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domingo, abril 09, 2006
¿Algo va a pasar?
No podía ser más pertinente la carátula del Suplemento Dominical del diario El Comercio, hoy 9 de abril, día de elecciones a nivel nacional. Perú, país del mañana (proyecto para hacer un mural cuando tenga el dinero, mañana) es ya uno de los clásicos del arte contemporáneo que bien señalan con su tono precario y tosco una situación social y política en emergencia, pero al mismo tiempo repleta de humor e ironía. Su constante réplica 'mañana, mañana' en voz de cada presidente ilustra la desesperanzadora retórica de un 'país' siempre acostumbrado a pensarse en un futuro que nunca parece llegar, y lo cierto es que en el marco de las actuales elecciones el término es ya casi risible.
Diego Otero le dedica dos páginas del Suplemento a la reciente antológica de Juan Javier Salazar, y en su comentario parece intentar demarcar un contexto más amplio sobre los móviles de su obra. Otero hace menciones bastante interesantes a algunas acciones de J.J.S. como la 'performance' presentada menos de dos años titulada Dos botellas de cerveza (como parte de una exhibición curada por Gustavo Buntinx), o la más famosa Perú Express donde el artista ofrece de micro en micro su popular cojín en forma del mapa del Perú y forrado en tela de piel felina. Uno de los comentarios más incitantes del artículo es aquel que problematiza sobre el grupo Huayco, grupo de arte de inicios de los 80's y del cual J.J.S. sería pieza importante, el cual en palabras en Otero -quien entrevisa a Tarazona- tiende a ser enmarcado en categorías un tanto "maniqueas". Y digo tiende a ser enmarcado, porque la interpelación crítica que se hace es, si bien válida, también centrada en el carácter interpretativo que Buntinx ha hecho de la experiencia toda de este colectivo (se refiere por ejemplo a dos categorías de las cuales Buntinx hace uso constante como lo 'pequeño-burgués-ilustrado' y lo 'popular-emergente').
Así también el artículo, en la voz de Tarazona, aparta una experiencia como la de Salazar con propuestas como el reciente colectivo Sociedad Civil: "en el trabajo de Salazar no hay una estrategia de comunicación: es un trabajo marcado por un cierto misterio, y, en ese sentido, es propiciatorio, sugerente, está lejos de la demagogia". Este último comentario del curador resulta más que insinuante y localiza muy bien el versátil tránsito de una producción cuyo único norte parece estar marcado por una espontaneidad 'burda' pero visionaria, capaz de encontrar las huellas de nuestro imaginario en los vestigios raídos y ruinosos de los cuales se compone su obra. Lo 'propiciatorio' además me remite al título de la exhibición: las 'Super-Visiones' que Juan Javier modula conforman una madeja de conjeturas y augurios que parecen esperar pacientes su súbito desencadenamiento.
El relámpago es una de mis piezas favoritas de la exhibición, esta obra aparece compuesta de dos trozos de madera y un cúmulo innumerable de pequeños fósforos insertados a lo largo, como esperando que una mínima chispa descargue como una prolongación inevitable su fulminante fuego. En alguna ocasión anterior, según he oído, el propio Juan Javier (o alguien más) prendió la pieza súbitamente; en esta oportunidad no ha ocurrido así, pero sea quizá que en su latencia descanse la auténtica potencia profética y ominosa de su ignición, un fuego tal vez dispuesto a arder en el momento menos esperado.
[las fotografías son mías hechas durante el propio montaje / foto 1: al fondo Perú, país del mañana (proyecto para hacer un mural cuando tenga el dinero, mañana) (versión 2006); y más adelante remate de existencias, 2006) / foto 2: relámpago, en primer plano; y al fondo su cáustico el animante, original de 1982 ca., (versión 2006)]
Que paja sobre todo eso de ampliar las lecturas sobre un fenómeno (sacarlos de ser exclusivos de un curador o crítico). En este caso además porque la exposición de Juan Javier justamente tiene eso de proponer interpretaciones totalmente personales al expectador, ya que sus trabajos no son obvios en sus mensajes o simplonamente didácticos, si no todo lo contrario.
ResponderBorrarmuy cierto querida lucía, la obra de juan javier tiene siempre esa especie de conexión abierta, como un cable suelto que espera hacer 'tierra', sólo hace falta que pases y lo cojas. y esta exposición permite ese tipo de posibilidades, no obstante tengo que señalar que hubiera sido también importante, quizá ya más por voluntad didáctica del curador con el público en general, colocar algunos muy pequeños textos al lado de algunas obras que puedan orientar mejor su sentido, sobre todo de las más antiguas.
ResponderBorraresto claro sin literalizarlas o agotarlas en explicaciones que 'resuelvan' su significado, cada pieza es una interrogante -algunas muy irónicas- y eso es imprescindible de ser conservado.