jueves, abril 02, 2009

Conversación entre artistas. ¿Perú país blindado?

Cuelgo el primero de los artículos de ramona 89. Una conversación coordinada por Rodrigo Quijano (RQ) y Eliana Otta (EO), que reunió a los artistas Alfredo Márquez (AM), Fernando Bryce (FB), Giancarlo Scaglia (GC), Philippe Gruenberg (PG) y Gilda Mantilla (GM). La conversación es extensa y con pasajes significativos. El diálogo incide sobre puntos claves para pensar esta nueva articulación artística local bajo el falaz paraguas exitista que nos acompaña en los últimos años. Temas como el nuevo coleccionismo, la emergente institucionalidad, las definiciones (en venta) de lo contemporáneo, aparatos educativos absolutamente inocuos, y el aparente nuevo boom del mercado, que vienen a coronar la ausencia completa y persistente de discurso crítico en Lima.

Sin duda Alfredo Márquez tiene razón al hablar de la urgencia de prácticas que puedan generar una acción y no un mero consumo (consumo es precisamente de lo que se caracterizan estas nuevas retóricas de lo espectacular). Retomo la idea de Alfredo para intentar preguntarnos qué noción de 'público' estamos manejando o si es acaso ello ha entrado alguna vez en discusión. Es decir, qué tipo de producción de subjetividad (qué sujeto político) están generando las prácticas estéticas y los espacios institucionales en nuestro presente. ¿Qué efectos imprimen sobre lo común?

No hace falta haber prestado demasiada atención o ser excesivamente perspicaz para advertir el proceso complaciente y despolitizador de este nuevo consenso y sus mecanismos neoliberales. De alguna manera esta charla que aquí reproduzco parece dar cuenta de lo complejo de leer este nuevo proceso de crecimiento económico devenido en el acomodamiento tranquilizador de los procesos artísticos recientes, poco interesados en imaginar espacios de disidencia y confrontación antes que gestionarse un lugar en el nuevo aparato de consumo. Y esto lo digo de forma personal en tanto yo mismo soy un productor visual que ve con decepción, en su propia generación, las escasas ganas de asumir localmente formas de intervenir, revolver y desbaratar los modos coercitivos de esta realidad modelizante e identitaria.

Me pregunto cómo será posible recuperar la criticidad de tales prácticas. Cómo asumir hoy el arte como esa puesta a disposición pública de otros modos de imaginar lo real, de construirlo radicalmente. Impugnar el orden y el consenso paralizador de la nueva escena para afirmar contra ella, que sí, efectivamente, las prácticas estéticas pueden colaborar en la construcción de una esfera pública del disenso, de subjetividades críticas, de sujetos políticos capaces de litigar en contra de los acuerdos sociales que quieren poner a cada uno en su lugar. Las prácticas estéticas como producción del antagonismo.
......

CONVERSACIÓN ENTRE ARTISTAS

¿Perú país blindado?

Cinco artistas y sus puntos de vista sobre la escena del arte contemporáneo peruano y los cambios ocurridos en la última década


Rodrigo Quijano y Eliana Otta


Rodrigo Quijano: ¿Ustedes piensan que en el Perú las artes visuales viven un gran momento que no ha existido previamente a los últimos diez años? Esta internacionalización imprevista, si existe ¿de qué depende y cómo empezó?

Alfredo Márquez (1) : No todos hemos trabajado más de diez años en esto… Yo no conozco tanto de lo que pasaba hace diez años en términos de arte.

RQ: Con eso quieres decir que en el 2000 esto no existía como momento.

Fernando Bryce (2) : En el 2000 había presencia de artistas peruanos afuera, el mercado del arte, las ferias. ¿Pero de qué estamos hablando? Si es de ferias sí, desde hacía tiempo, pero no había mayor repercusión.

RQ: El tema más bien yo diría es, si hay una pegada a qué se debe, y si esa pegada afuera además es una pegada adentro. Si es una especie de respaldo hacia la escena de adentro.

Gilda Mantilla (3) : Que es diferente a decir que ha habido un gran momento, porque todo depende de qué consideres un gran momento.

RQ: El consenso, del cual no necesariamente los que estamos aquí reunidos formamos parte o estamos de acuerdo, dice eso. El consenso es, como dice la prensa: la opinión pública, que es un invento, por supuesto. O si prefieren el “pensamiento El Comercio”.

GM: Pero hablando de un lugar en el que las notas periodísticas son casi publicidad, no es que lo que se difunde en los medios sea producto de un análisis sino que se nos quiere vender un…

Philippe Gruenberg (4) : Tampoco creo que sea el “pensamiento El Comercio”, es una cosa mucho más cerrada. Me atrevo a decir que viene de ciertos coleccionistas que han decidido que eso es lo que está pasando, se han empezado a interesar más y han soltado algo como eso. No creo que venga de la prensa.

FB: Yo sí pienso que a partir de la Bienal Iberoamericana (hace diez años), y en especial de la última en el 2002, hay una serie de personajes que vienen aquí, invitados a esta Bienal con una mirada puesta sobre lo que estaba pasando en el momento.
La escena artística antes de eso era totalmente distante. Ese es un punto de partida para ver lo que pasa después. En los últimos 5 años, he estado siempre viniendo al Perú y participando de alguna manera de la escena local, pero lo que pasa desde hace como 5 o 6 años es que mucha gente se va. Por ejemplo Gabriel Acevedo se va a México, pasa por Nueva York y termina en Dublín. A David Zink Yi recién lo conocí hace 2 años, me lo presentó José Carlos Mariátegui que ya lo conocía por su trabajo con el video, conectando mucha gente. Me presentó a David, que vivía en Berlín y yo no sabía.
Ustedes también han estado saliendo mucho: se crean redes, empieza a saberse que hay gente que está trabajando allí y allá. Es toda una dinámica que cambia un poco el panorama en el sentido de que hay una visibilidad. No sólo por la gente que está afuera sino que aquí también ocurren cosas.

Giancarlo Scaglia (5) : Alfredo dijo que esta entrevista y el hecho de que haya un número [de ramona] dedicado a lo que está pasando en Perú va a tener mucha más repercusión cuando la revista llegue de Argentina que si lo hiciera Juanacha (6) misma acá. Han tenido que empezar a pasar cosas afuera para que los coleccionistas digan “no me la puedo perder, se me están yendo de las manos un montón de cosas”. Como han visto que a la gente que se ha ido les ha ido bien, que se están haciendo un nombre y una carrera y todo esto…

RQ: Giancarlo, tú que tienes experiencia codirigiendo una galería ¿dirías que muchos coleccionistas o la capa más visible de ellos están detrás de una buena oportunidad de compra de un artista que brille afuera, de poder comprarlo todavía a precios asequibles para ellos?

GS: Lo que creo es que a partir de esta experiencia de artistas cuyos precios han subido mucho y que no estuvieron o no armaron una carrera en Lima, se han fijado más en gente de nuestra generación como especulando sobre lo que puede pasar con ellos en el futuro. Y eso es un apoyo directo a la carrera del artista para que siga produciendo.

RQ: Podrías decirlo como parte de tu experiencia personal, de tu carrera. Y eso sí es absolutamente nuevo ¿O existía antes?

