lunes, abril 03, 2006

Por una frágil historia

En el pasado mes de Marzo llegó a su fin la primera exposición del importante proyecto Miradas de fin de siglo, que el Museo de Arte de Lima (MALI), bajo la dirección de Natalia Majluf, emprendiera algunos meses atrás. La trascendencia de este proyecto es aún incierta, pero la ambición con la cual aparece propuesto nos hace presagiar que finalmente -y quizá por vez primera- se contrastará históricamente el arte peruano del último siglo. Como se sabe, la premisa de Miradas... es poner en discusión la colección del MALI, confrontando y señalando sus más significativos vacíos a través de la presencia de cuatro curadores invitados: Gustavo Buntinx, Augusto del Valle, Jorge Villacorta y Rodrigo Quijano.

No obstante, pese a que de por sí ya es loable la voluntad crítica de interrogar el soporte histórico que el Museo sostiene a través de su colección, se hace también significativo porque este proyecto debería obligar una revisión del escaso tejido discursivo hilado durante las últimas décadas sobre el arte peruano reciente. Nuestra improductividad editorial relega el trabajo de historia a los catálogos y ensayos curatoriales que aparecen articulados alrededor de alguna importante retrospectiva, o de algún proyecto de mayor envergadura. Ni que decir del trabajo periodístico o ensayístico independiente, que parece tener espacios reducidos o simplemente inexistentes. Nuestra historia está así, pues, a la deriva.

Quizá los noventa sea la década en la cual se ha intentando apuntalar de modo riguroso está falencia. La exposición y el catálogo Documentos. Tres décadas de fotografía en el Perú 1960-1990 quizá sea un buen ejemplo de la posibilidad de urdir un tejido hermenéutico allí donde no existía, no sólo rearticulando espacialmente un conjunto importante de obras fotográficas de las tres últimas décadas, sino también admnistrando y ofreciendo una serie de herramientas de sentido que dinamizan la circulación de los discursos, otorgando nuevas oportunidades de interpelación histórica para investigaciones futuras. Del mismo modo, este proyecto Miradas... pretende editar un catálogo que recopile y ordene las cuatro perspectivas curatoriales a través de sendos ensayos, y adicionalmente un análisis crítico a cargo de Natalia Majluf y Mirko Lauer.

Esta primera presentación de Gustavo Buntinx, a través de su proyecto Revelaciones, nos puso tras las huellas de un discurso que el curador ha labrado a lo largo de más de dos décadas de escritura crítica. Personalmente, además de sentir la confrontación con una selección bastante impactante de arte contemporáneo peruano de muy alto nivel, también he podido enfrentar y reordenar mejor la perspectiva discursiva que Buntinx ha desarrollado desde los tempranos 80's, desde la utopía trunca que aquel momento todo significó para sus ojos (véase por ejemplo Huayco de ilusiones, ¿Entre lo popular y lo moderno?, Imágenes de la revolución bajo el segundo belaundismo, sólo por nombrar algunos de sus textos de aquel período), hasta sus filiaciones con lo religioso que van haciéndose cada vez más marcadas ya entrando a los noventa. ('Algo va a pasar' podría ser vista como un pico alto dentro de su producción: allí donde el carácter mítico y resurrecto del fardo funerario se convierte en hito y símbolo de una emergencia social, y el cual sería desde entonces un eje recurrente dentro de su práctica como curador) Y me parece importante observar todo ello, porque considero que al hablar de las obras de arte bajo la mirada de la Historia no hablamos de las piezas como entidades independientes sino, y quizá principalmente, de los sistemas interpretativos en los cuales éstas han sido urdidas. Así, al advertir el sentido de una pieza como Perú, país del mañana (proyecto para hacer un mural cuando tenga el dinero, mañana) de Juan Javier Salazar de 1981 es también necesario observar las inscripciones textuales que de modo implícito ella conlleva.

Y creo que ese podría ser el principal éxito de un proyecto como Miradas: exigir una revisión de la historia del arte peruano exige también la visibilización de sus discursos. El curador se vuelve entonces también un objeto de análisis a través de la complejidad inscrita en la condición hermenéutica de sus enunciados.

El próximo proyecto a inaugurarse -en unas tres semanas aprox.- es el de Augusto del Valle. Su exposición titulada enigmáticamente Constelaciones plantea de modo sorprendente un nuevo horizonte para el arte peruano siglo pasado. Del Valle pretende un señalamiento de las últimas cinco décadas del arte peruano a modo de recorrido alternativo, sugiriendo posibles plataformas y vínculos atravesados de nuevos ejes, vinculados por ejemplo tanto a una abstracción geométrica, en apariencia racional, lógico, hasta sus ecos poéticos que toman al desierto y a la precariedad como materia constituyentes de nuevas vías de sentido. A diferencia de Buntinx quien hace girar su discurso sobre la representación, en una suerte de iconofilia que tiende a preferir la yuxtaposición violenta de los signos, Del Valle está interesado en una estética de la huella, del gesto mínimo, y de aquellas apariciones sutiles que perturban el sentido desde su propia materia. Un panorama trazado por lo no-representacional y que, por vez primera, parece señalar visiblemente para el arte peruano una voluntad estética en la estela de lo que podríamos denominar 'postminimalismo'. ** El curador además parte de la 'polémica' de los 50's que diferenciaría en adelante una estética estrictamente modernista -signada entonces por el arte abstracto-, frente a posibilidades de corte racional o ulteriormente conceptuales o postminimales -forzando un poco ambos términos-. Es por ello que estamos, en definitiva, frente a una nueva posibilidad de lectura del arte peruano, y personalmente tengo ya muchas ganas y expectativas de verla por fin en el espacio.


**[Cabe señalar además que Del Valle viene desarrollando reflexiones sobre esta misma línea desde varios años. Para una indagación más profunda de su discurso, que permita vinculos valiosos en la exposición, recomiendo hacer el intento de revisar desde sus proyectos curatoriales como Bitácoras -por aquí pasamos-, 2000; Cartografías, 2001; Intersticios, 2004; y el reciente Naturaleza y Artificio, presentado hasta este verano en las salas del ICPNA de San Miguel; así como sus ensayos Memoria sin territorio-Territorio sin memoria (1999); los textos presentados como parte de su proyecto Sala de experimentación en el Museo de Arte de la San Marcos; y su también reciente Un refugio del Aura: documentos sin representación (2004) incluído en el #2 de la revista Prótesis. Creo incluso poder subir alguno de estos textos según su pertinencia o en todo caso, si es posible, dejar un link a los mismos.]

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