Ayer se publicó en el suplemento Dominical del diario El Comercio una entrevista de Diego Otero a Jorge Villacorta y Rodrigo Quijano sobre las recientes adquisiciones de arte contemporándeo del Museo de Arte de Lima. El MALI viene exhibiendo por estas fechas las piezas adquiridas y donadas durante el año 2007, y que señalan claramente su intención por mirar y establecer una aproximación cada vez más compleja de la producción local, e incluso latinoamericana, del arte del siglo XX en adelante.
Sobre ello, y para discutir criterios y lineamientos de esta nueva colección, se va a realizar un conversatorio mañana martes en el MALI a las 7:00 p.m. Reproduzco aquí la nota.
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REFLEXIONES DE JORGE VILLACORTA Y RODRIGO QUIJANO
Mali contemporáneo
por: Diego Otero
Mali contemporáneo
por: Diego Otero
Hasta el mes entrante, en las instalaciones del MALI, se puede ver una muestra de las obras contemporáneas que han ingresado al museo; muestra que incluye trabajos de dos importantes artistas latinoamericanos. Todo como parte del programa MALI Contemporáneo, que pretende forjar una colección significativa y coherente. Conversamos con Jorge Villacorta y Rodrigo Quijano, curadores del proyecto.
Convocados por el Museo de Arte de Lima (MALI) el año pasado, los curadores Jorge Villacorta y Rodrigo Quijano han venido realizando una labor delicada y crucial para la constitución de lo que empieza a ser (junto a la experiencia divergente pero de algún modo complementaria que propone Micromuseo) la primera colección pública y sistematizada de arte contemporáneo en nuestro país. Ambos curadores coinciden en señalar que una empresa de este calibre es no solo fundamental sino imprescindible, y que el hecho inminente de que en los próximos años el aún inacabado Museo de Arte Contemporáneo (MAC) realice su propia propuesta de colección, seguramente distinta, no es más que una muestra palpable de que nuestra escena artística empieza a crecer y a diversificarse.
El Mali Contemporáneo trabaja con un comité de adquisiciones (formado por coleccionistas particulares) y con ustedes. ¿Cómo es exactamente esa dinámica?
Jorge Villacorta. El comité está formado por poco más de treinta personas, y los aportes económicos que estas personas otorgan permiten recabar un fondo para comprar obras. De hecho, el número de miembros del comité ha crecido mucho desde que se formó, y seguramente seguirá creciendo. Nosotros fuimos convocados el año pasado, como curadores sin derecho a voto. Es decir, nuestro trabajo consiste en elaborar una lista de obras que consideramos pertinentes o importantes y presentársela al comité; ellos, a su vez, también pueden realizar propuestas. En base a esto se realiza una votación entre los miembros del comité, y se decide qué se adquiere finalmente.
Rodrigo Quijano. El sistema está calcado de la Tate Gallery de Londres, y establece qué se puede comprar y qué no de acuerdo al presupuesto con que se cuente. Es cierto que puede verse como un poco burocrático, pero tiene que ser así necesariamente porque se mueven cantidades importantes de dinero.
La labor de ustedes dos como curadores consiste entonces, básicamente, en sugerir qué obras adquirir.
RQ. Así es. Ahora, la colección contemporánea del Museo de Arte de Lima tiene varios vacíos, y lo que hemos estado tratando de hacer es completar esos vacíos con cosas que nosotros consideramos que, en términos históricos, el museo debería tener.
JV. Como la serie de los afiches de la reforma agraria de Jesús Ruíz Durand, por ejemplo.
RQ. A partir del proyecto Miradas de fin de siglo esa serie de afiches pasó a préstamo, luego simplemente se sugirió que fuera parte de la colección. De hecho Miradas de Fin de Siglo fue una forma de evaluar la colección e iniciar un diálogo en torno a ella. Esa serie fue el momento ideal para ver un conjunto de obras en sus verdaderas dimensiones, es decir, expuestas. Porque es muy difícil para un comité de adquisiciones poder tener una real dimensión de una obra determinada si es que no la ven expuesta. Porque verla a través de diapositivas o reproducciones no es realmente de mucha ayuda. Y de hecho el papel de los curadores ahí es precisamente establecer ese vínculo y reducir esa distancia entre los coleccionistas y las obras, o los artistas.
Cuál es el criterio central según el cual ustedes ven como pertinente el ingreso de una obra específica a la colección.
RQ. Yo creo que básicamente compartimos un criterio histórico. Hay muchas cosas que personalmente pueden no gustarme pero que considero que tienen cierta pertinencia histórica y deben formar parte de la colección. Ese es el punto de partida, digamos.