GM: Una de las cosas de las que se hablaba hace años, así como del recurrente tema de la carencia de instituciones, era la carencia de mercado. Entonces la llamada escena es como una criatura un poco contrahecha, porque ahora le empieza a crecer un brazo más pero le sigue faltando por ejemplo torso. Porque tiene estas mini esferas de mercado, y está bien, pero la academia o el ámbito de la educación, el ámbito de las políticas culturales, los museos…
Ahora se genera todo este barullo porque el mercado se ha consolidado por el rebote de una serie de situaciones, se ha enfocado hacia lo que dice Giancarlo entre otras cosas. Eso da que hablar y llena también paginas de revistas, pero no me da a mí para pensar que sea un gran momento necesariamente sino que probablemente sea un gran momento en la medida en que aparece un mercado que no existía hace un tiempo. Me parece bien que aparezca porque es algo que se necesita para seguir produciendo y para poder vivir de nuestros trabajos, pero esos entusiasmos me parecen un poco cegatones.

RQ: Quizás es un poco contraproducente, como una especie de presión hacia estos artistas jóvenes que empiezan a vender a precios a veces bastante altos para el tiempo que llevan trabajando o mostrando.

GS: Es que yo no conozco el antecedente, no sé lo que pasaba con la generación anterior.

RQ: Da la impresión tal como se pintan ahora las cosas, que como Gilda dice, son incompletas o contrahechas. Parecería que en la forma en que se quiere ver desde algunos lados, como en la prensa, que no hubiera habido nada antes.
El otro día conversábamos con gente sobre qué había pasado con la generación de pintores de los ‘80 de los ‘90. Hay por lo menos 2 generaciones de pintores que no aparecieron más. No sé cómo se mueve la compra de ese tipo de artista ahora, pero no están en la cresta de la ola por así ponerlo. Por otro lado tengo la impresión de que toda esta novedad está yendo hacia adelante desinteresándose en términos históricos de todo lo previo. Y frente a eso, daría la impresión de que el adelante está afuera siempre. Hay una cosa que está circulando afuera en términos tanto de mercado como de ejercicio, si quieren, crítico o de interés específico que se mueve en bienales y en ferias, nada de lo cual sucede acá.

AM: Yo tengo una visión de que todo este asunto es sumamente colonial. Para mí esta supuesta presencia, ni siquiera diría éxito, del arte peruano, pasa por vernos como una cosa de la periferia que tiene presencias descontextualizadas, vistas como exóticas de una u otra manera en distintos lugares, dinamizándose hacia afuera, pero eso no tiene ningún rebote con los procesos productivos y operativos acá. Son individuos, como Fernando que tiene presencia por su trabajo. Pero no sé si nos toman en cuenta como artistas, al artista peruano. No veo que se entienda que es un trabajo de artista, a secas. El complemento que la da sentido: artista peruano u obra de arte de Perú, es por lo que nuestra burguesía, que es la misma de siempre y no tiene ninguna creatividad, está apostando. A que sea visto como algo tipo cebichito, esta idea de que tenemos un producto para vender. Para mí lo de mercado no es el tema, para mí va por otro lado que tiene que ver con qué correspondencia cultural puede haber entre estas propuestas, estos artistas, hacia el Perú y hacia fuera. Que el movimiento fuera de ida y vuelta pero que tuviera alguna repercusión más allá del núcleo de los artistas y quienes ven el arte, porque tiene más que ver con el proceso político de Perú.
La Bienal es clave. Hasta entonces no había ninguna relación con los pensadores de arte de otros lados, y ni siquiera es decir con los centros hegemónicos del poder cultural, sino gente como Mosquera en Cuba, que estaba haciendo una movida a nivel regional. El Perú logró tener un vínculo de comunicación regional a partir de la Bienal de Lima, que se produjo por una cuestión eminentemente política coyuntural local: un cambio de alcalde. Pero creo que la visibilidad de las propuestas de los artistas del Perú tuvo mucho que ver con la caída de Fujimori, porque no es casual que se haya logrado a través de las gestas dentro de lo que era el aparato simbólico en enfrentamiento a su dictadura. No estoy hablando sólo de “Lava la bandera” (7) sino que todas estas situaciones hicieron sentir que había un trabajo en serio. Lo que me desespera es que como colectividad artística, si existiera, no somos conscientes del tremendo poder del trabajo con el poder simbólico. Nuestro fuerte reside en eso, en esa capacidad de desmontar el poder y mostrarlo de otra manera, desestructurarlo y crear otras relaciones.

FB: O sea, un discurso crítico.

AM: Pero uno verdadero. No un discurso crítico en el discurso sino en los productos de los artefactos artísticos. Eso es lo que nos ha empoderado y estoy seguro de que por ahí no va la visión de los coleccionistas.

FB: Yo creo que sí, 2000-2001 fue un momento fuerte a nivel de productividad de discurso crítico. Hubo una situación real de producción y de enfrentamiento político y además esa visibilidad que se dio sobre todo a través de la Bienal, fue un hecho muy importante para la escena peruana. Lo que pasa después coincide con esta explosión del mercado, en el ámbito internacional, y no me atrevería a describir los procesos que ocurren, pero surgen algunas iniciativas luego del 2001, como La Culpable por ejemplo. Hay otros sectores que apuestan por una política cultural de otro tipo, pero como alternativa y alejada de todo este mundo del arte. Pero aquí tampoco hay esas interrelaciones que puede haber en otros contextos. En los últimos 8-10 años, la cuestión del mercado se vuelve mucho más poderosa y la de la internacionalización. Y ahí hay artistas peruanos, que son como historias más individuales si se quiere, pero que de alguna manera revierten en esta cuestión que luego se construye aquí de la imagen del arte peruano hoy en día. La cuestión es, como planteó Rodrigo, qué es lo que realmente está ocurriendo.

AM: Tratar de disipar un poco la neblina provocada por lo que se dice y tratar de ver qué es lo que pasa.

RQ: ¿ Sienten que esta neblina ha contribuido a deshacer cierto tipo de iniciativas que se vuelven cada vez más invisibles? El momento 2000-2001 es sin duda uno de aparición de un discurso crítico y una visibilidad de cierto tipo de postura artística que además tenía que ver con la creación por pura necesidad. No sólo política sino también de supervivencia, como la de los colectivos que empezaron a más o menos reproducirse y ahora se les ve más decaídos. La pregunta es si ustedes creen que esa neblina está tapando otro tipo de procesos, o como bien dijo Fernando, la imagen que se tiene aquí del arte peruano no es necesariamente la misma que se explota afuera. Alfredo habló de cierto exotismo que probablemente funciona afuera, pero también hay una imagen que se forma aquí sobre cómo son esos procesos internacionales respecto de lo que son a nivel local. No son dos cosas que vayan necesariamente de la mano, o paralelas y desde mi punto de vista lo importante del manido tema de la desinstitucionalización, es que esto no significa que no haya museos o galerías que es, no secundario, pero sí consecuencia de otro tipo de procesos, sino que no hay esos procesos donde se produzcan nexos. ¿Qué produce eso en una escena o en artistas como ustedes?

