Reproducimos la primera parte del artículo aparecido en la última edición electrónica de la revista colombiana Cambio a propósito del documental de Luis Ospina Un Tigre de Papel sobre la vida, obra y circunstancia de Pedro Manrique Figueroa, precursor del collage en Colombia. Al resto del artículo se puede acceder clicando aquí.
Más información y detalles sobre Pedro Manrique Figueroa aquí, aquí y aquí.
'UN TIGRE DE PAPEL', la más reciente película de Luis Ospina que será estrenada en noviembre, narra la historia de Pedro Manrique Figueroa, un personaje del que todos han oído hablar, al que todos conocen y quien es considerado el inventor del collage. Reconocidos intelectuales y artistas hablan con propiedad de Figueroa: Arturo Alape, Beatriz González, Jaime Osorio, Carlos Mayolo, Joe Broderick y Umberto Giangrandi, entre otros. Pero salvo un par de fotos donde aparece de espalda y señalado con una flecha o fragmentos de películas caseras, nunca aparece una imagen suya.
Después de 114 minutos dedicados a contar vida y obra del personaje, y cuando el espectador está encantado por el rescate de semejante personaje, los créditos revelan la verdad: Pedro Manrique Figueroa es una invención de los artistas Lucas Ospina, François Bucher y Bernardo Ortiz.
La película de Ospina pone sobre el tapete el tema del llamado falso documental, 'mofumental' o mockumentary (de mock, burla) cuya característica principal "es que en todo momento existe en ellos la evidencia de la naturaleza ficcional de la pieza, por mucho que participe de las estrategias de verosimilitud del texto documental", como explica el experto en comunicación audiovisual Jordi Sánchez Navarro en su libro Imágenes para la sospecha.
Esto quiere decir, que el falso documental apela a las técnicas tradicionales de un género, como la voz en off, fotografías y fragmentos de películas, testimonios y la aparición del documentalista como seña de veracidad para legitimar la historia, pero tarde o temprano revela que no es verdad lo que cuenta.
Es un género que confunde al espectador y que lo lleva a plantearse la autenticidad de las imágenes y la verdad que construyen los medios de comunicación. "Un falso documental cumple su cometido cuando es capaz de combinar la apariencia de elementos históricamente veraces con situaciones verosímiles, pero vistas bajo una óptica falsa, llevando al espectador a cuestionar la realidad de lo que se está viendo, dejando que el espectador decida si acepta lo que se le está mostrando, si cree lo que se le está diciendo que crea", dice Ospina en su libro Palabras al viento, mis sobras completas.
En un mundo donde la verdad está siempre bajo sospecha, donde la tecnología permite todo tipo de manipulación de la imagen y los medios venden verdades oficiales, los autores y defensores de los falsos documentales sostiene que éstos juegan un papel crítico y de contrapeso.
continua...
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