Pero el problema con el que se enfrentan desde el inicio es que en el Perú no hay una historia sistematizada de las artes visuales, ¿no es cierto?
RQ. En realidad lo ideal sería que haya varias historias, que se complementen o friccionen, que generen ideas o debates. Pero en la medida en que no existe una historia tampoco existe un criterio de consenso acerca de qué cosa es pertinente o no. Por supuesto hay ciertos consensos como que Szyszlo es importante, o que Sabogal es importante, pero no hay consensos acerca del arte de, digamos, los últimos cuarenta años.
¿No hay consensos tácitos?
RQ. En realidad lo que nosotros tratamos de hacer es trabajar a partir de cierto tipo de investigación historiográfica no sistematizada, y eso es complicado en la medida en que tenemos que remontar un río que es adverso: después de todo, en esas circunstancias, no es tarea sencilla "demostrar" que, por ejemplo, la carpeta del Grupo Huyaco es un ítem imprescindible en una colección de estas características. Y de hecho para que esa carpeta ingrese al acervo del museo ha tenido que haber un pequeño debate. Entonces hay cosas asumidas pero que no pertenecen a un debate, no pertenecen a una historiografía.
En todo caso, a falta de una historiografía sistematizada, plantear este tipo de colecciones es una forma de sentar las bases para una historia.
JV. Así es. De hecho las muestras que ha habido de Miradas de fin de siglo han terminado planteando un acercamiento historiográfico. Esas muestras han terminado creando cierto consenso: el número de artistas que se han repetido en las distintas versiones ha ido creando, para bien y para mal, un cierto tipo de canon.
RQ. Y en realidad vemos que tampoco hay diez escenarios ahí. Eso nos comprueba que el panorama de las artes visuales peruanas sigue siendo relativamente restringido. Por otro lado, hay muchas cosas que por falta de investigación se han perdido, o no se han visto bien. Hay muchas cosas que es necesario desenterrar, hay arqueología por hacer. Lo que me parece una novedad importante es que el museo esté comprando también arte joven, a veces incluso arte emergente, lo cual de alguna manera está vinculado a la idea de que un artista no necesita ser un consagrado para estar en una colección, por un lado, y por otro, de que este tipo de artistas ha alcanzado un nivel considerable.
COLECCIONES EN DEBATE
Este martes 15, a las 7:00 pm. en el auditorio del MALI (Paseo Colón 125, Lima), se llevará a cabo el conversatorio El CAAC en Debate, que estará centrado en el trabajo de formación de la colección contemporánea del MALI. Participarán Gustavo Buntinx, Sharon Lerner, Natalia Majluf, Rodrigo Quijano y Jorge Villacorta, con la moderación de Jorge Basadre, Presidente del CAAC (Comité de adquisiciones de arte contemporáneo).
Convocados por el Museo de Arte de Lima (MALI) el año pasado, los curadores Jorge Villacorta y Rodrigo Quijano han venido realizando una labor delicada y crucial para la constitución de lo que empieza a ser (junto a la experiencia divergente pero de algún modo complementaria que propone Micromuseo) la primera colección pública y sistematizada de arte contemporáneo en nuestro país. Ambos curadores coinciden en señalar que una empresa de este calibre es no solo fundamental sino imprescindible, y que el hecho inminente de que en los próximos años el aún inacabado Museo de Arte Contemporáneo (MAC) realice su propia propuesta de colección, seguramente distinta, no es más que una muestra palpable de que nuestra escena artística empieza a crecer y a diversificarse.
El Mali Contemporáneo trabaja con un comité de adquisiciones (formado por coleccionistas particulares) y con ustedes. ¿Cómo es exactamente esa dinámica?
Jorge Villacorta. El comité está formado por poco más de treinta personas, y los aportes económicos que estas personas otorgan permiten recabar un fondo para comprar obras. De hecho, el número de miembros del comité ha crecido mucho desde que se formó, y seguramente seguirá creciendo. Nosotros fuimos convocados el año pasado, como curadores sin derecho a voto. Es decir, nuestro trabajo consiste en elaborar una lista de obras que consideramos pertinentes o importantes y presentársela al comité; ellos, a su vez, también pueden realizar propuestas. En base a esto se realiza una votación entre los miembros del comité, y se decide qué se adquiere finalmente.
