En el diario El Comercio se publica hoy una entrevista con el crítico de arte y curador Cuauhtémoc Medina, quien va a dictar una conferencia mañana en el Museo de Arte de Lima sobre la exposición La era de la discrepancia. Arte y Cultura Visual en México. 1968-1997. Copio íntegra la nota que también se puede ver en pdf aquí.
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ENTREVISTA Cuauhtémoc Medina
El arte de un México insurgente
Por Enrique Planas
UNO DE LOS CRÍTICOS DE ARTE MÁS PRESTIGIOSOS DE MÉXICO PARTICIPA EN EL PROGRAMA DEL MALI CONTEMPORÁNEO EN EL AUDITORIO DEL MUSEO DE ARTE, DISERTARÁ SOBRE LA COMPLEJA EVOLUCIÓN DE LAS ARTES VISUALES DEL PAÍS AZTECA
"A todo el mundo le queda claro que en el Perú está ocurriendo un cierto despegue. No solamente a nivel de la producción de los artistas locales (que ya es algo importante), sino también desde el punto de vista institucional. Visto lo que el MALI está haciendo creo que vale la pena tener con ellos una interacción". Así de optimista habla el influyente crítico mexicano Cuauhtémoc Medina, quien está de visita en nuestra capital para cumplir una apretada agenda: reunirse con artistas peruanos, visitar talleres y galerías, así como prestar su apoyo a la definición del programa del MALI Contemporáneo. Justamente, como parte del programa de seminarios del proyecto del museo, mañana el crítico ofrecerá una conferencia sobre la más reciente de sus curadurías. La muestra "La era de la discrepancia. Arte y Cultura en México 1968-1997", ideada con Olivier Debroise para el Museo Universitario de Ciencias y Arte en México, inaugurada en marzo de 2007.
¿Cómo debemos entender el concepto de 'discrepancia' en el título de su última exposición?
El título de la exposición alude a una declaración muy específica. En 1969, un año después del movimiento estudiantil mexicano y la matanza de Tlatelolco, el rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, que había sido una voz discordante extraordinaria en el conflicto, que había defendido la autonomía frente a la brutalidad de las fuerzas públicas y había tratado de hacer entender las demandas de los estudiantes, hizo un discurso en el que decía que a la universidad la habían atacado por discrepar. Pero que la función de una casa de estudios era, precisamente, sentar el lugar para la discusión y la discrepancia. De hecho, cerró su discurso con la frase "¡Viva la discrepancia!". Esto, en el contexto del antiguo régimen mexicano, trazaba en una sola frase un proyecto hipotético de República en el que el interés público comprendiera la existencia de la diferencia y la disidencia. Nos pareció importante tomar esta frase para referirnos a la posibilidad de mirar hacia la cultura como un territorio de opciones, no solo contradictorias sino discrepantes, en el que los datos de una lectura no concuerdan. La exposición estaba hecha en base a una serie de cortes epistemológicos. No es una narrativa de la historia del arte mexicano, sino nueve formas de prácticas culturales y artísticas que nos parecen coherentes internamente, pero que no coinciden entre sí. Más bien están en una relación de oposición o polémica.
¿El año 1968, el tiempo de las revueltas estudiantiles en México, cómo se plasma en el arte contemporáneo mexicano?
Después del año 68 hubo un desencuentro entre la cultura artística contemporánea y diversos segmentos de la sociedad en México. El Estado dejó de coleccionar arte contemporáneo, lo que provocó a la larga la inexistencia de un punto de referencia sobre la producción reciente en el público. Esto a su vez vino acompañado por una falta de interés intelectual, había dejado de haber coleccionismo y también se dio una amnesia pública. Nos parecía decisivo generar un primer corte para ver que era rescatable en esa fase, y provocar una determinada agitación.
¿Pero esa situación de orfandad frente al Estado no les dio, quizás, más libertad de acción a los artistas?