AM: A mí me tocaría ser como una persona en una situación de privilegio con respecto a varias cosas, porque siendo muy chico el colectivo del que formaba parte fue invitado a la Bienal de la Habana en el ‘89, lo que en su momento, ahora entiendo, fue importante. Como todos los colectivos en los que he trabajado han estado haciendo su propio camino, nunca se produjo nada en función a un mercado porque el mercado sencillamente no existía. Nadie estaba pensando que alguien estaría interesado en el objeto plástico producido de un trabajo crítico sobre el genocidio provocado por Alan García en los penales en el año ‘86. No hacías las cosas pensando en eso.
Pero no solamente es posible, sino que está sucediendo, que el ser parte de una colectividad que ha seguido trabajando en estas operaciones llamadas arte, ha hecho que también se visibilicen cosas que estaban invisibilizadas como procesos colectivos desde hace 20, 25, 30 años. Yo nunca he participado en una feria pero sí de muchas bienales, y no es que tenga un promotor que esté diciendo “a este compadrito, tienes que mirarlo, invítalo”. Hay muchos agentes en circulación y momentos donde coinciden cosas y resulta que tu trabajo puede ser visible. En ese sentido, el mercado nunca fue una parte importante.
Sí tengo una hipótesis: que lo que es visible ahora de lo que pasó en el arte de los ‘80 es justamente todo aquello que no tenía nada que ver con ese mercado absolutamente pacato que existía en ese momento. La gente que compró cuadros u obra plástica de artistas reconocidos dentro del Perú en ese momento tiraba la plata a la basura, porque lo que ha sobrevivido más bien es lo que venía de una contracultura urbana limeña y contraculturas urbanas de distintas partes del Perú. Eso es lo que ha quedado. Lo que siento es que el arte contemporáneo peruano tiene mucho más que ver con un espíritu confrontacional de los ‘80 que inclusive lo que los mismos artistas contemporáneos están dispuestos a asumir o a saber si quiera. Eso me parece muy paja, el haber vivido ese proceso, con toda la represión de los ‘90, que fue bastante más sofisticada que en los ‘80, en que te dejaban hacer las cosas. No éramos identificables en artes plásticas, en música, lo que fuera. Todo era más libre, más anárquico, más suelto. En los ‘90 hubo muchísima más represión y más selectiva. En los 2000 hay gente que ha sobrevivido y sigue haciendo cosas y en la gente nueva, en el espíritu de las cosas más pajas que hacen, yo veo que esa parte viene de allá. Como si en la música, la onda subte (8) hubiera sobrevivido a pesar de que haya desaparecido en el feeling de los músicos contemporáneos. Algo de eso hay, pero creo que en las artes visuales es un poquito más fuerte.

RQ: ¿Qué lugar tenía el espacio galerístico para un colectivo como en el que participaste en los ‘80? Tú tuviste oficialmente tu primera muestra individual en la galería 80m2 en el 2008 y creo que no te fue nada mal en la venta.

AM: Es la primera vez que produje un cuerpo de obra que puede ser coleccionable.

RQ: Pero con contenido crítico.

AM: Claro, correspondiente con el proceso que estamos viviendo. La idea era hacer un objeto plástico que pudiera tener la memoria de lo pasado y estar colocado aquí y ahora. Esas piezas han sido coleccionadas y espero que sigan siendo coleccionadas.

RQ: ¿Cómo asumes el hecho de que en términos de contenido, lo que era incoleccionable e invisible a ojos del mercado tenga ahora un lugar a pesar de su contenido?

AM: Creo que es por su contenido y eso es lo que me parece rico del asunto. Haciendo un link con la pregunta: ¿por qué el arte peruano podría tener más visibilidad ahora que en otro momento? Porque los contenidos y los procesos son independientes de lo que ahora somos como colectividad. Si alguien tiene interés en una visión de la iconografía política de procesos desde distintos lados, el trabajo de Fernando [Bryce], por ejemplo, les va a contar muchísimo más que cualquier otro. Tú puedes hacer un proyecto que analiza la Guerra Civil Española con tanta contundencia que incluso los mismos españoles no lo habían hecho hasta el momento en que lo hiciste. Eso tiene que ver con cómo son nuestros procesos. Porque tú puedes hacerlo en Europa, pero tu cabeza y tus modos de producir tienen que ver con el hecho de haberte formado en Lima, de haber tenido una determinada experiencia de cómo es el archivo, de cómo eso opera a nivel del poder de la imagen. Siento que el poder de los artistas peruanos está en eso, en de dónde proceden. No es que tengamos que imitar la factura de otros lados, sino más bien beber de lo propio. Cuando veo el trabajo de todos los que estamos acá, todo tiene que ver, no con hacer una memoria sobre el Perú sino construir un discurso de lo que significa vivir en Perú y eso sí es distinto de cualquier otro lado. Me parece que hay una visión de gente que viene de afuera, que dice “esto que me estás mostrando es otra cosa”, no porque sea exótico sino porque tiene…

RQ: Un filo propio.

AM: Y otro proceso, que creo que después se puede empezar a identificar, pero todavía estamos en un momento como de diáspora, donde la gente está haciendo proyectos individuales aquí y allá y así va adquiriendo significado. De repente se puede leer como arte peruano, yo creo que es arte del Perú.

RQ: ¿Crees Giancarlo que el hecho de que un cuadro como el que ganó el premio en ArteBA el año pasado, que está hecho sobre el episodio de los perros colgados del cuello con los que despertó Lima una mañana en los años ‘80 como una acción simbólico-política de Sendero Luminoso, crees que ese contenido viene a confirmar lo que propone Alfredo?

GS: Lo que me confirma es lo ridículo de la situación de ser un artista peruano y de lo que se espera de eso en un primer mundo cultural. Lo hice por eso, no por un tema complaciente para nada, pero a mí sí me parece que hay un prejuicio internacional sobre lo que un artista peruano debería hacer por todo lo que hemos vivido. Siempre comento una anécdota que pasó en la presentación del portafolio de Alfredo en La Culpable y me marcó bastante. Alfredo había terminado de hablar y una chica se levantó y lo felicitó, y dijo que aplaudía tu proceso, tu trayectoria y que lo que le parecía más importante de todo esto era que eras uno de los pocos artistas que trabajaba más el tema social-político, y que todo lo que no era social y político en el arte era una mierda. Yo estaba sentado al costado y estaba armando una muestra para la galería Lucía de la Puente y me pareció de puta madre que la gente pensara así, y me puse a pensar que la gente espera algo de lo que somos nosotros, por donde estamos. Y me parece paja trabajar con eso.

RQ: Trabajar con eso como una materia…

GS: De burla.

RQ: Hablaste de un prejuicio acerca de qué se espera de un artista. ¿Qué alimentaría ese prejuicio en términos de lo que sucede en el Perú? ¿Qué tipo de actitud, si es un sector de la crítica, o un artista cliché, o un personaje social muy peruano de cierta época? Ese prejuicio si existe tiene que estar alimentado por un tipo de existencia que lo justifique.

GS: No sé si con esto te responda, pero como decía Alfredo, que se ha ido armando algo bastante fuerte dentro del Perú, a lo que se le daba la espalda todo este tiempo, y los ojos de afuera simplemente empiezan a aparecer y a descubrir la pólvora viendo a artistas que han trabajado siguiendo este proceso. Siento que lo que hacen es de alguna manera pagar sus culpas por haber ignorado tanto este tipo de temas. Es una manera de purificar sus almas y me parece ridículo, pero me parece de puta madre también ser consciente estando dentro.

RQ: ¿Quiénes estarían pagando sus culpas?

GS: Alguien que compra una pintura que es una imagen de una pared de esteras para ponerla en su casa en Asia (9) . O un museo en algún país de Europa que compra una obra como la tuya, por ejemplo [a Alfredo]. Me cuestiono: ¿por qué lo están comprando? ¿Hay un interés real o simplemente…

RQ: Lo cuestionas como una mirada central paternalista acerca de supuestos procesos…

GS: Es para sentirse mejor, más humanos.

