sábado, febrero 17, 2007

Contribuciones a la historia

Dos meses atrás se presentó una nueva publicación de la serie que la Fundación Espigas y el Fondo para la Investigación del arte argentino (FIAAR), con el patrocinio de Fundación Telefónica, editan a los ganadores del Premio a la Investigación en la Historia de las Artes Plásticas, concurso realizado de forma anual en Argentina y que se constituye en uno de los impulsos más notables a la investigación en artes visuales. No debe sorprender que este premio vaya ya por su XI edición (por cierto el tema de este año es "El rol del crítico de arte en la Argentina del Siglo XX", lo cual promete buenísimos ensayos), es encomiable la forma en la cual la escena argentina estimula y garantiza el trabajo de investigación como coordenada vital de la construcción de historia. La sola existencia de una plataforma como la Fundación Espigas o del Centro Argentino de Investigadores de Arte (CAIA) bien advierte el cuidado con el cual apuestan por la recuperación y preservación de fuentes, estimulando la investigación y su necesaria publicación, desplazando adecuadamente los debates a la esfera pública. No sorprende tampoco notar que es muy posiblemente el arte argentino el que mejor y más rigurosamente ha revisado su propia historia en los últimos quince años en relación a sus vecinos latinoamericanos, permitiéndose cuestionar los relatos locales instalados e incluso desestabilizando las miradas globales sobre los períodos quizá más referidos y discutidos en tiempos recientes: el de las llamadas vanguardias históricas, y los críticos y polémicos años sesenta y setenta.

Este interés no sólo se trasluce en la constante publicación de compilaciones de ensayos y libros en el extranjero, como el notable e imprescindible Listen Here, Now!: Argentine Art of the 1960's : Writings of the Avant-Garde que Inés Katzenstein editara a través del MoMa -y que este año se edita en español según me señaló una de las autoras-, sino también por la presencia creciente de sus voces y opiniones al momento de articular miradas críticas latinoamericanas e intercontinentales. Una de aquellas voces significativas es justamente la de Ana Longoni -incluida también en el libro de Katzenstein-, quien viene construyendo una serie de redes históricas e historiográficas valiosísimas sobre los años sesenta en Argentina, y cuya proyección se extiende a través de conexiones epocales a nuestros países, distinguiendo especialmente los vínculos entre vanguardia plástica y vanguardia política.

La mirada que Longoni ha empezado a perfilar en los últimos años la aproxima hacia una interrogación directa del conceptualismo latinoamericano y sobre aquellas prácticas artísticas surgidas en escenarios de confrontación política, y que en muchos casos lograron disolver sus márgenes en el propio ejercicio social. Un apuntalamiento que exige repensar el surgimiento de tendencias vanguardistas, experimentales y conceptuales -en nuestros países- en coordenadas diferentes a las erigidas durante los últimos treinta años por los grandes relatos de los centros hegemónicos.

Y viene al caso este comentario porque la última publicación del Premio a la Investigación..., al cual hacía alusión al inicio de este texto, edita los dos textos premiados en el 2005 bajo el título de Arte y Literatura en la Argentina del Siglo XX: uno de Longoni titulado «El Deshabituador. Ricardo Carreira en los inicios del conceptualismo» y otro de Viviana Usubiaga bajo el titulo «Arturo y ellos. Diálogos entre la poesía de Arturo Carrera y la pintura contemporánea en la postdictadura argentina». Dos textos de aporte superlativo.


El texto de Longoni -que ya había podido leerlo a mediados del año pasado gracias a una deferencia de la autora- desliza una serie de reflexiones iniciales sobre el horizonte del conceptualismo latinoamericano dentro de la mirada global, y la necesidad de reposicionar los parámetros de lectura crítica sobre nuestros contextos. Ello implica des-subordinar el discurso del conceptualismo, teniendo como eje fundamental nuestras particulares condiciones de producción y circulación, y evitando la lectura tan habitual -y estoy pensando ahora también en el contexto limeño- de medir o valorar (y desmerecer en muchos casos) estas prácticas experimentales en relación directa con sus pares norteamericanos o europeos. Esta idea de 'puesta al día' que Longoni critica en tanto parámetro que restrige una lectura cabal del contexto, ha sido también en nuestra escena una guía -tal vez involuntaria- que ha permitido mirar con desidia aquellos años sesenta por parte de la investigación y mínima historiografía local sobre el tema.

