Antes de comentar sobre el aparente impulso del ya casi utópico proyecto del Museo de Arte Contemporáneo en Barranco, y evitando también pronunciarme sobre lo que considero una desacertada y poco feliz decisión sobre su nombre -MAC Fernando de Szyszlo-, prefiero dedicar unas líneas a un MAC que sí está logrando cosas, y muy buenas. El proyecto LIMAC de la artista Sandra Gamarra Heshiki ha conseguido en poco tiempo consolidar un horizonte irónico-crítico muy preciso sobre nuestro gran vacío museal y la vulnerabilidad histórico-discursiva que lo acompaña.
La primera vez que tuve real conciencia de su proyecto fue cuando pude tener en mis manos y observar al catálogo-obra LIMAC-Visita Guiada que Jorge Villacorta presentara como parte de su sorprendente proyecto Cubo Blanco -probablemente la muestra de arte contemporáneo más ambiciosa de los últimos años- en febrero de 2004. Aquella vez quedé maravillado por la solidez conceptual que el proyecto sugería, aquel catálogo ficticio del Museo de Arte Contemporáneo de Lima era fabuloso, tanto que casi podía imaginar tener una pieza de Murakami junto a una de Miky Aguirre, y a alguno de los bunnies de Koons cerca al self-titled de Esquivel. LIMAC llega a apuntalar críticamente nuestro árido contexto donde la fragilidad institucional es el aire que respiramos todos los días.
Pero LIMAC es mucho más que un simple devaneo mental: no tendrá sede física pero tiene colección, no tendrá paredes pero realiza exposiciones y tiene catálogo. "Un recuerdo de lo que aún no se ha vivido" en palabras de Gamarra, quien recientemente lo ha presentado en el MUSAC (Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León). Peculiar invitación que sumerge su Museo en otro Museo, instalando al mismo tiempo una reflexión sobre las condiciones de su establecimiento y sus posibilidades enunciativas. Las fotografías aquí presentadas son parte de aquella instalación (2005), y en ellas observamos su mecanismo de trabajo donde la apropiación pictórica sirve como homogenizador de las obras en una ficción que, sin embargo, permite un diálogo de sentidos alternos en ida y vuelta constante.
La mención que hago al proyecto de Gamarra en relación a los últimos acontecimientos no es nada gratuita. Considero fundamental establecer una diferencia entre la construcción física y estructural del Museo -que el IAC ha vuelto a emprender en Barranco-, y su edificación en tanto tejido de memoria y de historia. Esto último no nos debería remitir tanto al levantamiento de sus paredes y techos, sino a la articulación de un conjunto de redes interpretativas que se permitan dislocar los cimientos donde los discursos suelen ser instalados. La labor de un posible MAC entonces más que apuntar a ser establecimiento rector y dogmático del sentido, debería ser interpelativo e incentivar a su constante desplazamiento. [1]
En ese mismo horizonte considero que LIMAC consigue, entre otras cosas, re-situar reflexivamente el lugar del enunciado -y especialmente del compromiso discursivo que todo museo asume a modo de levantamiento histórico-, interrogando su propio soporte y sus posibles vías de libre tránsito. Alguien debería sugerirle a los del IAC que se den una vueltita mental por este Museo, de algo podría servir. En todo caso, ya el proyecto de Gamarra lleva buen tiempo en marcha y habrá que prestarle mucha atención porque su éxito no sólo depende de la calidad ficcional de las instalaciones que ella pueda recrear, sino de la articulación real y el intercambio vivo que éste permita, aún si es en el territorio de lo virtual (y lo imaginario).
Espero puedan darse un tiempo para visitarlo.
LIMAC web >>> www.li-mac.org
[1] Parte de las reflexiones sobre la construcción y la edificación en relación a la idea de Museo las debo a un señalamiento del crítico chileno Justo Pastor Mellado. Para ampliar sus reflexiones en el terreno de lo curatorial véase «El curador como productor de infraestructura» Febrero, 2002.
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