EO: Pero esa visión sería hasta condescendiente con esa otra postura, porque creo que es más una cuestión de intereses económicos que de pagar culpas. Finalmente el mercado siempre está buscando the next best thing y siempre tiene que ver con lo que ha estado escondido, pero tiene que ver más con ese lado económico que con el lado de la culpabilidad o vacíos culturales. No creo que haya una intención ingenua de llenar esos vacíos culturales hasta este momento postergados.

AM: Más que económico debería ser de valor. Todo este asunto no es un asunto de plata, es sobre todo de valor, de valor simbólico. Ese valor simbólico puede traducirse a veces en dólares o en euros pero hay otra cosa que está detrás, que es el valor cultural que pueda tener, el significado de los procesos políticos, sociales, de los cuales proceden éstos y que cuando tú adquieres esa obra estás adquiriendo todo lo que es ese proceso. Tiene mucho que ver con tu trabajo. Cuando construyes, de alguna manera deconstruyes todo un repertorio visual y construyes uno propio. Te lo apropias y lo devuelves regurgitado.

FB: En relación a lo de la culpa y a cierta mirada que ha cambiado por parte de los coleccionistas hay que diferenciar eso del tema con el que empezamos, la idea del consenso. Dónde está la diferencia entre estas dos cosas. El otro día en el artículo de [la directora del Museo de Arte de Lima] Natalia Majluf en El Comercio había algo muy preciso acerca de por qué el museo tiene que comprar arte contemporáneo. Hay una pequeña definición muy escueta de cómo entiende ese museo lo que es el arte contemporáneo, que seguramente es el criterio general que existe en todos lados: es el arte que de alguna manera por sus propios medios reflexiona sobre los problemas de una sociedad determinada. Casi como un lugar común, pero es un punto. Y que eso se denuncie así y que se diga tan claramente aparte de cómo lo pueda evaluar la política real en este medio y las vinculaciones con la cuestión internacional, ya es un punto interesante porque no sé si antes ésa era la visión, creo que no. Antes era simplemente aquello que es bello y sublime y aquí se está produciendo una cosa por otro lado.

AM: Y que está definido dentro de un marco temporal. Contemporáneo porque está hecho en este tiempo.

FB: Pero hay otros elementos. Preguntarse si tal o cual coleccionista efectivamente compra por inversión o porque también tiene una mirada interesada sobre los temas que se están tocando y tiene en su cabeza este lema de que arte contemporáneo es una reflexión sobre los problemas actuales. Seguramente sí hay un pequeño cambio en la mirada de la gente que se está interesando en el arte contemporáneo. Hasta qué punto eso es real y puede ser productivo y está ligado a una política con fines más sólidos y democráticos, eso ya es muy discutible. Democráticos en el sentido de interesarse realmente en la cultura, en la producción y promover cosas que hagan que la gente se cuestione las cosas.

RQ: Digamos que los canales por los cuales discurre eso ya no son necesariamente señoriales y que dependen de un criterio tan bobo y aristocrático como el previo.
Eso es un cambio dentro de las instituciones que se puede reclamar democrático de una manera institucional pero que también Alfredo y otros aludirían a la idea de que eso no necesariamente está interesado en cierto tipo de contenido que podría ser más crítico. Estamos hablando hasta acá de dos actitudes respecto de este nuevo momento, en el orden local e internacional y que en ambos casos discurre por el lado o institucional (dentro del cual pueden estar los coleccionistas, los museos y las galerías) y por otro que tiene que ver más con los procesos individuales de cada artista, cómo los contenidos pueden ir variando respecto de ese orden institucional. Lo que estás diciendo es que hay un orden que podríamos llamar democrático que se interesa más en una definición un poco más inteligente que la previa. ¿Pero eso asegura de alguna manera que los procesos críticos sean visibles?

FB: Para nada. Porque los únicos que pueden asegurar que los procesos críticos sean visibles y existan son los propios artistas.

RQ: Porque yo sí sospecho que en tiempos recientes ha habido artistas con procesos críticos perfectamente invisibles para esta nueva ocasión de la escena. Estaba por preguntarle a Gilda si esto que pasa con los contenidos, que de alguna manera Alfredo y Giancarlo han visto desde posturas diferentes (Alfredo con un énfasis distinto y Giancarlo tomándolo como un motivo de trabajo más ironizable), ¿esos cambios o avatares de los contenidos, cómo han sido en el caso de cosas que solías trabajar antes en tu obra? Por ejemplo del tema de una mirada sobre la mujer o de cierto tipo de subjetividad distinta. Son temas que no sé si son visibles o invisibles ahora.

GM: Hay algo que tiene que ver con el comentario de Eliana acerca de por qué interesan ciertas cosas en determinados momentos, temas de moda, de actualidad o trendys que despiertan el interés y hasta las apetencias de instituciones o coleccionistas. Retomando lo que decía Alfredo acerca de quienes venimos trabajando de un tiempo atrás y hemos visto cómo ha cambiado la cosa, personalmente me quedo con una sensación de no creerme mucho estas “alegrías”, a pesar de que en cierta medida me tocan y mi trabajo se ha visto beneficiado por esta apertura a cierto tipo de producción actual. Tengo un tipo de feeling descreído de lo que pueden ser los consensos del momento, más que descreído, de tomarlo siempre con pinzas. Pienso que es algo que queda de haber sido uno formado en un momento en que no había mucho que esperar a ese nivel. Las motivaciones eran mucho más vinculadas a urgencias personales, incluyendo el interés personal que uno pudiera tener por lo que va más allá de lo personal. No quiero creer que eso me va a hacer ingenua en el momento actual de pensar que no están pasando cosas detrás de todo esto. Sé que están pasando cosas, tanto como las del tipo que dice Giancarlo, motivaciones vinculadas, puedes llamarlo sentimiento de culpa, intereses económicos, intereses de poder simbólico, de posesión de lo simbólico.
Lo que quiero decir es que me siento un poco dentro del grupo que no se entusiasma tanto, a pesar de que reconozco que las cosas ahora me han tocado desde un lado amable en relación a cómo era cuando comencé a trabajar. Porque sé que hay demasiadas cosas que se cruzan por debajo de todo y no estoy muy segura de tenerlo claro.
Por ejemplo, hablando del interés de museos extranjeros en obra crítica producida en el Perú. Chévere: probablemente es una manera de que se conserve esa memoria, pero sería mucho más paja que esa memoria se conserve aquí. Que hubiera una visión que complementara el interés y el deseo de los artistas de trabajar en ese registro crítico que tuviera una recepción también. A eso me refería cuando decía que veía la escena como contrahecha. Me parece que tal vez no puede ser de otra manera siendo la sociedad peruana como es. Que el trabajo pendiente es el de curar un poco esta malformidad, esa sería la pelea siempre pendiente. Siempre casi todos estamos en falta en ese asunto.

PG: Si vemos desde arriba lo que está pasando en la escena artística, hay cosas que son sumamente contradictorias porque hablamos del mercado y todo este boom, pero está la Escuela de Bellas Artes con los chicos que han tomado el local….

AM: Ayer la gente de la Escuela organizó una actividad en la plaza Francia para visibilizar el hecho de que están hace más de dos meses en una actitud de resistencia a la estructura de autoridades que tienen. La crisis que ellos estaban mostrando va mucho más allá de la cosa institucional. Es durísima porque a mí me parece alucinante que su lucha es para tener autoridades idóneas. No es una lucha de revolución de la estructura de las enseñanzas de las artes plásticas o de la relación con el Estado: quieren tener buenas autoridades y buenos profesores para poder ser buenos estudiantes.

