domingo, noviembre 02, 2008

Más sobre 'Inventario. Archivo Graciela Carnevale (1965-1975)'

Hace ya varios días atrás se publicó, en el diario argentino Página12, un comentario crítico sobre la exposición Inventario. Archivo Graciela Carnevale (1965-1975) que va hasta este 9 de noviembre en el Centro Cultural Parque de España en Rosario, a propósito de cumplirse los 40 años de la experiencia artístico política Tucumán Arde.

Reproduzco el artículo y queda en deuda mi comentario un tanto más extenso sobre la exposición y el Segundo Encuentro de la Red de Investigación de Conceptualismos.
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Imágenes del origen de Tucumán Arde

El archivo en uso de la artista rosarina y docente de la UNR está expuesto de manera tal que no se cristalice en la mera contemplación y fetiche. Pero el caso es problemático, ya que algunas versiones quedan empañadas por éstas.

Por Beatriz Vignoli

En el marco de las actividades conmemorativas de 1968 del Centro Cultural Parque de España/AECID (Sarmiento y el río) se inscribe por estos días una muestra muy particular, titulada Inventario. Archivo Graciela Carnevale. Hasta el 9 de noviembre, las tres salas de exposiciones fueron tomadas por un "archivo en uso" que puede ser consultado y que documenta la actividad del Grupo de Arte de Vanguardia (GAV) en la realización de la legendaria obra "Tucumán Arde". La depositaria del mismo, la artista visual y docente de la UNR Graciela Carnevale, decidió exponerlo de tal manera que el acto de mostrar este conjunto tan especial de imágenes y palabras no lo cristalice convirtiéndolo en un mero objeto de contemplación o en fetiche. Por eso, al archivo propiamente dicho que se extiende en el túnel 2, se suman las secciones Derivas y recuperaciones y Otros archivos (prácticas activistas), cuya función es la de actualizar las resonancias de aquella experiencia colectiva realizada 40 años atrás.

La muestra se complementa con una serie de actividades, que vienen teniendo lugar desde su inauguración. El viernes 31 de octubre, los autores Mariano Mestman y Ana Longoni conversarán con Guillermo Fantoni sobre la reedición que Eudeba hizo este año del libro Del Di Tella a Tucumán Arde. El viernes 7 y el sábado 8 de noviembre, a las 19, habrá dos mesas redondas donde integrantes de diversos colectivos artísticos alternativos hablarán sobre las nuevas prácticas activistas que están o estarían interpelando a los 60.

¿Cómo conservar la energía original del proyecto? ¿Cómo hacer "que respire el aire enrarecido de lo que no puede ser"? Carnevale se hizo estas y otras preguntas, a las cuales responde el montaje del archivo, que lo presenta más bien como un documento vivo o caja de herramientas que como la "obra" rígida y estática que "Tucumán Arde" jamás pretendió ser. Aquella experiencia de 1968, representativa de las tendencias del arte político y del arte como comunicación, fue un proceso que transformó a sus participantes, según contó en una entrevista otra de las integrantes del GAV, Noemí Escandell. Si bien otros integrantes del grupo, como Escandell, también conservan fotos y recuerdos de aquel mítico proyecto, la documentación histórica se ha centrado hasta ahora en el archivo de Carnevale, el más extenso debido a que, al menos según ella cuenta en el catálogo, el resto del grupo le propuso ser responsable de prensa y llevar el registro de las acciones del GAV: "Así, azarosamente, como parte de un mandato grupal, acepté y me involucré en preservar la memoria de ese recorrido".

Ese azar continúa signando la memoria de una creación grupal que devino archivo individual. El caso es problemático. En estas mismas salas, hace exactamente 10 años, se expusieron algunas de las fotos de Tucumán Arde que forman parte del legado de Juan Pablo Renzi, hoy a cargo de Xil Buffone, quien reside en Buenos Aires y cuya empatía para con los procesos revolucionarios es aproximadamente similar a la de un adoquín o la hoja de un serrucho. Ni esas ni otras fotos son hoy de la partida. En la presente ocasión, de entre los artistas sobrevivientes del GAV, fueron convocados Norberto Puzzolo y Jaime Rippa. A los demás, nadie les pidió que aportaran nada. Acaso se vuelvan seniles y pierdan la memoria esperando que alguien les ponga un grabador delante (o un micrófono, o una cámara de video) para dar su propia versión de los hechos y del sentido que tuvieron. "Tucumán Arde", 40 años después, es menos un dato histórico que un botín académico del que se sabe que unge de gloria y prestigio a quien acierte a adueñarse, no sólo de sus restos mortales, sino del discurso acerca de su "concepto" o de lo que significó. Forzando un poco la comparación, podría decirse que es el equivalente artístico de otros cadáveres de la historia como el de Eva Perón, los desaparecidos de la dictadura o los caídos en Malvinas. Todos apestan, en alguna medida. En el país donde los que sobreviven se matan por los muertos, la trama micropolítica de las peleas por el micropoder no sólo pone en primer plano las mezquindades, encubriendo las grandes luchas que inspiraron acciones valerosas como Tucumán Arde, sino que instala un darwinismo social por el cual triunfan ciertas versiones en detrimento de otras: de la contienda surgen voces autorizadas a expensas de otras voces amordazadas o automarginadas. Pero algo es algo, y en buena hora que este archivo se muestre a la ciudad: ojalá sirva como primer paso para emprender cuanto antes todos los revisionismos que sean necesarios. Porque, de lo contrario, el enemigo, el enemigo común contra el que se alzaron aquellos jóvenes, habrá triunfado.


[imagen: vista del tercer corredor de la exposición 'Inventario...', donde se presenta documentación, publicaciones y textos en torno a cómo ha sido 'Tucumán Arde' recuperada y referida desde 1969 hasta la presente exposición. foto: Miguel López]

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