La semana pasada la revista Caretas publicó un comentario sobre la exposición Atlas de Anatomías Comparadas, que se puede ver desde el pasado jueves 1 de agosto en la galería Vértice.
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De Mujeres y Heridas
Anatomía transparente y visceral en propuesta de plásticas Barboza y Revilla.
Geografía anatómica que traza un camino de valientes, porque el mapa de estos cuerpos es también biografía de caricias idas y heridas. Recuento de memorias reunidas sobre piel transparente, donde el recuerdo se observa y se roza pero aunque duela no se arranca, porque con él se van las entrañas y se va la vida.
Dos miradas jóvenes sobre el cuerpo, para hablar de recuerdos y dolores, pero también de curaciones. En “Atlas de Anatomías Comparadas”, las artistas plásticas Ana Teresa Barboza (Lima, 1981) y Natalia Revilla (Lima, 1981) intentan una reflexión de las distintas formas de aproximarse y relacionarse con el cuerpo.
Para esto, Revilla crea versiones en resina transparente de clásicos juguetes infantiles. Pero sus muñecas, patitos y guerreros dejan ver el interior de sus cuerpos: pequeños e intensos corazones, pulmones e intestinos. “Con ello quise humanizarlos, devolverles una vida que tenían cuando se era niño, y que pierden a medida que se crece”, dice la artista. Sin embargo, esta nueva vida poco tiene que ver con la inocencia que se relaciona a estos objetos; la misma inocencia que se espera de un niño: “Quise darles un tono macabro. Que lleguen, incluso, a ser perversos”, agrega Revilla.
Barboza, por su lado, continúa con su trabajo con el tejido que le valió el primer premio del concurso “Pasaporte para un artista”, el año pasado. Pero ya no explora solamente su cuerpo, sino que las costuras que ensaya con hilo y lana, los órganos tejidos y desparramados, los portarretratos bordados que dejan ver un reverso deshilachado, son cicatrices de diferentes relaciones, de distintas personas. Así, en uno de sus cuadros, una muchacha se cose el brazo, mientras que por abajo se asoma un chico que le corta la pierna. “Y es que usando una misma aguja puedes hacer daño o repararlo”, explica Barboza.
Desde el 1 de agosto en la galería Vértice (R. V.).
Anatomía transparente y visceral en propuesta de plásticas Barboza y Revilla.
Geografía anatómica que traza un camino de valientes, porque el mapa de estos cuerpos es también biografía de caricias idas y heridas. Recuento de memorias reunidas sobre piel transparente, donde el recuerdo se observa y se roza pero aunque duela no se arranca, porque con él se van las entrañas y se va la vida.
Dos miradas jóvenes sobre el cuerpo, para hablar de recuerdos y dolores, pero también de curaciones. En “Atlas de Anatomías Comparadas”, las artistas plásticas Ana Teresa Barboza (Lima, 1981) y Natalia Revilla (Lima, 1981) intentan una reflexión de las distintas formas de aproximarse y relacionarse con el cuerpo.
Para esto, Revilla crea versiones en resina transparente de clásicos juguetes infantiles. Pero sus muñecas, patitos y guerreros dejan ver el interior de sus cuerpos: pequeños e intensos corazones, pulmones e intestinos. “Con ello quise humanizarlos, devolverles una vida que tenían cuando se era niño, y que pierden a medida que se crece”, dice la artista. Sin embargo, esta nueva vida poco tiene que ver con la inocencia que se relaciona a estos objetos; la misma inocencia que se espera de un niño: “Quise darles un tono macabro. Que lleguen, incluso, a ser perversos”, agrega Revilla.
Barboza, por su lado, continúa con su trabajo con el tejido que le valió el primer premio del concurso “Pasaporte para un artista”, el año pasado. Pero ya no explora solamente su cuerpo, sino que las costuras que ensaya con hilo y lana, los órganos tejidos y desparramados, los portarretratos bordados que dejan ver un reverso deshilachado, son cicatrices de diferentes relaciones, de distintas personas. Así, en uno de sus cuadros, una muchacha se cose el brazo, mientras que por abajo se asoma un chico que le corta la pierna. “Y es que usando una misma aguja puedes hacer daño o repararlo”, explica Barboza.
Desde el 1 de agosto en la galería Vértice (R. V.).
Me gusta la idea de imaginar a Natalia como un Gepetto Frankensteniano, y a Anita como una Aracne que le hace inadvertido frente a Venus, en vez que Minerva.
ResponderBorrarPodría haber ser divertido que se llame Anatomías Revisitadas, tu sabes, por los nombres.