Luis Lama escribe sobre la última exposición de Alfredo Márquez en 80m2, titulada Solo para I[NN]iciados, y sobre la exposición antológica de Esther Vainstein en el ICPNA de Miraflores.
...................Tributos a la Utopía
La extraordinaria exposición de Alfredo Márquez en 80 mts2 resulta memorable y permite analizar, simultáneamente, tanto la historia del arte como los modos de ver en nuestro país.
La muestra tiene un espíritu quimérico y comprometido que pudiera recordar a los grandes nombres de la vanguardia rusa que apoyaron al sistema, pensando que lograrían cambiar el mundo y que verían cómo arte y sociedad terminarían por integrarse. Desembocaron en frustración debido a la miseria económica y moral que obligó a los artistas a hacer un arte “para el pueblo”, tan retrógrado durante Stalin como durante Hitler.
Hay un aspecto nostálgico en la propuesta de Márquez que se inicia con una visión sardónica de Mao en lipstick rojo, cuyas facciones, apenas identificables, permiten aseverar que su imagen es un icono de nuestra contemporaneidad. A su lado, a modo de lápida mortuoria, están las mallas serigráficas que reproducen a los personajes que integran la instalación más inteligente que haya visto en mucho tiempo.
Márquez reúne imágenes de Mao a Edith Lagos (la única mujer), de Vallejo a Javier Heraud y las trabaja en serigrafía estableciendo una textura visual de círculos concéntricos que nos remiten a las investigaciones ópticas de los años 60, cuando se gestaran algunas de las mayores revoluciones del siglo anterior.
Lo que vuelve emotiva a esta serie es que en muchos casos se ha optado por imágenes poco reproducidas de la juventud de los protagonistas y los contrapone en la parte inferior con serigrafías de sus funerales, dando como resultado una confrontación que pudiera leerse en términos de sacrificio revolucionario, entendido en el más amplio sentido de la palabra.
Márquez rinde homenaje a los combatientes y a los anónimos que de una u otra manera han participado con sus ideas, sus obras y sus cuerpos en tratar de redefinir la justicia en el Perú. Que muchos hayan fracasado en el empeño no impide que deban ser recordados, más aún en tiempos en los que por primera vez entre nosotros una obra de arte es destruida por razones políticas. Por eso corresponderá a cada espectador decidir, sin censuras, la corrección política de lo presentado.
En lo que a nosotros concierne lo exhibido es un acierto estimable. Márquez, que se aparta totalmente del panfleto para hacer una melancólica introspección, cuyo carácter se ahonda más aún por la banda sonora proveniente de un video que a manera de slide show nos recuerda de qué manera cada uno de los personajes evocados participó en la gesta de nuestra historia.
Reflexión final. Hace apenas 15 años esta muestra hubiera sido impensable y nadie se hubiera atrevido a exponerla. Que hoy pueda exhibirse libremente revela de lo que ideológicamente hemos avanzado, de la valentía de un artista y de una galería como 80 mts2 que ha sabido mantenerse en los márgenes del mainstream, con una programación de absoluta coherencia que tiene merecido el respeto ganado en su aún breve trayectoria.
- Esther Vainstein en el ICPNA tiene una antológica de visita indispensable, porque refleja la oscilación de nuestros gustos y cómo el arte ha ido variando para regresar al mismo lugar de los 80 cuando ella se iniciara. Lo exhibido constituye una aguda mirada a nuestras predilecciones artísticas durante el último cuarto de siglo.
Vainstein ha sido pionera en muchos aspectos, porque paralelamente a un intachable dibujo de reminiscencias geológicas, ha hecho instalaciones sin paralelos al recurrir a materiales naturales y reconstruir simbólicamente el paisaje al interior de una galería. De ella además he visto el primer videoarte en el Perú y el mejor dominio del espacio con una propuesta ecológica derivada del land-art norteamericano de los 70, y que en la actualidad se pudiera relacionar con indagaciones del escocés Andy Goldsworthy.
Las propuestas de Vainstein pudieron haber pasado a segundo plano en los tiempos de convulsiones expresionistas y hegemonías chicha. Pero su obra nunca dejó de tener ese aspecto clásico, que sin caer en el esteticismo permitía acceder a una naturaleza ideal construida por una mujer que merece tener un lugar más privilegiado en nuestro arte contemporáneo.
La extraordinaria exposición de Alfredo Márquez en 80 mts2 resulta memorable y permite analizar, simultáneamente, tanto la historia del arte como los modos de ver en nuestro país.