El 68 lo que implicó fue la oclusión de un espacio de apertura. Provocó que los artistas jóvenes rompieran sus lazos con la institución artística pública, se generó un circuito muy amplio de artistas que decidieron no exhibir más en las instituciones oficiales y formaron el Salón Independiente y a partir de eso hay una paradoja de muchos artistas que exhiben en instituciones públicas, pero que no se genera ni un canon ni una memoria en forma de exposiciones ni un proceso de reflexión madura. El Estado mexicano es extremadamente complejo, sagaz y sofisticado en su brutalidad, y sucedió que la temática obsesiva fue aquella de la ruptura con el muralismo. Se oficializó, se volvió parte de la narrativa cultural nacional y se volvió una traba. Había una paradoja en donde las exposiciones oficiales siguieron estancadas, en que el modelo de exhibición de absurda continuidad nacional desde los Olmecas hasta Frida Kahlo, que había hecho el museógrafo Fernando Gamboa, siguió siendo el modelo de exportación de la cultura mexicana hasta mediados de los años 90. Y, al mismo tiempo, los rupturistas permanecieron como si fueran "la versión" del arte contemporáneo, algo tan absurdo como si Szyszlo fuera visto como un artista contemporáneo.
¿Ahora que estamos saturados de información sobre el centenario de Frida Kahlo, crees que su obra participa hoy en el debate del arte contemporáneo mexicano?
No más allá de las críticas burlonas que el sector tiene respecto al culto equívoco que se formó en torno a Frida, y al hecho de que Salma Hayek haga la película y el Instituto de Bellas Artes llene las exposiciones. Efectivamente, hay un problema de falsa representación de lo artístico en los medios de comunicación, que dificulta la correa de transmisión de la sociedad contemporánea con la cultura contemporánea. Pero ese es un fenómeno central en la cultura occidental. No es un problema nuevo. Lo que sí, la función de la institución pública debiera ser batallar contra esta limitación de perspectivas. Es entendible que haya una disparidad entre lo que es cultura plenamente asimilada y la cultura del arte contemporáneo, pero esta es una relación que puede ser fluida, en la que hay momentos del arte contemporáneo que saltan a los medios y que reformulan la discusión, que el debate intelectual alcanza cierta visibilidad.
LA CONFERENCIA
"La era de la discrepancia. Arte y Cultura en México 1968-1997"
Día y hora: lunes 13 de agosto, 7:30 p.m.
Lugar: Auditorio del Museo de Arte de Lima.
Paseo Colón 125, Lima.
Ingreso libre.
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PERFIL
NOMBRE: Cuauhtémoc Medina (México, D.F., 1965)
TRAYECTORIA: Cuauhtémoc Medina es uno de los más influyentes críticos y curadores de México. Es investigador asociado del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México y Curador Asociado de Colecciones de Arte Latinoamericano de la Tate Gallery del Reino Unido. También es miembro de Teratoma A. C., un grupo independiente de críticos, curadores y antropólogos. Ha sido curador de arte contemporáneo del Museo Carrillo Gil (Mexico D.F. 1989 - 1992), e integró el equipo de Curare, espacio crítico para las artes (1992-1998). En 1999 curó la sección mexicana de la exhibición "Cinco Continentes y una Ciudad".
ESTUDIOS: Licenciado en historia por la Universidad Nacional Autónoma de México y Doctor en Historia y Teoría del Arte por la Universidad de Essex, en Inglaterra (2003). Su tesis doctoral estuvo dedicada a George Maciunas, fundador del grupo Fluxus.
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[imagen: el curador mexicano Cuauhtémoc Medina frente a una obra de Raimond Chaves de la reciente Popular/Pop en el Museo de Arte de Lima. fotografía de Félix Ingaruca tomada de El Comercio]
El arte de un México insurgente
Por Enrique Planas
UNO DE LOS CRÍTICOS DE ARTE MÁS PRESTIGIOSOS DE MÉXICO PARTICIPA EN EL PROGRAMA DEL MALI CONTEMPORÁNEO EN EL AUDITORIO DEL MUSEO DE ARTE, DISERTARÁ SOBRE LA COMPLEJA EVOLUCIÓN DE LAS ARTES VISUALES DEL PAÍS AZTECA
"A todo el mundo le queda claro que en el Perú está ocurriendo un cierto despegue. No solamente a nivel de la producción de los artistas locales (que ya es algo importante), sino también desde el punto de vista institucional. Visto lo que el MALI está haciendo creo que vale la pena tener con ellos una interacción". Así de optimista habla el influyente crítico mexicano Cuauhtémoc Medina, quien está de visita en nuestra capital para cumplir una apretada agenda: reunirse con artistas peruanos, visitar talleres y galerías, así como prestar su apoyo a la definición del programa del MALI Contemporáneo. Justamente, como parte del programa de seminarios del proyecto del museo, mañana el crítico ofrecerá una conferencia sobre la más reciente de sus curadurías. La muestra "La era de la discrepancia. Arte y Cultura en México 1968-1997", ideada con Olivier Debroise para el Museo Universitario de Ciencias y Arte en México, inaugurada en marzo de 2007.