RQ: También les iba a preguntar, desde el momento de la Bienal que empezó este grado de mayor circulación y visibilidad de gente de afuera interesada en lo que pasa acá. Si es una cosa que pasa cada vez más, ¿cuál es el correlato entre esa curiosidad, esa circulación de gente que viene a ver qué pasa y lo que realmente pasa?

FB: Claro, ese es el punto, y nos lleva también a cuestionarnos de qué se trata ese supuesto boom realmente. Lo que pasa es que hay como un proceso de normalización de ciertas formas, pero que en la realidad misma no funcionan porque hay muchas carencias. En otros países sí es un boom, como estos artistas de la India, que hay uno que otro pintor bueno, pero con burguesía que está metiendo mucha plata.
Esos sí son como el arte inglés de los ‘90, una serie de fenómenos que se dan, que son fenómenos especulativos. Por supuesto, hay obra y cosas interesantes pero está el dinero detrás. Aquí en términos reales y comparativos con otras situaciones.. no sé, aunque me parece muy bien que se estén comprando artistas contemporáneos.

PG: Pero hay que decirlo con sus palabras, esa gente que está comprando es un grupo de personas que ha juntado y entusiasmado el MALI, tampoco estamos hablando de muchas personas ni de colecciones públicas interesadas en crear un discurso…

GM: Porque puede haber una burguesía o un pequeño grupo que haga su trabajo de promoción y venta pero a nivel de obra de artistas y producción qué situación refleja: ¿quiénes somos los que estamos ahorita, quiénes los que van a venir? ¿La gente que está saliendo de las escuelas? No, es la gente que ha tenido que hacer otro tipo de camino.

PG: ¿Qué porcentaje de la gente que empieza la carrera se termina yendo?

EO: La mala educación genera ese éxodo de artistas, y la mayoría de gente más interesante es la que se va. Algunos necios nos quedamos, de los más o menos interesantes, pero de los que nos quedamos es la minoría la que se dedica a esto. Los que se van no vuelven a vivir acá o a tener al Perú como su centro de operaciones. Eso está totalmente relacionado a la formación que recibimos, totalmente deficiente.

RQ: Y también a la distancia que hay entre el supuesto boom y la verdadera operatividad de un mercado o un sistema institucional hecho de fundaciones o becas que benefician a los artistas…

FB: En ese caso sí es necesario comparar el caso del Perú con casos de la región como Chile o Argentina. En Chile hay becas, apoyo institucional para los artistas de parte del estado, y no sé cuantos museos de arte contemporáneo hay, ni cuántos compran ni cuánto ni a quién, pero me imagino que la cosa tiene cierto sentido común que parece no existir aquí. Por más que hemos dicho que nosotros somos los beneficiados en cierta forma del asunto, el cómo funcionan las cosas me parece demasiado arbitrario. Paradójicamente lo señorial sigue ahí, desde el momento en que solamente hay un grupo que se dedica a promover el arte porque esté apostando por obras que valen la pena entre comillas, va a ser siempre un problema. Lo ideal sería que esta cosa sea mucho más diversa.

AM: Un dato interesante al respecto: Yacana es un pub en el centro de Lima gestionado por un joven que debe tener 26 años, Juan de Dios Chamorro, y que ha creado un concurso de arte con un premio de 5 mil dólares. Ni las instituciones que realmente tienen poder en el sentido de lo que significan por el nombre, por el logotipo, ni a grupos económicos que tienen la plata se les ocurre una cosa tan mínima y estimulante como un pequeño concurso de arte con un premio que motive a participar.

RQ: Pero sí hubo un momento, a finales de los 90s y a principios del 2000, justo cuando comenzó la Bienal Iberoamericana, que uno podría llamar el momento de los concursos. Estaba el de Telefónica, Johnny Walker, de Distillers, en fin…
Ante la ausencia de un sistema de becas o de estímulos del estado había eso y es sintomático que haya desparecido y que en su lugar esté un grupo de coleccionistas. No me sorprendería que las vinculaciones entre una y otra cosa sean más que directas. Ahora se ve raro que el dueño del Yacana, que es un bar, haga un concurso así.

AM: Quisiera pensar que no es raro. Tenemos un proceso económico que ha hecho que sectores que durante generaciones fueron postergados sean los nuevos ricos, cuyo lugar de procedencia territorial es distinta a la del limeño, son migrantes, de primera, segunda, tercera, cuarta generación. Y sus focos de hábitat son los que han modificado totalmente Lima, que ya no es más una ciudad, es varias ciudades dentro de un territorio más o menos articulado. Entonces tú ves a un pata como el de Yacana que viene de ese otro lado y que decide hacerlo. Yo quería ver el lado amable y es que existen otros que pueden hacer que el movimiento económico que mantiene la cosa se siga moviendo.

RQ: La cantidad de estudiantes de arte, o nuevos egresados que salen del Perú también ha terminado por constituir un pequeño bolsón de artistas que circulan internacionalmente, no a gran nivel quizás, pero que tienen la oportunidad de lograr una especie de ciudadanía artística saliendo de acá. Y eso mueve una serie de artistas que sospecho que son de interés para la escena local. La inquietud es que los temas que hemos visto que tratan son muy vinculados al Perú, del retorno, de la identidad, ese tipo de tema recurrente siempre.

GS: Los artistas con los que trabajamos en la galería viven acá. Pero aparte del proyecto de residencias somos concientes de que muchos artistas que vienen de fuera, que han pasado por todo el trámite de salir hace 10-20 años, que empezaron allá y estudiaron allá, no han tenido la oportunidad de mostrar acá en Lima. Es darle a la gente conocimiento de lo que está pasando con ellos.

RQ: El caso de Fernando es muy claro, y único: un artista que acaba de recibir un homenaje en Pinta, en Nueva York. Pero sospecho que hay más gente local pendiente también de cómo la están haciendo los artistas peruanos afuera. No sé si eso sucede en otras escenas de artistas en otros países de Latinoamérica, pero me da la impresión de que hay cierta expectativa, de que entre la gente joven sí es un consenso el hecho de seguir carreras de peruanos afuera y me interesa ver si eso tiene un tipo de consecuencia en cómo se mueven las cosas aquí.

PG: Yo creo que quieren saber nada más cómo hacer para irse. (Risas)

RQ: Por un lado es una escena tan chica esta y con todas estas características de los últimos años de las que hablábamos que el hecho de que alguien como a ti le vaya tan bien, es una cosa a la que inevitablemente le ponen atención pero quizás también…

AM: ¿Qué tiene Bryce que no tengo yo? (Risas)

RQ: No sé qué tanto también está alimentado por ese discurso que cada año parece sonar más de “Sí se puede”.

GM: “De gran aceptación en Europa y Latinoamérica.”

RQ: Claro, esta fiebre de optimismo del peruano, a lo “Es bueno y es peruano”. No sé cuanto de ese tipo de slogan hay en esa atención en las carreras de los que se van.

AM: Yo percibo que hay una sensación de adquirir ciudadanía cuando eres alguien que es visible más allá de tu frontera y ese es un valor deseable. Cuando estás siendo visible eres recién ciudadano del mundo, porque tenemos también la sensación de estar en una isla.

EO: Las cosas acá se hablan mucho en esos términos: quién “la hizo”, quién “no la hizo”. Creo que los artistas jóvenes a veces están viendo las cosas así: según cómo la haces y cómo no la haces.

