Por cuestiones de tiempo y de viajes no pude anunciar muchas cosas del último mes, entre ellas quizá una de las más importantes fue la presentación del libro que acaba de editar la crítica chilena Nelly Richard sobre la notable Revista de Crítica Cultural que hace poco ha cerrado. Su cierre es, sin duda alguna, una pérdida mayor de esos pocos espacios de discusión política desde la producción visual contemporánea, y que me hace también reparar de antemano la desaparición de la revista argentina Ramona que ya ha anunciado su cierre para el 2010. Ojalá puedan surgir a la par nuevos proyectos editoriales en América del Sur capaces de asumir el compromiso ético y el compromiso político como eje de su discurso, tan necesarios hoy para intentar contrarrestrar la educación anodina y despolitizada que nuestras escuelas de arte inyectan como burda anestesia de todo pensamiento crítico.
La presentación de los dos volúmenes titulados
Debates críticos en América Latina: 36 números de la Revista de Crítica Cultural (1990-2008) fue el pasado viernes 9 de enero en el Centro Cultural Palacio de la Moneda, y contó con la presencia, entre otros, del crítico y teórico paraguayo Ticio Escobar y de Francisco Brugnoli, Director del Museo de Arte Contemporáneo de Santiago de Chile. Ojalá la publicación pueda tener una difusión mucho más amplia que las revistas. Reproduzco el anuncio de la presentación.
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Hola Miguel, no deja de sorprenderme la gran cantidad de información actual que publicas sobre la producción de pensamiento crítico, he leído algunos textos de Ticio Escobar, me comunique con él alguna vez pienso que es una persona con un trabajo serio.
ResponderBorrarDe otra parte no estoy de acuerdo con el cuento de que se deba politizar la educación artística, eso solo produce sectarismos y pensamiento poco objetivo en la investigación académica. Mientras tu buscas la politización critica otros buscamos lo contrario, precisamente cuando la atmosfera del academicismo neoconceptual a viciado las posibilidades de un nuevo pensamiento pictórico.
Hace poco hablaba con un crítico que se rasgaba las vestiduras llamando atrocidad el hecho de que yo considerara que el arte no tenía que ver con rupturas. Hay producción para todos los gustos, lo mejor es que esto lo dirija el mercado intelectual, o sea la calidad.
Hola Dimo, gracias por escribir. Entiendo muy bien lo que dices pero creo que malentiendes totalmente mi posición. Cuando yo hablo de política no estoy hablando en ningún caso de 'arte conceptual', ni de 'neoconceptualismo', ni nada de eso, ni siquiera hablo de una forma artística (que en el fondo muy poco me importa).
ResponderBorrarYo hablo de política como el ejercicio del disenso, como la posibilidad de impugnar el orden en el cual nuestros cuerpos han sido asignados. Hablo de política como la posibilidad de imaginar otro estado de las cosas, otros modos de construir lo real. Hablo de política como la necesidad de reestablecer el lugar de la diferencia, como el ejercicio de repensar la distribución de los sujetos y de sus representaciones.
Cuando hablo de politizar la educación no estoy hablando de gramáticas (ni de conceptual, ni de neoconceptual, ni de cubismo, ni de surrealismo ni nada que tenga que ver con anodinas etiquetas que me importan demasiado poco). Yo hablo de politizar la educación en el sentido de que la educación debe servir para construir un sujeto ético y político, es decir, un sujeto con capacidad crítica que le permita reñir con los acuerdos de lo común y redefinir constantemente su lugar en esa estructura. Es decir, un sujeto que se entienda como una persona capaz de incidir en la esfera pública.
Hablo de repolitizar la educación como una manera de responder a estos modelos pedagógicos neoliberales que adormecen y anestesian la capacidad de pensamiento, con modelos de mercado y falsas progresiones de éxito.
Creo que es un error confundir lo que yo llamo política con 'arte conceptual' o epítetos similares. De hecho de un tiempo a esta parte el arte conceptual es una de las formas de producción visual más despolitizadas que pueden existir. A mi me importan poco las formas, lo que me interesa es lo que eso -sea lo que sea- es capaz de hacer en el presente, qué efectos queremos imprimirle a nuestros actos y palabras. Mi pelea no es por el arte, es por la vida, y si me permito trabajar en la estética es porque considero que hay allí un campo desde donde aún se hace posible redefinir radicalmente los modos de imaginar la realidad.
Yo no busco la 'politización crítica', porque la crítica es en sí misma política. Es esa relación diferencial con el 'orden' lo que define la crítica, ese tomar distancia de las cosas para reintroducir formas nuevas de disociación de lo que se creía ya naturalmente dado.
No puedo no apostar por una educación política porque eso implicaría dejar de creer en la educación como un espacio desde donde intervenir y transformar el presente. No puedo no querer politizar las prácticas estéticas porque ello implicaría ignorar el lugar que la propia estética (los modos de visibilidad y las formas de representación de los sujetos) cumple en la estructura del orden dominante. Y no puedo dejar de pensar en política asociada al arte porque ello significaría ignorar el rol que la imagen cumple en el momento actual.