Rodrigo Quijano. El sistema está calcado de la Tate Gallery de Londres, y establece qué se puede comprar y qué no de acuerdo al presupuesto con que se cuente. Es cierto que puede verse como un poco burocrático, pero tiene que ser así necesariamente porque se mueven cantidades importantes de dinero.
La labor de ustedes dos como curadores consiste entonces, básicamente, en sugerir qué obras adquirir.
RQ. Así es. Ahora, la colección contemporánea del Museo de Arte de Lima tiene varios vacíos, y lo que hemos estado tratando de hacer es completar esos vacíos con cosas que nosotros consideramos que, en términos históricos, el museo debería tener.
JV. Como la serie de los afiches de la reforma agraria de Jesús Ruíz Durand, por ejemplo.
RQ. A partir del proyecto Miradas de fin de siglo esa serie de afiches pasó a préstamo, luego simplemente se sugirió que fuera parte de la colección. De hecho Miradas de Fin de Siglo fue una forma de evaluar la colección e iniciar un diálogo en torno a ella. Esa serie fue el momento ideal para ver un conjunto de obras en sus verdaderas dimensiones, es decir, expuestas. Porque es muy difícil para un comité de adquisiciones poder tener una real dimensión de una obra determinada si es que no la ven expuesta. Porque verla a través de diapositivas o reproducciones no es realmente de mucha ayuda. Y de hecho el papel de los curadores ahí es precisamente establecer ese vínculo y reducir esa distancia entre los coleccionistas y las obras, o los artistas.
Cuál es el criterio central según el cual ustedes ven como pertinente el ingreso de una obra específica a la colección.
RQ. Yo creo que básicamente compartimos un criterio histórico. Hay muchas cosas que personalmente pueden no gustarme pero que considero que tienen cierta pertinencia histórica y deben formar parte de la colección. Ese es el punto de partida, digamos.
Pero el problema con el que se enfrentan desde el inicio es que en el Perú no hay una historia sistematizada de las artes visuales, ¿no es cierto?
RQ. En realidad lo ideal sería que haya varias historias, que se complementen o friccionen, que generen ideas o debates. Pero en la medida en que no existe una historia tampoco existe un criterio de consenso acerca de qué cosa es pertinente o no. Por supuesto hay ciertos consensos como que Szyszlo es importante, o que Sabogal es importante, pero no hay consensos acerca del arte de, digamos, los últimos cuarenta años.
¿No hay consensos tácitos?
RQ. En realidad lo que nosotros tratamos de hacer es trabajar a partir de cierto tipo de investigación historiográfica no sistematizada, y eso es complicado en la medida en que tenemos que remontar un río que es adverso: después de todo, en esas circunstancias, no es tarea sencilla "demostrar" que, por ejemplo, la carpeta del Grupo Huyaco es un ítem imprescindible en una colección de estas características. Y de hecho para que esa carpeta ingrese al acervo del museo ha tenido que haber un pequeño debate. Entonces hay cosas asumidas pero que no pertenecen a un debate, no pertenecen a una historiografía.
En todo caso, a falta de una historiografía sistematizada, plantear este tipo de colecciones es una forma de sentar las bases para una historia.
JV. Así es. De hecho las muestras que ha habido de Miradas de fin de siglo han terminado planteando un acercamiento historiográfico. Esas muestras han terminado creando cierto consenso: el número de artistas que se han repetido en las distintas versiones ha ido creando, para bien y para mal, un cierto tipo de canon.
RQ. Y en realidad vemos que tampoco hay diez escenarios ahí. Eso nos comprueba que el panorama de las artes visuales peruanas sigue siendo relativamente restringido. Por otro lado, hay muchas cosas que por falta de investigación se han perdido, o no se han visto bien. Hay muchas cosas que es necesario desenterrar, hay arqueología por hacer. Lo que me parece una novedad importante es que el museo esté comprando también arte joven, a veces incluso arte emergente, lo cual de alguna manera está vinculado a la idea de que un artista no necesita ser un consagrado para estar en una colección, por un lado, y por otro, de que este tipo de artistas ha alcanzado un nivel considerable.
COLECCIONES EN DEBATE
Este martes 15, a las 7:00 pm. en el auditorio del MALI (Paseo Colón 125, Lima), se llevará a cabo el conversatorio El CAAC en Debate, que estará centrado en el trabajo de formación de la colección contemporánea del MALI. Participarán Gustavo Buntinx, Sharon Lerner, Natalia Majluf, Rodrigo Quijano y Jorge Villacorta, con la moderación de Jorge Basadre, Presidente del CAAC (Comité de adquisiciones de arte contemporáneo).
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