RQ: Pero eso requeriría una evaluación un poco más amplia que lo que sucede en las artes visuales. Es verdad que hay un contexto de nacionalismo dirigido, hay cierto discurso del estado desde la dictadura que no ha cambiado un ápice aunque se acabó.
El otro día Mirko Lauer hizo un comentario gracioso en su columna acerca de que cuando surgió el tema de la crisis financiera y Alan García salió a la televisión a decir que el Perú era un país blindado, Lauer retoma el tema y dice “Pero blindado para todo: no entra nada, no entra información, etc, etc”. En ese sentido decía él, no entra información acerca de que hay una serie de dogmas y discusiones que los neoliberales locales no están mirando. Estamos blindados a todo en ese sentido. Y la pregunta va más a la idea de ¿cuánto de ese “blindaje” le da la forma a una escena de artistas visuales en el Perú? ¿Para gente más joven es posible que ese aislamiento sea simplemente esquivable gracias a las comunicaciones o a los viajes? ¿Basta con eso? Porque “Perú, país blindado” es un slogan jodido…

AM: Yo siento que hace permeable el hecho de que pueda haber un nivel de circulación de producción, de discurso, del movimiento de propuestas de arte. Creo que parte de su funcionalidad es eso. Para mí también nuevamente la cara amable de este asunto es que se visibilizan procesos culturales contemporáneos a través de las propuestas de arte hechas por artistas contemporáneos, gente que procede del Perú pero vive en otro lado, que va y viene. Es interesante porque tiene un nivel de carácter de embajada, me ha tocado estar en otros contextos donde decían “había arte contemporáneo en el Perú”. Porque claro, el peso de la historia del Perú y de todas las culturas que se han desarrollado acá y la visión de que lo único que tiene valor es lo “inca”, esta idea pasatista, es algo con lo que tienes que lidiar.

RQ: Eso es lo pesado de las campañas de promoción, el estado administra culturalmente cosas en las que no invirtió un sol como Machu Picchu. Todo lo que administra tiene 600 años de antigüedad.

AM: Así como la comida contemporánea que es también deudora de procesos culturales complejísimos. Tú ves que todo aquello que se promueve ya tiene su ISO, alguien te garantiza que eso está debidamente controlado, equilibrado, que tiene los ingredientes precisos. Creo que las propuestas de arte logran romper eso y ese para mí es su valor, que contemporanizan el asunto. Entonces lo que visibilizan no son solamente los individuos que hacen arte sino las colectividades de las cuales vienen. Y no tienes que pintar perros colgados solamente. Por ejemplo en ese caso, es que tus modelos [a Giancarlo] no son los perros colgados peruanos sino los perros colgados españoles, porque son galgos (10) . Eso no lo has dicho, pero yo he investigado las imágenes, y efectivamente no tenemos un referente local, más allá de las fotos de Caretas del momento, que se haya mediatizado a ese nivel sino después de Yuyanapaq (11) . Entonces tú construyes unos perros colgados que son perros colgados españoles…

GS: Que en verdad es la imagen es de una instalación de un artista…

AM: …de un artista español en el MOMA de Nueva York, pero sé que tú no lo dices. Y haces todo ese juegazo bien interesante. Yo siento que el peruano se puede tomar esas licencias con toda la concha del mundo, y eso me parece paja. Por ejemplo, retomando lo de tu trabajo [a Fernando] que se ubica en distintas localidades. Para ti como peruano es mucho más fácil porque no tienes el complejo de culpa que tienen en otros países por sus procesos locales.

RQ: Sobre todo porque Fernando empezó con una mirada descolonizadora con el Museo Hawai, con temas de la esclavitud y la producción guanera, entonces es una operación que viene de antes. Pero tú mismo te quejabas, Fernando, de que en Europa hay lugares donde esos contenidos se ven menos que el hecho formal de que algunos de tus dibujos son vistos como meros buenos dibujos.

FB: Sí. Lo que dice Alfredo es interesante, para compararlo con lo que decía Eliana de esta cosa exotista con la que se está olvidando la visión del trabajo mismo, en términos de contenido. Por otro lado, cuando hablamos de estas particularidades, son reales. Hablamos de subjetividades y sensibilidades que cada vez son menos temas en el mundo del arte internacional, por esta idea del lugar común, o de que está pasado de moda. Entonces todo es posible en todos lados. Desde los centros de poder se van descubriendo también las cosas que están por descubrirse, lo que básicamente puede tener su colorido local y hay esta idea de que todo el mundo está haciendo más o menos lo mismo, cosa que no es cierta.
Pero tal como está planteando la discusión Alfredo, es algo difícil de discutir, porque de pronto en otro contexto podemos decir “Pero tú todavía estás pegado al tema de la identidad nacional, de los peruanos son así” y obviamente es una caricatura del asunto con la que yo tampoco estoy de acuerdo.
No hay una esencia peruana, eso no existe, pero sí tenemos una subjetividad y una sensibilidad hecha por la historia y la sociedad de donde uno viene. El problema es que por un lado hay este discurso de que todo es más o menos igual, y al mismo tiempo cuando tocas temas que tienen que ver con los locales de allá, -no siempre por supuesto, cierta recepción del trabajo estaría en contradicción con lo que voy a afirmar- pero sí es una cuestión problemática. Que no necesariamente se plantea en los mismos términos, como cuando Thomas Struth viene aquí con el apoyo del Goethe Institute y toda la división alemana, a sacar fotos en la selva, lo cual está muy bien. Pero eso también se podría tematizar porque cada quien puede hacer cosas donde quiera, pero hay desbalances que nunca llegan a ser discutidos.

RQ: La recepción de tu trabajo sobre la Guerra civil española en España tuvo cierto perfil bajo.

FB: Sí, en Barcelona fue distinto. Cuando expuse en Madrid la primera vez en la galería Marlboro pasó más o menos desapercibida. Salieron un par de notas luego con la muestra de la Tapies, ahí sí hubo cierta recepción.

RQ: Pero hubo una especie de “métete en tus asuntos”, por eso lo citaba. Me refiero a la contemplación desigual que había en términos de discusiones.

PG: Te ofrecieron diez mil euros para repatriarte. (Risas)

RQ: Supongo que ustedes tendrán expectativas o proyecciones de qué puede pasar con el supuesto boom o con la manera en que está planteado el esquema de una escena fracturada, con distancias, con auges súbitos y caídas más súbitas todavía.

PG: La pregunta es si hay una semilla que se ha plantado para ver crecer un árbol o sólo es un bluff, cosas muy por encima.

AM: Para mí es importante ese punto, porque si puede haber un boom es porque hay materia, hay subjetividad construida con los medios y las técnicas que están detrás de ese territorio informe que llaman arte, que tiene un valor para mí porque es producto en casi todos los casos, de bregas personales. A ninguno le han regalado lo que ha construido. Y ese poder es de puta madre, como decía Gilda, porque no eres hijo de la beca no sé cuantitos, la gente se ha sacado la mierda.

PG: Eso sí te dan las instituciones acá, como no funcionan… (Risas)

AM: Tenemos esa capacidad de que puede pasar la sensación de boom pero la gente va a seguir chambeando.

RQ: Pero hay gente administrando eso, es como las AFP. Tú trabajas y las AFP administran tu plata, es un poco lo que de alguna manera ha estado pasando.