Creo que estamos en posiciones muy distintas, pero mi idea de política no tiene nada que ver con gramáticas o formalismos. Y creo en la dimensión política del arte porque creo en qué éste tiene aún un papel público importante que debemos continuamente redefinir.
No se, pienso que por ejemplo durante el siglo XVI y XVIII el arte tenia una función política ligada al carácter religioso y colonizador, pero cuando miro una pintura de esa época de Velázquez, Rembrandt o del pintor colonial bogotano Gregorio Vázquez de arte y Ceballos siento que esa realidad tiene que ver muy poco con las posibilidades que me brinda la imagen para reflexionar sobre la percepción que tuvo y capto el artista.
ResponderBorrarMe detengo en la forma como plasmô determinado estado emocional o espiritual, intento entender como lo logró, como utilizô los instrumentos para alcanzar determinado objetivo, busco entender el espectro material e iluminador que transmite esa pintura por fuera del carácter político que pueda tener, elcual como pintor contemporaneo me interesa muy poco.
Ahora pensemos en los miniaturistas de los siglo XIII al XV, el trabajo de los monjes con los formas y bajo el rigor de una vigilancia clarical estricta, sin embargo lograban incluir configuraciones que subrepticiamente hacían burla a las directivas de la iglesia, una cantidad de diablos cómicos, personalidades religiosas con cabeza de animales etc... pero todo esto a través de un trabajo de realización de obras concretas, de las cuales se puede hablar. La inclusión de estos elementos que pueden llegar a permitir una lectura política no corresponde sin embargo a la idea de que estos miniaturistas quisieran incidir en el curso de la sociedad medieval.
Ahora pensemos en el arte africano y veamos el carácter ritual que en muchos casos se percibe frente a sus producciones artísticas, un carácter simbólico se descubre representado por la creación artística. Tal vez este pueda llegar a tener una dimensión política de cohesión colectiva, pero va mucho mas allá de eso, se trata de un arte que habla de la dimensión de lo sagrado y de la manifestación de fuerzas espirituales que van por encima de cualquier interés político.
El arte griego habla de la política? no lo creo al menos no de forma evidente porque lo que importa en el arte de esa época en Grecia como el que se produce hoy en día es el trabajo de creación de formas visuales que producen placer llamase estético, espiritual o lo que sea.
Veo también que rechazas hablar de la forma como si fuera algo menor en el estudio de las artes, idea que parte de la herencia del conceptualismo, la cual puede observarse en cierto tipo de pensamiento actual hegemónico en museos y espacios de exposición oficial. Sin embargo rechazas tu cercanía a ese movimiento artístico, siendo que los pocos artistas que nombras si con alguna corriente se pueden relacionar es con esa.
Ahora bien, aceptemos que la universidad es el lugar que en común acuerdo en nuestras sociedades se han institucionalizado los estudios de las artes. Si las prácticas artísticas deben tener un objetivo, una intención que debe ser puesta en juego a través de los estudios universitarios no se si corresponda necesariamente a una función política tal como tu la defines.
Creo que es muy difícil hablar de este tema en las artes plâsticas sin hablar directamente de imágenes concretas, y para hablar de imágenes hay que hablar de las formas.
Ahora bien sobre la idea de que a través del arte se puede acceder a una transformación política de la sociedad pienso que hay otras vías más lógicas para acceder si se tienen esos objetivos.
La posibilidad de transformar la sociedad en búsqueda de una mejor calidad de vida, no es una tarea específica de los artistas interesados en ello porque también los médicos, los ingenieros o cualquier otro profesional universitario pueden colaborar al desarrollo de saberes, medios y productos materiales o inmateriales útiles para la sociedad.
Para explicar porque me resulta extraño tu razonamiento se puede hacer una analogía. Por ejemplo imaginarse que alguien quiere exigir que en la carrera de medicina sea prioritario la politización. No creo que la finalidad del trabajo medico sea la presentación de la formación política del individuo. Obviamente es mucho mejor que los médicos y los artistas sean éticos en sus trabajos. Pero, lo que pasa es que las formaciones profesionales tienen unos fines, medios y objetos muy determinados, los médicos se encargan de la salud, los artistas, desde mi punto de vista, de elaborar y crear imágenes que son necesarias porque sublimizan las diferentes relaciones a veces conflictivas que tenemos con nuestro entorno y nos hacen asî ir hacia una vida mejor.
Pienso que todas estas ideas que tu mencionas son interesantes pero tienen más que ver con el campo de la filosofía o de la acción ciudadana que con el campo de la estética o con las artes visuales o plásticas. Se puede pensar en una porosidad entre los diferentes dominios, pero veo que del lado del pensamiento teórico hay demasiado peso y no es compensado, al menos aquí, con el estudio de la imagen o con la producción de imágenes. Ese es el problema de mucho de lo que se escribe hoy sobre arte, se queda en una especulaciôn de personas que suelen no trabajar directamente haciendo imagenes.
Para evitar la especulaciôn es necesario que el trabajo académico parta de los hechos artisticos y los estudie buscando una cierta objetividad, y para ello debe estar libre de todo tipo de presiones ideologicas o polîticas.
Sino se puede dar pie a abusos y exageraciones por parte de la teorîa y la crîtica de arte.