La muestra tiene un espíritu quimérico y comprometido que pudiera recordar a los grandes nombres de la vanguardia rusa que apoyaron al sistema, pensando que lograrían cambiar el mundo y que verían cómo arte y sociedad terminarían por integrarse. Desembocaron en frustración debido a la miseria económica y moral que obligó a los artistas a hacer un arte “para el pueblo”, tan retrógrado durante Stalin como durante Hitler.
Hay un aspecto nostálgico en la propuesta de Márquez que se inicia con una visión sardónica de Mao en lipstick rojo, cuyas facciones, apenas identificables, permiten aseverar que su imagen es un icono de nuestra contemporaneidad. A su lado, a modo de lápida mortuoria, están las mallas serigráficas que reproducen a los personajes que integran la instalación más inteligente que haya visto en mucho tiempo.
Márquez reúne imágenes de Mao a Edith Lagos (la única mujer), de Vallejo a Javier Heraud y las trabaja en serigrafía estableciendo una textura visual de círculos concéntricos que nos remiten a las investigaciones ópticas de los años 60, cuando se gestaran algunas de las mayores revoluciones del siglo anterior.
Lo que vuelve emotiva a esta serie es que en muchos casos se ha optado por imágenes poco reproducidas de la juventud de los protagonistas y los contrapone en la parte inferior con serigrafías de sus funerales, dando como resultado una confrontación que pudiera leerse en términos de sacrificio revolucionario, entendido en el más amplio sentido de la palabra.
Márquez rinde homenaje a los combatientes y a los anónimos que de una u otra manera han participado con sus ideas, sus obras y sus cuerpos en tratar de redefinir la justicia en el Perú. Que muchos hayan fracasado en el empeño no impide que deban ser recordados, más aún en tiempos en los que por primera vez entre nosotros una obra de arte es destruida por razones políticas. Por eso corresponderá a cada espectador decidir, sin censuras, la corrección política de lo presentado.
En lo que a nosotros concierne lo exhibido es un acierto estimable. Márquez, que se aparta totalmente del panfleto para hacer una melancólica introspección, cuyo carácter se ahonda más aún por la banda sonora proveniente de un video que a manera de slide show nos recuerda de qué manera cada uno de los personajes evocados participó en la gesta de nuestra historia.
Reflexión final. Hace apenas 15 años esta muestra hubiera sido impensable y nadie se hubiera atrevido a exponerla. Que hoy pueda exhibirse libremente revela de lo que ideológicamente hemos avanzado, de la valentía de un artista y de una galería como 80 mts2 que ha sabido mantenerse en los márgenes del mainstream, con una programación de absoluta coherencia que tiene merecido el respeto ganado en su aún breve trayectoria.
- Esther Vainstein en el ICPNA tiene una antológica de visita indispensable, porque refleja la oscilación de nuestros gustos y cómo el arte ha ido variando para regresar al mismo lugar de los 80 cuando ella se iniciara. Lo exhibido constituye una aguda mirada a nuestras predilecciones artísticas durante el último cuarto de siglo.
Vainstein ha sido pionera en muchos aspectos, porque paralelamente a un intachable dibujo de reminiscencias geológicas, ha hecho instalaciones sin paralelos al recurrir a materiales naturales y reconstruir simbólicamente el paisaje al interior de una galería. De ella además he visto el primer videoarte en el Perú y el mejor dominio del espacio con una propuesta ecológica derivada del land-art norteamericano de los 70, y que en la actualidad se pudiera relacionar con indagaciones del escocés Andy Goldsworthy.
Las propuestas de Vainstein pudieron haber pasado a segundo plano en los tiempos de convulsiones expresionistas y hegemonías chicha. Pero su obra nunca dejó de tener ese aspecto clásico, que sin caer en el esteticismo permitía acceder a una naturaleza ideal construida por una mujer que merece tener un lugar más privilegiado en nuestro arte contemporáneo.
hola
ResponderBorrarhasta cuando dura esta muestra?
hola, la exposición de alfredo márquez estará solo hasta mañana, sábado 20 de octubre. La sala cierra a las 7 pm si no me equivoco. Saludos!
ResponderBorrarCon la misma valentia que refiere Lama, ya hace varios años Marquez viene produciendo imágenes en la misma Linea.
ResponderBorrarVeo la muestra como una retrospectiva de conciencia mucho mas centrada y contundente.
Me pareceria inpensable esta muestra hace unos años, no por falta de valentia, sino porque requería de una suerte de "descanso sepulcral", para completar el ciclo y cerrar el luto memorial.