Medianamente recuperado de la última agotadora semana -e intentando volver a mi ritmo habitual de vida- estaba leyendo justo el blog de Paolo de Lima y me entero de un reportaje publicado en Caretas, realizado a mi querido amigo el crítico de arte y curador Jorge Villacorta a raíz de los tres proyectos expositivos que ha presentado en las últimas semanas. Tanto Vibra, como la nueva Sala de Fotografía 'Juan Bautista y Carlos Verme' en el Museo de Arte de Lima (MALI), y el proyecto Urbe & Arte son situaciones excepcionales que permiten poner en perspectiva nuestras artes y las formas de su inscripción en la historia. De Vibra y Urbe & Arte me ocuparé en un post aparte -aunque de esta última me abstendré de hacer mayores comentarios al estar involucrado curatorialmente-, la Sala de Fotografía sin embargo merece desde ya nuestro mayor aplauso.
Es excepcionalmente loable que se abra no sólo un espacio dedicado a preservar el acervo fotográfico que el MALI conserva, sino además que ello vaya de la mano con una exigente política de interpelación histórico-crítica. Natalia Majluf, directora del MALI, impulsadora entusiasta del proyecto y co-curadora de esta primera exhibición tiene muy claro los objetivos que este espacio demanda: cada revisión curatorial estará acompañada de un conversatorio, además de la publicación de un pequeño libro que permitirá tejer redes nuevas de sentidos y posibilitando su interpelación posterior. ¿Y qué significa esto en el horizonte de la fotografía, y más incisivamente, en el horizonte de la fotografía en el Perú? Pues que por fin podrá verse la posibilidad de impulsar una reflexión acertada y rigurosa sobre la historia de la imagen fotográfica en nuestro país. De más está decir la nula existencia de investigaciones en el área de la fotografía. El que no exista un soporte físico y tangible para acoger este tipo de iniciativas dice bastante, pero ello también echa ciertas luces sobre la labor poco efectiva de incentivar la reflexión que un espacio como el Centro de la Fotografía ha realizado y realiza, siendo éste el único centro de enseñanza especializada en fotografía.
Es ciertamente significativo advertir como el Centro de la Fotografía teniendo un espacio privilegiado de exposición no haya podido articular ni mínimamente un trabajo medianamente aceptable a nivel galerístico. La deriva de su galería en los últimos años es el perfecto indicio de la ausencia de una política clara y decidida sobre lo importante que es apostar primero por la construcción epistemológica del campo, y mucho después por la capitalización económica de sus transacciones. La palmaria evidencia del pobrísimo papel que la galería de esta institución ha jugado en la dinamización del pensar la imagen fotográfica desde el arte contemporáneo peruano se hace visible justamente en su relación indirecta con la nueva Sala de Fotografía del MALI.
¿Y donde está la diferencia podría pensar alguien, teniendo en cuenta que ambas instituciones tienen una agenda activa de exposiciones? Muy simple, en que mientras la galería El Ojo Ajeno tiene una flacidez conceptual y enfoque acrítico, lo cual es obvia consecuencia de la inexistencia de una línea curatorial determinada que oriente las coordenadas de acción de su espacio, la nueva Sala de Fotografía del MALI nace explícitamente con la voluntad de re-activar dispositivos de conocimiento a través de sus exhibiciones curadas: una 'curaduría productora de infraestructura' -para parafrasear al crítico chileno Justo Pastor Mellado-, la cual genera tejidos interpretativos alternos al mismo tiempo que otorga herramientas de inflexión crítica para futuros investigadores. Es decir, una Sala dispuesta a generar nuevos instrumentos que incentiven el pensamiento sobre la historia, entendiendo éste como una edificación que depende de su constante reescritura.
Así, la política que el MALI propugna es más que evidente y no me cabe duda que sus frutos van a ser recogidos satisfactoriamente en un par de años no sólo con una notable materialización editorial, sino quizá también como un espacio -inédito- de formación e incentivo a un conjunto de investigadores decididos a abordar la imagen fotográfica como campo de análisis.