AM: Entonces otra cosa que falta es que los administradores de esa energía sean empáticos con los productores culturales. En tu caso [a Rodrigo], tú eres alguien que escribe pero participas de la dinamización de este asunto. Porque por ejemplo, ¿por qué estamos hablando ahora para Ramona? Porque creemos que la publicación es un vehículo para poder proyectar una discusión que rebote sobre las cosas que creemos que pasan acá. Cuando dejamos en manos de los especuladores de siempre todo este asunto estamos jodidos, yo siento que debe haber un nivel de autogestión, de autonomía…
Que La Culpable ya no sea el nombre de un colectivo y que sin embargo estemos reunidos en el espacio que albergaba eso habla mucho de la importancia de la autogestión, y esa también nuestra fuerza.

PG: Eso es un buen punto pero yo no estoy tan seguro de que mucha de la gente que está saliendo de la escuela o está empezando a chambear esté tan interesada en la autogestión tanto como en buscar en qué galería fichar y cómo empezar a hacer billete ya mismo. No siento que después de todos estos años en que han funcionado colectivos autogestionados la gente que emerge esté apostando por ese camino. Y eso es una consecuencia de este boom de mercado.

AM: Estás diciendo que la realidad no es que eso sea para todos sino que es para muy pocos, y sobre todos para aquellos que se atreven a asumir el propio riesgo de administrar sus fuerzas, sean personales o colectivas.

EO: También porque estamos hablando siempre de un círculo o varios círculos indirecta o directamente relacionados a nosotros y nuestras experiencias y nuestros centros educativos o donde hemos trabajado. Y es ahí donde los colectivos a los que pertenecíamos o que podíamos frecuentar por ejemplo, han desaparecido; pero hay otros relativamente nuevos, como el colectivo El colectivo que sigue, o la Casa Martín Olivos, y que justamente son, y no casualmente creo, los que están alejados de este boom.

RQ: Si tratas de hacer una contabilidad de los últimos diez años el número no crece. Y uno de esos colectivos que has mencionado está dedicado más en realidad a cuestiones de gestión y ese tipo de cosas. No son colectivos de artistas visuales.

PG: Ni siquiera pensar en colectivos, sino simplemente en espacios momentáneos de exhibición y cosas más sueltas que muevan cierto trabajo. No hay un espacio cultural que no pase por la galería, que no pase por el museo o por la cosa bien establecida y pesada. No llegó a pasar del todo. Hubo como un momento en que parecía que había algo que empezaba a brotar por ese lado pero tampoco llegó a consolidarse como una gran escena cultural. Y cada vez hay menos.

AM: Pero también hay otras cosas que pasan, por ejemplo, La Brigada Muralista, que tienen una cobertura porque se mueven con instituciones vinculadas a proyectos de izquierda institucional. Desarrollan una actividad y hacen murales en Villa el Salvador, Carmen de la legua, también en Cusco.

RQ: ¿Esa brigada es autónoma o es el “brazo pictórico de”…?

AM: A eso voy. El problema para mí es que hay una institución detrás que tiene el discurso, y cuando los artistas ceden su discurso por el de la institución, sea de izquierda o de derecha es una mierda, porque terminas siendo el “ilustrador de”, finalmente una viñeta dentro del libro del otro. Y el poder se lo cedes, se lo regalas o lo concedes y eso es un gran problema…

PG: No sé tampoco hasta qué punto existan esos espacios solidarios porque, por ejemplo ves lo de Bellas Artes y están peleando solos, no es que la comunidad artística esté ahí…

RQ: Yo tiendo a pensar que lo llamado comunidad artística es una quimera y creo que el supuesto boom está interesado en que tal cosa exista de manera muy segmentada. Precisamente, la desaparición de los colectivos o del interés en el trabajo colectivo, la individuación de todas estas operaciones de sujetos que están buscando lo suyo tiene que ver con eso.

PG: Esa escena colectiva tiene que renovarse porque no puede ser eterna. No puedes tener ahorita a los NN (12) …( Risas)

RQ: Pero no estamos hablando de grupos específicos sino del interés en eso como una manera de contrapesar lo más nefasto…

FB: La renovación también se da en una manera en el trabajo individual, no individualista. Finalmente el arte es muy incierto y si lo ponemos en términos profesionales a uno le puede ir bien un día y en dos años ya no. El asunto es lo que decías antes [a Alfredo], de confiar en las propias fuerzas, que es una frase del presidente Mao.

AM: No quería decir de dónde salía…(Risas)

PG: Además no se trata de hacer arte político en términos caricaturales como a veces se entiende el asunto, pero de hecho hay una despolitización creciente desde el 2000 hasta el 2009.

AM: Que es una resaca del fujimorato también.

EO: Y que tiene que ver con, por ejemplo, la convocatoria de Bellas Artes. Se les ocurre organizar un concierto, pintar unos murales, graffiti también y un par de cosas más, pero no hay atisbos de actitud política. La gente se reúne para plantones o marchas pero nadie se para a hablar algo pensado que la gente que esté escuchando o participando en esa situación pueda discutir o apoyar.

RQ: El efecto del orden tal como están planteadas las cosas es el que mucha gente cree que es, que son los caminos planteados para, en este caso, la escena visual. Y en la medida en que no hay publicaciones ni discusiones, es obvio que esos son los canales con los que la gente está enganchándose. No hay otros. Quizás estamos asumiendo muy fácilmente que la gente piensa que hay otros canales cuando simplemente no los hay, canales alternativos a estos no los hay.

AM: Pero eso es como si venciera un sentido común aberrante. Yo apuesto por lo otro, apuesto por juntarme con mis pares. Uno va reconociendo en el camino a la gente con la que encuentra puntos de vinculación y te pones a conversar como ahora, o participas de actividades de unos y otros. Hay que romper ese sentido común aberrante que es jodido.
El otro día se hizo en el Centro Cultural de España una discusión sobre los colectivos. El amigo que tenía al costado, cuando terminó, se sentía estafado. Y de alguna manera fue la sensación de muchos que estuvieron ahí, porque había un montón de gente, gente que no pudo entrar. A la gente le interesa el asunto, pero por el diseño de mesa no se provocó la discusión, sólo hubo un desbalance hacia Lava la bandera, como el arquetipo de lo que un colectivo puede lograr hacer. Eso fue también responsabilidad del pata de El Codo que estaba invitado y que hizo mutis. Dijo que ellos no son un colectivo, que son un grupo de patas que se juntan para pintar paredes y lo que pintan no tiene ninguna referencia ni reflexión sobre el espacio sobre el que están operando.
¿Qué discusión pudo provocar eso? Nada. Fue una de esas oportunidades desaprovechadas, pero el dato interesante es que sí hay gente interesada en qué pasa con esa discusión. Es como acá [en La Culpabe] con los portafolios: han habido unos con más o menos gente pero ha habido una media bastante nutrida. Hay interés en escuchar, en discutir, pero se me acercan los chicos de Bellas Artes y me dicen: danos ideas. Les digo: ”no tengo ideas que darles, lo único: sigan haciéndola”. También hay esta actitud de esperar que alguien te diga lo que tienes que hacer.
En todo caso yo estoy por la minoría activa, no por esta mayoría informe y carente de ningún tipo de voluntad de poder. Lo bueno es cuando, por ejemplo Cristians Luna, Miguel López, contigo [a Eliana], hacen esa convocatoria de 3x3 para intervenir el Parque Universitario y yo no me esperaba esa respuesta, realmente un montón de gente fue e hizo su invasión ahí. Fue un éxito. Gente absolutamente heterogénea, con intereses y procedencia distinta; había antropólogos, arqueólogos, sociólogos, chicos de la calle, gente que pasaba por ahí y se metió en el rollo.
A los chicos de Bellas artes no se les ocurrió hacer una toma conceptual del espacio de la Plaza Francia, apostaron por el concierto como la cosa del espectáculo, y entonces el que va se solidariza con Bellas Artes siendo un consumidor pasivo de un espectáculo.

