jueves, marzo 26, 2009

Otros (tantos) debates sobre fotografías...

Nota previa: En este post cometí un error que aquí rectifico, ya que confundí un nombre. Alejandro Castellanos está equívocamente aludido, y en un tono sarcástico que por este error puede prestarse a muchas malinterpretaciones, y de hecho será la primera vez que él estará en Lima. Así que mi mención sobre su nombre quedan eliminado. Solo he eliminado esa línea para evitar una lectura equivocada, ya que el sentido del texto va por un lado distinto. Para más información ver los comentarios de este post.
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A propósito de fotografía me llega el anuncio de una serie de conferencias como marco preliminar de PhotoEspaña2009, para la primera semana de abril en el Centro Cultural de España de Lima. Yo no dudo de la buen voluntad de las personas que organizan este tipo de encuentros, vinculado a la plataforma internacional que tiene lugar en Madrid todos los años, pero yo creo que ya cansa tener estas mismas presentaciones poco productivas. -------------- Por favor, creo su presencia por enésima vez en la ciudad es un claro síntoma de que no estamos generando espacios de pensamiento crítico suficientes (o espacio de pensamiento crítico alguno!!!) sobre esta área en Lima, un síntoma que es quizá ya el despliegue sangrante de una fotografía prácticamente desasistida por completo de pensamiento. El Centro de la Imagen (ex Centro de la Fotografía) no está formando gente capaz de pensar la imagen, pero esto no hace falta ni decirlo. Y la Sala de Fotografía del MALI ha empezando a generar publicaciones hace un par de años, con investigaciones sobre fotografía (acaban de presentar su tercer libro Sebastián Rodríguez. Morococha), pero ante su cierre por su reconstrucción, la sala se ha quedado inevitablemente también cerrada.

Lo más lamentable no es que no existan voces que estén pensando la imagen políticamente, asumiendo toda su densidad y conflictividad en un momento donde la imagen está cumpliendo un rol crucial en la nueva construcción de las políticas nacionales, identitarias y sociales. Lo triste -aunque no sorprendente- es que todo ello escape al radar pequeñoburgués al que nos tienen acostumbrados. Es realmente tiempo de poner en marcha ese pensar político de la imagen como contraparte local, porque con estos chorreos asistencialistas que intentan cubrir agujeros donde no los hay, lo único que se consigue es seguir desplazando un debate anodino y despolitizado frente a lo que debe ser una aproximación frontal sobre la fotografía desde su propia urgencia. Y más aún hoy que se está discutiendo sobre el Museo de la Memoria y el relevo vergonzoso del gobierno aprista por silenciar y derrumbar un proyecto que efectivamente tenía una apuesta política en su haber. Pero no pidamos milagros, ya veremos que nos depara el Festival Internacional de Fotografía - Mirafoto este año, el tan promocionado evento anual de fotografía en Lima, que precisamente se ha caracterizado por su falta de posicionamiento crítico, ausencia absoluta de discurso, y un acomodamiento tan banal y despolitizado que con las justas permite levantar bostezos. Creo que estamos ya preparando el terreno. Enjoy!

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4 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo con lo que dices acerca de los chicos que se forman en el centro de la imagen , su propuesta deja mucho que desear (salvo un par de raras excepciones). La pregunta es entonces, como logran hacerse un espacio en el "circuito artístico" que tiene su trabajo que hace que valga la pena se exponga? Aún no lo logro entender.

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  2. Alejandro Castellanos11:02 p. m., marzo 28, 2009

    Hola Miguel,
    Sólo para comentarte que esta ocasión será la primera vez que estaré en Lima. Me parece que me estás confundiendo con mi tocayo y amigo Alejandro Castellote, con quien he compartido esfuerzos por investigar y difundir la fotografía en nuestro continente.
    Saludos
    Alejandro Castellanos

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  3. Es cierto Alejandro, tienes toda la razón. He equivocado completamente los nombres. Debe ser producto de 14 horas de vuelo trasatlántico, y pocas horas de sueño en tres días seguidos. He confundido tu apellido, lo siento mucho! (colgaré esto en los post principales para rectificar el asunto)

    Pero para que no quede en el aire, quisiera aprovechar para aclarar un par de cosas en torno a mi post.