[imagen: Gilda Mantilla. Lima * Perú. 15 x 10 cm. c/u. Instalación de postales que la artista presentara en la 50º Bienal de Venecia (2003) y que por estos días se muestra en la Sala de Fotografía del MALI, y en la exposición Urbe & Arte, en el Museo de la Nación]
No se si esta opinion de Miguel Lopez, llena de loas al proyecto del mali, haya sido echa después de ver la muestra inaugural y sobre todo después de ver el espacio destinado. Si bien es cierto que no hay que restarle meritos a estas iniciativas privadas, si me parece tristísimo el espacio destinado para dicha sala de fotografía.
ResponderBorrarDisfrutable - Posible
ResponderBorrarAnte todo debo decir que no es muy agradable responder comentarios anónimos, para mí es importante saber a quien tengo de interlocutor y saber que él puede asumir cabalmente el peso de sus opiniones.
ResponderBorrarMi impresión sobre la Sala de Fotografía discrepa de lo señalado por el anónimo, pero ello me permite desarrollar algunas ideas otras sobre lo expuesto. En realidad es interesante advertir que la proporcionalidad del espacio físico no necesariamente determina una exitosa dinamización de modelos discursivos. Y allí enfatizo nuevamente mi ejemplo de la galería 'El Ojo Ajeno' del Centro de la Fotografía, la cual teniendo un espacio privilegiadamente amplio no ha podido instalar condiciones críticas de enunciabilidad sobre el propio desarrollo de la fotografía local. Ello tiene que ver obviamente con la ausencia de una política expositiva/curatorial que tenga como cimiento esencial la reflexión contemporánea sobre la imagen. Así, la Sala de Fotografía del MALI teniendo un espacio relativamente pequeño parte de necesidad de generar nuevas herramientas de discusión para nuestro frágil tejido histórico. Y allí lo que parece ser una minúscula distinción se convierte en tremenda diferencia!!
Otro aspecto interesante ya en este punto es advertir las posibilidades de desborde del espacio expositivo hacia otras formas de soporte para el enunciado curatorial, y estoy pensando específicamente en la publicación que pueda editarse paralelamente con cada proyecto. Y ello implica pensar el 'catálogo' no únicamente como una revisión de lo expuesto, sino especialmente como una zona de fricción discursiva. Cada publicación podría ser entonces una fabulosa extensión capaz de poner en movimiento una complejidad de sentidos alternos a la exhibición en la propia Sala.
No me parece entonces demasiado importante que el espacio parezca pequeño -finalmente el proyecto del nuevo MALI recien comienza-, sino que sus estructuras por mínimas que aparenten propugnen la construcción de nuevas redes semánticas sobre una fotografía que, si no fuera por esta valiosa iniciativa, se quedaría adornando los salones de su depósito.
Bacan por que se puedan tejer redes nuevas de sentidos y posibilidades de interpelación posteriores en otros soportes mediaticos, pero como el tema planteado por el anónimo era sobre el espacio, si pues, lamentablemente estoy de acuerdo con él, hace unos meses estuve en México y en Ecuador, y es para envidiar los espacios que tienen para mostrar su producción visual. No se si sus clases dirigentes sean más sensatas e inteligentes que las nuestras(algúnos historiadores ya sa han pronunciado al respecto), pero la fotografía peruana se merece algo mejor, y aquí las cosas siempre se han hecho a "escala" de lo que se hace en otros lados. Si para un soporte tan tradicional como un espacio de exhibición, tenemos tantos conflictos(MAC), veremos que nos depara estos otros soportes mediaticos de difusión, como aquí tampoco nunca se pudo contar con medios impresos que documentaran el quehacer artistico, veremos que pasa con esta nueva iniciativa, y nos ahunamos a ellos.
ResponderBorraro sino vamos a tener que hacer como sandra gamarra y elucubrar nustros propios MACs, simulando un espacio aparente para dichas obras.