RQ: ¿Hay un triunfo del espectáculo en la escena…?

AM: No en la escena porque no existe escena. Para mí lo que existe son voluntades dispersas que no terminan de asumir que la herramienta de la que se están quejando, la tienen en la mano.

RQ: Da un poco la impresión de que están dispersas por el espectáculo, por la dimensión del entretenimiento…

AM: Es de puta madre que haya espectáculo pero generado por ti mismo. El Do it yourself de los punks está ahí, es cuestión de hacer el link otra vez y no esperar. Me gustaría que iniciativas como los Lunes del Centro Cultural de España o acciones como la de Plaza Francia provocaran en los convocados una acción, no sencillamente un consumo.

PG: ¿Qué elementos tienen que estar presentes para que se pueda llamar una escena?

AM: Para mí el elemento básico es un estado de ánimo compartido, que es una cosa absolutamente subjetiva, pero lograr participar de un estado de ánimo compartido es lo máximo. Ese estado de ánimo tiene sensibilidades, ideas, pero están detrás. No es lo que está delante. Porque si tú pones una pancarta y todos dicen “Yeah!” a la pancarta, pero el movimiento se queda en eso, en un gesto. Lo otro sí te plantea un tipo de recorrido. Y eso es infabricable, nadie lo puede fabricar, son cosas que se gestan, suceden, y donde uno de repente está envuelto.

RQ: Pero quizás más que fabricar algo con el material que está latente, habría que tener la claridad y la decisión de atacar las cosas que dificultan que ese algo se fabrique: la monotonía de la información de los medios de comunicación, la forma en que la publicidad invade todo el espacio público, la forma en que se ha tratado de debilitar las maneras en que la gente puede organizarse colectivamente. Son un montón de trabas contra las que casi no hemos hecho nada. Porque más bien el ánimo colectivo siento que sí está, pero a voz bajita, o entre los amigos…

AM: Por ejemplo cuando entró Alan García, al poco tiempo hubo una movilización inmensa en Arequipa. Porque antes del terremoto había un nivel de movilización regional creciente, y en Arequipa de repente apareció, dentro de estas marchas con una retórica visual predecible, una marcha de muñecones absolutamente delirantes y alucinados que eran una burla hacia todos los compadres que manejan el poder. Hubo una respuesta plástica creativa distinta, pero después estas movilizaciones se disolvieron y ya no se vio más ese tipo de construcción en medio de las marchas, aunques sí se dan.

FB: Pero lo espontáneo también tiene sus limitaciones. A nivel de las escuelas, hasta cierto punto alumnos de la Católica o Corriente Alterna por lo menos tienen estructuras frente a las cuales ponerse rebeldes. Pero ¿qué pasa con Bellas Artes? Simplemente es la demanda por tener una escuela. Ni siquiera estás en una escuela donde quieres cambiar las cosas, es cambiar para empezar de cero. No hay esta dialéctica de enfrentarse a un poder que está ahí y tratar de cambiarlo sino que es como estar en el aire. Eso es lo dramático de la situación porque reflexionar o tener un discurso crítico es más difícil si las carencias son tales.

........

(1) Alfredo Márquez (1963) es artista y ex miembro del colectivo NN.

(2) Fernando Bryce (1965) estudió arte en Lima y París. Recibió una distinción en la Feria Pinta 2008. En la actualidad reside en Berlín.

(3) Gilda Mantilla (1967) es artista y miembro del ex espacio La Culpable.

(4) Philippe Gruenberg (1972) es fotógrafo y miembro del ex espacio La Culpable.

(5) Giancarlo Scaglia (1981) es artista y co-director de la galería Revólver.

(6) Revista editada por miembros del ex Espacio La Culpable en Lima.

(7) Serie de acciones realizadas en la Plaza de Armas de Lima en el contexto de la segunda vuelta electoral con la que Fujimori pretendía reelegirse por segunda vez en el año 2000. Los artistas del colectivo Sociedad Civil invitaban a los paseantes a lavar la bandera peruana como símbolo de una ansiada limpieza que arrasara con la corrupción y abuso de la dictadura, así como una forma de re-apropiación del espacio público circundante al poco representativo Palacio de Gobierno.

(8) El llamado Movimiento Subterráneo, o simplemente subte: la aparición masiva de bandas y de todo un ethos punk que coincide con el período inicial de la violencia interna peruana.

(9) Exclusivo balneario al sur de Lima.

(10) Acerca del cuadro “Perros voladores”, ganador del premio “En obra”, de “Barrio Joven” en ArteBa 08.

(11) Exposición fotográfica como informe visual de la Comisión de Verdad y Reconciliación, dando cuenta del horror vivido en el Perú el 1980 y 2000. Inaugurada en el 2003, recientemente el gobierno peruano rechazó una donación alemana para construirle un museo exclusivo para su exhibición permanente.

(12) Colectivo multidisciplinario que integró Alfredo (1988 – 1991)

5 comentarios:

  1. lo leí hasta que se me acabo el aire, que bueno que existan estos debates, y deberían seguir pasando la posta con agentes disímiles o de perifíerias locales.

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  2. Con respecto a lo que se dice sobre el conversatorio de los colectivos, en el centro cultural de España, queria decir que mi participacion no tuvo como objetivo provocar ninguna discucion. Ese dia lo tome como una oportunidad para aclarar de una vez, algunos aspectos sobre lo que es El Codo y lo que no es. Y asi fue. Me parecia importante antes de cualquier debate o pregunta, y tambien por que asi podia hablar,como consecuencia, de la dinamica del trabajo del grupo. Fue para eso que me invitaron. Creo que a El Codo, se le han querido atribuir siempre conceptos y discursos que felizmente no tiene. Si despues la conversacion se centro en un proyecto y en temas politicos, fue por que la gente pregunto por eso, y por que tres de los cuatro proyectos invitados trabajaban con esos temas. Que nada tienen que ver con mis motivaciones, ni las del grupo. (Lo de la falta de reflexion sobre el espacio donde operamos, es una frase sacada de contexto). Personalmente no creo en un arte de la mano de la politica. No creo en terminos como "post dicatadura" para ubicar el trabajo de un grupo artistico. En imagenes que ilustran opiniones con respecto a un tema especifico de la coyuntura. Mi vision del arte es intima y personal. Y usar imagenes con referencias a momentos politico-sociales no implica necesariamente un compromiso con los mismos. Despues.. coincido en que el exito de un conversatorio depende en su diseño. En la cantidad de panelistas y el tiempo que se le da a cada uno, y al publico para preguntar. Saludos.

    Jose Ignacio

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  3. me quedé sin aire x momentos igual que Luna. De hecho cuando escuchamos no le prestamos tanto atención a cómo es que se contruye discurso y esto se ve claramente en una transcripción. las interbenciones de Philipe son como una celebración de gol, o queja de faul cada medio tiempo.me parece paja la parte en que se discute sobre la nocion de escena y espectaculo. la entrevista es un ejercicio que se deberia hacer periodicamente, lanzando temas en cuestion y con un grupo heterogeneo.(no se si disperso)pero si heterogeneo.

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  4. me refería a intervenciones no a interbenciones.(ja)

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