¿Cómo debemos entender el concepto de 'discrepancia' en el título de su última exposición?
El título de la exposición alude a una declaración muy específica. En 1969, un año después del movimiento estudiantil mexicano y la matanza de Tlatelolco, el rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, que había sido una voz discordante extraordinaria en el conflicto, que había defendido la autonomía frente a la brutalidad de las fuerzas públicas y había tratado de hacer entender las demandas de los estudiantes, hizo un discurso en el que decía que a la universidad la habían atacado por discrepar. Pero que la función de una casa de estudios era, precisamente, sentar el lugar para la discusión y la discrepancia. De hecho, cerró su discurso con la frase "¡Viva la discrepancia!". Esto, en el contexto del antiguo régimen mexicano, trazaba en una sola frase un proyecto hipotético de República en el que el interés público comprendiera la existencia de la diferencia y la disidencia. Nos pareció importante tomar esta frase para referirnos a la posibilidad de mirar hacia la cultura como un territorio de opciones, no solo contradictorias sino discrepantes, en el que los datos de una lectura no concuerdan. La exposición estaba hecha en base a una serie de cortes epistemológicos. No es una narrativa de la historia del arte mexicano, sino nueve formas de prácticas culturales y artísticas que nos parecen coherentes internamente, pero que no coinciden entre sí. Más bien están en una relación de oposición o polémica.
¿El año 1968, el tiempo de las revueltas estudiantiles en México, cómo se plasma en el arte contemporáneo mexicano?
Después del año 68 hubo un desencuentro entre la cultura artística contemporánea y diversos segmentos de la sociedad en México. El Estado dejó de coleccionar arte contemporáneo, lo que provocó a la larga la inexistencia de un punto de referencia sobre la producción reciente en el público. Esto a su vez vino acompañado por una falta de interés intelectual, había dejado de haber coleccionismo y también se dio una amnesia pública. Nos parecía decisivo generar un primer corte para ver que era rescatable en esa fase, y provocar una determinada agitación.
¿Pero esa situación de orfandad frente al Estado no les dio, quizás, más libertad de acción a los artistas?
El 68 lo que implicó fue la oclusión de un espacio de apertura. Provocó que los artistas jóvenes rompieran sus lazos con la institución artística pública, se generó un circuito muy amplio de artistas que decidieron no exhibir más en las instituciones oficiales y formaron el Salón Independiente y a partir de eso hay una paradoja de muchos artistas que exhiben en instituciones públicas, pero que no se genera ni un canon ni una memoria en forma de exposiciones ni un proceso de reflexión madura. El Estado mexicano es extremadamente complejo, sagaz y sofisticado en su brutalidad, y sucedió que la temática obsesiva fue aquella de la ruptura con el muralismo. Se oficializó, se volvió parte de la narrativa cultural nacional y se volvió una traba. Había una paradoja en donde las exposiciones oficiales siguieron estancadas, en que el modelo de exhibición de absurda continuidad nacional desde los Olmecas hasta Frida Kahlo, que había hecho el museógrafo Fernando Gamboa, siguió siendo el modelo de exportación de la cultura mexicana hasta mediados de los años 90. Y, al mismo tiempo, los rupturistas permanecieron como si fueran "la versión" del arte contemporáneo, algo tan absurdo como si Szyszlo fuera visto como un artista contemporáneo.
¿Ahora que estamos saturados de información sobre el centenario de Frida Kahlo, crees que su obra participa hoy en el debate del arte contemporáneo mexicano?
No más allá de las críticas burlonas que el sector tiene respecto al culto equívoco que se formó en torno a Frida, y al hecho de que Salma Hayek haga la película y el Instituto de Bellas Artes llene las exposiciones. Efectivamente, hay un problema de falsa representación de lo artístico en los medios de comunicación, que dificulta la correa de transmisión de la sociedad contemporánea con la cultura contemporánea. Pero ese es un fenómeno central en la cultura occidental. No es un problema nuevo. Lo que sí, la función de la institución pública debiera ser batallar contra esta limitación de perspectivas. Es entendible que haya una disparidad entre lo que es cultura plenamente asimilada y la cultura del arte contemporáneo, pero esta es una relación que puede ser fluida, en la que hay momentos del arte contemporáneo que saltan a los medios y que reformulan la discusión, que el debate intelectual alcanza cierta visibilidad.