ResponderBorrarBueno de hecho el proyecto de Gamarra si bien es un juego mordaz bien balanceado sobre "nuestro gran vacío museal" (Buntinx dixit), al mismo tiempo pone el énfasis justo donde debe ponerse en tiempos como éstos: en la construcción del sentido a través de las relaciones entre las obras.
ResponderBorrarY a eso venía mi comentario también sobre la importancia del tamaño del lugar, finalmente ¿de que sirve tener un espacio como repositorio de imágenes, de contenedor y acumulador de fotografías? Lo que es verdaderamente necesario -y en eso acierta el MALI- es la articulación de tejidos discursivos capaces de poner en juego aquella obras en tanto variables interpretativas de nuestra historia.
Que los tejidos discursivos se sigan articulando y que las variables interpretativas se sigan poniendo en juego, junto con los desbordes del espacio expositivo hacia otras formas de soporte desde un enunciado curatorial, y desde todas las fricciones posibles, y desde todas las redes semanticas posibles e imposibles(y creo que ya me estoy enredando). Entonces quizá ni siquiera necesiten de un espacio, basta con un no-espacio. Pero no sigan haciendo más MACs DONALDS en el MALI. Por que parece que ya estan por hacer el dedicado al grabado. Si con el destinado a la fotografía, se hizo esto que se esta empezando a criticar, espero que con el grabado no pongan un Delivery, o habrá que decirle mejor un no-Delivery.
ResponderBorrarMe inquieta todavía que al respecto de este tema las críticas vayan siempre bajo comentarios anónimos. Finalmente el trabajo de construcción crítica del Museo pasa también por el feedback que sus propuestas puedan generar, pero através de posiciones claras, definidas y coherentes.
ResponderBorrarNo entiendo eso último del MC DONALDS en el MALI. (??)
En realidad imagino que existe mucha desinformación al respecto del proyecto total que impulsa los cambios estructurales en el Museo. Probablemente más de uno pensará que fue un antojo hacer una Sala de Fotografía, y que la decisión de hacerla más o menos grande también pasar por el gusto arbitrario de las personas de turno. En realidad, la nueva Sala de Fotografía forma parte de un proceso mayor de reimplementación y crecimiento del Museo de Arte de Lima, que permita por fin poner en exhibición adecuada las colecciones que alberga. Este plan se llama Proyecto Nuevo MALI y pueden revisar sus coordenadas en estos dos links:
http://museoarte.perucultural.org.pe/proy1.shtml
http://museoarte.perucultural.org.pe/proy2.shtml
Creo ante todo que deberíamos estar enterados de las proyecciones institucionales y no andar asumiendo banal gratuidad de actos como éstos. Si bien la credibilidad institucional es en tiempos actuales un tema bastante delicado, es nuestro deber de respaldar los verdaderos impulsos de producción de infraestructura y así también saber señalar pertinentemente las fisuras que siempre se alberga.
A mi francamente me parece inútil discutir por cuestiones de espacio. Existen plataformas mucho más grandes y que mínimamente han contribuido a una auténtica construcción reflexiva del campo de artes visuales contemporáneas. Y también en relación al espacio también tendría que añadir que -personalmente- lo último que me interesa es que se le construya un 'altar' a la fotografía, y en cambio esperaría apostar en adelante por el descentramiento del solitario relato que aborda la fotografía local más reciente.
Quizá si dejásemos de ver a la fotografía únicamente como el 'objeto con aura' (tal cual es habitualmente presentada) y contemplásemos planteamientos críticos desde la fotografía dispuestos a minar su aparente autonomía, veríamos las posibilidades reales de un espacio sea grande o pequeño.
Siento que muchas veces seguimos pensando únicamente en 'objetos', y así indefectiblemente vamos a continuar buscando paredes lindas para colgar 'cuadritos' y acomodar 'cositas'. ¿De qué hablamos entonces, de producción crítica o de decoración?