Me alegra infinitamente que se ponga en circulación este nueva edición de ensayos. Este Premio es definitivamente una plataforma de valiosas contribuciones a la historia argentina y latinoamericana. Y es sobre todo un excelente vehículo para desplazar ideas agudas capaces de incidir en esos espacios invisibles y lagunares de la historia. Un estímulo que, de existir tal vez en un contexto como el nuestro, podría quizá avivar en algo el mínimo ánimo que existe por la investigación en arte contemporáneo. Un aliento que merecería ser ya tomado en cuenta si es que realmente se intenta apostar por la revisión crítica de nuestro arte del S. XX. Y dado que en los espacios universitarios el pensamiento sobre la producción artística está seriamente limitado -piénsese en la Facultad de Arte de la Universidad Católica, su inexistente interés por entender la creación como un espacio reflexivo y su nula política editorial-, sea ésta tal vez la mejor oportunidad para que instituciones privadas (Fundación Telefónica de Lima por ejemplo) asuman un compromiso diferente. De todas formas, tengo la extraña sensación que se vienen años significativos de producción escrita. Ojalá, en verdad, que estas energías (individuales o colectivas) sepan ser bien respaldadas.

2 comentarios:

Max dijo...

Miguel, he recibido el libro Post-Ilusiones (felicitaciones, btw), así que uno, desde la distancia –considerando además otras publicaciones en ciernes— podría decir que hay vientos de cambio en Lima/Perú en el ámbito editorial (obviamente que a ese respecto lo fundamental del nexo entre investigación y educación se revela, irónicamente, en su virtual ausencia). Aún así considerando lo dicho, tu propio blog da cuenta de que a veces el único respaldo seguro es el de la propia iniciativa y el propio interés y esfuerzo. Veremos que pasa en este nuevo año (el del chancho me refiero).

Miguel López dijo...

Me alegra que hayas recibido finalmente el libro Max, ya lo presentaremos muy pronto, estamos ultimando detalles. Yo también creo que hay vientos de cambio en Lima. Y de forma personal te cuento que estoy muy satisfecho con el trabajo de investigación y escritura desarrollado en los últimos tiempos, tal vez me siento más cómodo con esto que con la propia curaduría, algo que no podía haberlo previsto.

Obviamente no es lo mismo trabajar sobre temas con extensa historiografía -como el libro 'Post-ilusiones...' que aborda el período de 1980/2006-, que enfrentar temas con referencias veladas u obstruídas -como el arte experimental en los años sesenta-. Y tiene mucho de emocionante eso de ir a tientas todo el tiempo, sólo iluminados tal vez por la confianza propia y los pocos entusiasmos de algunos protagonistas.

Estos últimos dos años de trabajo e investigación han cambiado definitivamente mi mirada del arte contemporáneo peruano, además de hacerme entender cuan imprescindible es el trabajo de recuperación rigurosa de fuentes, la importancia de tejer nuevas redes interpretativas y especialmente tener miradas críticas sobre los pocos relatos instalados del arte del S. XX. Hay una cantidad de experiencias y situaciones que han quedado obturadas para la memoria de las artes visuales, opacadas tal vez por los 'grandes artistas' y sus 'grandes narrativas'. Creo que ya era de hora de ponernos algo benjaminianos y empezar a mirar esas historias que han quedado en la sombra, en el olvido, pero no por la mera invisibilidad sino por la posibilidad -y tengo confianza en esto- de que estas experiencias redefinan el horizonte de una práctica artística que en Lima nunca se ha caracterizado por ser esencialmente reflexiva o beligerante.

Es decir, me interesa poder reinsertar nuevos referentes de arte crítico. Creo que el trabajo hecho por Gustavo Buntinx en referencia a E.P.S. Huayco es una labor notable, no sólo a nivel interpretativo sino por lo que significa la reedición de una serie de documentos sobre ese mismo período. Una labor que intente ser un aporte real a la historia debe necesariamente pensar en reinsertar, para la discusión pública, documentos que permitan a enfoques posteriores tejer nuevas tramas de sentido.

De hecho una de las cosas que más me alegra del libro 'Post-ilusiones...' es justamente editar algunos documentos que habían quedado desplazados o inéditos dentro de las casi inexistentes publicaciones sobre arte peruano contemporáneo. Por ejemplo colocar los stills de la acción no-objetual 'Lima en un árbol'; la plancha íntegra de contactos de Mariella Agois de la exposición 'Arte al paso' de E.P.S. Huayco; la acción/intervención de Villanes; la imagen en color de 'Coquito' de Fernando Bedoya o incluso detalles de 'Perfil de la mujer peruana' de Teresa Burga, una obra de arte conceptual de corte sociológico muy significativa que prácticamente ha caído en el total olvido.

Tejer un relato visual, recuperar estas obras y reinsertarlas en el imaginario y discusión pública es tan importante como volver a poner en circulación fuentes escritas. Y creo que al menos nosotros estamos absolutamente comprometido con la tarea. Y además te digo que va a ser un buen año (el de chancho) porque este es justamente mi año, jaja. Así que comenzamos con el pie derecho en marzo con la expo y la presentación del libro, y luego vienen otras varias sorpresas que ya anunciaré. ;)