LA CONFERENCIA
"La era de la discrepancia. Arte y Cultura en México 1968-1997"
Día y hora: lunes 13 de agosto, 7:30 p.m.
Lugar: Auditorio del Museo de Arte de Lima.
Paseo Colón 125, Lima.
Ingreso libre.
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PERFIL
NOMBRE: Cuauhtémoc Medina (México, D.F., 1965)
TRAYECTORIA: Cuauhtémoc Medina es uno de los más influyentes críticos y curadores de México. Es investigador asociado del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México y Curador Asociado de Colecciones de Arte Latinoamericano de la Tate Gallery del Reino Unido. También es miembro de Teratoma A. C., un grupo independiente de críticos, curadores y antropólogos. Ha sido curador de arte contemporáneo del Museo Carrillo Gil (Mexico D.F. 1989 - 1992), e integró el equipo de Curare, espacio crítico para las artes (1992-1998). En 1999 curó la sección mexicana de la exhibición "Cinco Continentes y una Ciudad".
ESTUDIOS: Licenciado en historia por la Universidad Nacional Autónoma de México y Doctor en Historia y Teoría del Arte por la Universidad de Essex, en Inglaterra (2003). Su tesis doctoral estuvo dedicada a George Maciunas, fundador del grupo Fluxus.
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[imagen: el curador mexicano Cuauhtémoc Medina frente a una obra de Raimond Chaves de la reciente Popular/Pop en el Museo de Arte de Lima. fotografía de Félix Ingaruca tomada de El Comercio]
Cuando Cuauhtémoc Medina termina una pregunta con la frase “algo tan absurdo como si Szyszlo fuera visto como un artista contemporáneo,” deja la pauta perfecta para que Enrique Planas pueda abordar la problemática institucional en el Perú, especialmente en lo que concierne al (¿eterno?) proyecto del Museo de Arte Contemporáneo, pero el entrevistador no toma dicha pauta. Pese a que el tema central de la nota es la muestra “La era de la discrepancia,” la entrevista se inicia con Medina afirmando—optimistamente, según el propio entrevistador—el despegue institucional en el Perú. Por ende, la pertinencia del tema institucional estaba garantizada, incluso para el propio Medina. Si, tal como se afirma, una de las razones de la visita de Medina a Lima es “prestar su apoyo a la definición del programa del MALI Contemporáneo,” con mayor razón hubiese sido importante tratar el tema, sobre todo tomando en cuenta que de lo que él venía hablando era del rol de la posibilidad de discrepar en la vida política y cultural de un país. Pareciese que en la entrevista sobre “La era de la discrepancia” no se quiso ahondar en un tema que, paradójicamente, por cuestiones de discrepancia y polémica, se prefirió dejar al margen. Whatever.
ResponderBorrarGran e importante proyecto el de este blog !
ResponderBorrarFelicitaciones !
Les invito a conocer la obra de una amiga de argentina :
http://elextranomundodenati.blogspot.com/
Interesante el comentario de Max, sobre la ironía de Medina con respecto a la no contemporaneidad de Szyszlo y, por extensíón, del proyecto del IAC. Pero otro punto interesante que tampoco se discute es la opción misma del MALI a tal contemporaneidad. En todo caso el optimismo de Medina podría ser estrictamente diplomático. Habría que profundizar un poco y, como en este mismo blog lo dice un interesante post-it, la crítica ha abandonado los diarios.
ResponderBorrarEstuve en la charla de Medina. Me quedó claro que su proyecto "La era de la discrepacia" no solo fue posible gracias su lucidez (que la tiene) sino al apoyo institucional de la UNAM, al trabajo conjunto con sus alumnos de maestría y a los modelos contemporáneos de análisis que trabajan más las discontinuidades que las rupturas. Lo que se extraña de la estrategia de "La era de la discrepancia" son los discursos y no las obras, pues estas están bien representadas. Al menos en la charla se hizo poca mención a las polémicas internas, por ejemplo, en los años 70 en México. ¿Están en el catálogo? Sí y no. Aunque sobre esto ya da para todo un ensayo.
Interesante tu blog... felicidades por el trabajo que realizas... saludos
ResponderBorrarA mi me parece importantísimo el trabajo que hace este curador, he tenido la oportunidad de asistir a un par de conferencias suyas, pienso que en Latinoamérica existen muy buenos artistas que gracias a la investigación de curadores como Cuauhtémoc Medina o Xavier Case se han dado a conocer. Excelente trabajo curatorial que ambos ha realizado.
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