena?
G.M: Me asombra lo que ha circulado el libro internacionalmente, y cómo este es usado. De la Tate Modern me mandaron un email felicitándome por el libro poco después de que apareció: el Fondo del Príncipe Claus, en Holanda, se los había enviado. Hace poco estaba en una conferencia en Rótterdam, le hablé a Ute Meta Bauer del libro, y cuál no sería mi sorpresa cuando me dijo que lo tenía y le había impresionado mucho: alguien se lo había regalado. Una curadora mexicana me hablaba sorprendida de su descubrimiento de la obra de Carlos Leppe, quien por desgracia está aún muy lejos de ser reconocido como se merece, aún en América Latina.
D.R: Dentro de Chile ¿Tienes información de lo que ha sucedido en otros lugares fuera de Santiago respecto a la publicación de “Copiar el Edén”?
G.M: Me ha llegado que se ha criticado la ausencia de artistas no establecidos en Santiago. No dudo que puede haber algún artista valioso que haya quedado fuera por la falta de difusión que implica el no vivir en las capitales megalocefálicas latinoamericanas y el alcance de mi propia ignorancia. Siempre trato de que no sea así, y busqué información más allá de Santiago, pero todos somos víctimas de esta deformación que hay que combatir. También, en la época que hice el libro, no muchos artistas tenían sitios en la red o blogs, y esto dificultó el trabajo.
D.R: Cual es la relación entre Copiar el Edén y otras formas de posicionamiento del arte chileno en los circuitos internacionales, tales como participación en ferias, activación de galerías, grandes exposiciones., tomando en cuenta que el libro mismo tiene características elitistas (por su precio, su contenido, diseño y circulación), mientras que los otros eventos se han caracterizado por tener, al menos intenciones, de llegar a un publico masivo.
G.M: Cada cosa es lo que es. Todos los intentos por ir más allá del pequeño círculo del arte deben ser bienvenidos. Pero no se puede hacer un libro como Copiar el Edén sin que resulte caro por el costo mismo de sus materiales, impresión y traslado. Toca a las instituciones públicas o a los auspicios privados garantizar que el libro se distribuya en las bibliotecas de todo el país. Puro Chile sí lo ha puesto completo en la red, donde puede consultarse y bajarse sin costo alguno.
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