    No me interesa hacer un comentario en torno a si los alumnos del Centro de la Imagen deben o no estar exhibiendo en galerías, esa conclusión me parece demasiado fácil e incluso acusatoria, y no hay ninguna vocación policial de lo que debe o no debe mostrarse en mis palabras. De hecho, yo soy mismo soy egresado del Centro de la Imagen -y no reprimo de exhibir cuando me da la gana-, y aun cuando estoy residiendo en el extranjero todavía me siento parte del cuerpo docente del cual fui parte hasta fines del 2007. En ese sentido, mi crítica es también una autocrítica en la necesidad de repensar qué tipo de programa educativo y crítico en torno a la imagen estamos poniendo en juego.

    La educación es política. La imagen es política. Me importa entender que los espacios donde ponemos en juego estas ideas no son neutrales, que la educación y la imagen son espacios de producción de subjetividad, y pueden tanto apostar por un lugar anestésico pasivo del sujeto (la empresa de la dominación), o por un lugar activo de impugnación (la empresa de la emancipación).

    Lo que me molestaba de alguna manera -y en eso quizá también tiene que ver mi aterrizaje en Lima- es pensar que continuemos generando situaciones que poco hacen para repolitizar de forma efectiva las forma de discutir y pensar sobre la imagen. Pero creo que en ese sentido mi comentario sobre PH09 está mal dirigido, ya que eso viene a Lima ya prearmado, digamos. Quizá a lo que intentaba aludir en un nivel pragmático era sí a la falencia que tenemos en materia de investigación y trabajo crítico sobre fotografía en las instituciones que, por una u otra razón, pueden tener la infraestructura para ponerlo en marcha.

    Creo que en los últimos años han habido iniciativas y proyectos importantes como Yuyanapaq por ejemplo, o el libro de TAFOS -por mencionar dos escenarios de importante visibilidad-, que indudablemente marcan una pauta de revisión crítica de la imagen. Y es que al hablar de fotografía nunca hablamos de simples imágenes, sino de modos de visibilidad y formas de representación de los sujetos al interior de las formas de producción de lo social. La imagen opera, quiérase o no, al interior de esas formas de producción de subjetividades, reafirmando sus límites (aquello que puede ser visto, aquello que no, aquello que puede decir, aquello que no).

    La pregunta para mí es cómo sobrevenir ante esa distribución (que es también la distribución producto de la imagen) de las partes en el espacio social. La pregunta por la fotografía es también, de alguna manera, la pregunta por la forma en la que son representados los sujetos. Eso que Jacques Ranciére llamaría, en el cruce de la política con la estética, la "división de lo sensible", es decir, ese sistema de evidencias que señalan la existencia de algo común, y cuya distribución en lo social fija los límites de los espacios y tiempos en los cuales los sujetos participan de tal división. En otras palabras, lo que define que algo sea "visible" o no en ese espacio común.

    Y esto me parece fundamental, porque el transfondo de mi comentario es precisamente entender la cuestión de las prácticas estéticas, pero desde sus formas de visibilidad, del lugar que éstas ocupan y de lo que "hacen" con respecto a lo común. Y en eso retomo a Ranciére directamente, porque aunque no se quiera la fotografía -como cualquier otra práctica estética- es una "manera de hacer" que interviene en esa "distribución general de las maneras de hacer", en el sentido de que ello mismo produce maneras de ser, y a su vez formas de visibilidad.

    Nada de ello va en contra o a favor de que haya un conversatorio en Lima en el marco de PHE09 (aunque vale tener también en cuenta que un conversatorio es también un espacio de producción de subjetividad, y la pregunta debe ser también qué subjetividad allí se genera). Pero sin duda es necesario preguntarnos qué debate público estamos construyendo en torno a la fotografía, y cómo la imagen articula hoy su papel político en la esfera pública (y más aún, sobre cómo ello puede colaborar en la construcción de un proyecto democrático del disenso). Lamentablemente creo que varios de esos debates escapan aún al radar institucional local, y mi comentario era precisamente un intento -acaso mal dirigido- de volver sobre esa redefinición permanente de lo político que performa la imagen, lo cual no podemos perder de vista.

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