Desde el 5 de setiembre pasado se puede ver en el MALBA, Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, del artista cubano norteamericano Félix González Torres, titulada Somewhere / Nowhere. Algún lugar / Ningún lugar. La exposición ha sido curada por Sonia Becce y productida por el MALBA, generando la primera exposición de este notable artista, ya fallecido, en Buenos Aires.
Por otro lado, creo que cada vez se hace más difícil mantener una exposición de este artista sin que pueda sentirse reiterada o repetitiva. Yo pude ver la exposición en el Pabellón de Estados Unidos en Venecia el año pasado y debo decir que no me impactó tanto como pude esperar de antemano, quizá porque el montaje era excesivamente solemne. En cambio las dos obras ubicadas en la exposición de Robert Storr en Il Giardini resultaban más contundentes (dos espejos gemelos y una cortina de cuentas de plástico doradas por la cual uno debía atravesar, incluso obviando que se trataba de una obra en sí misma) por su aparición más súbita, y por la manera más sútil que tenía de reaccionar al contexto -o quizá porque eran más minimalistas, y por mi debilidad con el minimalismo-. Por ello será interesante ver como recibe la exposición la crítica argentina, y ya que tendré de suerte de verla en octubre también comentaré al respecto.
Copio íntegramente la nota del MALBA.
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Félix González-Torres
Somewhere / Nowhere. Algún lugar/ Ningún lugar
Malba – Fundación Costantini presenta por primera vez en Buenos Aires una exposición individual del artista norteamericano, nacido en Cuba, Félix González-Torres (1957-1996), uno de los exponentes clave de la escena artística internacional en los años 80 y 90, que marcó fuertemente el arte contemporáneo actual. Seleccionado en forma póstuma para representar a los Estados Unidos en la Bienal de Venecia 2007, su obra se exhibe año tras año en los principales museos y galerías del mundo.
La muestra fue producida íntegramente por Malba e incluye sus series más emblemáticas, realizadas entre 1987 y 1995, célebres por desafiar al público a tomar un rol más activo que el de mero espectador. Entre otros trabajos, se exhiben las instalaciones de caramelos y chupetines, las pilas de papel impreso (stacks), los rompecabezas, las guirnaldas de luces, las cortinas de tela y cuentas de colores y los carteles de vía pública (billboards), ubicados tanto dentro del museo, como en diferentes puntos de la ciudad.
Una particular idea de amor es el eje que atraviesa con diversa intensidad la exposición. “Se trata del amor entendido como una constelación de emociones y experiencias vinculadas con un afecto profundo, con el deseo, con el cuidado y el sentimiento de intensa atracción por otro, con el dolor por la ausencia o la pérdida del ser amado”, explica su curadora, Sonia Becce. El objeto del amor es siempre determinado y específico: sus seres queridos, su pareja, sus amigos. “A la vez, muchas de las piezas extienden ese gesto al espectador, generando una relación uno a uno, de intimidad, entre éste y la obra”, reconoce Becce.
El arte de González-Torres adoptó diferentes formas durante su carrera, y es una síntesis de profundas experiencias personales y agudas observaciones político-sociales, que le permiten reflexionar sobre aspectos públicos de la política y el tratamiento de las minorías marginadas. Además de cuestionar y subvertir nociones como las de propiedad privada, autoría y coleccionismo, entre otras.
Como parte de la exposición, también se incluye una obra –un booklet, que el público podrá llevarse en forma gratuita-realizada especialmente por Alejandro Cesarco (artista uruguayo residente en Nueva York), quien en 2000 fue el curador de una retrospectiva de González-Torres en el Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo, Uruguay.
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